Infokrisis.- Hace exactamente un año me cupo el honor de traducir al castellano la última obra de Alain de Benoist Mañana el decrecimiento. Hasta ese momento lo ignoraba todo sobre esta tendencia del ecologismo. A lo largo de ese año, toda Europa se ha ido familiarizando con este concepto que, tardíamente está llegando a los circuitos intelectuales españoles.
¿Qué es el decrecimiento? Es la ecología del futuro aplicada a la gobernancia de los pueblos y a la gestión económica de los países. ¿Qué implica el decrecimiento? Implica, simplemente, reconocer que un planeta de posibilidades y recursos limitados, no puede crecer de manera ilimitada. Sólo eso, con todas sus consecuencias ¿Por qué nace la idea del decrecimiento? Por que tras la conferencia de Río de Janeiro sobre el clima, se entroniza a nivel mundial la idea del "desarrollo sostenible" que implica que el planeta podría desarrollarse de manera prudente, pero ilimitada y que solamente se trata de contener algunos efectos extremos y perjudiciales del desarrollo, en concreto la emisión de CO2 y la emisión de gases.
La ideología del "desarrollo sostenible", supuso en su momento, un punto de encuentro entre los intereses de las corporaciones industriales (en particular de los lobbys petroleros), los de los gobiernos del mundo desarrollado y los del ecologismo "moderado". Se trataba simplemente de limar las uñas a un animal rabioso -el desarrollo capitalista- y afeitarle ligeramente el pelo del sobaco para que tuviera un aspecto menos agresivo.
Desde la Conferencia de Río han pasado 17 años: se ha generado la deslocalización industrial, han emergido los "dragones asiáticos", China se ha convertido en la "factoría mundial", el petróleo ha alcanzado su "pico de Hubert" y ahora las necesidades de consumo energético crecen a mayor velocidad que la localización de nuevas reservas. El petróleo se agota. Las energías alternativas siguen en pañales y no están en condiciones de facilitar todo el potencial requerido para mantener las actuales tasas de desarrollo. Falta agua en el planeta y los campos sometidos a cultivos intensivos cada vez dan alimentos de menor calidad nutricional y en breve estarán agotados por las sobredosis de fertilizantes químicos. Las semillas transgénicas, presentadas hace 20 años como la panacea universal, han demostrado ser el gran fiasco. Fantasma del hambre y de la sed, por un lado, fantasma de la escasez energética y del agotamiento del petróleo, contribuyen a generar un panorama de futuro caótico y sombrío. Tal será el punto fi
nal del concepto de "desarrollo sostenible".
Es en este contexto sombrío augurado por técnicos y expertos que no tienen nada que ver con opciones políticas ni con intereses económicos concretos, aparece la doctrina del decrecimiento: hay que dar marcha atrás y abandonar el concepto de PIB (esto es de movimiento económico) como único indicativo válido para establecer la salud económica de una nación, hay que reconocer que si chinos, africanos, aspiran a vivir con los niveles actuales de desarrollo europeos, la catástrofe es inminente. Si hace 20 años se difundió la "boutade" de que si 1.400 millones de chinos se limpiaran el culo con papel ya no habría bosques en el planeta, podemos imaginar lo que puede ocurrir si esos mismos 1.400 millones aspiran a tener un utilitario, un par de TVs en color, ordenador por cada miembro de la familia, vacaciones en la costa, casita de campo para el fin de semana o comer carne cada día… Completamente inviable a nivel mundial.
El problema es que Europa y EEUU (lo que antes se llamaba "el primer mundo") tampoco pueden mantener por mucho tiempo el ritmo de vida de los últimos 20 años. Más vale que en los próximos años nos hagamos a la idea de que vamos a tener que renunciar a muchas cosas de las que disfrutamos hoy o el futuro que nos espera no va a diferir mucho del cuadro pintado en la serie "Mad Max".
La actual crisis económica se superpone a los problemas del necesario decrecimiento. Pero, paradójicamente, la salida a la crisis abrirá también la salida a la solución de los problemas del medio ambiente. Ambos, en efecto, tienen un territorio común: son problemas que solamente pueden ser resueltos por técnicos y expertos, no por políticos ambiciosos, ni por demagogos oportunistas y sin escrúpulos.
Después de décadas de aludir a la "desintegración del sistema" ahora resulta que ya la tenemos aquí la primera y, por tanto, la "alternativa al sistema" es más necesaria que nunca y, por primera vez en la historia, una exigencia para la supervivencia. La buena noticia es que la crisis económica de un lado y de otro la crisis energética y ecológica, operarán a modo de pinza contra el sistema tal y como está concebido en la actualidad. Hoy, el sistema político-económico es apenas un zombi -un muerto vivo- que se precipita a la velocidad de un AVE contra una pared de hormigón.
La bandera del decrecimiento debe ser asumida como uno de los elementos de una respuesta a la ideología neoliberal y socialdemócrata del "desarrollo sostenible". Frente a la globalización y el mundialismo: creación de "espacios económicos autosuficientes"; ¿autarquía? sí, ¿por qué no? Europa puede ser autosuficiente a condición de considerar "Europa" a Rusia y, hoy resulta además, particularmente importante para salir de la crisis económica emanciparse de las finanzas anglo-sajonas verdaderas culpables del crack. No hay muchas más salidas. Lo que hasta 2008 era inviable -el desmantelamiento de todo este sistema de intereses, valores y latrocinios derivados de los conceptos liberales de economía- hoy es posible a raíz de la crisis económica y de las protestas sociales que se van a generalizar a partir de septiembre.
¿Es posible enunciar un objetivo político a medio plazo? Sí, éste se debe componer de dos puntos: asumir el decrecimiento como nuestro destino y asumir el concepto de "espacio económico autosuficiente" como alternativa a la globalización. La consecuencia no puede ser otra más que la exigencia de un gobierno de técnicos y expertos.
Para ampliar ideas:
¿Qué es el decrecimiento? Es la ecología del futuro aplicada a la gobernancia de los pueblos y a la gestión económica de los países. ¿Qué implica el decrecimiento? Implica, simplemente, reconocer que un planeta de posibilidades y recursos limitados, no puede crecer de manera ilimitada. Sólo eso, con todas sus consecuencias ¿Por qué nace la idea del decrecimiento? Por que tras la conferencia de Río de Janeiro sobre el clima, se entroniza a nivel mundial la idea del "desarrollo sostenible" que implica que el planeta podría desarrollarse de manera prudente, pero ilimitada y que solamente se trata de contener algunos efectos extremos y perjudiciales del desarrollo, en concreto la emisión de CO2 y la emisión de gases.
La ideología del "desarrollo sostenible", supuso en su momento, un punto de encuentro entre los intereses de las corporaciones industriales (en particular de los lobbys petroleros), los de los gobiernos del mundo desarrollado y los del ecologismo "moderado". Se trataba simplemente de limar las uñas a un animal rabioso -el desarrollo capitalista- y afeitarle ligeramente el pelo del sobaco para que tuviera un aspecto menos agresivo.
Desde la Conferencia de Río han pasado 17 años: se ha generado la deslocalización industrial, han emergido los "dragones asiáticos", China se ha convertido en la "factoría mundial", el petróleo ha alcanzado su "pico de Hubert" y ahora las necesidades de consumo energético crecen a mayor velocidad que la localización de nuevas reservas. El petróleo se agota. Las energías alternativas siguen en pañales y no están en condiciones de facilitar todo el potencial requerido para mantener las actuales tasas de desarrollo. Falta agua en el planeta y los campos sometidos a cultivos intensivos cada vez dan alimentos de menor calidad nutricional y en breve estarán agotados por las sobredosis de fertilizantes químicos. Las semillas transgénicas, presentadas hace 20 años como la panacea universal, han demostrado ser el gran fiasco. Fantasma del hambre y de la sed, por un lado, fantasma de la escasez energética y del agotamiento del petróleo, contribuyen a generar un panorama de futuro caótico y sombrío. Tal será el punto fi
nal del concepto de "desarrollo sostenible".
Es en este contexto sombrío augurado por técnicos y expertos que no tienen nada que ver con opciones políticas ni con intereses económicos concretos, aparece la doctrina del decrecimiento: hay que dar marcha atrás y abandonar el concepto de PIB (esto es de movimiento económico) como único indicativo válido para establecer la salud económica de una nación, hay que reconocer que si chinos, africanos, aspiran a vivir con los niveles actuales de desarrollo europeos, la catástrofe es inminente. Si hace 20 años se difundió la "boutade" de que si 1.400 millones de chinos se limpiaran el culo con papel ya no habría bosques en el planeta, podemos imaginar lo que puede ocurrir si esos mismos 1.400 millones aspiran a tener un utilitario, un par de TVs en color, ordenador por cada miembro de la familia, vacaciones en la costa, casita de campo para el fin de semana o comer carne cada día… Completamente inviable a nivel mundial.
El problema es que Europa y EEUU (lo que antes se llamaba "el primer mundo") tampoco pueden mantener por mucho tiempo el ritmo de vida de los últimos 20 años. Más vale que en los próximos años nos hagamos a la idea de que vamos a tener que renunciar a muchas cosas de las que disfrutamos hoy o el futuro que nos espera no va a diferir mucho del cuadro pintado en la serie "Mad Max".
La actual crisis económica se superpone a los problemas del necesario decrecimiento. Pero, paradójicamente, la salida a la crisis abrirá también la salida a la solución de los problemas del medio ambiente. Ambos, en efecto, tienen un territorio común: son problemas que solamente pueden ser resueltos por técnicos y expertos, no por políticos ambiciosos, ni por demagogos oportunistas y sin escrúpulos.
Después de décadas de aludir a la "desintegración del sistema" ahora resulta que ya la tenemos aquí la primera y, por tanto, la "alternativa al sistema" es más necesaria que nunca y, por primera vez en la historia, una exigencia para la supervivencia. La buena noticia es que la crisis económica de un lado y de otro la crisis energética y ecológica, operarán a modo de pinza contra el sistema tal y como está concebido en la actualidad. Hoy, el sistema político-económico es apenas un zombi -un muerto vivo- que se precipita a la velocidad de un AVE contra una pared de hormigón.
La bandera del decrecimiento debe ser asumida como uno de los elementos de una respuesta a la ideología neoliberal y socialdemócrata del "desarrollo sostenible". Frente a la globalización y el mundialismo: creación de "espacios económicos autosuficientes"; ¿autarquía? sí, ¿por qué no? Europa puede ser autosuficiente a condición de considerar "Europa" a Rusia y, hoy resulta además, particularmente importante para salir de la crisis económica emanciparse de las finanzas anglo-sajonas verdaderas culpables del crack. No hay muchas más salidas. Lo que hasta 2008 era inviable -el desmantelamiento de todo este sistema de intereses, valores y latrocinios derivados de los conceptos liberales de economía- hoy es posible a raíz de la crisis económica y de las protestas sociales que se van a generalizar a partir de septiembre.
¿Es posible enunciar un objetivo político a medio plazo? Sí, éste se debe componer de dos puntos: asumir el decrecimiento como nuestro destino y asumir el concepto de "espacio económico autosuficiente" como alternativa a la globalización. La consecuencia no puede ser otra más que la exigencia de un gobierno de técnicos y expertos.
Para ampliar ideas:
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© Ernest Milá - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen
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