viernes, 15 de octubre de 2010

Prontuario y argumentario para entender lo que es y lo que supone la “autonomía histórica”

Info|Krisis.- Quizás sea bueno recordar lo que es la “autonomía histórica”. En España es en el único país en donde se ha realizado una teorización de este tipo; en ningún otro ha hecho falta porque a partir de 1945, era evidente en toda Europa que había que proceder a una renovación integral de los movimientos nacionalistas por imperativo legal, para evitar hacer causa común con la derrota y con aspectos problemáticos de su pasado y por cambio radical de la situación en Europa en 1948 y 1948.

Parece absolutamente increíble que solamente fuera en 1996 cuando en España se planteó la necesidad de superar el modelo histórico en el ámbito de DN. Y mucho más increíble que en la actualidad éste tema no esté completamente asumido por el área.



De ahí la necesidad de recordar sucintamente qué es la “autonomía histórica” y por qué es hoy más necesaria que nunca.

1. Los razonamientos para llegar a la teoría de la autonomía histórica

I) “Las manzanas también caen en Tasmania”.- La Ley de la Gravedad, como toda ley física, es universal. Es cierta, no porque una manzana cayera sobre la cabeza de Newton en una tarde calurosa de 1666, sino porque las manzanas han caído en toda las eras y en todos los lugares del mundo… incluida en Tasmania.

II) “No hay nada nuevo bajo el sol”
.- Si hubiera que quedarse con una sola frase del Antiguo Testamento, ésta extraída del Eclesiastés. A lo largo de 4.500 años de historia, todo ha sido dicho. Probablemente lo que quedaba por decir es lo que no vale la pena considerar. En el siglo XXI nada de valor se dirá que no se haya dicho anteriormente.


III) “Valores originarios antes que valores originales”.- Los fanáticos de tal o cual pensador sostienen que hasta llegar a su aparición, nada de lo dicho anteriormente tenía valor y con posterioridad a su irrupción solamente los que transcurran por su senda merecerán ser considerados. Sin embargo, la historia de las ideas nace con el ser humano. Los valores que valen la pena defender son los “originarios”, no los “originales”.

IV) “Antes una comunidad que un individuo”.- El individuo no es nada, salvo un accidente circunstancial y transitorio. Su pensamiento vale poco. Como máximo sirve para calificarlo. Lo que realmente cuenta es el pensamiento de la comunidad, los valores que defiende, el estilo de vida que practica desde su origen, esto es, su identidad. Quien dice “identidad”, dice comunidad.

V) “La única identidad que vale asumir es la originaria”.- Un pueblo que genera un código de valores propio o no otro, es porque se encuentra más a gusto con ese sistema de creencias y valores para actuar sobre la realidad y para valorarla. Un pueblo que pierde sus valores o asume otros contrarios a los suyos es un pueblo en crisis.

VI) “Los valores son permanentes, las formas históricas que los encarnan circunstanciales”.- el Honor nació cuando un cazador neolítico supo que su comunidad estaba antes que él y se sacrificó en defensa de los suyos. Ese mismo valor ha recorrido la historia de Europa desde la antigüedad y ha tenido el mismo contenido a pesar de que las circunstancias históricas hayan variado.

VII) “Los momentos históricos son únicos e irrepetibles”.- Es inútil aferrarse a determinados momentos históricos. Éstos, por definición, tienen siempre “principio de razón suficiente” que hace que sean únicos e irrepetibles, diferentes a cualquier otro. Lo que remite a la frase de Marx de que la historia se repite: la primera vez como tragedia y luego como comedia.

VIII) “Arqueofuturismo es asumir valores de la más remota antigüedad para un futuro siempre en construcción”.- El futuro es inexorable y devora el tiempo. La modernidad es una meta volante que jamás se termina alcanzando. La única referencia para viajar en la modernidad siempre en construcción son los valores. Se trata simplemente de adaptar esos valores a los rasgos de cambiantes de la modernidad más avanzada.

IX) “La autonomía histórica consiste en reconocer que un tiempo nuevo precisa nuevas formas de expresión de los valores”.-  La actividad de un grupo político no puede identificarse con un determinado modelo histórico, ni con una ideología cerrada. Los valores se traducen en concepciones del mundo abiertas y adaptables; mientras que las ideología son sistemas cerrados que pronto pierden actualidad y capacidad para interpretar la realidad.

X) “Reconocerse o exaltar la última o la penúltima forma histórica que ha revestido un sistema de valores supone perder la noción sobre el contenido mismo de esos valores”
.- Reconocerse en un movimiento histórico de los años 30 carece de sentido desde el momento en que la historia ha avanzado a velocidad de vértigo en los último 75 años y el mundo de los años 30 es hoy irreconocible. De ahí la inadecuación de símbolos, actitudes, planteamientos, siglas, esquemas ideológicos, programas políticos y formas organización, de los “modelos históricos” del pasado.


2. La autonomía histórica como ventaja

La autonomía histórica deriva de estos diez puntos. Se enuncia diciendo que el movimiento X asume la autonomía histórica cuando es independiente de las formas históricas que revistieron otros movimiento en la historia reciente de nuestro país y de Europa.

Esto entraña una serie de ventajas:

I) “Tabula rasa: la historia comienza con nosotros”.- La teoría de la “autonomía histórica” deriva de una necesidad surgida de la experiencia. Un movimiento en el siglo XXI no puede ser tributario y depender de la imagen que haya dejado un movimiento nacido en el primer tercio del Siglo XX. De la misma forma que son dos mundos completamente diferentes, los movimientos políticos deben adecuarse a las realidades históricas

II) “Optimizar el tiempo: discutir de política, no de historia”.- La experiencia demuestra que lo que cuenta en la lucha política es el debate político, no el debate histórico, ni la mirada hacia el pasado inmediato. Cuando un movimiento asume alguno o la totalidad de los rasgos de los movimientos de los años 30 lo que está haciendo es situarse, por este mismo hecho, fuera del debate político del presente y, por lo tanto, condenarse él mismo a la esterilidad.

III) “Optimizar la doctrina: valores no su cristalización en un momento concreto”.- Es fundamental distinguir entre “doctrina”, “programa”, “ideología” y “concepción del mundo”: doctrina es el conjunto de principios teóricos que informan a un movimiento político; programa es el conjunto de propuestas que ese movimiento presenta a la sociedad, propuestas de orden político; ideología es una sistema de creencias cerrado que pronto cae en la inadecuación; concepción del mundo: es un sistema abierto de valores. El programa varía a medida que varían las condiciones sociales; doctrina y concepción del mundo son lo mismo. La identidad entre doctrina e ideología y su defensa de un programa político de otro tiempo son las características de los “sectores históricos”.

IV) “Adaptabilidad del movimiento”.- El movimiento político debe ser adaptable a las circunstancias siempre cambiantes y a las distintas fases por las que atravesará en el curso de su lucha política. El movimiento político debe estar inmerso en los debates políticos de su tiempo. Si pertenece al “sector histórico” continuamente es arrastrado por debates… sobre la historia reciente y el pasado inmediato.

V) “Asumir una imagen acorde con el tiempo”.- Cada tiempo concreto tiene unos códigos de comunicación adaptados a él y comprensibles para toda la población. Utilizar códigos de comunicación, símbolos políticos, fraseología y consignas de otro tiempo, supone una imposibilidad para comunicar las propias ideas a la población.

VI)  “Asumir una memoria histórica integral”.- La memoria histórica, para ser tal debe ser integral y esto implica reconocer que la historia no es un campo por el que han discurrido inocentes. Todos los que han construido la historia tienen elementos conflictivos. En la historia no hay culpables o inocentes, sino “grandes” o “pequeños” y esta clasificación no es apta debates políticos.

VII) “Evitar ser devorados por el tiempo”.- La teoría de la “autonomía histórica” emerge de la necesidad de evitar ser devorados por el tempo. El tiempo devora a todo aquello que no se mueve con la suficiente velocidad como para escapar a sus garras o para adaptarse. Ser devorado por el tiempo implica que para alguien  se detenga el reloj de la historia y  le resulte, por tanto incomprensible, entender los ritmos del tiempo nuevo.

3. Algunas conclusiones ineludibles

I) La autonomía histórica para ser eficaz tiene que ser completa.- No vale serlo hasta aquí y más allá, rechazarla. En el momento en que no es completa, los problemas que genera la vinculación al “modelo histórico” se reconstruyen inmediatamente.

II) ¿Por qué es necesario plantear el tema de la autonomía histórica hoy?.-

a) Por el nivel de confusión ideológica de nuestro ambiente y de atomización política, lo que evidencia que “algo” falla: el fallo consiste en la inseparabilidad de nuestro ambiente del recuerdo a la historia del franquismo. Contra más se distancia una opción del "modelo histórico", mejores resultados electorales obtiene.

b) Porque los grupos sociales que más fácilmente pueden integrarse en nuestro ambiente (a causa del problema de la inmigración) son clases trabajadoras: y estas no manifiestan absolutamente ningún interés por el franquismo
. Es más, las clases trabajadoras –mucho más que los estudiantes- constituyeron el núcleo de la oposición democrática al franquismo y esa sensación de extrañeidad sigue vigente.


c) Porque el tiempo va pasando y quienes tenían 60 años en 1975 y habían vivido la totalidad del franquismo adhiriéndose a él, hoy tienen 95: es decir, la generación que podía apoyar al franquismo y todo lo que representó… ya ha desaparecido. El caso del MSI es significativo: cuando las filas de partidarios de la República Social empezaron a clarear a causa de las defunciones, el partido pasó de "neo-fascista" a "post-fascista".

d) Porque el franquismo ya no dice nada a la inmensa mayoría del pueblo español que considera ese período de nuestra historia como superado y no percibe de ninguna manera el interés político que pueda tener. Definirse como franquista o falangista hoy, tiene el mismo valor que definirse como pro-numantino o partidario de Juana la Beltraneja.

e) Porque resta apoyos y hace el vacío en torno suyo.-  la adscripción al franquismo o a las formas tradicionales que ha revestido “lo facha” en España logran que el grueso de la población evite relaciones con esos sectores y los condene a la esterilidad política, al aislamiento y a la indiferencia en las elecciones.

f) Porque todos, absolutamente todos, los movimientos políticos que han logrado avanzar en Europa -SIN EXCEPCIÓN- se basan en el principio de autonomía histórica. No hay absolutamente ninguno de estos movimientos que pertenezca al “sector histórico”. Si se quiere “despegar” es preciso asumir el modelo de autonomía histórica. Harina de otro costal es que aquí, muchos en lugar de despegar se prefiera hacer testimonialismo.

III) ¿Y qué se hace con los que se sienten ligados a los “modelos históricos”?.- Alguien ligado al sector histórico debe entender que lo suyo no es la política sino el testimonialismo y que desde el punto de vista del sector histórico, la eficacia de la acción política siempre quedará comprometida por el lastre insuperable que supone la referencia al modelo histórico. Éste debe entender que su terreno de expresión no es la política, sino el mundo de las fundaciones, de la historia, de las actividades culturales, pero no el de la acción política.

IV) Pequeña biografía de la autonomía histórica.- A pesar de haber sido teorizada en el marco que dio origen a Democracia Nacional, su primera manifestación fue a principios de los años 60 en el movimiento Jeune Europe fundado por Jean Thiriart entre 1962 y 1966. Las necesidades de adaptación de todos los partidos a las legislaciones vigentes en Europa, sí como el paso del tiempo, hicieron que poco a poco se fueran renovando las actitudes y las formas de expresión de los distintos partidos de carácter nacionalista. Esta renovación no se manifestó nunca en España hasta la creación de DN (1996). Pero, a partir de 2005, DN entró en una deriva problemática que borró en poco tiempo los rastros de cualquier concepción doctrinal. En los pocos casos que en España se han obtenido concejales en pueblos de tamaño significativo, se ha hecho con “colores” de autonomía histórica, lo que, por sí mismo, debería bastar para mostrar la idoneidad del planteamiento.

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