En 1970, recibí
un catálogo de Edizioni Europa que, entonces estaba gestionada por miembros de Ordine
Nuovo, que acababan de reingresar en el MSI. Aquel catálogo era casi un
libro que contenía cientos de referencias bibliográficas: “si lo recomendaban
los de Ordine Nuovo, es que había que leer a todos aquellos autores”,
pensaba a mis 18 años.
No fui el único
en disponer de ese catálogo, los miembros de CEDADE también lo consiguieron y,
a partir de él, fue cómo surgió la idea de realizar un volumen que vería la luz
diez años después con el título de THULE, la cultura de la otra Europa,
libro que ha tenido varias reediciones pero que yo no recomendaría: todos los
que lo escribimos éramos demasiado jóvenes en aquellos momentos y era imposible
que hubiéramos leído a todos los autores que referenciábamos, una mayoría de
los cuales, ni siquiera -en aquellos años- habían sido traducidos al
castellano. Hicimos lo que pudimos, esa es la verdad, pero “íbamos de oídas” y
no podíamos conocer a aquellos autores en profundidad.
Entre los libros
que figuraban en este catálogo había uno que me llamó particularmente la
atención: “Citazioni di Julius Evola”, publicado en la
colección L’Architrave de Giovanni Volpe, recopiladas por Giovanni Conti y
prologadas por Gianfranco De Turris.
En aquella época
tenía la impresión de que Evola era un “autor importante” para nuestro
ambiente. Lamentablemente, ¡no existía ni una sola página de él traducido al
castellano! Ni siquiera conocía las líneas maestras de su pensamiento. Así
que, para conocer la naturaleza del “pensamiento evoliano” opté por comprar
este volumen de citas que, al menos, me aportarían una panorámica de su
pensamiento.
Era un pequeño volumen, con una letra particularmente minúscula (la introducción de De Turris y las notas de Conti estaban impresas con un cuerpo 4 que hoy me resulta absolutamente imposible leer y el resto del volumen, con sus citas no es mayor de un cuerpo 5…) que me impresionó a pesar de que en aquella época no hablaba italiano y debía recurrir a un diccionario para descifrar la mayor parte de frases. De hecho, no logré entenderlas todas.
El volumen ha
estado conmigo la mayor parte del tiempo que siguió. Me acompañó en el exilio.
Tiene aromas parisinos, libaneses e iberoamericanos, incluso carcelarios.
Cuando en 2008 doné la mayor parte de mi biblioteca a la de Villena, este libro
permaneció conmigo. Lo había intentado traducir en varias ocasiones, pero nunca
había conseguido encontrar el tiempo suficiente como para avanzar.
Durante más de
cuarenta años, esta traducción ha sido una asignatura pendiente, hasta que al
final, me decidí a hacerlo, aprovechando el año nuevo (“segundo año triunfal
del Covid”).
El estilo de
Evola es difícil. Especialmente el de sus primeros trabajos. Incluso el Rivolta
contro il mondo moderno, adolece de cierto preciosismo y de una estructura
de las frases que no es la que acompaña a los textos italianos escritos en
nuestros días. Traducir literalmente a Evola, supone hacerlo incomprensible a
otras lenguas (como, de hecho, así ha ocurrido en muchas traducciones al
castellano, cuya floja calidad explica, por sí misma, la menor impronta del
pensamiento evoliano en nuestra lengua).
Y es que, Evola
precisa una adaptación necesaria y radical en su estilo. Cuando se tradujo el Rivolta
a una edición franco-canadiense, comparada con la edición original italiana,
los dos textos se parecen como un huevo a una castaña. Pero se entiende, se
altera la forma, para aclarar y hacer accesible el fondo.
En 1971, con 19
años, intenté traducir Orientamenti, el volumen más asequible de Evola y
fracasé al no atreverme a corregir ni una sola línea del autor. Peor aún,
cuando se tradujo Gli Uomini e le rovine al francés en la colección Les
Septs Couleurs, publicada por Maurice Bardeche, el traductor consideró
necesario -pero abusivo- la traducción del propio título que pasó a ser, por la
magia del adaptador: Les hommes parmi les rovines (los hombres “entre”
las ruinas, cuando la traducción original hubiera sido Los hombres y las
ruinas) y no fue sino hasta los años 80 cuando la obra de Evola fue mucho
más correctamente traducida al francés por Pardés.
Finalmente, me
di por satisfecho con la traducción del Citazioni di Julius Evola, que
ahora ofrezco a los lectores en un volumen de la Revista de Historia del
Fascismo y, al mismo tiempo, como volumen al margen de cualquier colección.
Creo que vale la pena explicar algunas cosas.
En estas más de
200 páginas se encierran los puntos esenciales de una “doctrina” (no de una “ideología”,
esquema rígido con poca capacidad de adaptación a un mundo siempre cambiante,
sino de una “concepción del mundo” de la que el fascismo fue una concreción
espacio temporal, pero cuyos lineamientos corresponden a los mejores momentos
de la tradición). Tener una “doctrina” es importante, mucho más para un
individuo que para un movimiento político. A fin de cuentas, hoy, decretado
el “ocaso de las ideologías”, la política se ha convertido en el escenario por
el que deambulan los peores tipos humanos, pero la “persona” puede mantenerse “en
pie”, a condición de disponer de una concepción del mundo. De lo contrario,
será uno de tantos peces muertos que circulan con la corriente.
¿De qué se
compone una “doctrina”? Fundamentalmente de siete aspectos:
- - concepción del mundo,
- - concepción de la persona,
- - concepción de los valores,
- - concepción de la Historia,
- - concepción del Estado,
- - concepción de la cultura y
- - concepción de la sexualidad
Cuando una “doctrina”
ofrece respuestas a todos estos aspectos de la vida, es que estamos ante una
visión integral que, en rigor, merece este nombre. Por eso he traducido las “Citazioni
di Julius Evola”. Véase el índice en el que se clasifican las frases
seleccionadas:
- Prefacio (Gianfranco De Turris)
- I. LA TRADICION
- II. LA HISTORIA Y MITO
- III. CONTESTACION AL MUNDO MODERNO
- IV. AUTORIDAD – JERARQUIA – ARISTOCRACIA
- V. DOCTRINA DEL ESTADO
- VI. RAZA Y RAZAS
- VII. SEXO Y EROS
- VIII.LA CULTURA Y EL ARTE
- IX.CONOCIMIENTO Y AUTORREALIZACIÓN
- X.PROBLEMAS DEL ESPÍRITU
- XI.ORIENTACIONES EXISTENCIALES
Vienen a ser en torno a una 250-300 frases extraídas de las obras escritas por Evola desde los años 20 hasta su fallecimiento en el primer tercio de los años 70. Conti, el recopilador, realizó un esfuerzo de lectura del “corpus evoliano” que abarca todas las grandes obras y también pequeños ensayos y artículos publicados en distintos medios de comunicación, algunos de ellos de amplia difusión. En su conjunto, este volumen ofrece una perspectiva completa ¿del pensamiento evoliano? Sí, pero, sobre todo, del pensamiento tradicional aplicado al análisis de la modernidad y a definir las actitudes que alguien inspirado en este pensamiento puede adoptar ante el mundo.
En su
introducción, Gianfranco De Turris cita algo que merece recordarse. Cuando
recibí el volumen en los ya lejanos años 70, pensé en traducirlo, no con el
título original sino con el de “Pequeño Libro Negro”. Otros
editores pensaron lo mismo y en varias ediciones francesas este título fue
recogido. Era lógico y De Turris explica el por qué. Desde mediados de los años
60, la izquierda tenía al “Pequeño Libro Rojo” de Mao Tse Tung, una
especie de catecismo maoísta, como texto de referencia para el “marxismo-leninismo”.
En nuestro
ambiente no teníamos nada parecido. Solamente hacia mediados de los 70,
Editorial Acervo publicó una selección de frases de José Antonio Primo de
Rivera, con intención rivalizar con el “Libro Rojo”. En Italia, las “Citazioni
di Julius Evola”, alumbraron a una nueva generación de militantes que se
curtió, tanto en las filas del MSI, como de grupos extraparlamentarios y en
círculos culturales autónomos.
Cincuenta
años después, nadie, ni siquiera en China, recuerda el “Libro Rojo” de Mao, ya
no hay partidos “maoístas” en Europa, sin embargo, el interés por Evola sigue
vivo y se ha ampliado a todo el mundo. Esa es la gran diferencia y el gran
triunfo de lo que es “tradicional” sobre lo que en algún momento puede llegar a
ser una “moda”.
En lo personal,
resulta una satisfacción el haber traducido este volumen (que ha sido varias
veces reeditado en Italia, tiene varias ediciones francesas). Solamente he
introducido una frase que Conti no había integrado en su recopilación.
Pertenece al ensayo de Evola “Espiritualidad pagana en el seno de la Edad
Media católica” que traduje a mediados de los 80:
“Teniendo como ideal al héroe antes que al santo y al vencedor antes que al mártir; cuyos valores se resumían en la fidelidad y el honor, más que en la caridad y el amor; viendo en la cobardía y en la vergüenza males peores que el “pecado”; poco inclinado a no resistir al mal y a devolver bien por mal, sino, más bien, habituado a castigar la injusticia y devolver mal por mal; excluyendo de sus filas aquellos que mantuvieran el principio cristiano de "No matarás", teniendo por principio no amar al enemigo sino combatirlo y no demostrar magnanimidad con él sino tras haberlo vencido; en todo esto, la Caballería medieval afirma, casi sin alteración, una ética heroico-pagana y aria en el seno de un mundo que tenía de católico solo el nombre”.
La obra está presentada en dos formatos.
- Como volumen nº 71 de la Revista de Historia del Fascismo (para Evola, el fascismo era una forma de recuperar los valores tradicionales en un momento del siglo XX y tenía valor, solamente en tanto en cuanto, realizaba esa función), que puede pedirse en eminves@gmail.com, o bien en la página de Amazon
- Como libro fuera de cualquier colección que puede comprarse en formato libro convencional o bien en formato electrónico en este enlace.
Quizás la
doctrina no te interese y creas que lo importante es que ganen las elecciones
la sigla por la que has apostado. Créeme, esa sigla pasará como todo lo que
está en este mundo en el que todo es “vanidad de vanidades y mecerse en el
viento”, pero lo que no pasará es la Gran Tradición. Si logras unir tu vida con
esta concepción del mundo, lograrán una orientación existencial, la única que da
un sentido a la vida. Y entonces entenderás porqué en este blog, bajo el título,
aparece una definición de cómo me siendo y de lo que pienso:
- APOLÍTICO (pero no indiferente, sino distanciado),
- ANARCA (al margen del pensamiento masificado),
- CONSERVADOR (consciente de que ya no hay casi nada que merezca del conservado) y
- REVOLUCIONARIO (por la revolución del Orden).
Somos muchos los
que compartimos estos lemas en todo el mundo. Los suficientes como para poder
considerarnos ciudadanos, no de una patria que va del mal en peor, sino de una
IDEA. Este volumen te ayudará a conocer esta idea e incorporarla a tu vida.