viernes, 15 de octubre de 2010

Del "frente político nacional" al "frente político social" (III de III)

7. La perspectiva actual

Este breve repaso al estado de la cuestión no puede concluir sin una enumeración de las perspectivas que se abren hasta ahora. Tal es el sentido de los puntos que vamos a añadir como colofón. Se trata de ideas a desarrollar, metralla, munición ideológica para reflexiones comunes, en absoluto puntos programáticos. Tales son:

1) El “nacionalismo español” para ser eficaz y poder jugar algún papel, necesita ser redefinido. Lo hemos dicho en muchas ocasiones pero lo repetimos ahora: el nacionalismo es “misión” y “destino”. Hace falta definir pues cuál es la “misión y el destino” de España en el siglo XXI.

2) Sin esta tarea previa, el nacionalismo español, ni el patriotismo social, están en condiciones de jugar un papel político e ideológico en el futuro y cualquier intento de defenderlo en su estado actual, por cualquier fracción ultra, está condenada al fracaso.
3) Es una situación de crisis económica, es difícil, sino imposible, que una nueva teoría sobre la misión y el destino de España pueda ser estructurada. Hay otras prioridades. Lo que traducido implica que los grupos ultras van a seguir defendiendo una forma de patriotismo y de nacionalismo inadaptados para el momento actual.

4) La coletilla “patriotismo social”, siendo un avance es insuficiente (y la prueba es que los grupos que la han incorporado, crecen pero mínimamente). La síntesis de “patriotismo” y “políticas sociales” es inestable especialmente porque el primer término no está suficientemente definido.

5) El patriotismo, en sí mismo, no puede ser bandera de una fracción política. Hacerlo es contradictorio con el contenido “comunitario” que debería tener siempre. Por lo demás, la “sigla del patriotismo” es el PP (con razón o sin ella) y nadie está en condiciones de disputar al PP esa bandera. Lo comprobó Blas Piñar en 1975-1982: le aplaudían a él, pero votaban al PP, que tenía más posibilidades de aplicar una “línea política patriótica”. Esto no ha cambiado.
6) Lo que ha cambiado es que el PP abrió las puertas a la inmigración y esto supuso una debacle para las clases trabajadores: se introdujo el trabajo a precio de dumping laboral, se contrajeron los salarios, se crearon guetos en los que se practicó la “limpieza étnica” y la inmigración se convirtió en la bomba aspiradora de recursos sociales que estaban destinados a las capas trabajadoras autóctonas. Por tanto, la única manera de reivindicar el “patriotismo” era adaptarlo a esta situación: políticas sociales para los trabajadores españoles y preferencia nacional a la hora de optar a puestos de trabajo y recursos sociales.
7) Dado que no siempre el “patriotismo social” se expresó de esta manera, sino que frecuentemente se trató solamente de una práctica propia de tifosis de “España – España”, y muy frecuentemente con referencias al franquismo, la extrema-derecha –que necesariamente debía haber evolucionado como lo hizo toda la extrema derecha europea- siguió siendo la extrema-derecha con peor imagen y objetivos más limitados de toda Europa, cortada de su electorado natural (las clases trabajadores a las que en lugar de una “práctica social” (a definir) se le “obsequiaba” con más y más banderas españolas, declaraciones de patriotismo exaltado y poco más.

8) Con el paso del tiempo, la extrema-derecha ha ido desapareciendo en Madrid, subsumida en el magma del PP. Ya no existe un franquismo sociológico, sus restos están en el PP. Hoy, en Madrid existe una docena larga de grupos ultras de todo tipo que, en buena medida son simplemente direcciones y unos pocos militantes y menos simpatizantes aún… pero el hecho de que sean residentes en Madrid, les hace absolutamente refractarios a los “hechos regionales” y siguen viendo con desconfianza que aparezcan en los actos de estos grupos banderas regionales. Esto solamente se ha desdramatizado en Valencia y por la circunstancia que hemos dicho: “lo valenciano” se considera el mejor valladar contra “lo catalán”, dado que los “enemigos de mis enemigos son mis amigos”. Otro tanto ocurre en Navarra donde el regionalismo navarro es tenido como garantía contra el nacionalismo vasco. Fuera de esto: incomprensión y reticencias que hacen que la extrema-derecha siga siendo considerada solamente como una fuerza residual franquista y, por tanto, sometida a un cerco de marginación… aun cuando la mayor parte de la ultraderecha actual es a-franquista.

9) El hecho de que –como hemos demostrado hasta la saciedad- haya que excluir en el futuro procesos independentistas y que la “unidad nacional” esté garantizada, aleja completamente el “España se rompe”… y si no se rompe, no hay lugar para exaltaciones anti-independentistas, so pena de ser considerados como energúmenos que consideran a enemigos mortales a partidillos descerebrados que, como ERC, se encaminan hacia la marginalidad más absoluta (ver los últimos resultados electorales de ERC para comprobarlo). No es la extrema-derecha la que ha vencido al nacionalismo vasco, ni el PSV-PPV, no es la extrema-derecha la que ha derrotado al PSG-BNG, sino el PPG, no es la extrema-derecha la que hará innecesario el recurso a los nacionalistas como “bisagra”, sino UPyD, no es la extrema-derecha la que ha dado la batalla en Baleares al expansionismo catalán, sino grupos culturales políticamente moderados. Y si esto es así… y lo es para todo aquel que tenga ojos y vea, lea la prensa y entienda, entonces ¿qué se gana defendiendo un patriotismo exaltado y alertando contra unos riesgos que hoy por hoy no existen?
10) El patriotismo no puede ser bandera de parte (de hecho no lo es en la medida en que hay ““patriotas” y gente que se siente española en todos los partidos. Si el patriotismo fuera únicamente un elemento presente en los pocos votantes de extrema-derecha, la unidad del Estado haría años que habría saltado por los aires. El añadido de “patriotismo social” ha sido hasta ahora el único intento de dar un contenido social al patriotismo, pero no ha encontrado canales adecuados para traducirse en práctica política con suficiente impacto.

11) Ahora ha llegado la crisis: el pueblo español, incluido el catalán, el vasco y el gallego, no van a hablar de “nacionalismo” ni de nacionalidades y si sus clases políticas regionales se obstinan en hacerlo, van a ir perdiendo fuerza e influencia social. Si en esta época que se inauguró en septiembre de 2007 alguien no ha percibido que la “problemática social” va a desplazar completamente a la “cuestión nacional”, lo tiene claro. Los nacionalistas periféricos no van a poder realizar este desplazamiento porque en su alma no hay espacio para algo más que para la reivindicación nacional.

12) En un momento en el que la crisis económica se está transformando en crisis social, el único frente en el que puede realizarse tareas de agitación y propaganda con garantías de obtener rendimientos y teniendo en cuenta todo lo dicho hasta aquí, es en el “frente social”.  La izquierda ha desertado de ese frente. Lo ha hecho por distintos caminos: unos porque se han interesado más por los “movimientos de reivindicación sexual” (homosexuales, travestidos, feministas), otros han convertido reivindicaciones como el aborto y la píldora del día después, la violencia doméstica o el divorcio, en el eje de sus tarea reivindicativa. Otros lo han hecho en la ecología. Otros en la antiglobalización… defendiendo el “papeles para todos” primera consecuencia de la globalización que era como intentar apagar un fuego con petróleo.  Para colmo, la izquierda sindical se ha convertido en una burocracia amamantada por las ubres del poder, formada solamente por burócratas y por trabajadores de edades intermedias, con contratos fijos y ocupando puestos de capataces y mandos intermedios, que solo aspiran a las horas sindicales y a ser contratados como fijos por el sindicato. Ya no hay sindicalismo reivindicativo y el “sindicalismo de gestión” presentado como alternativa jamás ha existido. La realidad del sindicalismo actual es tan pobre que en las últimas elecciones UGT y CCOO llamaron a votar al “señor de los parados”, 4.250.000 carnés de paro le avalan. En cuanto al PP está completamente ausente de los movimientos sociales y sindicales y otro tanto les ocurre a los nacionalismos regionalistas presentes solo en redes culturales y poco más. En cuanto a la extrema-izquierda de otro tiempo, simplemente se ausentó sin dejar señas o se interesó por los movimientos sociales como paso previo a su desaparición del mundo político.

13) Este esquema sobre la correlación de fuerzas y la realidad, al menos de la militancia política de extrema-derecha con la que tengo relación, lleva directamente a la última conclusión: es preciso que este sector político intervenga en el mundo sindical y que los entre 1.500 y 2.000 militantes activos que debe tener en este momento, desembarquen en el mundo sindical. ¿Cómo? No, desde luego formando un sindicato nuevo, sino ingresando en sindicatos ya existentes (no faltan sindicatos independientes fuera de los subsidios y las traiciones a los trabajadores de las burocracias de UGT y CCOO). No disponemos de experiencia sindical suficiente como para fundar sindicatos propios, así que estamos obligados a adquirirla allí donde existe: en sindicatos independientes. Y contra antes, mejor.

14) En nuestra perspectiva es preciso no olvidar que:

- la crisis económica se transformará en crisis social entre septiembre 2009 y mayo 2010.
- cuando se produzca este proceso la única estructura que estará en condiciones de responder con movilizaciones y protestas será la sindical. Si no estamos presentes en el mundo sindical, no tendremos posibilidades de hacer oír nuestra voz. La pasividad de los sindicatos mayoritarios generará lo que ya se produjo con la huelga de los transportes en junio de 2008: que los sindicatos mayoritarios que rechazaban la huelga, fueron literalmente expulsados del mundo del transporte.

- dado que la crisis económica se está transformando en depresión y que una depresión es un proceso largo que se prolonga entre 6 y 12 años, hay que prever que la crisis social generada se transformará antes o después en crisis política. Ni PP ni PSOE podrán contener la fuga de votos que generará su paso por el poder sin haber resuelto la crisis económica.
- cuando aparezca la crisis política será el momento de extraer los beneficios del trabajo realizado en el mundo sindical, cristalizarlo en una potente organización política con un programa que contemple también una “perspectiva nacional” a contemplar con posterioridad a la superación de la crisis.

15) Finalmente, no hay que olvidar que el Estado de las Autonomías ha fracasado en la medida en que el “café para todos” suarista y el papel “bisagra” de los nacionalismo periféricos, lo han convertido en económicamente inviable. Pero los hechos regionales existen y existen las lenguas y las culturas regionales: hay que habilitar una fórmula para que coexistan con la necesaria e irrenunciable existencia de España (que, no lo olvidemos debe definir “misión y destino”) y con la irrupción y la necesidad de una Europa desde Finisterre a Vladivostok (nuestro “espacio de economía integrada”).

16) Será la crisis social devenida finalmente en crisis política la que facilitará la reforma de la constitución. En este sentido parece necesario aportar una propuesta: la necesaria disminución en el número de autonomías. Un país de las dimensiones y los recursos de España no puede alimentar a castas funcionariales de escribas autonómicos. Las 17 autonomías se deben reducir a la mitad como mínimo.

17) Es preciso llevar la lucha en defensa de la “preferencia nacional”, del plano “patriótico” en donde está muy forzada, al plano “social” que es su lugar natural. Eso, o de lo contrario, todos los esfuerzos empleados en promocionar el “patriotismo” serán reciclados por el PP o bien chocarán con la incomprensión.

18) Si no somos capaces de concentrar esfuerzos en los próximos meses (no digo ya años), perderemos la ocasión de tener protagonismo en la crisis social que se avecina y que no tendrá precedentes. Y esa falta de penetración en los medios social, impedirá el que podamos desarrollar un papel cuando se produzca la crisis política (que irremediablemente se producirá a causa de la persistencia de la depresión).

19) Dicho de otra manera: “Ahora o nunca”. Y si es “ahora”, es la hora del desembarco en el “frente social”. Las experiencias realizadas en Valencia en este terreno han sido ampliamente prometedoras: las ocupaciones de sedes del INEM y las marchas cívicas dentro de la ciudad ante las sedes de los sindicatos han suscitado aplausos y adhesiones cuantificables. Las únicas protestas e insultos han partido de los búnkeres sindicales de UGT y CCOO, que han reaccionado mal a los que osaban denunciarlos ante los trabajadores. Estas experiencias, realizadas en un momento en el que se estaba produciendo una campaña electoral, merecen ser examinadas con detenimiento, interpretadas, afinadas y multiplicadas. La única forma de influir en el mundo social es estar presente ahí. Dada la debilidad estructural de nuestras organizaciones y dadas las prioridades (a causa de la inexistencia de riesgo de desintegración del Estado, especialmente) es preciso cambiar el trabajo del “frente político-nacional” al “frente político-social”.

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com