Infokrisis.-  Los viejos usos de la masonería obligan a que, como hemos dicho,  solamente puedan acceder a la orden “hombres libres y de buenas  costumbres”, ni esclavos, ni mujeres. Pero aún más restricciones. Las  Constituciones de Anderson añaden que “El Aprendiz debe ser también un  joven perfecto, sin mutilaciones, sin vicios corporales, nacido de  padres honrados”. Y también se ha mantenido en algunas logias el llamado  “Ostracismo de la Letra B” que prohíbe el acceso a las logias a los  tartamudo (en francés bègues), bastardos, tuertos (en francés, borgne), bizcos, cojos (en francés boiteux), jorobados (en francés bussus) y bribones[1]. ¿Y en cuanto a la homosexualidad?
Robert Ambelain dice textualmente respecto a este tema: “Si  el homosexual se inclina hacia el ocultismo, tendrá tendencia a caer en  el satanismo o, al menos, en la magia inferior. La Organización Mundial  de la Salud clasifica a la homosexualidad entre las enfermedades, con  los peligros que comporta desde el punto de vista fisiológico, sobre  todo en los sujetos masculinos (especialmente con el nuevo virus del  terrible SIDA, sin olvidar las clásicas enfermedades venéreas, ahora en  recrudescencia porque los hombres que se prostituyen no se someten a  higiene vigilada como hacen las profesionales). Está causada  astrológicamente por la conjunción de Venus y Saturno en oposición a  Neptuno, o por la conjunción de Venus y Neptuno en oposición a Saturno, o  por la conjunción de Saturno con el Sol, la Luna y uno de los Nudos  lunares. La bisexualidad no entra al parecer en esta categoría. El  homosexual suele ser inestable, indeciso, egoísta, avaro, intransigente,  orgulloso, celoso aunque infiel, ingrato”.[2]
Tal  es la opinión de un prominente masón, fallecido no hace mucho, en una  obra escrita en la liberal Francia en 1985. El historial masónico de  Robert Ambelain es impresionante[3]  (a pesar de un innegable olor sulfuroso), así que su opinión es  autorizada… y es la que hemos trascrito. Así pues, no hay duda. Es  posible –es seguro- que la masonería será tolerante en relación con las  afinidades sexuales de cada cual… pero, en absoluto ningún masón será  impulsado por la Orden a realizar una campaña a favor de igualar los  derechos de las parejas gays a los derechos de los matrimonios  heterosexuales. Como siempre, hay un “pero”…
El  pero es que todo esto afecta a las obediencias mayoritarias, pero, como  siempre, existen masonerías irregulares y disidentes que enfatizan  precisamente sobre los derechos de los homosexuales, en especial, porque  cuentan entre sus filas con un porcentaje significativo de gays.
Hay  incluso una obediencia que fue promovida mayoritariamente por  homosexuales: la Co-Masonería vinculada a la Sociedad Teosófica y que ha  constituido (con tensiones frecuentes) la rama anglosajona del Derecho  Humano. De hecho ”Co-Masonería” indica plano de igualdad entre hombre y  mujer. De lo que no se dice nada es de homosexualidad, pero la biografía  de los fundadores es suficientemente significativa, como veremos. 
En  otras obediencias, ha habido innovaciones en los últimos años. En marzo  de 2005 se produjo en una logia de París una de esos problemas  inesperados que acompañan a la modernidad. Un miembro del taller había  pasado por un tratamiento hormonal y el quirófano hizo aquello que la  química no alcanzó a hacer: transformarlo de hombre a mujer. ¿Cómo debía  actuar una logia que solamente admitía la iniciación masculina? En 2006  se anunciaba que la Gran Logia Femenina de Francia había celebrado una  “Ceremonia Solemne de Reconocimiento Conyugal” de una pareja de  lesbianas. Una de las cónyuges, una mujer de sesenta años, explicaba: "Hacemos esto porque este gesto tiene alcance político, para aproximarnos a la igualdad de los derechos, sin ninguna exclusiva" añadiendo: "No  hay persecución o exclusión en la GLFF, pero no hay posición al  respecto y nuestra idea busca que la pareja homosexual sea normalizada". Lo que indicaba que el episodio se trataba de una excepción.
En un artículo comentando este episodio[4], el autor se hacía el siguiente cálculo: “si el 5% de la humanidad es homosexual –dato dudoso- existirán 325 millones de  homosexuales  y si se mantiene la proporción en el interior de la Orden sobre una  base mundial de de 4 o 5 millones de Masones, el numero de homosexuales  en ella debe estar entre 200.000 y 250.000… Siendo muy cuestionable  todas estas cifras (la densidad de homosexuales de San Francisco no es  la misma que la de Tombuctú…), lo cierto es que siempre han existido  masones homosexuales (Oscar Wilde entre otros), pero también es cierto  que nunca han hecho “pastoral” de su condición sexual. 
La  masonería francesa es la que más lejos ha llegado respecto a la  integración de homosexuales llegando a constituir una asociación, Les  Enfants de Cambacérès[5],  integrada por homosexuales de ambos géneros que pertenecen a diferentes  Grandes Logias. Así mismo existe también una asociación de Masones gays  y lesbianas de diferentes Grandes Logias denominada "Fraternite Arc en Ciel"[6]  (Fraternidad Arco Iris) creada en el mes de mayo de 2003. Podríamos  seguir. En el mundo anglosajón existen movimientos similares.
En  general, la tolerancia masónica hace que se contemple la homosexualidad  como un signo de los tiempos. Ahora bien, no es frecuente –sino más  bien todo lo contrario- que la masonería sea particularmente proclive a  la homosexualidad. A fin de cuentas cumple sus funciones de männerbunde,  sociedad de hombres, y no es ningún secreto donde terminan  frecuentemente los congresos internacionales de altos grados y las  juergas –no precisamente gays- que siguen a muchas tenidas. Nada de todo  es criticable, e incluso recuerda que la masonería está formada por  seres humanos con ganas de diversión y que experimentan como cualquier  mortal impulsos y la acción de las hormonas. Raro sería lo contrario.  Pero dentro de la masonería actual, ni existe un porcentaje de masones  homosexuales en número superior al que pueda haber en la sociedad, ni la  masonería como institución –al menos en lo que se refiere a las  obediencias regulares- manifiesta, aparentemente, excesivo interés en la  defensa de las distintas modalidades sexuales. 
También  aquí hemos puesto un especial énfasis en aludir a “obediencias  regulares”. En cuanto a las irregulares hay de todo. El caso de la  Co-Masonería anglosajona es significativo.
Hemos  dicho que la Co-Masonería nació íntimamente vinculada a la teosofía.  Desde el arranque de la Sociedad Teosófica siempre había existido un  nexo conductor que llevaba de la Blavatsky y de su entorno a las  obediencias masónicas irregulares. René Guénon lo reconoce:  “Paralelamente a su obra religiosa –o más bien, seudorreligiosa-, que  hemos expuesto, Mme. Besant realizó otra de carácter ent3ramente  diverso: una obra masónica. Vimos ya que desde sus orígenes hubo en la  Sociedad Teosófica muchos masones y también alrededor de la misma  sociedad” Y, más adelante, añade: “se trataba de relaciones puramente  individuales, que no atañían ni comprometían a ninguna organización  masónica y jamás hubo otras entre la Sociedad Teosófica y la masonería  “regular” o formal”[7].
Solamente  unas líneas más adelante, Guénon realiza la precisión fundamental, a la  vista de que los teósofos insisten en identificar su organización con  la masonería: “es preciso hacer las distinciones necesarias y decir de  qué masonería están hablando”. Luego, correctamente, identifica entre  obediencias “regulares” e “irregulares”. Y son estas últimas con las que  el teosofismo tiene relaciones estrechas incluso hoy. Guénon alude a  “una de las figuras más curiosas de esta masonería “irregular”, el  inglés John Yarker, fallecido en 1913; autor de numerosas obras sobre la  historia y el simbolismo masónico; temas acerca de los que profesaba  ideas muy particulares”. Yarker era miembro de la Societas Rosicruciana  in Amnglia, había sido amigo de Manzini y Garibaldi y en ese ambiente  conoció a la Blavatsky que lo nombró miembro de honor de la Sociedad  Teosófica. A cambio –dice Guénon- Yarker le concedió el título de  Princesa Coronada (el más elevado de los grados de adopción del Rito de  Menphis-Misraïm del que Yarker era Gran Hierofante que afirmaba hacer  recibido de Garibaldi. 
De  todas formas hay que reconocer que el trabajo masónico de la Blavatsky  es irrelevante y palidece junto a su obra de promoción y lanzamiento de  la Sociedad Teosófica. Cuando, ésta fue sustituida por Annie Besant, las  cosas fueron mucho más allá. La Besant antes de incorporarse al  teosofismo había militado durante mucho en el sufragismo del que llegó a  ser un exponente importante. Así como la Blavatsky se había contentado  con desempeñar un papel honorífico en la masonería, no iba a ocurrir lo  mismo con Annie Besant. En tanto que antigua sufragista no consideraba  que la condición de masón “adoptada” fuera la conviniera a la mujer  dentro de las logias. Guénon rubrica: “precisaba una Masonería que  admitiera a las mujeres en pie de absoluta igualdad con los hombres”[8].
Por  eso, cuando ocurrió en Francia el episodio protagonizado por Maria  Deraismés y Georges Martin, Annie Besant pidió su ingreso en esta  obediencia. En efecto, a partir de ahí su carrera fue meteórica dentro  alcanzando las más altas funciones: fue Venerable de Honor de la Logia  de Londres, fundó en Adyar (India) la logia Rising Sun; fue  vicepresidente del Supremo Consejo Universal Mixto y delegada nacional  del mismo Consejo para Gran Bretaña. Utilizando ese cargo organizó la  rama inglesa del Derecho Humano con el nombre de Co-Masonería, llegando a  adquirir las logias implantadas en el mundo anglosajón y en sus  dependencias coloniales una relativa autonomía en relación al resto de  logias afiliadas al Supremo Consejo Universal Mixto. Annie Besant,  reformó los estatutos afirmando que los adaptaba a la mentalidad  anglosajona que, en realidad, alteró los rituales establecidos por el  Derecho Humano y que, desde entonces ha sido considerada como fuente de  tensiones en la obediencia. Los masones franceses originarios eran más  bien ateos, republicanos, progresistas, librepensadores y orientados a  la izquierda, mientras que el contingente dirigido por la Besant –la  Co-Masonería- era seudoespiritualista y ocultista.
En  el año 1913 la Co-Masonería Británica actuaba más o menos  independientemente habiendo nombrado a un Gran Maestre, la propia  Besant, asistida por Ursula Bright, su amiga íntima. El Gran Secretario  era James I. Wodgwood, así mismo teósofo; el representante para las  Indias Orientales era Francesca Arundale tía de otro prominente miembro  de la Sociedad Teosófica. En 1909, la Besant había fundado la logia  madre de esta obediencia en América, en la ciudad de Chicago y la  vicepresidencia de la federación americana de la Co-Masonería, Alida de  Leeuw era así mismo teósofa). Sin embargo, la teosofía francesa no  consiguió ser hegemónica en relación a los herederos de Georges Martin.
Annie  Besant se había cuidado de que las obsesiones ocultistas que la movían  no emergieran inmediatamente en la Co-Masonería. Sabía que si lo hacía  se enfrentaría a George Martin quien había escrito: “La Orden Masónica  Mixta Internacional esl a primera potencia masónica mixta, filosófica,  progresista y filantrópica, organizada y constituida en el mundo, que se  eleva por encima de todas las preocupaciones de ideas filosóficas o  religiosas que puedan profesar los que pieden llegar a ser miembros”. No  había pues lugar para el ocultismo. Martín añadía: “La Orden quiere  interesarse principalmente en los intereses vitales del ser humano sobre  la tierra; quiere estudiar sobre todo en sus Templos los medios para  relizar la Paz entre todos los pueblos y la justicia social, que  permitirá a todos los humanos gozar durante su vida de la mayor suma  posible de felicidad moral así como también de bienestar material”.  Concluía: “No ateniéndose a ninguna revelación divina y afirmando bien  alto que no es más que una emanación de la razón humana, esta  institución fraternal no es dogmática ni racionalista”[9].
El  punto común entre el Derecho Humano y la Co-Masonería, lo que facilitó  que pudieran trabajar juntas en una misma estructura era, solamente, la  iniciación de la mujer y la defensa de las logias mixtas. La  Co-Masonería declaraba: “La Orden de la Co-Masonería Universal, fundada  sobre la Libertad de Pensamiento, la Unidad, la Moral, la Caridad, la  Justicia, la Tolerancia y la Fraternidad, está abierta a los hombres y a  las mujeres, sin distinción de raza y religión”[10].  Era evidente que la Besant jugaba con dos barajas. En esas mismas  fechas y en el curso de una misiva a W.T. Otead, había escrito: “Lo que  queremos hacer ahora es embarcarnos en un período constructivo, durante  el cual la Sociedad Teosófica se esforzará por hacer de sí el centro de  la Religión del mundo, Religión de la que el Budismo, el Cristianismo,  el Islamismo, y todas las demás sectas sean partes integrantes…  Efectivamente, consideramos, y no sin sólido fundamento para nuestra  creencia, que solamente nosotros representamos a la Iglesia Universal  ecléctica y realmente católica, reconociendo como hermanos y como fieles  a todos aquellos que, bajo cualquier forma de culto, buscan la verdad y  la justicia”[11].
Lo  que Annie Besant, sobre las huellas de la Blavatsky aspiraba era a  construir una nueva religión mundial y la Co-Masonería debería ser una  institución auxiliar. Dos de los principales exponentes de la  Co-Masonería eran dos altos cargos de la teosofía sobre los que vale la  pena que nos detengamos ligeramente: Charles Leadbeater y James I.  Wedgwood.
Ambos  eran dos almas gemelas. Homosexuales, extravagantes, aficionados a la  magia, al ocultismo, y que “ejercían una influencia inexplicable en  mujeres maduras”[12].  Wedgwood frecuentó durante un tiempo a la Iglesia Ortodoxa e incluso  contempló ordenarse, pero finalmente ingresó en la Sociedad Teosófica de  la que llegó a ser secretario de su sección inglesa en 1911. Como a  Leadbeater, le gustaban los rituales, contra más floridos mejor. Y en  este terreno la teosofía era más bien limitada. Así que tanto Leadbeater  como Wedgwood crearon organizaciones satélites de la teosofía en las  que dieron rienda suelta a su imaginación. El segundo había formado una  obediencia rosacruciana, prólija en rituales que tuvo poco éxito, así  que no dudó en afiliarse a la Co-Masonería en donde alcanzó a dirigir la  rama inglesa. Sin embargo, las quejas se multiplicaron contra él.  Acusado de sodomía, algunas logias teosóficas exigieron una  investigación. La policía entró en juego y un detective privado constató  que Wedgwood “había sido visto visitando no menos de dieciocho  urinarios públicos en el término de dos horas”. Otro tanto le ocurrió a  Charles Leadbeater, así mismo miembro de la Sociedad Teosófica y de la  Co-Masonería (además de “obispo” de la Iglesia Católica Liberal, otro  círculo en la órbita teosófica) que conoció idénticos problemas en su  retiro australiano. El propio padre de Krisnhamurti protestó en varias  ocasiones –y por vía judicial- contra los “afectos” que recibían sus dos  hijos, Krishna y su hermano Nitya, del “obispo” Leadbeater. En cuanto a  Wedgwood siguió llevando una vida de excesos hasta el final de sus  días, hasta 1951 cuando falleció en el centro teosófico de Tekels Park,  completamente loco. 
Leadbeater  había sido acusado de pederastía por primera vez en 1906. El hijo del  secretario de la Sección Esotérica de la Teosofía en Chicago confesó que  Leadbeater le había enseñado a masturbarse. A esta acusación se sumó  otra en idéntica dirección. Luego estaba la vox populi, la rumorología  interior de la Sociedad Teosófica y los detalles del comportamiento de  Leadbeater que lo configuraban como una persona irresistiblemente  atraída por menores de edad de su propio sexo. La atracción que sintió  por Jiddu Krisnhamurti y por su hermano Nitya, seguramente entran en la  misma dirección. A raíz de todo esto, Leadbeater presentó su dimisión de  la Sociedad Teosófica a la que volvería en 1909, cuando Annie Besant  asumió la dirección. Hubo más casos de denuncias por corrupción de  menores y sodomía.
Annie  Besant se negó a tomar medidas contra Leadbeater y contra Wedgwood y,  siempre los consideró “poderosos iniciados”. Además, en determinados  medios ocultistas la acusación de homosexualidad se justifica con una  base “esotérica”. ¿Acaso no habían sido acusados los caballeros  templarios de sodomía? ¿acaso uno de los rituales de su iniciación en el  “capítulo secreto” del Temple no implica el dar un beso en la base de  la columna vertebral? Esta polémica dura todavía hoy y es frecuente  reencontrarla en medios ocultistas. En la Co-Masonería está todavía  mucho más presente en la medida en que la propia Annie Besant declaró  que su intención era que la masonería retornara a la “pureza originaria”  (o, al menos, a lo que ella consideraba como tal) y eso implicaba,  necesariamente, entroncar con la iniciación templaria. Para pederastas  contumaces como Leadbeater y Wedgwood ahí estaba la excusa para  justificar sus devaneos detrás de adolescentes: a fin de cuentas se  trataba solamente de activar el “despertar de la kundalini”, la  serpiente de energía que, albergada mientras está dormida en la base de  la columna vertebral (cerca del ano, por ser más claros), es preciso  despertar mediante el “aliento de vida” que el iniciador e hierofante de  la ceremonia da al aspirante a la iniciación. 
Así  pues, los Weedgood y los Leadbeater facilitaron una justificación  “mágica” para su homosexualidad. A esto se unía el carácter  particularmente liberal y heterodoxo de la Co-Masonería cuya razón de  ser era, precisamente, el tema de si la mujer tenía derecho o no a la  iniciación. La Co-Masonería, en la línea con el Derecho Humano,  afirmaban que sí… y, a partir de ahí, era también previsible que el paso  siguiente consistiera en plantear si el “tercer y cuarto sexos” podían  también tener derecho a la iniciación. Ya hemos visto que algunos no se  limitaron a contestar afirmativamente, sino que crearon verdaderos  círculos homosexuales dentro de la teosofía y de sus grupos periféricos.  En cuanto a Annie Besant, la notoria sufragista, da la sensación de que  se vio rebasada por sus ayudantes en el seno de la Co-Masonería. Peter  Washington cuenta que deploraba los excesos sexuales de Leadbeater y de  Weedgood, pero los ayudó hasta el final. Weedgoof, disfrazado con el  uniforme de obispo de la Iglesia Católica Liberal pasó la frontera belga  con el puño del báculo obispal lleno de cocaína, su otra afición[13]. El por qué de su silencio es algo inexplicable  que  solamente ella podría iluminar. Lo cierto es que en las logias  anglosajonas de la Co-Masonería la homosexualidad estuvo presente y  justificada por razones “mágicas”, en una época en la que cuando las  otras obediencias masónicas exigían como condiciones para la iniciación  “ser hombre libre y de buenas costumbres”, daban por sentado que la  homosexualidad no era una de esas buenas costumbres.
En  la actualidad, la influencia de la Co-Masonería es muy pequeña, incluso  en el medio anglosajón. No parece probable que esta obediencia  irregular haya estado en condiciones de impulsar el formidable  movimiento de apoyo a las reivindicaciones gays que se ha propagado por  todo Occidente, a partir de los EEUU,  y del que el presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero es máximo valedor en nuestro país. 
Nuestra  excursión a lo largo de la masonería irregular nos ha servido para  ponernos en la pista de determinadas organizaciones ocultistas, como la  Sociedad Teosófica y algunos de sus círculos concéntricos, como la  Co-Masonería, pero no nos ha permitido realizar ningún tránsito de lo  global a lo particular de la situación que vive en la actualidad nuestro  país con la ingeniería social del zapaterismo. 
Para  aproximarnos algo más al tema será necesario estudiar a otra  organización de la misma familia creada por Alice Ann Bailey con el  concurso de su marido, Foster Bailey, ambos, por cierto, miembros de la  Co-Masonería anglosajona. Tal será el objetivo del próximo capítulo.
[1] Expuesto por Roberto Ambelain en El secreto de la masonería, Martínez Roca, Barcelona 1985, págs. 163 y sigs.
[2] Id., pág. 165.
[3]  Robert Ambelain: nacido el 2 de septiembre de 1907, autor entre 1936 y  1985 de 42 obras. Su historial masónico se resume así: entra en  masonería el 26 de marzo de 1939 en la logia “Jerusalem des Vallées  Égiptiennes”, Rito de Menphis-Misraïm; recibido como Compañero y Maestro  en 1941, clandestinamente en la Francia ocupada por los alemanes;  estableció una logia clandestina en su propio domicilio; recibe todos  los grados del Rito Escocés Antinuo y Aceptado: recibe todos los grados  del Rito Escocés Rectificado; recibe todos los grados del Rito Antinuo y  Primitivo de Menphis-Misraïm hasta el 95º; recibe todos los grados del  Rito Sueco; Gran Maestre ad vital para Francia del Rito de  Menphis-Misraïm, el de Gran Maestre Mundial Adjunto (1943-44) y el de  Gran Maestre Mundial de dicho rito (1962). Así mismo participó en  diversas organizaciones esotéricas occidentales como la Orden  Kabalística de la Rosacruz, la Iglesia Gnóstica Apostólica y la Orden  Martinista, en las que fue alto dignatario. A lo que se unen media  docena de títulos honorarios y, finalmente, el título que más le honra  de “compañero imaginero adoptado del Tour de France” concedido por la  Unión Compagnonique des Devoirs Unis con el nombre compagnico de  Parisien-la-Liberté. Falleció en 1997.
[5]  En honor del masón homosexual Jean Jacques Regis de Cambacérès, (1753 –  1824), Duque de Parma, Archiduque del Imperio, segundo cónsul de la  República francesa, después del 18 de brumario, de 1799, académico de  Francia, uno de los autores principales del Código Civil Napoleónico. En  su vida Masónica desempeñó la dignidad de Gran Maestro Adjunto del Gran  Oriente de Francia desde 1806 hasta 1815, periodo en el cual se crearon  1.200 Logias bajo su influencia, y además fue miembro activo del  Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La asociación tiene  un sitio web: Los Hijos de Cambaceres" en su página web http://www.cambaceres.net/
[7] El Teosofismo, René Guenon, Editorial Obelisco, Barcelona 1987, pág. 245 y sigs.
[8] Ibidem, pág. 249.
[9] La Lumière Maçonique, noviembre-diciembre de 1912, pág.472 y 473.
[10] El Teosofismo, op. cit., pág. 253
[11] Citado por Guenon, op. cit., pág 254.
[12] Peter Washington, El Mandril de la Blavatsky, Ediciones Destino, Barcelona 1993, pág. 142.
[13] El Mandril… op. cit., pág. 257.