sábado, 16 de octubre de 2010

Ultramemorias (II de X). Tipologías insólitas. El camarada alcoholizado

Tormo fue una leyenda en la extrema-derecha valenciana de los años 70, luego se eclipsó completamente y no hace mucho un antiguo camarada me preguntó: “¿Qué ha sido de Tormo?”, añadiendo a continuación: “¿Vive todavía?”, pregunta que contenía en sí misma una duda razonable sobre si el bueno de Tormo habría sobrevivido desde que se retiró a l valle de Beneixama, pueblo de frontera, allí donde termina el Reino de Valencia y empezaba el de Murcia o donde hoy se cruzan las comunidades autónomas valenciana, murciana y manchega. Allí languidece Tormo, cuando tiene dinero apoyado en la barra de un pub local y cuando no lo tiene ensimismado ante un viejo televisor, ausente de todo y recordando glorias pasadas.

Había conocido a Tormo en 1970 en el curso de un “campo de entrenamiento” que organizamos en Joanetas, provincia de Girona (entonces todavía era “Gerona”, nombre que al parecer derivaba de Gerión, el gigante al que venció Hércules después de la aventura del León de Nemea). Allí estábamos todos y Tormo nos daba clase de defensa personal pues, no en vano, era profesor de karate y ostentó los cinturones más negros que cualquier federación de este deporte fuera capaz de idear. Llegó a tener un gimnasio en Valencia y a ser juez en competiciones internacionales. Nos sacaba a los más mayores siete u otro años y él rondaba los veintimuchos cuando lo conocí.



La continuación de éste texto se encuentra en el libro de Ultramemorias