Hubo un tiempo en que el arquetipo de la mujer danesa era:
estatura superior a 1,70, desenfada, vestida correctamente a la moda europea,
sin estridencias. Ahora, acabo de ver una foto de un grupo de musulmanas en Dinamarca,
sin duda con pasaporte danés. A la de la derecha, solamente se le ve una
delgada franja del rostro, los ojos, cerrar más la ventanilla del “niqab” implicaría
ir a ciegas. Además, lleva guantes a juego, negros off curse. La de la derecha alterna un niqab con tonos grises y
negros y la descocada se ha atrevido a salir sin guantes. Detrás de ellas, la
foto de una danesa que muestra ojos, nariz, labios, pómulos y un rostro
perfectamente formado que nos recuerda que estamos en Europa. Los dos
musulmanas, curiosamente, tienen en sus manos una bebida con el logo de Burger King y una pajita. Y me pregunto,
no sin cierta ingenuidad, ¿por dónde absorberán la pajita las criaturas? ¿Me
quejo de esto? No, claro está, me quejo de que esto ocurra en Europa.
Las dos chicas de la
foto, lo único que están haciendo es llevar la moda del Rif y de las zonas más
apartadas de Marruecos, al centro de la capital danesa. No me cabe la menor
duda de que ambas han nacido en Dinamarca, sin embargo, sus padres son de
diferentes comarcas del Rif y, por tanto, lucen distintos estilos de niqab. Han
traído sus tradiciones a Europa. Luego se preguntarán cómo es que no
encuentran trabajo o cómo es que suscitan recelos. Póngase usted o yo, o un
ángel bajado del cielo un antifaz y una capa de las antes del motín de
Esquilache, y ante por las calles suscitando recelo, temor, expectación y viendo
como la gente cambia de acera por lo que usted, así, le pueda traer. No en los momentos
de mayor rigorismo católico nuestras monjas han ocultado rostros y manos.
Europa está camino de abandonar completamente su religión
tradicional, el cristianismo. Da la sensación de que los 2.000 años de
cristianismo ya están quedando atrás. Era la religión de mis padres y de mis
abuelos, así que, aunque yo no crea en ningún Dios y aunque tenga cierta
propensión a admirar el sacrificio de Odín en el Roble del Destino y a preferir
el Rakrarök antes que el obscuro y sórdido Apocalipsis, reconozco que si hay una religión que tenga que ver con mi linaje, con
mi patria y con mi cultura, esa es el cristianismo. ¿Qué se apaga por mérito
del Vaticano II? Las religiones, como cualquier otro fenómeno social, están
también sometidos a la segunda ley de la termodinámica, aquella que establece
que los circuitos cerrados de energía tienden a decaer y a extinguirse con el
ineludible paso del tiempo. Por alguna fatalidad, los ciclos religiosos no
duran nunca más de entre 2000 y 2250 años. ¿Y yo que quieren que les diga?
Matrix es así.
Lo que me duele, verdaderamente, es que cuando el repliegue del cristianismo podría habernos situado en un mundo de objetividad post-religiosa y de ausencia de dogmas, ahora llegan unos tipos de África y de Asia y nos cuentan, mira por dónde, que no hay más que un Dios, Alá, y que Mahoma es su profeta… y al que les chista, se lo comen con cuscús y quebab Y, claro, no podemos decirles que esto quizás valga para quedar bien en el desierto, pero que aquí, en Europa, no solamente nunca se ha creído un dogma tan simple, sino que, históricamente, se ha andado a bofetadas con el islam.
Pero, bueno, la gente cree en las cosas más estrafalarias,
así que, bienvenidos al club. Imaginaros una secta que, además de creer en un
dogma exótico, viste, digamos, como los tripulantes de la nave Enterprise de
Star Trek. ¿Qué opinaríais si los vierais por la calle? “Panda de colgaos”, sin
duda. Claro está, cada cual tiene derecho a vestir como quiera… ¿o no? También
yo voy con bermudas y camisas hawaianas cuando estoy en algunas zonas de
turismo o en verano en mi pueblo… Pero, claro, yo no hago profesión de fe y el
niqab y demás sí son rasgos de una religión del desierto que aspira a islamizarnos
incluso a los que no creemos ni siquiera en Crom, el dios de Conan, que ayuda a
los que se ayudan a sí mismos.
Los niqabs, los chadores, los burkas, las barbas
talibánicas, todo eso tienen mucho sentido en el marco geográfico en el que han
nacido, pero el refrán español de “donde
fueres, haz lo que vieres” debe ser tenido también en cuenta. No veo lo que se
dice esfuerzos de “integración” en las dos chicas de la foto (que me las
imagino muy simpáticas y agradables bajo el textil). Y esto es Europa: el único
lugar del mundo en el que alguien se toma en serio lo de la “sociedad abierta”,
“la multicuralidad” y “el mestizaje de culturas”. Vaya al valle del Rif con camisa
y corbata y verán cómo le miran.
Hoy, algunos progres que habían apostado por la inmigración
y el islam están dando marcha atrás. Hoy mismo, El Confidencial entrevista a uno de estos “sociólogos” que
reconocen haberse equivocado con el islam. De
la misma forma que el Partido Comunista fue un instrumento de la URSS, los salafistas
que hoy proliferan como hongos, son delegados de Arabia Saudí. Pero en los
últimos 40 años ninguna legislación de Europa Occidental ha tratado de regular
las ayudas extranjeras para la implantación de nuevas religiones en el
territorio nacional. ¿Qué lo impide? La “corrección política” y los dogmas
multiculturales que, en nuestras latitudes, han sustituido a los dogmas
cristianos y que han abierto paso al dogma islámico.
Y luego se ven fotos de Dinamarca que parecen sacadas de
entre Nador y Quetama. A ver si no es para quejarse…