sábado, 16 de octubre de 2010

El Misterio de la Catedral de Barcelona. La sombra del colegio iniciático

Infokrisis.- Abordamos en este capítulo El misterio del trazado que irá desarrollando a lo largo de los cuatro capítulos siguientes. En este primero examinamos la sombre del colegio iniciático que se oculta tras la mención a "Jaume Fabra", mítica figura del maestro de obras al que se le atribuye la planificación de la Catedral. Dudamos de que se tratara de un personaje físico realmente existente y estamos persuadidos de que este nombre oculta un "colegio iniciático", probablemente autor así mismo, de otras catedrales catalanas de ambos lados de los Pirineos.


El misterio de la Catedral de Barcelona
Primera Parte
EL MISTERIO DEL TRAZADO
Capítulo X
LA SOMBRA DEL COLEGIO INICIATICO

Jamás se llegará a saber el nombre del Magister Principalis Operis Ecclesia -tratamiento deparado al maestro de obras- que trazó los planos de la Catedral. El primer maestro de obras cuyo nombre nos consta fue "Jaume Fabre", quien asumió los trabajos casi veinte años después de colocarse la primera piedra. Pero se trata también de una ilusión: la personalidad de Jaume Fabre es lo suficientemente tenue como para pensar, verosímilmente, que se trata de un nombre iniciático. Jaume es Santiago y Fabre, deriva del latín faver-fabri, obrero, artesano... Un maestro de obras con nombre similar trabajó en la Catedral de Gerona hasta el 1330 y otro, con nombre parecido, diseñó lo esencial de la Catedral de Narbona antes de pasar a ocuparse de la de Perpignan. Los nombres de todos estos maestros de obras en ocasiones son Jaume, Jaime, Jacobus, Jacques y los apellidos varían manteniendo siempre la misma raíz: Fauran, Faveran, Favarini, Favran, Fabré, Fabra... ¿Se trató de una misma persona? Tenemos la íntima convicción que no, que tras estos nombres y apellidos hubo un colegio esotérico, una logia operativa de maestros de obras, con su estilo propio y sus iniciados que probablemente trabajaran en Clermond Ferrand en 1248, luego en Limoges en 1273, antes de pasar a Barcelona el 1289. Esto explicaría las similitudes existentes entre las cabeceras de todas estas Catedrales. Explicaría también el parecido de la Seo barcelonesa con las de Narbona y Gerona que no se ha escapado a los ojos de los historiadores del arte, los cuales no han dudado en considerarlas hijas de una misma inspiración. Jaume Fabre es el "Santiago Obrador", probablemente el nombre bajo el que se conocía a toda la logia inspirada. El anonimato era importante y se respetó en los primeros años de construcción de nuestra Seo.

Los tres principales apóstoles de Cristo, Juan, Pedro y Santiago, representan, respectivamente, la Iglesia Esotérica, la Iglesia Exotérica y las Artes Operativas -entre ellas la Alquimia- que requieren un entendimiento entre la materia y el espíritu; Santiago, mediador entre lo divino y lo humano, representaba la figura del maestro de obras que en algunas ceremonias llevaba incluso "máscara", para evidenciar su distanciamiento de lo humano. Un hermoso libro nos lo pinta así: ".. acostumbrado a no detenerse durante mucho tiempo en un mismo lugar, el maestro de obras coge su ligero equipaje y se traslada a la ciudad que lo ha llamado. (...) Después, tomando posesión de su bastón y de sus guantes, encasquetándose el bonete simbólico, vistiendo el largo traje tradicional, pone a los operarios a la obra e inaugura la cantera en presencia del obispo y, en algunas ocasiones, del rey".

En Barcelona el maestro de obras debió inaugurar al tiempo dos tajos, uno allí donde se extraían las piedras y se las desbastaba, en las faldas del Mont Iovis, el monte que los romanos dedicaron al padre de los dioses y que estaba identificado por ello mismo, con el Olimpo, la montaña de Montjuic. Las claves de bóveda se labraban allí y, a falta de algunos retoques finales, eran conducidas en solemne procesión hasta el segundo tajo, el escenario de la Catedral en construcción. La arena para el mortero se sacaba del mar y la cal se extrajo de las canteras de Montgat las más antiguas de la región.

"Una vez más comienza la aventura (...) En ningún momento el maestro de obras separa el trabajo material del espiritual. Pasa por la materia para alcanzar el espíritu porque todas las demás vías le parecen utópicas y falaces. El hombre que no siente en su carne la verdad de los símbolos no es digno de su consideración. Toda su atención se concentra sobre la manera de hacer: si un gremial demasiado hábil logra su talla sin vivir su trabajo le amonesta sin contemplaciones. Por el contrario, alienta con la mirada al aprendiz que acaba de estropearlo todo avanzando un paso. Se desencadena su cólera cuando un obrero alardea de su valor en una taberna de la ciudad y advierte que si quebranta por segunda vez la sagrada regla del anonimato lo expulsará de la cantera: "¿Cómo puedes creer que el arte sirva para expresar sentimientos personales? -le dice-. ¿No sabes que lo único que tiene importancia es la idea que ha de transmitirse y no quien la transmite?". En ocasiones ha de responder a las críticas de los escultores. "-¿Acaso no somos simples copistas? -le preguntan. -El copista ejecuta sin conciencia -contesta el maestro-. En cuanto a vosotros identificados con los símbolos sagrados y descubrid el auténtico significado de vuestro trabajo". Así era la vida de los constructores de las Catedrales y tal era su moral y valores. Con su trabajo no perseguían sino vencer el Ego; este objetivo imponía el anonimato, incomprensible en estos tiempos en los que cualquier obra de dudoso valor debe necesariamente llevar el cuño de quien operó el disparate.

Pues bien, ese hombre sabio, ese magister a quien le encargaron trazara los planos, tenía como única ayuda un bastón y una cuerda, una escuadra y un compás. El bastón le dió una medida y la cuerda un ángulo, con esos sencillos instrumentos creó una Catedral dotada de ritmo, belleza y armonía. Primero encontró una medida y un centro; luego lo desarrolló en superficie y volumen. Lo que sigue es una hipótesis sobre el procedimiento utilizado para trazar el plano de la Catedral.

(c) Ernesto Milá - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción total o parcial de este texto