jueves, 14 de octubre de 2010

El momento político (III de VI). 3. La corrupción se ha apropiado del corazón de las instituciones

Infokrisis.- Cuando Rubalcaba, ministro del interior, afirmaba con una seriedad pasmosa, que se estaban alanzando cifras de delincuencia más reducidas de la década… mentía. La mentira era tan absolutamente descarada e inasumible que toda la sociedad española lo percibió. Hubiera sido la primera en la historia de la humanidad que una sociedad sometida a una crisis económica in precedentes, a la precariedad laboral más absoluta y a tasas de desempleo desconocidos en país alguno… disminuyera su tasa de delincuencia. Pero así nos lo decía Rubalcaba con expresión cándida… Pues bien, ese tipo de mentiras estadísticas a las que tanto nos ha habituado el zapaterismo (y el aznarismo antes que él) son otras tantas formas de corrupción.

Nuestra clase política oscila entre la estulticia más absoluta (las Aido, las Pajín, los Papinhos Blanco) y la rapacidad sin límites pues de manifiesto en los casos de corrupción desvelados desde mediados de 2009 y que afectan absolutamente a todas las fuerzas políticas mayoritarias. Nuestra clase política, formada esencialmente por abogadillos ambiciosos de pocos pleitos, entendió pronto que el ejercicio de su profesión nunca les depararía las comisiones y el manejo de fondos al alcance de quien gobierna. Desde principios del felipismo (cuando empezaron a estallar los primeros escándalos de corrupción), los escándalos se han sucedido a los escándalos y la torpeza con que las fuerzas políticas implicadas los afrontaban, no son una casualidad:

- Caso Gürtel, protagonista el PP

- Caso Palau, protagonista CiU

- Caso Pretoria, protagonista CiU, PSC, PP

- Caso Maquillaje, protagonista UM


Pero estos son sin duda los casos más llamativos y que han llegado a los tribunales, luego existen cientos y cientos de casos de corrupción urbanística distribuidos por toda nuestra geografía que no han alcanzado fama nacional y sospechas de corrupción y mala utilización de recursos que afectan a casi todas las autonomías y, finalmente, sospechas de corrupción en la distribución de fondos de ayuda a ONG (la ayuda dada a las ONGs vuelve en gran parte a… quien la ha dado).

Todo esto hace que España ocupe el puesto 28 en las listas de países más corruptos en el «Índice de Percepción de la Corrupción» (IPC), que elabora y difunde la prestigiosa ONG "Transparency International" (TI), informe que señala que “Los sobornos se han extendido y convertido en práctica empresarial casi habitual. Un tercio de las empresas reconocen haber perdido negocios por haberse negado a practicar el soborno o porque las empresas competidoras pagaron más alto precio por la corrupción”. Se establece así mismo que las comunidades autonómicas líderes en prácticas corruptas son Cataluña, Baleares y Andalucía. En dicho informe España desciende tres puestos en relación al anteriormente elaborado (de 2007)

Las repercusiones de dicha “pérdida de credibilidad” son tres:

- pérdida de inversión extranjera,

- descenso del PIB y

- divorcio creciente entre los ciudadanos y el sistema político


Así mismo, los expertos internacionales en corrupción están convencidos de que el nivel real de corrupción en España es muy superior al que indica el último índice de Transparencia Internacional. La razón principal es que los estudios se nutren de estadísticas oficiales y éstas suelen estar muy manipuladas.

Y esto ocurre justo en el momento de mayor dramatismo de la crisis y el paro, justificando por sí misma los elevados niveles de abstención y la brecha irremediablemente abierta entre ciudadanos y clase política.

Pero ni aún así la clase política reacciones y se sigue negando a endurecer las medidas anticorrupción, a aumentar las dotaciones policiales especializadas en corrupción,  a endurecer las penas, a crear juzgados especiales para este tipo de delitos, a aumentar el número de supuesto legales de corrupción, a investigar el destino de la última peseta entregada a la última ONG o la última subvención a la última empresa, y, pro supuesto, la clase política se niega a establecer una ley de financiación de partidos por que el corrupto y el beneficiario de la corrupción es ¡el legislador!

La corrupción está anidada hoy en el alma del sistema política, está presente en todos los partidos, en todos los niveles de la administración y hace tiempo que ha dejado de ser una “excepción” para haberse generalizado. La corrupción es hija de las dos columnas sobre las que se mantiene el sistema político española: PP y PSOE, la corrupción afecta hasta el tuétano a estos dos partidos hasta el punto de que acabar con la corrupción sería acabar con ellos y con su hegemonía política en los últimos 30 años. Y esto es lo que proponemos: un esfuerzo de la sociedad para acabar con la hegemonía de PP y de PSOE y para renovar el sistema político español que no ya no responde a las necesidades eficacia en la gestión, transparencia en las cuentas y honestidad en la clase política.

¡Ni un voto para los partidos de la corrupción! ¡Ni un voto para quienes han degradado el sistema político! ¡Ni un voto para los que han hecho de España su finca y su cortijo!


© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen