Infokrisis.- Durante el franquismo se solía ironizar sobre el quilométrico nombre que resultó de la fusión entre falangistas y carlistas. De hecho, hubiera bastado con llamar a la fusión de ambos “Falange Española Tradicionalista”, pero difícilmente puede entenderse en qué circunstancias y por qué se añadió la coletilla “de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas”. Como ya hemos visto, las JONS no volvieron a levantar cabeza a partir de su salida de Falange Española y en la última publicación de Ramiro, el nombre ya ni siquiera aparecía.
Se entiende que Franco, en su proyecto de unificar a las distintas componentes que le apoyaron se hubiera acordado de Renovación Española o de los albiñanistas que, aun muy debilitados, todavía tenían arraigo real en Navarra y en algunas provincias castellanas; e incluso de las Juventudes de Acción Popular que también le apoyaron y estaban formadas por decenas de miles de afiliados.
Es cierto que tras la subida al poder del Frente Popular (febrero de 1936), Falange se había reforzado con contingentes procedentes de las JAP (que prácticamente enarbolaban las mismas consignas de “revolución nacional”), pero en julio de 1936, las JAP seguían siendo incomparablemente más fuertes que Falange Española. Es cierto que los albiñanistas eran pocos pero muy radicales y que los de Renovación Española eran menos aún, pero, desde luego se encontraban entre sus filas a grandes nombres de la sociedad y de la intelectualidad de su tiempo. Pero ¿y las JONS? Porque Falange no utilizó tras la ruptura con Ramiro la sigla FE-JONS.
Es un misterio histórico (y agradeceríamos si alguien nos lo pudiera aclarar con datos objetivos que nosotros no hemos encontrado) el por qué Franco se acordó de las siglas de este pequeño grupo de no más de 200 jóvenes que, para colmo, querían “nacionalizar a las masas anarcosindicalistas”, que no dudaron en lanzar puyas contra la Iglesia y que, para colmo, ni siquiera existían en julio de 1936.
Fue precisamente la incorporación del nombre de JONS la que aportó la dimensión quilométrica al nombre del partido franquista. Era frecuente que, aun hoy, se recuerde a éste como con ironía: “Falange Española Tradicionalista y de los Grandes Expresos Europeos”.
¿Fue quizás para aportar al nombre las partículas “nacional-sindicalismo” que tenían cierto paralelismo con el “nacional-socialismo” del que Franco estaba recibiendo material y unidades eficaces de aviación? Es lo más probable. En aquel momento, Franco estaba convencido de que había que “apuntar” a España a algún bloque y, como era natural, dio a su partido la misma fisonomía de otras experiencias europeas que, en aquel momento, le estaban ayudando material y económicamente.
Si eso es así, las siglas ideadas por Ramiro se incorporaron a las de “Falange Española” y a la “T” del “Tradicionalismo”, no por lo que había detrás, ni numérica, ni doctrinalmente, sino, simplemente por que se aproximaban a las del “amigo alemán”. La presencia de estas siglas duró hasta la aprobación de la Ley Orgánica del Estado en 1966, cuando desaparece el “Movimiento Organización” y se crea en “Movimiento Comunión de todos los españoles en los ideales del 18 de julio”, tal como nos explicaban los profesores de Formación del Espíritu Nacional en la época, eludiendo decir que en esta tercera fase del Estado franquista ya no era necesario galvanizar a las masas como en 1936-1943 cuando la suerte sonreía al Eje y el régimen español se quería homologar a él; ni como cuando entre 1943 y 1956, vencido el Eje, Franco optó por adoptar una imagen nacional-católica (que aspiraba a poder equiparar a las democracias cristianas que se impusieron en media Europa en 1945); ni, por supuesto a partir de 1956 cuando aparece el fervor desarrollista encarnado en los tecnócratas del Opus Dei. A partir de ese momento, las siglas FET y JONS eran superfluas y fueron definitivamente liquidas en 1966.
En 1966 hacía 30 años que Ramiro había sido fusilado y 32 que las JONS habían desaparecido. Hoy hace casi 75 años de todo esto. Si sirve de algo hablar de todo esto es como curiosidad para revisar la memoria histórica sobre un tema que creemos se ha despachado con demasiada facilidad: el misterio sobre la inclusión de las siglas JONS en el nombre del aparato franquista.
Se entiende que Franco, en su proyecto de unificar a las distintas componentes que le apoyaron se hubiera acordado de Renovación Española o de los albiñanistas que, aun muy debilitados, todavía tenían arraigo real en Navarra y en algunas provincias castellanas; e incluso de las Juventudes de Acción Popular que también le apoyaron y estaban formadas por decenas de miles de afiliados.
Es cierto que tras la subida al poder del Frente Popular (febrero de 1936), Falange se había reforzado con contingentes procedentes de las JAP (que prácticamente enarbolaban las mismas consignas de “revolución nacional”), pero en julio de 1936, las JAP seguían siendo incomparablemente más fuertes que Falange Española. Es cierto que los albiñanistas eran pocos pero muy radicales y que los de Renovación Española eran menos aún, pero, desde luego se encontraban entre sus filas a grandes nombres de la sociedad y de la intelectualidad de su tiempo. Pero ¿y las JONS? Porque Falange no utilizó tras la ruptura con Ramiro la sigla FE-JONS.
Es un misterio histórico (y agradeceríamos si alguien nos lo pudiera aclarar con datos objetivos que nosotros no hemos encontrado) el por qué Franco se acordó de las siglas de este pequeño grupo de no más de 200 jóvenes que, para colmo, querían “nacionalizar a las masas anarcosindicalistas”, que no dudaron en lanzar puyas contra la Iglesia y que, para colmo, ni siquiera existían en julio de 1936.
Fue precisamente la incorporación del nombre de JONS la que aportó la dimensión quilométrica al nombre del partido franquista. Era frecuente que, aun hoy, se recuerde a éste como con ironía: “Falange Española Tradicionalista y de los Grandes Expresos Europeos”.
¿Fue quizás para aportar al nombre las partículas “nacional-sindicalismo” que tenían cierto paralelismo con el “nacional-socialismo” del que Franco estaba recibiendo material y unidades eficaces de aviación? Es lo más probable. En aquel momento, Franco estaba convencido de que había que “apuntar” a España a algún bloque y, como era natural, dio a su partido la misma fisonomía de otras experiencias europeas que, en aquel momento, le estaban ayudando material y económicamente.
Si eso es así, las siglas ideadas por Ramiro se incorporaron a las de “Falange Española” y a la “T” del “Tradicionalismo”, no por lo que había detrás, ni numérica, ni doctrinalmente, sino, simplemente por que se aproximaban a las del “amigo alemán”. La presencia de estas siglas duró hasta la aprobación de la Ley Orgánica del Estado en 1966, cuando desaparece el “Movimiento Organización” y se crea en “Movimiento Comunión de todos los españoles en los ideales del 18 de julio”, tal como nos explicaban los profesores de Formación del Espíritu Nacional en la época, eludiendo decir que en esta tercera fase del Estado franquista ya no era necesario galvanizar a las masas como en 1936-1943 cuando la suerte sonreía al Eje y el régimen español se quería homologar a él; ni como cuando entre 1943 y 1956, vencido el Eje, Franco optó por adoptar una imagen nacional-católica (que aspiraba a poder equiparar a las democracias cristianas que se impusieron en media Europa en 1945); ni, por supuesto a partir de 1956 cuando aparece el fervor desarrollista encarnado en los tecnócratas del Opus Dei. A partir de ese momento, las siglas FET y JONS eran superfluas y fueron definitivamente liquidas en 1966.
En 1966 hacía 30 años que Ramiro había sido fusilado y 32 que las JONS habían desaparecido. Hoy hace casi 75 años de todo esto. Si sirve de algo hablar de todo esto es como curiosidad para revisar la memoria histórica sobre un tema que creemos se ha despachado con demasiada facilidad: el misterio sobre la inclusión de las siglas JONS en el nombre del aparato franquista.
© Ernest Milà - infokrisis - http//infokrisis.bogia.com - infokrisis@yahoo.es - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen