Infokrisis.-  El feminismo ocupa en la ecuación personal de Rodríguez Zapatero un  lugar excepcional. El por qué es así constituye uno de los grandes  misterios que rodean al presidente del gobierno. Algunos hemos pensado  que sus profesiones de fe feministas serían solamente una forma  oportunista de ganar votos. No sería la única. Las declaraciones e  iniciativas a favor de los homosexuales irían dentro de la misma lógica,  intentando generar “reservas de votos”. De hecho era una práctica que  los socialistas llevaban a cabo desde la campaña electoral de 1983  cuando garantizaron la despenalización del porro atrayendo, solamente  por eso, varios cientos de miles de votos. Luego, en las elecciones  siguientes aprendieron a jugar con los miedos de la tercera edad,  garantizando que la oposición pretendía reducirles las pensiones y, ya  con Zapatero en el poder, dada la escasa distancia que le separaba en  aquel momento del PP, era lógico que “trabajara” a grupos sociales  concretos –feministas y homosexuales- en vistas a aumentar la distancia.
¿Era  sólo eso? Llegado a un punto abandonamos esa idea. Las grades obras de  ingeniería social las abordó el zapaterismo en la primera parte de la  legislatura 2004-8. Si, realmente, las reformas legislativas las hubiera  realizado de cara a obtener réditos electorales, se habrían realizado  en la segunda mitad de la legislatura y, preferentemente, pocos meses  antes de las elecciones. Como se sabe, la memoria de los electores es  corta y solo son capaces de recordar aquello que antecede inmediatamente  a la convocatoria electoral. Así pues, no es por oportunismo por lo que  Zapatero hizo aprobar la ley de violencia doméstica, la ley de igualdad  o la ley del divorcio exprés. Pero, si no era por mero oportunismo,  ¿por qué iba a ser? Es simple: por convencimiento. Le corría prisa,  literalmente, abordar esas reformas por la sencilla razón de que la  médula central de su proyecto (mucho más de reforma social que político)  tendía a una “feminización” de la sociedad española aumentando los  derechos de la mujer por encima, incluso, de la noción de igualdad,  forzando situaciones de paridad, generando discriminaciones positivas y,  finalmente, torpedeando el concepto de familia tradicional en la que,  hombre y mujer ocupan roles diferenciados. 
Dicho  con otras palabras: la obsesión feminista de Zapatero no es ni una  actitud electoral ni una pose destinada a ganar el favor de determinadas  bolsas de electores; es, simplemente, una necesidad vivida y  experimentada sinceramente por el presidente del gobierno, situada más  allá de toda medida, mucho más allá de las necesidades de la mujer y de  la sociedad española y que va muy por delante de las formas más extremas  de progresismo manifestadas hasta entonces. 
Esa  obsesión está ausente –repetimos, ausente- de las distintas formas de  socialismo y de socialdemocracia existentes en Europa. Es algo que atañe  solamente al zapaterismo y que, por sí mismo, lo configura como un  fenómeno radicalmente diferente de otras formas de izquierda europea.  Ciertamente, algunas de las ideas de la “doctrina Zapatero” son muy  parecidas a las de la extrema-izquierda, pero, así como en Francia este  sector político ha demostrado cierto dinamismo (especialmente los grupos  trotskystas y neotrotskystas), en España todas estas ideas llamadas  “arco iris” han surgido por descomposición del Partido Comunista en el  seno de Izquierda Unida. En efecto, caído el marxismo como método de  análisis y como ideología política, la estructura del PCE quedó huérfana  de ideología. La crisis se extendió al desdoblamiento electoral del  PCE, IU que, poco a poco se fue deshaciendo de los temas clásicos de la  izquierda comunista y asumiendo reivindicaciones de distintos “grupos  sociales”: ecologistas, feministas, homosexuales, lesbianas,  transexuales, okupas, etc… No fue tanto por convencimiento como por  sustitución y por ocupación del espacio vacío dejado por el marxismo,  por lo que toda esta temática –no muy diferente de la “doctrina  Zapatero”- constituye los leit-motivs de IU. 
Pero  esta interpretación no vale para el socialismo español: la “tercera  vía” de Blair, la socialdemocracia renovada por Schröder, la izquierda  italiana o francesa, podían haber aportado ideas la zapaterismo en lugar  de las obsesiones que ha manifestado. En el zapaterismo estas  obsesiones no son, como en IU propias de la inanición electoral o de la  quiebra del modelo ideológico, sino que emergen espontáneamente como  fruto de una reflexión personal cuya naturaleza desconocemos. 
Zapatero  es algo completamente diferente de la izquierda europea. El hecho de  que la izquierda europea esté hoy en crisis y en los bancos de la  oposición, mientras que Zapatero sigue en el gobierno, no es decir  mucho. Es imposible olvidar que la baraka de Zapatero le hizo  ganar las elecciones de 2004 a causa de un atentado terrorista que costó  192 muertos y que en 2008 volvió a ganar amparado en una mentira (la  inexistencia de crisis económica) y en un muerto (el exconcejal  socialista asesinado por ETA que hizo olvidar dos años de errores de  política antiterrorista y legitimó el volte face de Zapatero tras la  ruptura de la tregua). Por algún motivo, Zapatero no ha gobernado por  méritos propios… sino por las circunstancias en 2004 y en 2008 al tener  la habilidad de negar lo que la mayoría de analistas veían que se echaba  encima: una crisis económica de dimensiones nunca antes vistas. 
Y  también aquí vale la pena preguntarse si Zapatero negaba la existencia  de una crisis porque estaba mal asesorado y tenía el convencimiento de  que no existía, o si se trataba de negarla nuevamente por oportunismo  electoral. Debemos reconocer que hasta 100 días después de las  elecciones creíamos que, efectivamente, Zapatero nos había mentido a  todos y que, conociendo las dimensiones y la envergadura de la crisis,  la había negado brillantemente para evitar que el electorado le diera la  espalda… Pero no era así: si se hubiera tratado de eso, al día  siguiente de cerrarse las urnas, habría abordado medidas para la  contención de la crisis. Y eso no se hizo. El gobierno permaneció como  ensimismado y autista durante cuatro meses después de cerrarse las  urnas, contribuyendo con su pasividad y tancredismo a agravar una  situación ya de por sí gravísima. ¿Por qué se había llegado a esta  situación? Al final de este capítulo daremos la explicación integrada en  otra más amplia. 
Lo  que vamos a exponer a continuación es una hipótesis de trabajo para  entender la naturaleza de las obsesiones doctrinales del zapaterismo. La  conclusión a la que hemos llegado es terrible: a fin de cuentas, si  Zapatero fuera un mero político oportunista cuyas actitudes y  gesticulaciones están en función de los réditos electorales que puedan  proveer, estaríamos ante un político al uso. Lo peor no es eso: que no  son actitudes, que son creencias. Lo que se le puede reprochar a José  María Aznar es que se dejara arrastrar a la foto de las Azores y a  defender la existencia de las armas de destrucción y el papel  desestabilizador de Saddam Husseim. No lo hizo por ningún motivo  especial… salvo porque se lo creía. Y esto es lo más terrible: que dos  presidentes del gobierno español, los dos últimos, han sido capaces de  abordar importantes iniciativas simplemente porque “creían”, al margen  de toda lógica, al margen de cualquier sentido común, al margen de los  datos objetivos, que eran las actitudes “justas”. O por decirlo con más  claridad: hemos estado y estamos gobernados por alucinados… alucinados,  no “iluminados”, ni mucho menos “iluministas”. Díganme si no es  terrible…
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En  el siglo XVIII, emergieron grupos masónicos y ocultistas que, o bien  atribuían una importancia extrema a la integración de la mujer en vida  de las logias, o simplemente, fueron dirigidos por mujeres, o bien por  homosexuales. En el primer caso encontramos a la masonería del Derecho  Humano, una obediencia irregular y a la Co-Masonería que inicialmente  fue su rama anglosajona constituida a partir de la Sociedad Teosófica.  En el segundo caso encontramos, precisamente, a toda una constelación de  grupos ocultistas de nuevo cuyo formados e inspirados por mujeres  –dentro de lo que Julius Evola y René Guénon han llamado “espiritualidad  telúrica”- o bien por homosexuales. Dentro de las primeras cabe citar a  Helena Petrovna Blavatsky, Annie Besant, Alice Ann Bailey, y entre los  segundos, especialmente, a Leadbeater y Wedgwood. Para el que no esté  familiarizado con el ocultismo resumiremos el rol de cada uno:
-  Helena Petrovna Blavatsky.- fundadora de la Sociedad Teosófica,  inicialmente espiritista, afirmaba estar en contacto con entidades  espirituales que eran los “guías del universo” y de los cuales recibía  inspiración para escribir sus obras. Perteneció al carbonarismo italiano  y fue miembro de adopción de la masonería del rito de Menphis-Misraïm.
-  Annie Besant.- notoria sufragista, vinculada a la Sociedad Fabiana y  que, bruscamente se orientó hacia la teosofía asumiendo su dirección  tras el fallecimiento de la Blavatsky. Durante su mandato al frente de  la Sociedad Teosófica se constituyeron distintas entidades satelizadas  por ésta, una de ellas fue la Co-Masonería. Así mismo, Annie Besant fue  miembro de la franc-masonería.
-  Alice Ann Bailey.- inicialmente miembro de la Sociedad Teosófica de la  que se separó más adelante sin enfrentarse a ella. Decía recibir  mensajes de una de las “entidades que guían el mundo” que, por  clariaudiencia, le inspiraba sus copiosas obras. Fundo Lucis Trust que  está en el origen de otros tres grupos: Buena Voluntad Mundial,  Triángulos y Servidores del Mundo.
-  James Indgall Wedgood.- miembro de la Sociedad Teosófica y primer  presidente de la Iglesia Católica Liberal vinculada a la teosofía, fue  iniciado en la Co-Masonería por Leadbeater.Conainómano y homosexual. 
-  Charles Leadbeater.- miembro de la Sociedad Teosófica, homosexual y  pederasta, descubrió a Krisnhamurti a quien la teosofía presentó como  “el nuevo guía del mundo”. Decía estar en contacto con los “guías del  universo” y recibir mensajes de ellos. Miembro de la Co-Masonería.
Es  difícil en todos estos personajes saber el lugar que ocupan en su  ecuación personal la charlatanería, la credulidad, el autoengaño y la  fatuidad. Realmente, a poco que se entra en contacto con sus escritos  resulta absolutamente imposible descifrar la madeja y saber exactamente  de qué están hablando. Hace años, en el curso de un programa en Onda  Rambla de Barcelona, un viejo teósofo me dijo: “Llevo cincuenta años  estudiando la teosofía y todavía no sé qué es exactamente…”. Lo decía  sin un atisbo de queja y sin sombra de duda sobre su fe: para él no  saber lo que era la teosofía era un estímulo para seguir estudiándola.  Esta psicología está presente en todos los miembros de a pie de la  Sociedad Teosófica y de sus muchos hijos: solamente pueden entender los  textos teosóficos aquellos que “alcanzar un cierto grado de desarrollo  espiritual”… coartada que sirve para justificar cualquier absurdo.
A  pesar de su excentricidad y de su absoluta falta de fundamentos, la  Teosofía tuvo un éxito extraordinario en las últimas décadas del siglo  XIX y hasta el inicio del primer tercio del siglo XX. Su declive se  inició cuando Charles Leadbeater quedó sorprendido en una playa próxima a  Adyar (sede de la Sociedad Teosófica en la India) cuando vio a un joven  dotado de una “prodigiosa aura luminosa” (Leadbeater pasaba por saber  “leer el aura”). Se trataba del hijo de un funcionario hundú de la  sociedad que resulto ser Jiddu Krisnhamurti. Leadbeater afirmó que los  “guías del universo” le habían comunicado el prodigioso destino del  joven llamado a ser “guía de la humanidad”. A partir de ese momento, la  Sociedad Teosófica, presidida por Annie Besant, se dedicó en cuerpo y  alma a promover “el advenimiento del guía del mundo”. Sin embargo, en  1929, ante miles de seguidores llegados a Ommen (Holanda), Krisnhamurti  renunció formalmente a ese papel, rechazó el ocultismo y disolvió la  Orden de la Estrella de Oriente, creada por la teosofía par ampararlo.
El  hecho de que Krisnhamuti siguiera luego su rol de gurú hasta su muerte  en los años 80 sería irrelevante sino fuera porque se trató de uno de  los más conspicuos representantes del movimiento que se conoce como New  Age. De hecho, a pesar de que la Teosofía jamás se repuso de la  defección de Krisnhamurti, Alice Ann Bailey y sus organizaciones  terminaron por sustituir a la teosofía y sus orientaciones y escritos  tienen un gran peso en ese movimiento polimorfo.
En  cuanto a la Co-Masonería, está completamente ausente de la New Age,  salvo por el hecho de que a través de la teosofía y de sus variantes,  asumidas por determinadas feministas norteamericanas de los sesenta que  luego evolucionaron hacia el pensamiento mágico, creando una especie de  feminismo místico, conseguirían conferir a este movimiento una indudable  patina de telurismo. Es relativamente frecuente que, al referirse a la  New Age, muchos estudiosos lo califiquen de “espiritualidad femenina”.  Por nuestra parte preferimos utilizar la palabra “telurismo” para  referirnos a este rasgo de la New Age.
Así  pues, en nuestra búsqueda de los modelos doctrinales de Zapatero,  necesariamente, tenemos que realizar una excursión por el intrincado  mundo de esas sectas y por las ideas que sostienen. A poco que  emprendamos esta aventura intelectual advertiremos una preocupante  similitud entre las “obsesiones” de la doctrina Zapatero y los temas  centrales de estos grupos. ¿Bastarán tales similitudes para establecer  una influencia directa de estos grupos sobre Zapatero? Todo dependerá  del número de coincidencias; a partir de cierto número de ellas podremos  sospechas de una influencia directa. 
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1. El Derecho Humano y la obsesión feminista
Con  la creación del Droit Humaine (Derecho Humano) aparece la primera  organización de lo que se ha dado en llamar “masonería mixta”, es decir,  aquella forma de masonería que admite a hombre y mujer en plano de  igualdad. El problema se desencadenó cuando una logia del Gran Oriente  de Francia quiso hacer valer el principio de autonomía de las logias  expresado en la frase: “El masón libre, en la logia libre”, lo que  interpretado de una manera radical implicaba el que cada logia “libre” y  compuesta por masones “libres” podía adoptar cualquier iniciativa que  considerase que podía contribuir a realizar los ideales de la masonería.  A este principio se agarraron los miembros de la logia Les Libres  Penseurs de la pequeña ciudad de Pecq, dirigidos por Georges Martin,  cuando éste se empezó –y consiguió- iniciar con plenitud de derechos a  un mujer, Maria Deraimés. La polémica terminó con la suspensión de la  Logia que entró en disidencia y constituyó en torno suyo una nueva  obediencia que ostentaría el nombre de Droit Humain. Hoy todavía, el  Droit Humain sigue teniendo un lujoso templo en el número 5 de la rue  Jules Breton de París y cuenta con delegaciones en los principales  países europeos. En el mundo anglosajón, la irrupción fue distinta como  veremos.
En  1880, doce logias disidentes de la Gran Logia Central de Francia,  constituyeron la Gran Logia Simbólica que practicaba el Rito Escocés.  Algunas de estas logias en su constitución aprobaron iniciar a mujeres,  pero hasta dos años después no se habían enfrentado a la realidad de  tener que iniciar a una mujer. Fue la logia “Les Libres Penseur” de Pecq  la que primero tuvo la oportunidad de aceptar e iniciar a Marie  Deraismes, una mujer notable. A partir de aquí, se produjo una crisis  que terminó con la constitución del Droit Humain.
Todo  ocurrió, aparentemente, por casualidad. Era una escritora feminista que  gozaba de cierta fama, cuando fue invitada a pronunciar una conferencia  en la reunión del Gran Oriente de Francia. El éxito de su intervención  fue tremendo y volvió a ser invitada en otras ocasiones a dar  conferencias sobre los más diversos temas. Desde 1869 era una consumada  militante feminista que presidía la Asociación para los Derechos de las  Mujeres. Al caer el Segundo Imperio funda la Sociedad para la Mejora de  la Suerte de la Mujer y multiplica sus conferencias pidiendo el sufragio  universal y participando en iniciativas anticlericales organizadas por  el Gran Oriente de Francia.
Era  cuestión de tiempo que alguna logia irregular le propusiera entrar y,  todo el problema era, si se atrevería a mantenerla solamente como “masón  de adopción” o sería iniciada de pleno derecho. En enero de 1882, la  logia Les Libres penseurs de Pecq manifestaron su intención de  iniciarla, pero la Gran Logia Simbólica lo prohibió en función de los  “viejos usos”. Fue entonces cuando Jacques Martin, venerable maestre de  la logia, hizo valer el principio del “masón libre en la logia logia  libre”, rechazando el acuerdo. El 14 de enero de 1882, Marie Deraismés  recibió la iniciación, pero, para evitar complicaciones a la logia  “entró en letargo” inmediatamente. Sin embargo Georges Martin siguió  siendo un fanático feminista partidario de la entrada de las mujeres en  la masonería. También para Martin, el feminismo y los derechos de la  mujer constituían una verdadera obsesión.
Martin  era un hombre de acusada personalidad, vehemente y extremista que  defendía sus principios enérgicamente y sin temor a las consecuencias  que pudiera acarrear. Había sido iniciado en 1879 en la logia Unión y  Beneficencia de la Gran Logia de Francia y de ahí pasó a la Gran Logia  Simbólica de la que fue uno de los impulsores. Tras la iniciación de  Marie Deraismés, a partir de 1890 dedicó todos sus esfuerzos a lograr  que la masonería abriera las puertas a la mujer. 
Ambos,  Deraismés y Martin, constituyeron en 1893 una primera logia mixta cuyo  nombre completo era Gran Logia Simbólica Escocesa “El Derecho Humano”  que se convertiria en “logia madre” de la Orden Masónica Mixta  Internacional “El Derecho Humano”. A partir de entonces y hasta 1916  trabajó solamente para implantar el Derecho Humano a nivel  internacional.
Entre  su iniciación en 1882 y 1893, Marie Deraismés no había permanecido  inactiva. Seguía frecuentando organizaciones feministas y entre sus  miembros recluta  dieciséis damas de extracción burguesa a  las que iniciará en la masonería asistida por Martin. Se trató, en  cualquier casi, de iniciaciones completamente irregulares: el 14 de  marzo como “aprendices”; diez días después como “compañeras”; y una  semana después, el 1º de abril, como “maestras”… Pasa a ser llamada  “Venerable fundadora” y el 4 de abril elige a los oficiales de logia y  procede a la redacción de la Constitución de la nueva obediencia: el  Derecho Humano. La muerte prematura en 1894 interrumpirá su tarea que,  sin embargo, será desarrollada por Georges Martin en los siguientes 20  años. Cuando éste muera, el Droit Humain está ya suficientemente  asentado en toda Europa occidental. 
Por  primera vez aparece una obediencia masónica –irregular, pero vinculada a  la masonería al fin y al cabo- cuya primera reivindicación es la  igualdad del hombre y de la mujer, primero ante la iniciación masónica y  luego en la sociedad. En la Constitución de la Orden Masónica Mixta  Internacional “El Derecho Humano”, en su artículo primero se lee: “El  Derecho Humano afirma la igualdad del Hombre y de la Mujer. Proclamando  el Derecho Humano, la Orden quiere que abarque toda la tierra  beneficiando, de forma igual, la justicia social, en una humanidad  organizada en sociedades libres y fraternas”. En el artículo segundo se  reconoce que la orden está comuesta por “franc-masones, hombres y  mujeres fraternalmente unidos sin distinción de orden racial, étnico,  filosófico o religioso, la Orden se impone para alcanzar este fin un  método ritual y simbólico, gracias a la cual sus miembros edifican su  Templo para la perfección y la gloria de la Humanidad”. El articulo  siguiente insiste en el “respeto de la laicidad, de todas las creencias  relativas a la eternidad o a la no eternidad de la vida espiritual, sus  miembros buscan ante todo realizar sobre la tierra y para todos los  humanos el máximo de desarrollo moral, intelectual y espiritual,  condición inicial para alcanzar la felicidad de cada individuo”. El  último punto es significativo. “El Derecho Humano no profesa ningún  dogma”.
En  España, tras la prohibición de la masonería durante el período  franquista, apareció el Derecho Humano en Barcelona de la mano de  algunos miembros del socialismo catalán. Habitualmente el nombre público  que se suele dar como más representativo de esta obediencia es el del  ex sendor catalán Rudolf Guerra, no vamos a ser nosotros quienes demos  otros nombres a pesar de que en el marco de la Biblioteca Arús hemos  podido conocer a miembros de todas las obediencias, incluida el Derecho  Humano. Mantiene logia abierta en Barcelona y desde febrero de 1980 en  Madrid (Libertad nº 1328) que tras un período de crisis se reactivaría  en noviembre de 2007, cuando ya existía otra logia de esta obediencia en  la capital. Existen otras logias en Oviedo (Progreso 1850), Obradoiro  en Galicia, Caballeros de la Noche y Constancia en Zaragoza, Alba de  Levante en Valencia, El Nivel en Alicante, Gran Trígono en Murcia,  Igualdad Madrid y la Ferrer Guardia en Barcelona.
Así  pues, ya hemos encontrado una masonería irregular, pero masonería al  fin y al cabo, cuyos ideales si están más en sintonía con las obsesiones  más llamativas del zapaterismo. No se trata solamente de que el Derecho  Humano haya tenido su origen en una polémica feminista sino, como hemos  visto, la cuestión central es que en su declaración de intenciones  insiste:
- igualdad de la mujer
- igualdad de raza
- laicidad
- ausencia de dogmas
Es  cierto que otras obediencias masónicas incluyen entre sus principios  algunos de estos… pero nunca de manera tan radical, sino más bien  templada (ya hemos visto que la igualdad racial es relativa en la  masonería, especialmente en la americana, que mantiene logias separadas  para negros y una masonería específica para judíos). Ni siquiera existe  unanimidad en lo relativo a la laicidad. Y en cuanto a la ausencia de  dogmas no es precisamente lo que acompaña a la masonería regular que  está asentada sobre una dogmática que tiene poco que envidiar a la de la  Iglesia. El Derecho Humano es algo aparte en el elenco de obediencias  masónicas. Y lo sorprendente es que sus principios encajan perfectamente  con la “doctrina Zapatero”. 
Ahora  bien… de la misma forma que no existe constancia de la afiliación de  Zapatero a ninguna logia regular, no es menos cierto que tampoco existen  datos que permitan vincular al presidente a una obediencia irregular.  Pero sí es rigurosamente cierto que los principios de la Orden Mixta del  Derecho Humano se adaptan como un guante a lo que hemos llamado “la  doctrina Zapatero”.
Sin embargo, también pueden establecerse otras afinidades…
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