A partir de este objetivo ya es posible definir un esbozo de estrategia. Esa estrategia se basa en dos elementos: Irrumpir en el “frente social” y Trabajar “en red”. Veamos lo que significa cada uno de estos conceptos.
1) Irrumpir en el “frente social”: implica hacerlo a través de los sindicatos. Habrá que definir el por qué realizamos esta afirmación y por qué creemos que es el único frente que, en el momento actual, puede aportar rendimientos. El “frente sindical” es particularmente vulnerable a causa de motivos acumulados en los últimos veinte años:
1) Irrumpir en el “frente social”: implica hacerlo a través de los sindicatos. Habrá que definir el por qué realizamos esta afirmación y por qué creemos que es el único frente que, en el momento actual, puede aportar rendimientos. El “frente sindical” es particularmente vulnerable a causa de motivos acumulados en los últimos veinte años:
- La estabilidad del “frente social” se concreta por la falta de combatividad de unos sindicatos cuyas burocracias dirigentes, más que castradas, han sido compradas al peso. A esas burocracias es a lo que, a partir de ahora, llamaremos “mafia sindical”.
- Actualmente, los “sindicatos de clase” no tienen nada que ver con los que existieron en el pasado: no están formados por “obreros”, sino especialmente por mandos intermedios que disponen de contratos de trabajo fijos y apenas buscan nada más que horas sindicales y abandonar los tajos por puestos en la burocracia sindical. La baja afiliación sindical y el hecho de que nadie en las fábricas y tajos ignore que la mayoría de cargos sindicales tienen objetivos personales que no tienen nada que ver con las reivindicaciones obreras. En cuanto a los ingresos, ya no proceden de cuotas, sino de subsidios, cursos de capacitación laboral y subsidios de los distintos niveles de la administración y solamente en última instancia y casi a título anecdótico de cuotas de afiliados. Así funcionan las “mafias sindicales”.
- Desbordar y romper las mafias sindicales solamente puede hacerse desde el mundo sindical, no desde el mundo político, ni mucho menos desde la denuncia. Por otra parte, lo que a nosotros nos puede interesar no es tanto denunciar a la “mafia sindical” en sí mismo, como transformar esa denuncia en fuerza de agitación contra el sistema político-económico.
- ¿Es posible romper el poder de la “mafia sindical”? Sí, sin duda: la posición de CCOO y de UGT se va a hacer progresivamente insoportable, especialmente a partir del último trimestre de 2009 y primero de 2010. La posición de unos sindicatos que “recomiendan” el voto para quien les paga, el PSOE, ¡con 4.000.000 de parados generados por ese mismo PSOE! es algo completamente insostenible a corto plazo. De ahí que cualquier ofensiva contra los sindicatos mayoritarios desde dentro del mundo sindical tenga a su favor la difícil posición de las burocracias sindicales.
- El PSOE quiere tranquilidad en el frente sindical para poder aplicar lo que entiende por “reformas”: reforma del mercado laboral y reforma del sistema de pensiones. El PP haría exactamente lo mismo. Si hasta ahora no han operado estas reformas, no se ha debido a la oposición de los sindicatos, sino al hecho de electoralmente tendría un coste para ellos insoportable. Las aplicarán justo después del próximo proceso electoral. ZP (y el PP) utilizan a las “mafias sindicales” en su calidad de “agentes sociales” para cubrir el hecho incontrovertible de que las reformas a las que aspiran apuntan contra las clases medias y la clase obrera. En realidad hay que defender la idea de que las ”mafias sindicales” no son “agentes” de nada, se representan a sí mismas y no pueden seguir hablando en nombre de los trabajadores solamente porque el poder que los subsidia ha decidido que así debe ser.
Así pues, todo esto implica que existe la posibilidad de intervenir en el mundo sindical reforzando a los sindicatos independientes a través de los cuales se puede:
1) Denunciar el origen de la crisis económica y el hecho de que el gobierno apoya a los responsables de la crisis y acalla a los trabajadores comprando al peso a las “mafias sindicales”.
2) Denuncia de la falta de ideas y de alternativas para salir de la crisis. Ni el PP es un “proyecto alternativo” al del PSOE, ni viceversa. Ambos partidos están a favor de la “reforma del mercado laboral” y de la “reforma del sistema de pensiones”.
3) Denuncia de la política suicida iniciada por el PP y amplificada por el PSOE en materia de inmigración y defensa de la “preferencia nacional”, esto es, del derecho a los trabajadores españoles a tener la prioridad en el acceso a subsidios y puestos de trabajo.
4) Denuncia de la práctica del “pan para hoy hambre para mañana” iniciada por el gobierno mediante el aumento del gasto público.
Si esta denuncia se realiza a través de partidos políticos formales, jamás llegará a los trabajadores: estamos ante una sociedad despolitizada, que ha vuelto la espalda no solamente a los partidos políticos que gobiernan, sino a la política en general. Por tanto, un mínimo criterio de proximidad y economía de medios induce casi automáticamente a:
- actuar en el mundo sindical siguiendo la ley básica del método de masas: llevar lo particular a lo global, llevar la denuncia de la crisis económica y de la situación precaria de las clases trabajadoras a la crisis global del sistema (primero crisis económica, luego depresión, más tarde crisis social y, finalmente, crisis política). Dicho con otras palabras: denuncio las precarización de las condiciones laborales para demostrar que mientras persista la partidocracia, las “mafias sindicales” y la plutocracia, la situación no tendrá remedio. Luego para cambiar las condiciones de precariedad laboral será preciso cambiar las reglas de juego político.
- aprovechar la estructura de los sindicatos independientes como arietes contra el “sindicalismo oficial” y, por tanto, para romper el eslabón más débil del sistema político-social español. Nosotros no disponemos de fuerza suficiente para crear sindicatos propios, pero sí estamos en condiciones de injertar a unos cuantos cientos de trabajadores en los sindicatos independientes y realizar la denuncia de las “mafias sindicales” a partir de esas tribunas, sin el riesgo que supone el que esas mafias se atrincheren en los eslóganes fáciles que hemos oído y que engloban las calificaciones de “xenófobos, racistas, ultras, etc.”. Quienes denuncian a las “mafias sindicales” son otros sindicatos conocidos y con tradición propia, por tanto inatacables.
- si lo que se pretende es realizar una denuncia y romper la hegemonía de los sindicatos en el medio social, habrá necesariamente que trabajar en el medio social a través de otros sindicatos que puedan jugar el papel de alternativa y a los que podemos aportar una perspectiva más amplia más que el simple “sindicalismo” reivindicativo o de gestión. Lo que proponemos no es llevar una pancarta el 1º de mayo, sino el realizar una denuncia de las mafias sindicales allí en donde esa denuncia puede ser más eficaz, y hacerlo desde una estructura irreprochable: otros sindicatos. Una denuncia a la mafia sindical a partir de partidos de extrema-derecha no tendría capacidad de penetración: esos mismos argumentos incorporados al arsenal de los sindicatos independientes puede hacer saltar por los aires el eslabón más débil del sistema político-social español.
2) Actuar “en red”: entendemos por “actuar en red” cuando lo hacemos a través de distintas mallas de relaciones interconectadas unas con otras, dotadas de un mismo plan estratégico pero disponiendo de autonomía táctica.
Ejemplo de actuación “en red”: distintos camaradas trabajando en el interior del Club de la Harley, o de las Hermandades de la Legión, o de Hermandades Católicas, de los sindicatos independientes, o de círculos culturales, etc, etc, son, en sí mismas, redes de afinidad creadas en función de afinidades, actividades o proyectos. A través de estas redes pueden vehiculizarse y popularizarse “temas” y, al mismo tiempo, articularse respuestas a los problemas de hoy.
Hasta ahora, el error de la extrema-derecha ha consistido en concentrar esfuerzos en el mantenimiento de aparatos políticos propios de influencia muy limitada, olvidando que sus militantes, en tanto que personas, pertenecen a distintas “redes”: los clientes del bar que se frecuenta, el equipo de fútbol que se apoya, el club social al que se pertenece, la APA de la que se es miembro, el sindicato que se apoya, la propia familia, el propio vecindario, etc. Con solamente un millar de militantes es posible extender el campo de aplicación a varios miles de simpatizantes sobre los que se puede operar difundiendo ideas. Y esto es eficaz, siempre y cuando se den dos circunstancias:
- cuando exista un nexo central en toda la actividad de las distintas redes que remita a los mismos puntos: pérdida de identidad nacional, impacto negativo de la inmigración, lucha contra la globalización, etc. Este “nexo central” es el constituido por las formaciones políticas patrióticas actualmente existentes y que necesariamente deben converger en un máximo de tres siglas.
- cuando el aparato central del partido político esté en condiciones de realizar un nivel de actividades y de difusión de documentos y planteamientos que cada elemento situado en cualquier red social ser capaz de adaptarlos a las necesidades, la lógica y los planteamientos de su red.
Es en este terreno en el que, al menos en la fase en la que la depresión desencadena la crisis social, puede refugiarse la “actividad patriótica”. Sostenemos que en esta fase: la acción social debe constituir el “vector principal” de actividad y este vector debe desarrollarse, fundamentalmente en el mundo de los trabajadores, pero existen, así mismo, “vectores secundarios”.
El “vector patriótico” es, desde luego, uno de ellos. Secundario, pero reconducible a partir del principio de “preferencia nacional” y a la idea de “patriotismo social”. Solo así, la acción patriótica puede insertarse –en esta fase- en un contexto mayor y más eficaz.
Si circunscribimos la “acción patriótica” a problemas inexistentes o que nadie percibe como tales (la “unidad nacional” que muy pocos cuestionan y que no tiene posibilidades de romperse por los motivos que ya hemos expuesto) será completamente estéril, pero si en esta fase de la depresión insistimos, a través de fundaciones, partidos, anillos de internet, revistas, etc, en la “preferencia nacional para los trabajadores españoles” y en la defensa de la industria española frente a la deslocalización querida y traída por la globalización, estamos realizando una alta tarea patriótica… en el medio económico-social, el más permeable hoy por hoy. En cambio si nos concentramos en la defensa de la unidad nacional en el plano político nos enfrentamos al vacío más absoluto en tanto la inmensa mayoría de la población ni contempla esta posibilidad, ni la tiene como el centro de sus intereses.
El trabajo en red, tiene además otras contrapartidas ventajosas:
- Permite que los pequeños partidos actuales sigan existiendo.
- De un lado sus militantes tenderán a colaborar en el interior de redes comunes, habituándose a una sinergia que vaya más allá de los altos muros de su propia sigla.
- De otro se insertará en la política real que nunca se realiza en el interior del local del propio partido, sino en medios sociales muy diversos en los que se pretende ganar peso.
- Finalmente, este estilo de trabajo permite que militantes y direcciones de distintos grupos impulsen fundaciones y ONGs comunes en torno a temas en los que el fraccionamiento solamente entraña debilidad y dispersión de fuerzas.
Por ejemplo: una fundación patriótica impulsada en común puede desarrollar campañas unitarias a favor de la españolidad de Canarias, Ceuta o Melilla. No son, desde luego, “vectores principales” del trabajo, pero sí puede servir para movilizar simpatías de sectores sociales que experimentan estos problemas con singular intensidad.
Otro tanto cabe decir de los problemas del aborto, o de la solidaridad con pueblos oprimidos o con la acción de círculos culturales, etc. Son formas “redes” que pueden habituar a trabajar juntos a militantes de distintas organizaciones a la vista de que las posiciones a adoptar ante esos temas serán –seguramente en la mayoría de los casos- idénticas.
Resumen:
Es lo que llamamos: la estrategia de los dos vectores apuntando contra las dos columnas del sistema basada en:
- Vector principal: trabajo en el medio sindical denunciando a las “mafias sindicales” y movilizando a los trabajadores contra las políticas económico-sociales del PP y del PSOE.
- Vector segundario: trabajo en red en otros sectores, facilitando la penetración en los ambientes sociales más diversos y la colaboración entre militantes de distintas fuerzas.
© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Se permite la reproducción de este texto indicando procedencia.
El “vector patriótico” es, desde luego, uno de ellos. Secundario, pero reconducible a partir del principio de “preferencia nacional” y a la idea de “patriotismo social”. Solo así, la acción patriótica puede insertarse –en esta fase- en un contexto mayor y más eficaz.
Si circunscribimos la “acción patriótica” a problemas inexistentes o que nadie percibe como tales (la “unidad nacional” que muy pocos cuestionan y que no tiene posibilidades de romperse por los motivos que ya hemos expuesto) será completamente estéril, pero si en esta fase de la depresión insistimos, a través de fundaciones, partidos, anillos de internet, revistas, etc, en la “preferencia nacional para los trabajadores españoles” y en la defensa de la industria española frente a la deslocalización querida y traída por la globalización, estamos realizando una alta tarea patriótica… en el medio económico-social, el más permeable hoy por hoy. En cambio si nos concentramos en la defensa de la unidad nacional en el plano político nos enfrentamos al vacío más absoluto en tanto la inmensa mayoría de la población ni contempla esta posibilidad, ni la tiene como el centro de sus intereses.
El trabajo en red, tiene además otras contrapartidas ventajosas:
- Permite que los pequeños partidos actuales sigan existiendo.
- De un lado sus militantes tenderán a colaborar en el interior de redes comunes, habituándose a una sinergia que vaya más allá de los altos muros de su propia sigla.
- De otro se insertará en la política real que nunca se realiza en el interior del local del propio partido, sino en medios sociales muy diversos en los que se pretende ganar peso.
- Finalmente, este estilo de trabajo permite que militantes y direcciones de distintos grupos impulsen fundaciones y ONGs comunes en torno a temas en los que el fraccionamiento solamente entraña debilidad y dispersión de fuerzas.
Por ejemplo: una fundación patriótica impulsada en común puede desarrollar campañas unitarias a favor de la españolidad de Canarias, Ceuta o Melilla. No son, desde luego, “vectores principales” del trabajo, pero sí puede servir para movilizar simpatías de sectores sociales que experimentan estos problemas con singular intensidad.
Otro tanto cabe decir de los problemas del aborto, o de la solidaridad con pueblos oprimidos o con la acción de círculos culturales, etc. Son formas “redes” que pueden habituar a trabajar juntos a militantes de distintas organizaciones a la vista de que las posiciones a adoptar ante esos temas serán –seguramente en la mayoría de los casos- idénticas.
Resumen:
Es lo que llamamos: la estrategia de los dos vectores apuntando contra las dos columnas del sistema basada en:
- Vector principal: trabajo en el medio sindical denunciando a las “mafias sindicales” y movilizando a los trabajadores contra las políticas económico-sociales del PP y del PSOE.
- Vector segundario: trabajo en red en otros sectores, facilitando la penetración en los ambientes sociales más diversos y la colaboración entre militantes de distintas fuerzas.
© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Se permite la reproducción de este texto indicando procedencia.