En nuestro repaso por la vida y por la obra de Manuel Valls,
el hombre de Ciudadanos en Barcelona, antiguo ministro del interior en Francia,
es inevitable aludir a la familia en el seno de la que nació y a la Barcelona a
la que ahora regresa para continuar su carrera política.
El candidato de Ciudadanos para la alcaldía de Barcelona,
nació hijo de Manuel Carlos Valls Galfetti, el 13 de agosto de 1962 en
Barcelona. Vio la luz (la de verdad, no la masónica) en la clínica La Ferroviaria,
de la calle Campoamor en el barrio de Horta. Allí estaba arraigada su familia.
Fue su tío, médico de profesión, ginecólogo por más señas, el que supervisó la gestación
de su madre y el parto. Su padre pertenecía a la alta burguesía catalana. Y su
apellido Valls, significa “los que viven en un pequeño valle”. Leo en una
biografía escrita por Emmanuel Ratier, cuando era ministro del interior en
Francia, que, en tanto que apellido con origen geográfico pudo corresponder a
orígenes “marranos” (judíos conversos que “judaizaban”, es decir, que seguían
observando clandestinamente sus costumbres y su anterior religión). Algo de
esto debió barruntar su tío, Manuel Valls (1920-1984) cuando publicó una
recopilación de canciones sefarditas “para soprano, flauta y guitarra”, que le
fueron publicadas por las Ediciones de la Unión Musical.
La fortuna de la familia derivaba del abuelo, José María
Valls y Vicens, nacido en 1854, jurista de formación, pero que se dedicó al
negocio de la banca que había fundado su padre, la Banca Magín Valls (en
homenaje a San Magín, patrón de Tarragona y nombre muy habitual en Cataluña en
el XIX y en la primera mitad del XX. Durante un tiempo, el abogado y banquero,
como correspondía a un vástago de la alta burguesía catalana, militó en la
Lliga de Catalunya, expresión del catalanismo conservador, de la que llegó a
ser vice-presidente. Fue también miembro de la Cámara de Comercio de Barcelona
en la que, igualmente ocupó la vicepresidencia y falleció en 1907.
Su hijo, Magín Valls i Martí, se casó con Carme de Subirá y Thomas
que destacaba como traductora y era relativamente conocida en los medios
intelectuales barceloneses de principios del XX. Su inquietud intelectual le
llevó a proponer a su padre la apertura de una librería que debería ser la más
grande de la ciudad. El padre, que buscaba buenos negocios, y era consciente de
que la cultura difícilmente puede serlo, se negó a ello. La Banca Magi Valls
sobrevivió a las crisis de finales del XIX, pero se encontró en difícil
situación en 1920, cuando el final de la Primera Guerra Mundial supuso un duro
golpe para la industria textil catalana. Necesitó la entrada de mas capital y,
como resultado, fue rebautizada como Banca Ponsa y Valls.
En 1929, Valls i Martí colaboró en la fundación del diario
El Matí que apareció hasta que en 1936 fue incautado por las autoridades republicanas
y transformada en la redacción y talleres de Treball, el diario del Partido
Socialista Unificado de Cataluña (rama catalana del PCE). El Matí fue un diario
de línea conservadora y catalanista, con muchos redactores procedentes de la
Federació de Joves Cristians de Catalunya, y que tuvo como director a Félix
Millet i Maristany, cuyo nombre sonará por la vinculación de su hijo, Félix
Millet i Tussell, a uno de los escándalos más famosos del “pujolato”: el Caso Palau.
Aspiraba a ser un “diario de seny” y lo consiguió hasta el 19 de julio de 1936,
cuando fue incautado.
José Maria Valls i Vicens, había comprado en el Guinardó una gran propiedad, de la que se sospechaba que, inicialmente, había sido una villa romana y que, había ido sorteando el tiempo y construyéndose sucesivamente distintas masías fortificadas de la que la llamada Torre dels Pardals, era la propiedad más grande de la zona. Sus distintos propietarios, aprovechando que estaba lejos del frente de mar, la fortificaron para estar a salvo de los relativamente frecuentes ataques piratas y de los sitios que sufrió la ciudad. Se cultivaba viña hasta que filoxera acabó con todas las cepas. Aprovechando la devaluación de la propiedad, Valls i Vicens la compró como “casa de veraneo” pero apenas la utilizó. Sus hijos vendieron la propiedad y los nuevos propietarios encargaron a Rubió i Bellver, arquitecto modernista y discípulo de Gaudí, quien diseñó un caserón muy del gusto de la época que terminó siendo demolido en 1956 y en recuerdo del cual una calle del Distrito de Horta-Guinardó lleva su nombre. Durante la guerra fue incautada por la CNT-FAI que colocó allí una de sus escuelas.
La familia Valls vivía en la calle Rectoría de Horta, cerca
de la parroquia de San Juan de Horta, del siglo X. En 1909, la iglesia ardió
completamente y hubo que derribar sus restos, tras los sucesos de la “semana
trágica”. Pero antes del incendio ya se había decidido construir una nueva
iglesia que finalmente se inauguró en 1917. Desde la sala de estar de los Valls
se pudo ver el incendio de la nueva iglesia en los primeros días de la guerra
civil. Los Valls corrieron en aquel momento, el riesgo de ser fusilados. De
hecho, las “patrullas de control” dependientes del Comité Central de Milicias
Antifascista, creado después del 18 de julio con beneplácito de Companys y
causante directo del fusilamiento de 9.000 catalanes entre finales de julio y
principios de noviembre de 1936, registraron la propiedad de los Valls,
buscando sacerdotes, ornamentos religiosos y hostias, que, efectivamente,
tenían escondidas. Se cuenta que las hostias se encontraban escondidas detrás
de un espejo y que cuando los miembros de la familia pasaban delante, hacían la
genuflexión. En cuanto a los cálices y demás objetos se guardaron en el pozo.
El padre, de Manuel Valls, en su libro La
meva caixa de Pandora (2003), explica, además de estas anécdotas, que pudo
ver ejecuciones sumarias en el barrio cuando apenas tenía 15 años.
Todo esto viene a cuenta de que algunos biógrafos del Manuel
Valls que ahora se presentará como candidato de Ciudadanos para la alcaldía de
Barcelona, intentaban sugerir que sus padres habían sido represaliados por el
franquismo o que estaban en la oposición al franquismo y que era, precisamente,
de esto de lo que él huía al haberse instalado en Francia. Parece difícil.
Mucho más cierto es que los antecedentes familiares de Valls lo describen como
un hijo de la alta burguesía catalana, católica a más no poder, con un
patrimonio familiar más que respetable y que, no solamente nunca colaboró con
la izquierda republicana, sino que procede de una familia que deploró todo lo
que vio y experimentó durante la guerra.
Si estos son los antecedentes familiares, vamos ahora a repasar
el entorno paterno en el que nació Manuel Valls. Si hemos insistido en estos
antecedentes es para demostrar que, en las próximas elecciones municipales, en
Barcelona la alcaldía irá a parar: o bien a un hijo de la alta burguesía
catalana, Ernest Maragall, en nombre de los independentistas, o bien a un hijo
de la alta burguesía catalana, Manuel Valls, en nombre de los
anti-independentistas… Lo que demuestra que, en Cataluña, como sostenía Vicens
Vives, siguen mandando desde hace 200 años las mismas sagas familiares: los 300
(ver
artículo sobre el tema).