3. CUESTIONES SOCIOLÓGICAS
Sin abordar las cuestiones sociológicas es imposible establecer en qué sectores el partido debe concentrar sus esfuerzos.
El por qué de las cuestiones sociológicas.
La esencia de la guerra revolucionaria tal como fue planteada por el marxismo-leninismo de Mao-Tse-Tung, consistía en conquistar la ciudad a través del campo. Se trataba de conquistar el campo que rodea a las ciudades para aislarlas y entrar en ellas sin resistencia. Tal era la esencia de la guerrilla rural que luego Castro y El Ché trasladaron a Iberoamérica.
Pues bien, en la lucha política se trata de algo parecido: el objetivo final no puede ser otro más que la conquista del poder, entendiendo el poder como un medio para alcanzar un fin, la transformación de la sociedad.
Ahora bien, el poder pasa por el pueblo. Quien quiere conquistar el poder, necesariamente, tiene que conquistar a una fracción de la población o de otro modo le estará vedado el acceso a cualquier forma de poder.
Incluso en una hipótesis golpista la conquista de una parte de la población es fundamental en la medida en que la gestión de la res publica es una cuestión política y necesariamente precisa del apoyo o la aquiescencia de un sector de la población
Las sociedades modernas son extremadamente complejas y resulta difícil poder elaborar un mensaje que prenda en todos los estratos sociales. Por eso resulta imprescindible plantearse la cuestión de qué sectores sociales pueden ser más receptivos al mensaje que se pretende enviar al electorado.
Por otra parte, un movimiento político precisa un sector social en el que pueda desarrollarse de manera preferencial. No todos los sectores sociales son permeables al mismo movimiento político. Hemos visto como el marxismo penetraba con más facilidad en las capas intelectuales y obreras, o el nacionalismo cómo lo había entre las clases medias, o las ideologías ultraliberales que penetraban sobre todo entre las capas más favorecidas por la fortuna. De ahí que sea necesario definir unos sectores sociales que acepten con facilidad en mensaje.
Si estos sectores sociales no quedan definidos, resulta imposible plantearse emprender un programa político por que jamás se sabrá a qué sectores va dirigido y qué sectores pueden incorporarse antes.
¿Qué es un espacio político?
Un espacio político en un sector de la sociedad que apoya al movimiento político y en el cual éste puede crecer con facilidad y de manera preferencial y, sobre todo, utilizar como ariete para su ofensiva contra el resto de fuerzas políticas.
La definición del espacio político debe realizarse en función
1) de la definición doctrinal del movimiento,
2) en función del programa del partido y
3) de los intereses de sectores concretos de la población que pueden ser susceptibles de identificarse con el partido.
Si no se realiza tal análisis ocurrirá:
- que se redactará un programa político en el vacío sin conexión con los intereses de ningún sector social;
- que se realizarán tareas de agitación y propaganda en zonas que no correspondan a las ocupadas por los sectores sociales a los que va dirigido el programa
- que se dilapidarán medios y se tendrá una sensación ficticia de crecimiento como la que han tenido las "fuerzas nacionales" durante la transición;
- que ni los eslóganes, ni los mensajes se adaptarán a un público capaz de asimilarlos, entenderlos y hacerlos propios.
La observación de que una idea patriótica abarca por definición a todos los habitantes de un país y, por tanto, es interclasista y dedicada a la totalidad, es una muestra de idealismo ingenuo que choca con la realidad y con la necesaria optimización de energías y medios. Efectivamente, cualquier idea patriótica es interclasista, pero la experiencia demuestra que penetra mejor en unos sectores sociales que otros y también es rigurosamente cierto que existen intereses contradictorios entre distintos sectores sociales.
¿A qué sectores puede ir dirigido el mensaje nacional-popular tal como lo hemos definido en el plano doctrinal hasta ahora?
Debemos resumir la esencia del mensaje derivado de la aplicación de los principios doctrinales que hemos definido en el capítulo 2 en ocho puntos:
- Contra los movimientos migratorios masivos
- Contra la inseguridad ciudadana
- Contra los excesos del capitalismo
- Contra la degeneración de las costumbres
- Contra la corrupción política
- Contra la globalización
- Contra el proceso de desintegración nacional
- Contra la destrucción del Estado del Bienestar
A partir de aquí es fácil inferir qué sectores sociales pueden coincidir en aislar estos elementos como fundamentales y no encontrar respuesta a sus anhelos en otras formaciones políticas. Es fundamental en este punto no engañarse. Existen puntos que hasta cierto punto responden a nuestra tradición política pero que carecen de validez para movilizar a sectores sociales amplios.
- Por ejemplo, la lucha contra la república. Sin embargo, la República no es un objetivo que interese a ningún sector social concreto y la muestra es que las celebraciones del 14 de abril hace años que dejaron de registrar adhesiones significativas.
- Otro ejemplo: la lucha contra el aborto no ha reportado grandes beneficios políticos a sus defensores... no por que el tema en sí no tenga interés, sino por que lo han planteado desde una perspectiva exclusivamente religiosa. Dado que la religión cada vez se muestra más en repliegue en la sociedad española, plantear una cuestión de este tipo SOLO desde el punto de vista religioso es un suicidio. Nosotros podemos estar contra el aborto pero NO SOLO por razones religiosas, sino por que ADEMÁS en un momento de caída demográfica es más lógico limitar el derecho al aborto, facilitar las adopciones de niños españoles, que importar inmigrantes o niños de países alejados.
- Otro ejemplo más: la lucha contra el separatismo no puede ser el tema central de un movimiento político por que las fuerzas políticas mayoritarias comparten este criterio y tienen más posibilidades que sectores emergentes de hacerse oír. Tanto el PP como el PSOE han respondido claramente contra el Plan Ibarreche y ambos partidos no aceptan -por muchos motivos- la secesión de ninguna región o nacionalidad. Por tanto la defensa de la "unidad nacional" no puede ser sino un punto entre otros, pero nunca EL punto básico de un movimiento de tipo nacional-popular.
Podríamos multiplicar los ejemplos de propuestas políticas formuladas por nuestro ambiente que no se han realizado en función de criterios objetivos y de búsqueda de sectores sociológicos preferenciales, sino de apriorismos desconectados de la realidad (carácter confesional del Estado, contra la ley del divorcio entre 1977 y 1979, la nacionalización de la banca, el Estado Sindical, la autogestión, el federalismo y un largo etcétera de propuestas que, lejos de suscitar interés en las masas, aislaban de ellas..
Alguno puede preguntar: "hay algunos de estos puntos que para nosotros son irrenunciables. La república, por ejemplo". Bien, el problema no es desterrar esta propuesta del programa, sino esperar el mejor momento para ponerla encima de la mesa. Propuestas como la república, que inicialmente no despiertan adhesiones significativas ni siquiera en la izquierda, no pueden ocupar el papel de "temas estrella" en las actuales circunstancias. Ahora bien, en el momento en que un partido gana fuerza social y peso político, entonces puede permitirse el lujo de abrir él mismo debates. Pero esto ocurre en una situación de OFENSIVA ESTRATEGICA, que no es, desde luego, la actual. En la actualidad no tenemos capacidad para popularizar debates, así pues debemos ir a remolque de los que estén ya en la calle.
Existe una relación íntima entre el espacio político que se pretende conquistar y el programa que se defiende. Entre ambos debe existir una relación estrecha carente de contradicciones. Así pues, antes de incorporar un elemento o restarlo al programa político es preciso plantearse: ¿puede interesar a los sectores sociales que pretendemos conquistar o les es completamente indiferente o incluso les ofende?
Sociología de un partido nacional-popular en España:
Por su capacidad adquisitiva: los sectores sociales que mejor pueden acoger nuestro mensaje son los de media o baja capacidad adquisitiva.
Por su ubicación:
- Los barrios periféricos de las grandes ciudades (Barcelona, Madrid y Valencia) en donde existen grandes concentraciones de inmigrantes ilegales o que son fronterizos con estos barrios.
- En las zonas costeras del Mediterráneo, especialmente en el Maresme y en la Vega Baja de Alicante.
Por su extracción política:
- Antiguos sectores procedentes de la izquierda comunista ubicados en los cinturones industriales de las grandes ciudades sensibilizados por la inmigración y la inseguridad ciudadana.
- Sectores de la derecha radical que han entregado su voto al PP en las últimas convocatorias electorales sensibilizados por la inseguridad ciudadana y las posibilidades de sufrir un proceso de deterioro económico y social.
- Sectores que en cada elección repiten posturas abstencionistas o de protesta (votos en blanco).
Por su edad y sexo:
- Sectores juveniles: que presienten el destino de paro que les espera al concluir sus estudios o bien que tienen que sufrir salarios de hambre, contratos basura y contratación en precario.
- Mujeres madres de familia: afectadas por los riesgos de precariedad laboral de sus familiares y por la inseguridad ciudadana.
- Trabajadores manuales de edad madura cabezas de familia: que ejercen su oficio en situación de inseguridad laboral y con miedo de verse afectados por el paro
Por su ocupación:
- Pequeños comerciantes y trabajadores autónomos: primeros afectados por la inseguridad ciudadana y el sometimiento de los partidos mayoritarios a las grandes empresas.
- Trabajadores manuales con baja capacidad adquisitiva, inseguridad laboral y proximidad laboral a las bolsas de inmigración masiva con los que tienen que competir.
- Amas de casa: mujeres de edad madura que realizan funciones de ama de casa y educación de sus hijos en el hogar.
- Funcionarios públicos de algunos cuerpos, especialmente de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que conocen perfectamente el problema de la inmigración. Pero también funcionarios de los distintos cuerpos de la Judicatura, prisiones y enseñanza, todos ellos muy próximos a la realidad del país.
Definición del espacio político:
todos estos sectores sociales constituyen un espacio político específico en el cual la experiencia obtenida a pequeña escala por DN en los últimos dos años y por los movimientos hermanos en Europa Occidental -donde las condiciones sociológicas son extremadamente similares- indican que pueden ser el vivero de votos de un movimiento nacional-popular en nuestro país.
Este sector es, por definición, transversal y la imagen que más le conviene es la de la herradura en donde los dos extremos están mas cerca entre sí que del propio centro de la herradura y, por tanto, los transvases de votos y de militantes se producen con más facilidad entre los dos extremos de la herradura.
De ahí que consideremos que la calificación que más conviene a un partido de este tipo es:
- nacional-popular por sus contenidos y
- transversal por su voluntad de trascender a la derecha y a la izquierda
Si aceptamos la herradura como la imagen que nos forjamos de la realidad política de nuestro país, deberemos convenir que en los extremos ubicamos a los votantes de la derecha radical y de la izquierda radical, junto a ellos, respectivamente situamos a la derecha y a la izquierda de distintas tonalidades y luego al espacio de centro-derecha y centro-izquierda. Pues bien: el espacio en el que podemos crecer es el definido por ambos extremos. Y, por lo mismo, las posibilidades de crecer van disminuyendo a medida que avanzamos hacia el centro de la herradura. Al llegar al centro-derecha y al centro-izquierda carecemos de la más mínima posibilidad de penetrar en esos nichos sociológicos, al menos mientras persistan las actuales circunstancias.
El área nacional-popular y trasversal debe siempre de poner el máximo énfasis en rechazar la calificación de "extrema-derecha", no tanto por cuestiones de imagen como por el hecho de que anuncia un espacio nueva que intenta responder a problemas nuevos: globalización, inmigración masiva, inseguridad laboral, aumento sin precedentes de la inseguridad ciudadana, etc. Lo que pretendemos es abrir un espacio político nuevo en lugar de reconstruir espacio políticos que, como la extrema-derecha clásica están reducidos a la mínima expresión y sin posibilidades de recuperarse.
Está claro también que tanto los contenidos del programa político, como las acciones a realizar para ponerlo en marcha, deben de estar programadas según el criterio único de si ayudan a conquistar el espacio político transversal que hemos definido y pueden ser recogidos, entendidos y asimilados por los sectores sociales que hemos descrito, o si, por el contrario, solamente pueden aportar una satisfacción a quienes impulsan esas actividades tal y como ha ocurrido con demasiada frecuencia en el pasado. Lo primero se llama "hacer política", lo segundo ha sido definido por algunos como "darse el gustazo". Se trata de implicarse en lo primero y huir de lo segundo.
Sin abordar las cuestiones sociológicas es imposible establecer en qué sectores el partido debe concentrar sus esfuerzos.
El por qué de las cuestiones sociológicas.
La esencia de la guerra revolucionaria tal como fue planteada por el marxismo-leninismo de Mao-Tse-Tung, consistía en conquistar la ciudad a través del campo. Se trataba de conquistar el campo que rodea a las ciudades para aislarlas y entrar en ellas sin resistencia. Tal era la esencia de la guerrilla rural que luego Castro y El Ché trasladaron a Iberoamérica.
Pues bien, en la lucha política se trata de algo parecido: el objetivo final no puede ser otro más que la conquista del poder, entendiendo el poder como un medio para alcanzar un fin, la transformación de la sociedad.
Ahora bien, el poder pasa por el pueblo. Quien quiere conquistar el poder, necesariamente, tiene que conquistar a una fracción de la población o de otro modo le estará vedado el acceso a cualquier forma de poder.
Incluso en una hipótesis golpista la conquista de una parte de la población es fundamental en la medida en que la gestión de la res publica es una cuestión política y necesariamente precisa del apoyo o la aquiescencia de un sector de la población
Las sociedades modernas son extremadamente complejas y resulta difícil poder elaborar un mensaje que prenda en todos los estratos sociales. Por eso resulta imprescindible plantearse la cuestión de qué sectores sociales pueden ser más receptivos al mensaje que se pretende enviar al electorado.
Por otra parte, un movimiento político precisa un sector social en el que pueda desarrollarse de manera preferencial. No todos los sectores sociales son permeables al mismo movimiento político. Hemos visto como el marxismo penetraba con más facilidad en las capas intelectuales y obreras, o el nacionalismo cómo lo había entre las clases medias, o las ideologías ultraliberales que penetraban sobre todo entre las capas más favorecidas por la fortuna. De ahí que sea necesario definir unos sectores sociales que acepten con facilidad en mensaje.
Si estos sectores sociales no quedan definidos, resulta imposible plantearse emprender un programa político por que jamás se sabrá a qué sectores va dirigido y qué sectores pueden incorporarse antes.
¿Qué es un espacio político?
Un espacio político en un sector de la sociedad que apoya al movimiento político y en el cual éste puede crecer con facilidad y de manera preferencial y, sobre todo, utilizar como ariete para su ofensiva contra el resto de fuerzas políticas.
La definición del espacio político debe realizarse en función
1) de la definición doctrinal del movimiento,
2) en función del programa del partido y
3) de los intereses de sectores concretos de la población que pueden ser susceptibles de identificarse con el partido.
Si no se realiza tal análisis ocurrirá:
- que se redactará un programa político en el vacío sin conexión con los intereses de ningún sector social;
- que se realizarán tareas de agitación y propaganda en zonas que no correspondan a las ocupadas por los sectores sociales a los que va dirigido el programa
- que se dilapidarán medios y se tendrá una sensación ficticia de crecimiento como la que han tenido las "fuerzas nacionales" durante la transición;
- que ni los eslóganes, ni los mensajes se adaptarán a un público capaz de asimilarlos, entenderlos y hacerlos propios.
La observación de que una idea patriótica abarca por definición a todos los habitantes de un país y, por tanto, es interclasista y dedicada a la totalidad, es una muestra de idealismo ingenuo que choca con la realidad y con la necesaria optimización de energías y medios. Efectivamente, cualquier idea patriótica es interclasista, pero la experiencia demuestra que penetra mejor en unos sectores sociales que otros y también es rigurosamente cierto que existen intereses contradictorios entre distintos sectores sociales.
¿A qué sectores puede ir dirigido el mensaje nacional-popular tal como lo hemos definido en el plano doctrinal hasta ahora?
Debemos resumir la esencia del mensaje derivado de la aplicación de los principios doctrinales que hemos definido en el capítulo 2 en ocho puntos:
- Contra los movimientos migratorios masivos
- Contra la inseguridad ciudadana
- Contra los excesos del capitalismo
- Contra la degeneración de las costumbres
- Contra la corrupción política
- Contra la globalización
- Contra el proceso de desintegración nacional
- Contra la destrucción del Estado del Bienestar
A partir de aquí es fácil inferir qué sectores sociales pueden coincidir en aislar estos elementos como fundamentales y no encontrar respuesta a sus anhelos en otras formaciones políticas. Es fundamental en este punto no engañarse. Existen puntos que hasta cierto punto responden a nuestra tradición política pero que carecen de validez para movilizar a sectores sociales amplios.
- Por ejemplo, la lucha contra la república. Sin embargo, la República no es un objetivo que interese a ningún sector social concreto y la muestra es que las celebraciones del 14 de abril hace años que dejaron de registrar adhesiones significativas.
- Otro ejemplo: la lucha contra el aborto no ha reportado grandes beneficios políticos a sus defensores... no por que el tema en sí no tenga interés, sino por que lo han planteado desde una perspectiva exclusivamente religiosa. Dado que la religión cada vez se muestra más en repliegue en la sociedad española, plantear una cuestión de este tipo SOLO desde el punto de vista religioso es un suicidio. Nosotros podemos estar contra el aborto pero NO SOLO por razones religiosas, sino por que ADEMÁS en un momento de caída demográfica es más lógico limitar el derecho al aborto, facilitar las adopciones de niños españoles, que importar inmigrantes o niños de países alejados.
- Otro ejemplo más: la lucha contra el separatismo no puede ser el tema central de un movimiento político por que las fuerzas políticas mayoritarias comparten este criterio y tienen más posibilidades que sectores emergentes de hacerse oír. Tanto el PP como el PSOE han respondido claramente contra el Plan Ibarreche y ambos partidos no aceptan -por muchos motivos- la secesión de ninguna región o nacionalidad. Por tanto la defensa de la "unidad nacional" no puede ser sino un punto entre otros, pero nunca EL punto básico de un movimiento de tipo nacional-popular.
Podríamos multiplicar los ejemplos de propuestas políticas formuladas por nuestro ambiente que no se han realizado en función de criterios objetivos y de búsqueda de sectores sociológicos preferenciales, sino de apriorismos desconectados de la realidad (carácter confesional del Estado, contra la ley del divorcio entre 1977 y 1979, la nacionalización de la banca, el Estado Sindical, la autogestión, el federalismo y un largo etcétera de propuestas que, lejos de suscitar interés en las masas, aislaban de ellas..
Alguno puede preguntar: "hay algunos de estos puntos que para nosotros son irrenunciables. La república, por ejemplo". Bien, el problema no es desterrar esta propuesta del programa, sino esperar el mejor momento para ponerla encima de la mesa. Propuestas como la república, que inicialmente no despiertan adhesiones significativas ni siquiera en la izquierda, no pueden ocupar el papel de "temas estrella" en las actuales circunstancias. Ahora bien, en el momento en que un partido gana fuerza social y peso político, entonces puede permitirse el lujo de abrir él mismo debates. Pero esto ocurre en una situación de OFENSIVA ESTRATEGICA, que no es, desde luego, la actual. En la actualidad no tenemos capacidad para popularizar debates, así pues debemos ir a remolque de los que estén ya en la calle.
Existe una relación íntima entre el espacio político que se pretende conquistar y el programa que se defiende. Entre ambos debe existir una relación estrecha carente de contradicciones. Así pues, antes de incorporar un elemento o restarlo al programa político es preciso plantearse: ¿puede interesar a los sectores sociales que pretendemos conquistar o les es completamente indiferente o incluso les ofende?
Sociología de un partido nacional-popular en España:
Por su capacidad adquisitiva: los sectores sociales que mejor pueden acoger nuestro mensaje son los de media o baja capacidad adquisitiva.
Por su ubicación:
- Los barrios periféricos de las grandes ciudades (Barcelona, Madrid y Valencia) en donde existen grandes concentraciones de inmigrantes ilegales o que son fronterizos con estos barrios.
- En las zonas costeras del Mediterráneo, especialmente en el Maresme y en la Vega Baja de Alicante.
Por su extracción política:
- Antiguos sectores procedentes de la izquierda comunista ubicados en los cinturones industriales de las grandes ciudades sensibilizados por la inmigración y la inseguridad ciudadana.
- Sectores de la derecha radical que han entregado su voto al PP en las últimas convocatorias electorales sensibilizados por la inseguridad ciudadana y las posibilidades de sufrir un proceso de deterioro económico y social.
- Sectores que en cada elección repiten posturas abstencionistas o de protesta (votos en blanco).
Por su edad y sexo:
- Sectores juveniles: que presienten el destino de paro que les espera al concluir sus estudios o bien que tienen que sufrir salarios de hambre, contratos basura y contratación en precario.
- Mujeres madres de familia: afectadas por los riesgos de precariedad laboral de sus familiares y por la inseguridad ciudadana.
- Trabajadores manuales de edad madura cabezas de familia: que ejercen su oficio en situación de inseguridad laboral y con miedo de verse afectados por el paro
Por su ocupación:
- Pequeños comerciantes y trabajadores autónomos: primeros afectados por la inseguridad ciudadana y el sometimiento de los partidos mayoritarios a las grandes empresas.
- Trabajadores manuales con baja capacidad adquisitiva, inseguridad laboral y proximidad laboral a las bolsas de inmigración masiva con los que tienen que competir.
- Amas de casa: mujeres de edad madura que realizan funciones de ama de casa y educación de sus hijos en el hogar.
- Funcionarios públicos de algunos cuerpos, especialmente de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que conocen perfectamente el problema de la inmigración. Pero también funcionarios de los distintos cuerpos de la Judicatura, prisiones y enseñanza, todos ellos muy próximos a la realidad del país.
Definición del espacio político:
todos estos sectores sociales constituyen un espacio político específico en el cual la experiencia obtenida a pequeña escala por DN en los últimos dos años y por los movimientos hermanos en Europa Occidental -donde las condiciones sociológicas son extremadamente similares- indican que pueden ser el vivero de votos de un movimiento nacional-popular en nuestro país.
Este sector es, por definición, transversal y la imagen que más le conviene es la de la herradura en donde los dos extremos están mas cerca entre sí que del propio centro de la herradura y, por tanto, los transvases de votos y de militantes se producen con más facilidad entre los dos extremos de la herradura.
De ahí que consideremos que la calificación que más conviene a un partido de este tipo es:
- nacional-popular por sus contenidos y
- transversal por su voluntad de trascender a la derecha y a la izquierda
Si aceptamos la herradura como la imagen que nos forjamos de la realidad política de nuestro país, deberemos convenir que en los extremos ubicamos a los votantes de la derecha radical y de la izquierda radical, junto a ellos, respectivamente situamos a la derecha y a la izquierda de distintas tonalidades y luego al espacio de centro-derecha y centro-izquierda. Pues bien: el espacio en el que podemos crecer es el definido por ambos extremos. Y, por lo mismo, las posibilidades de crecer van disminuyendo a medida que avanzamos hacia el centro de la herradura. Al llegar al centro-derecha y al centro-izquierda carecemos de la más mínima posibilidad de penetrar en esos nichos sociológicos, al menos mientras persistan las actuales circunstancias.
El área nacional-popular y trasversal debe siempre de poner el máximo énfasis en rechazar la calificación de "extrema-derecha", no tanto por cuestiones de imagen como por el hecho de que anuncia un espacio nueva que intenta responder a problemas nuevos: globalización, inmigración masiva, inseguridad laboral, aumento sin precedentes de la inseguridad ciudadana, etc. Lo que pretendemos es abrir un espacio político nuevo en lugar de reconstruir espacio políticos que, como la extrema-derecha clásica están reducidos a la mínima expresión y sin posibilidades de recuperarse.
Está claro también que tanto los contenidos del programa político, como las acciones a realizar para ponerlo en marcha, deben de estar programadas según el criterio único de si ayudan a conquistar el espacio político transversal que hemos definido y pueden ser recogidos, entendidos y asimilados por los sectores sociales que hemos descrito, o si, por el contrario, solamente pueden aportar una satisfacción a quienes impulsan esas actividades tal y como ha ocurrido con demasiada frecuencia en el pasado. Lo primero se llama "hacer política", lo segundo ha sido definido por algunos como "darse el gustazo". Se trata de implicarse en lo primero y huir de lo segundo.