INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

domingo, 17 de octubre de 2010

La doctrina excéntrica (III de VI). Mundo gay en el arranque de cierta masonería (Parte C)

Infokrisis.- Los viejos usos de la masonería obligan a que, como hemos dicho, solamente puedan acceder a la orden “hombres libres y de buenas costumbres”, ni esclavos, ni mujeres. Pero aún más restricciones. Las Constituciones de Anderson añaden que “El Aprendiz debe ser también un joven perfecto, sin mutilaciones, sin vicios corporales, nacido de padres honrados”. Y también se ha mantenido en algunas logias el llamado “Ostracismo de la Letra B” que prohíbe el acceso a las logias a los tartamudo (en francés bègues), bastardos, tuertos (en francés, borgne), bizcos, cojos (en francés boiteux), jorobados (en francés bussus) y bribones[1]. ¿Y en cuanto a la homosexualidad?

Robert Ambelain dice textualmente respecto a este tema: “Si el homosexual se inclina hacia el ocultismo, tendrá tendencia a caer en el satanismo o, al menos, en la magia inferior. La Organización Mundial de la Salud clasifica a la homosexualidad entre las enfermedades, con los peligros que comporta desde el punto de vista fisiológico, sobre todo en los sujetos masculinos (especialmente con el nuevo virus del terrible SIDA, sin olvidar las clásicas enfermedades venéreas, ahora en recrudescencia porque los hombres que se prostituyen no se someten a higiene vigilada como hacen las profesionales). Está causada astrológicamente por la conjunción de Venus y Saturno en oposición a Neptuno, o por la conjunción de Venus y Neptuno en oposición a Saturno, o por la conjunción de Saturno con el Sol, la Luna y uno de los Nudos lunares. La bisexualidad no entra al parecer en esta categoría. El homosexual suele ser inestable, indeciso, egoísta, avaro, intransigente, orgulloso, celoso aunque infiel, ingrato”.[2]
Tal es la opinión de un prominente masón, fallecido no hace mucho, en una obra escrita en la liberal Francia en 1985. El historial masónico de Robert Ambelain es impresionante[3] (a pesar de un innegable olor sulfuroso), así que su opinión es autorizada… y es la que hemos trascrito. Así pues, no hay duda. Es posible –es seguro- que la masonería será tolerante en relación con las afinidades sexuales de cada cual… pero, en absoluto ningún masón será impulsado por la Orden a realizar una campaña a favor de igualar los derechos de las parejas gays a los derechos de los matrimonios heterosexuales. Como siempre, hay un “pero”…
El pero es que todo esto afecta a las obediencias mayoritarias, pero, como siempre, existen masonerías irregulares y disidentes que enfatizan precisamente sobre los derechos de los homosexuales, en especial, porque cuentan entre sus filas con un porcentaje significativo de gays.
Hay incluso una obediencia que fue promovida mayoritariamente por homosexuales: la Co-Masonería vinculada a la Sociedad Teosófica y que ha constituido (con tensiones frecuentes) la rama anglosajona del Derecho Humano. De hecho ”Co-Masonería” indica plano de igualdad entre hombre y mujer. De lo que no se dice nada es de homosexualidad, pero la biografía de los fundadores es suficientemente significativa, como veremos.
En otras obediencias, ha habido innovaciones en los últimos años. En marzo de 2005 se produjo en una logia de París una de esos problemas inesperados que acompañan a la modernidad. Un miembro del taller había pasado por un tratamiento hormonal y el quirófano hizo aquello que la química no alcanzó a hacer: transformarlo de hombre a mujer. ¿Cómo debía actuar una logia que solamente admitía la iniciación masculina? En 2006 se anunciaba que la Gran Logia Femenina de Francia había celebrado una “Ceremonia Solemne de Reconocimiento Conyugal” de una pareja de lesbianas. Una de las cónyuges, una mujer de sesenta años, explicaba: "Hacemos esto porque este gesto tiene alcance político, para aproximarnos a la igualdad de los derechos, sin ninguna exclusiva" añadiendo: "No hay persecución o exclusión en la GLFF, pero no hay posición al respecto y nuestra idea busca que la pareja homosexual sea normalizada". Lo que indicaba que el episodio se trataba de una excepción.
En un artículo comentando este episodio[4], el autor se hacía el siguiente cálculo: “si el 5% de la humanidad es homosexual –dato dudoso- existirán 325 millones de  homosexuales y si se mantiene la proporción en el interior de la Orden sobre una base mundial de de 4 o 5 millones de Masones, el numero de homosexuales en ella debe estar entre 200.000 y 250.000… Siendo muy cuestionable todas estas cifras (la densidad de homosexuales de San Francisco no es la misma que la de Tombuctú…), lo cierto es que siempre han existido masones homosexuales (Oscar Wilde entre otros), pero también es cierto que nunca han hecho “pastoral” de su condición sexual.
La masonería francesa es la que más lejos ha llegado respecto a la integración de homosexuales llegando a constituir una asociación, Les Enfants de Cambacérès[5], integrada por homosexuales de ambos géneros que pertenecen a diferentes Grandes Logias. Así mismo existe también una asociación de Masones gays y lesbianas de diferentes Grandes Logias denominada "Fraternite Arc en Ciel"[6] (Fraternidad Arco Iris) creada en el mes de mayo de 2003. Podríamos seguir. En el mundo anglosajón existen movimientos similares.
En general, la tolerancia masónica hace que se contemple la homosexualidad como un signo de los tiempos. Ahora bien, no es frecuente –sino más bien todo lo contrario- que la masonería sea particularmente proclive a la homosexualidad. A fin de cuentas cumple sus funciones de männerbunde, sociedad de hombres, y no es ningún secreto donde terminan frecuentemente los congresos internacionales de altos grados y las juergas –no precisamente gays- que siguen a muchas tenidas. Nada de todo es criticable, e incluso recuerda que la masonería está formada por seres humanos con ganas de diversión y que experimentan como cualquier mortal impulsos y la acción de las hormonas. Raro sería lo contrario. Pero dentro de la masonería actual, ni existe un porcentaje de masones homosexuales en número superior al que pueda haber en la sociedad, ni la masonería como institución –al menos en lo que se refiere a las obediencias regulares- manifiesta, aparentemente, excesivo interés en la defensa de las distintas modalidades sexuales.
También aquí hemos puesto un especial énfasis en aludir a “obediencias regulares”. En cuanto a las irregulares hay de todo. El caso de la Co-Masonería anglosajona es significativo.
Hemos dicho que la Co-Masonería nació íntimamente vinculada a la teosofía. Desde el arranque de la Sociedad Teosófica siempre había existido un nexo conductor que llevaba de la Blavatsky y de su entorno a las obediencias masónicas irregulares. René Guénon lo reconoce: “Paralelamente a su obra religiosa –o más bien, seudorreligiosa-, que hemos expuesto, Mme. Besant realizó otra de carácter ent3ramente diverso: una obra masónica. Vimos ya que desde sus orígenes hubo en la Sociedad Teosófica muchos masones y también alrededor de la misma sociedad” Y, más adelante, añade: “se trataba de relaciones puramente individuales, que no atañían ni comprometían a ninguna organización masónica y jamás hubo otras entre la Sociedad Teosófica y la masonería “regular” o formal”[7].
Solamente unas líneas más adelante, Guénon realiza la precisión fundamental, a la vista de que los teósofos insisten en identificar su organización con la masonería: “es preciso hacer las distinciones necesarias y decir de qué masonería están hablando”. Luego, correctamente, identifica entre obediencias “regulares” e “irregulares”. Y son estas últimas con las que el teosofismo tiene relaciones estrechas incluso hoy. Guénon alude a “una de las figuras más curiosas de esta masonería “irregular”, el inglés John Yarker, fallecido en 1913; autor de numerosas obras sobre la historia y el simbolismo masónico; temas acerca de los que profesaba ideas muy particulares”. Yarker era miembro de la Societas Rosicruciana in Amnglia, había sido amigo de Manzini y Garibaldi y en ese ambiente conoció a la Blavatsky que lo nombró miembro de honor de la Sociedad Teosófica. A cambio –dice Guénon- Yarker le concedió el título de Princesa Coronada (el más elevado de los grados de adopción del Rito de Menphis-Misraïm del que Yarker era Gran Hierofante que afirmaba hacer recibido de Garibaldi.
De todas formas hay que reconocer que el trabajo masónico de la Blavatsky es irrelevante y palidece junto a su obra de promoción y lanzamiento de la Sociedad Teosófica. Cuando, ésta fue sustituida por Annie Besant, las cosas fueron mucho más allá. La Besant antes de incorporarse al teosofismo había militado durante mucho en el sufragismo del que llegó a ser un exponente importante. Así como la Blavatsky se había contentado con desempeñar un papel honorífico en la masonería, no iba a ocurrir lo mismo con Annie Besant. En tanto que antigua sufragista no consideraba que la condición de masón “adoptada” fuera la conviniera a la mujer dentro de las logias. Guénon rubrica: “precisaba una Masonería que admitiera a las mujeres en pie de absoluta igualdad con los hombres”[8].
Por eso, cuando ocurrió en Francia el episodio protagonizado por Maria Deraismés y Georges Martin, Annie Besant pidió su ingreso en esta obediencia. En efecto, a partir de ahí su carrera fue meteórica dentro alcanzando las más altas funciones: fue Venerable de Honor de la Logia de Londres, fundó en Adyar (India) la logia Rising Sun; fue vicepresidente del Supremo Consejo Universal Mixto y delegada nacional del mismo Consejo para Gran Bretaña. Utilizando ese cargo organizó la rama inglesa del Derecho Humano con el nombre de Co-Masonería, llegando a adquirir las logias implantadas en el mundo anglosajón y en sus dependencias coloniales una relativa autonomía en relación al resto de logias afiliadas al Supremo Consejo Universal Mixto. Annie Besant, reformó los estatutos afirmando que los adaptaba a la mentalidad anglosajona que, en realidad, alteró los rituales establecidos por el Derecho Humano y que, desde entonces ha sido considerada como fuente de tensiones en la obediencia. Los masones franceses originarios eran más bien ateos, republicanos, progresistas, librepensadores y orientados a la izquierda, mientras que el contingente dirigido por la Besant –la Co-Masonería- era seudoespiritualista y ocultista.
En el año 1913 la Co-Masonería Británica actuaba más o menos independientemente habiendo nombrado a un Gran Maestre, la propia Besant, asistida por Ursula Bright, su amiga íntima. El Gran Secretario era James I. Wodgwood, así mismo teósofo; el representante para las Indias Orientales era Francesca Arundale tía de otro prominente miembro de la Sociedad Teosófica. En 1909, la Besant había fundado la logia madre de esta obediencia en América, en la ciudad de Chicago y la vicepresidencia de la federación americana de la Co-Masonería, Alida de Leeuw era así mismo teósofa). Sin embargo, la teosofía francesa no consiguió ser hegemónica en relación a los herederos de Georges Martin.
Annie Besant se había cuidado de que las obsesiones ocultistas que la movían no emergieran inmediatamente en la Co-Masonería. Sabía que si lo hacía se enfrentaría a George Martin quien había escrito: “La Orden Masónica Mixta Internacional esl a primera potencia masónica mixta, filosófica, progresista y filantrópica, organizada y constituida en el mundo, que se eleva por encima de todas las preocupaciones de ideas filosóficas o religiosas que puedan profesar los que pieden llegar a ser miembros”. No había pues lugar para el ocultismo. Martín añadía: “La Orden quiere interesarse principalmente en los intereses vitales del ser humano sobre la tierra; quiere estudiar sobre todo en sus Templos los medios para relizar la Paz entre todos los pueblos y la justicia social, que permitirá a todos los humanos gozar durante su vida de la mayor suma posible de felicidad moral así como también de bienestar material”. Concluía: “No ateniéndose a ninguna revelación divina y afirmando bien alto que no es más que una emanación de la razón humana, esta institución fraternal no es dogmática ni racionalista”[9].
El punto común entre el Derecho Humano y la Co-Masonería, lo que facilitó que pudieran trabajar juntas en una misma estructura era, solamente, la iniciación de la mujer y la defensa de las logias mixtas. La Co-Masonería declaraba: “La Orden de la Co-Masonería Universal, fundada sobre la Libertad de Pensamiento, la Unidad, la Moral, la Caridad, la Justicia, la Tolerancia y la Fraternidad, está abierta a los hombres y a las mujeres, sin distinción de raza y religión”[10]. Era evidente que la Besant jugaba con dos barajas. En esas mismas fechas y en el curso de una misiva a W.T. Otead, había escrito: “Lo que queremos hacer ahora es embarcarnos en un período constructivo, durante el cual la Sociedad Teosófica se esforzará por hacer de sí el centro de la Religión del mundo, Religión de la que el Budismo, el Cristianismo, el Islamismo, y todas las demás sectas sean partes integrantes… Efectivamente, consideramos, y no sin sólido fundamento para nuestra creencia, que solamente nosotros representamos a la Iglesia Universal ecléctica y realmente católica, reconociendo como hermanos y como fieles a todos aquellos que, bajo cualquier forma de culto, buscan la verdad y la justicia”[11].
Lo que Annie Besant, sobre las huellas de la Blavatsky aspiraba era a construir una nueva religión mundial y la Co-Masonería debería ser una institución auxiliar. Dos de los principales exponentes de la Co-Masonería eran dos altos cargos de la teosofía sobre los que vale la pena que nos detengamos ligeramente: Charles Leadbeater y James I. Wedgwood.
Ambos eran dos almas gemelas. Homosexuales, extravagantes, aficionados a la magia, al ocultismo, y que “ejercían una influencia inexplicable en mujeres maduras”[12]. Wedgwood frecuentó durante un tiempo a la Iglesia Ortodoxa e incluso contempló ordenarse, pero finalmente ingresó en la Sociedad Teosófica de la que llegó a ser secretario de su sección inglesa en 1911. Como a Leadbeater, le gustaban los rituales, contra más floridos mejor. Y en este terreno la teosofía era más bien limitada. Así que tanto Leadbeater como Wedgwood crearon organizaciones satélites de la teosofía en las que dieron rienda suelta a su imaginación. El segundo había formado una obediencia rosacruciana, prólija en rituales que tuvo poco éxito, así que no dudó en afiliarse a la Co-Masonería en donde alcanzó a dirigir la rama inglesa. Sin embargo, las quejas se multiplicaron contra él. Acusado de sodomía, algunas logias teosóficas exigieron una investigación. La policía entró en juego y un detective privado constató que Wedgwood “había sido visto visitando no menos de dieciocho urinarios públicos en el término de dos horas”. Otro tanto le ocurrió a Charles Leadbeater, así mismo miembro de la Sociedad Teosófica y de la Co-Masonería (además de “obispo” de la Iglesia Católica Liberal, otro círculo en la órbita teosófica) que conoció idénticos problemas en su retiro australiano. El propio padre de Krisnhamurti protestó en varias ocasiones –y por vía judicial- contra los “afectos” que recibían sus dos hijos, Krishna y su hermano Nitya, del “obispo” Leadbeater. En cuanto a Wedgwood siguió llevando una vida de excesos hasta el final de sus días, hasta 1951 cuando falleció en el centro teosófico de Tekels Park, completamente loco.
Leadbeater había sido acusado de pederastía por primera vez en 1906. El hijo del secretario de la Sección Esotérica de la Teosofía en Chicago confesó que Leadbeater le había enseñado a masturbarse. A esta acusación se sumó otra en idéntica dirección. Luego estaba la vox populi, la rumorología interior de la Sociedad Teosófica y los detalles del comportamiento de Leadbeater que lo configuraban como una persona irresistiblemente atraída por menores de edad de su propio sexo. La atracción que sintió por Jiddu Krisnhamurti y por su hermano Nitya, seguramente entran en la misma dirección. A raíz de todo esto, Leadbeater presentó su dimisión de la Sociedad Teosófica a la que volvería en 1909, cuando Annie Besant asumió la dirección. Hubo más casos de denuncias por corrupción de menores y sodomía.
Annie Besant se negó a tomar medidas contra Leadbeater y contra Wedgwood y, siempre los consideró “poderosos iniciados”. Además, en determinados medios ocultistas la acusación de homosexualidad se justifica con una base “esotérica”. ¿Acaso no habían sido acusados los caballeros templarios de sodomía? ¿acaso uno de los rituales de su iniciación en el “capítulo secreto” del Temple no implica el dar un beso en la base de la columna vertebral? Esta polémica dura todavía hoy y es frecuente reencontrarla en medios ocultistas. En la Co-Masonería está todavía mucho más presente en la medida en que la propia Annie Besant declaró que su intención era que la masonería retornara a la “pureza originaria” (o, al menos, a lo que ella consideraba como tal) y eso implicaba, necesariamente, entroncar con la iniciación templaria. Para pederastas contumaces como Leadbeater y Wedgwood ahí estaba la excusa para justificar sus devaneos detrás de adolescentes: a fin de cuentas se trataba solamente de activar el “despertar de la kundalini”, la serpiente de energía que, albergada mientras está dormida en la base de la columna vertebral (cerca del ano, por ser más claros), es preciso despertar mediante el “aliento de vida” que el iniciador e hierofante de la ceremonia da al aspirante a la iniciación.
Así pues, los Weedgood y los Leadbeater facilitaron una justificación “mágica” para su homosexualidad. A esto se unía el carácter particularmente liberal y heterodoxo de la Co-Masonería cuya razón de ser era, precisamente, el tema de si la mujer tenía derecho o no a la iniciación. La Co-Masonería, en la línea con el Derecho Humano, afirmaban que sí… y, a partir de ahí, era también previsible que el paso siguiente consistiera en plantear si el “tercer y cuarto sexos” podían también tener derecho a la iniciación. Ya hemos visto que algunos no se limitaron a contestar afirmativamente, sino que crearon verdaderos círculos homosexuales dentro de la teosofía y de sus grupos periféricos. En cuanto a Annie Besant, la notoria sufragista, da la sensación de que se vio rebasada por sus ayudantes en el seno de la Co-Masonería. Peter Washington cuenta que deploraba los excesos sexuales de Leadbeater y de Weedgood, pero los ayudó hasta el final. Weedgoof, disfrazado con el uniforme de obispo de la Iglesia Católica Liberal pasó la frontera belga con el puño del báculo obispal lleno de cocaína, su otra afición[13]. El por qué de su silencio es algo inexplicable  que solamente ella podría iluminar. Lo cierto es que en las logias anglosajonas de la Co-Masonería la homosexualidad estuvo presente y justificada por razones “mágicas”, en una época en la que cuando las otras obediencias masónicas exigían como condiciones para la iniciación “ser hombre libre y de buenas costumbres”, daban por sentado que la homosexualidad no era una de esas buenas costumbres.
En la actualidad, la influencia de la Co-Masonería es muy pequeña, incluso en el medio anglosajón. No parece probable que esta obediencia irregular haya estado en condiciones de impulsar el formidable movimiento de apoyo a las reivindicaciones gays que se ha propagado por todo Occidente, a partir de los EEUU,  y del que el presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero es máximo valedor en nuestro país.
Nuestra excursión a lo largo de la masonería irregular nos ha servido para ponernos en la pista de determinadas organizaciones ocultistas, como la Sociedad Teosófica y algunos de sus círculos concéntricos, como la Co-Masonería, pero no nos ha permitido realizar ningún tránsito de lo global a lo particular de la situación que vive en la actualidad nuestro país con la ingeniería social del zapaterismo.
Para aproximarnos algo más al tema será necesario estudiar a otra organización de la misma familia creada por Alice Ann Bailey con el concurso de su marido, Foster Bailey, ambos, por cierto, miembros de la Co-Masonería anglosajona. Tal será el objetivo del próximo capítulo.


[1] Expuesto por Roberto Ambelain en El secreto de la masonería, Martínez Roca, Barcelona 1985, págs. 163 y sigs.
[2] Id., pág. 165.
[3] Robert Ambelain: nacido el 2 de septiembre de 1907, autor entre 1936 y 1985 de 42 obras. Su historial masónico se resume así: entra en masonería el 26 de marzo de 1939 en la logia “Jerusalem des Vallées Égiptiennes”, Rito de Menphis-Misraïm; recibido como Compañero y Maestro en 1941, clandestinamente en la Francia ocupada por los alemanes; estableció una logia clandestina en su propio domicilio; recibe todos los grados del Rito Escocés Antinuo y Aceptado: recibe todos los grados del Rito Escocés Rectificado; recibe todos los grados del Rito Antinuo y Primitivo de Menphis-Misraïm hasta el 95º; recibe todos los grados del Rito Sueco; Gran Maestre ad vital para Francia del Rito de Menphis-Misraïm, el de Gran Maestre Mundial Adjunto (1943-44) y el de Gran Maestre Mundial de dicho rito (1962). Así mismo participó en diversas organizaciones esotéricas occidentales como la Orden Kabalística de la Rosacruz, la Iglesia Gnóstica Apostólica y la Orden Martinista, en las que fue alto dignatario. A lo que se unen media docena de títulos honorarios y, finalmente, el título que más le honra de “compañero imaginero adoptado del Tour de France” concedido por la Unión Compagnonique des Devoirs Unis con el nombre compagnico de Parisien-la-Liberté. Falleció en 1997.

[5] En honor del masón homosexual Jean Jacques Regis de Cambacérès, (1753 – 1824), Duque de Parma, Archiduque del Imperio, segundo cónsul de la República francesa, después del 18 de brumario, de 1799, académico de Francia, uno de los autores principales del Código Civil Napoleónico. En su vida Masónica desempeñó la dignidad de Gran Maestro Adjunto del Gran Oriente de Francia desde 1806 hasta 1815, periodo en el cual se crearon 1.200 Logias bajo su influencia, y además fue miembro activo del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La asociación tiene un sitio web: Los Hijos de Cambaceres" en su página web http://www.cambaceres.net/
[7] El Teosofismo, René Guenon, Editorial Obelisco, Barcelona 1987, pág. 245 y sigs.
[8] Ibidem, pág. 249.
[9] La Lumière Maçonique, noviembre-diciembre de 1912, pág.472 y 473.
[10] El Teosofismo, op. cit., pág. 253
[11] Citado por Guenon, op. cit., pág 254.
[12] Peter Washington, El Mandril de la Blavatsky, Ediciones Destino, Barcelona 1993, pág. 142.
[13] El Mandril… op. cit., pág. 257.

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