DECLARACIONES NORBERT HOFER, FUTURO PRESIDENTE DE AUSTRIA
El candidato del FPÖ, vencedor en
el mes de junio de 2016, pero derrotado por el fraude electoral y que en las
pasadas elecciones obtuvo el 47% de los votos, frente al 53% de su rival, el
ecologista Alexander Van der Bellen, es
optimista. De hecho, viene a decir en esta entrevista, su rival no tiene
absolutamente ninguna posibilidad de resolver alguno de los problemas que
Austria tiene planteados. ¿Motivo? Simplemente porque no reconoce las causas que
los generan. Difícilmente puede detectarse un cáncer cuando se dictamina con un
criterio equivocado que los síntomas corresponden a un simple resfriado. Por
eso Hofer tiene confianza en el futuro y en que los cinco años que median hasta
las próximas elecciones abrirán un poco más los ojos de los austríacos que
todavía creen en el mundo angelical y en el mestizaje cultural propuesto por
Van der Bellen. Hoy, Hofer es el tercer presidente del Parlamento Austríaco y
en esta entrevista realizada por TV Libertés recuerda cómo fue el fraude
electoral en 2016, muestra que no tiene absolutamente ninguna duda en que el
FPÖ participará en alguna coalición presidencial en las próximas legislativas
de 2018, opina sobre la elección de Donald Trump como un síntoma de protesta de
las clases populares. La entrevista, en la que Hofer se expresa en alemán, está
subtitulada en francés y en inglés.
LA UNIÓN EUROPEA EN CAMPAÑA CONTRA EL POPULISMO
Lo que la UE entiende por “populismo” no es mal que las
reacciones de los ciudadanos hartos con la clase política que regenta los
países occidentales desde mediados del siglo XX,los damnificados por la
globalización y los que no aceptan ser ciudadanos de segunda (que cuentan
solamente a la hora de pagar impuestos… en buena medida destinados a
subvencionar a indeseables) en sus propios países. La UE demuestra no ser una
estructura de un futuro Estado Europeo sino un simple “clan” que agrupa a “progresistas
de izquierda” y “liberales”, los primeros creen en la ideología de los derechos
humanos, las ideologías de género y la corrección política, mientras que los
segundos simplemente predican la economía de mercado, sin más. Fuera de esto,
la Unión Europea es un cadáver en putrefacción, y hay que denunciarla como tal.
Día a día se manifiesta como la más perversa de las estructuras de poder, cuyos
dirigentes nadie ha elegido democráticamente y que, sin embargo, tienen un poder
creciente por encima del de los Estados Nacionales. Por eso el “clan” de la UE
reacciona como lo haría cualquier partido y grupo de presión: bendiciendo a los
suyos y anatemizando a sus opositores. La neutralidad que debería de acompañar
a cualquier gestión de una estructura supraestatal, es arrojada por la borda
por unos políticos incapaces de concebir vida y progreso más alá de la
globalización. Ayer, el Comisario Europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici,
ha sido claro al respecto: “El compromiso de la Comisión Europea contra el
populismo es total” y, cuando dice “populismo”, en esta ocasión, se está refiriendo
al Front National. ¿Qué es, pues, la UE? 27.000 asalariados, parásitos, que
velan solo por sus intereses, como cualquier clan político. Abajo con ellos.
Atrás con ellos. Los pueblos de Europa precisan libertad y progreso y esto no
pasa por una estructura fracasada y en descomposición.
LOS EUROPEOS CADA VEZ TIENEN MENOS CONFIANZA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Donald Trump ha sido elegido presidente de los EEUU con la
oposición total de los medios de comunicación y de las redes de televisión. Es
un síntoma. Es la primera ocasión en casi un siglo en el que la “población real”,
vence al “aparato mediático”. En Europa, las cosas no van de manera muy
diferente: los consorcios mediáticos, propiedad de los “señores del dinero” y,
casi sin excepciones, vinculados a la ideología mundialista y a sus redes,
establece una serie de líneas rojas infranqueables: la primera de todas es no
oponerse a la inmigración ilimitada. Es una forma de balcanizar a las
poblaciones y de neutralizar sus protestas. La segunda es o oponerse jamás al
tráfico mundial de mercancías, ni a la deslocalización industrial: hacerlo
supone ir en contra de la globalización y, ya se sabe, la globalización es
nuestro destino (al menos el que nos han deparado las élites económicas: así que
es incuestionable). Lo tercero, denostar con el sambenito de “populismo” y “extremismo”
a cualquiera que osa situarse más allá de esas líneas rojas. Y, en tanto que “extremista”,
asimilarlo al fanatismo islámico, el único que existe hoy sobre la tierra de
Europa. No es raro que los europeos cada vez crean menos en las noticias
difundidas por los medios de comunicación. Una encuesta publicada anteayer nos
cuenta que el 52% de europeos considera la radio como el medio de comunicación
más fiable (por la diversidad de oferta). Dos terceras partes declaran no
fiarse absolutamente nada de las noticias que aparecen en prensa escrita:
simplemente, representa intereses de grupos económicos propietarios de esos
diarios. Una cuarta parte opta por fiarse de lo publicado en Internet, sin
quedar muy claro si tienen capacidad para discernir entre información válida y
averiada.
LA OKUPACION SE DISPARA EN BARCELONA
Lo cuenta hoy el digital liberal, y, con todas las reservas
e intereses que este medio pueda suscitar, es posible que tenga, incluso,
razón. En Madrid el número de condenados por delito de usurpación de propiedad
se ha multiplicado por siete en los dos últimos años… es decir, desde que
gobiernas los “ayuntamientos del cambio”. En toda España, las cosas evolucionan
de manera parecida: de 488 sentencias condenatorias se ha pasado a 3.278 en la
actualidad. Claro está que estas cifras hay que ponerlas en caución. No todos
los delitos de usurpación derivan de “okupaciones”. Así mismo, el que Alberto
Fernández, dirigente municipal del PP en Barcelona, haya dicho que el número de
asentamientos ilegales ha aumentado un 66% no está claro que sea una cifra
indiscutible.Le va en ello, interés de partido, así que…
Ahora bien, algunos de los datos, sí proceden del
ayuntamiento de Barcelona y de los técnicos mnicipales. Estos estiman que en
2015 había 642 casas e inmuebles ocupados mientras que en el primer semestre de
2016 pasaron a 1.065. Y esto si viene avalado por lo que se refleja en los medios
de comunicación que han dado cuenta de crisis vinculadas a la okupación como el
caso del “Banco Expropiado”. Esta
oficina municipal nos cuenta que los principales distritos en los que se
produce este fenómeno son en Ciudad Vella (pasando de 65 a130 enclaves
ocupados), en Nou Barris (donde han crecido un 95%) y en Sarriá Sant Gervasi (donde
lo han hecho un 75%). En los dos primeros casos se trata de los distritos que
coinciden con los que registran mayor número de inmigración. De hecho buena
parte de los okupas proceden de ese sector.
La impunidad en todos estos episodios no es de ahora: se
remonta al período en el que los socialistas dominaban en el ayuntamiento. Ya
entonces, Barcelona se convirtió en la meca de la okupación de toda Europa. Luego
se disparó con el alcalde convergente, Trías, que hizo todo lo posible para
evitar que el fenómeno trascendiera a los medios, llegándose a los casos
extremos de Can Vies en 2013. Pero la permisividad ha llegado al límite con la
llegada de Ada Colau cuyo corazón está con los okupas. Una ciudad que solamente
tiene hoy como actividad económica el turismo, difícilmente podrá sobrevivir si
esta tendencia a considerar la ocupación como algo normal no se invierte.