jueves, 14 de octubre de 2010

11-S. LA GRAN MENTIRA. (X de XV). La "pista española" de Mohamed Atta

Infokrisis.- Desde el 14 de septiembre, tres días después de los atentados, la Policía española investigó la presencia de Mohamed Atta en nuestro país y la posibilidad de que se hubiese alojado en un hotel de esta población costera durante el verano anterior al atentado. En la tarde del 15 de septiembre, fuentes policiales, comentaron a EFE la posibilidad de que Atta hubiera realizado una estancia en un hotel de Salou. La Vanguardia confirmó el día 15 que Mohamed Atta habría llegado a Salou en julio del 2001, procedente del norte de Africa y que, quizás, le acompañasen otros terroristas.  Sin embargo, las fuentes policiales consultadas en esa fecha era extremadamente cautelosas y aseguraron a EFE que "no hay nada fiable" y que la pista "debe manejarse con mucha cautela". Incluso añadieron que "hay mucha psicosis tras los atentados del pasado día 11 en Nueva York y Washington”. Estas fuentes cautelosas no fueron tenidas en cuenta y los medios prefirieron dar en primera página las noticias sobre la presencia de Atta en España, aun a pesar de que era extremadamente tenue.

LA “PISTA ESPAÑOLA” DE MOHAMED ATTA

La “pista española” estuvo desde el principio marcada por la confusión y no ha aportado absolutamente nada a la investigación sobre los atentados, a pesar de los ríos de tinta que vertió. Es muy sospechoso que existan dos versiones de cómo se inició la investigación. Inicialmente –el 14 de septiembre– se dijo que la pista había nacido a partir de una llamada recibida por la Policía en la que el responsable de un hotel de Salou indicó que "le parecía poder indentificar a Mohamed Atta” a través de las fotos difundidas en esos días por los medios de comunicación. Atta, por entonces, había sido identificado como uno de los supuestos terroristas que iba a bordo del vuelo de American Airlines. Sin embargo, otra versión, más sólida, explica que la policía española recibió la petición de la CIA y del FBI para que investigara la presencia de Atta en Salou. Es decir, la “pista española” nace en Estados Unidos y fue, verosímilmente, una pista más inventada con la idea de dar una dimensión multinacional a las actividades de Al Qaeda. La operación de intoxicación informativa, no solamente sostenía que Atta estuvo en las costas catalanas, sino que allí tuvo lugar una cumbre terrorista...

Cuando ya acababa el 2000, exactamente el 30 de diciembre, “El País” explicó los motivos de la presencia de Atta en Salou.  El egipcio Mohamed Atta y varios dirigentes de Al Qaeda procedentes de Alemania, Francia e Italia se dieron cita clandestinamente en España en julio del 2001. La cita tuvo lugar en un hotel de Salou, una localidad turística de la costa mediterránea española. El diario citaba “fuentes policiales” sin especificar más. Resulta sorprendente que esas fuentes explicaran que la reunión no tuvo como objeto preparar los atentados contra Nueva York y Washington, “porque éstos ya estaban en marcha, sino abordar otras acciones futuras". ¿Otras acciones futuras? ¿qué futuro tenía un Mohamed Atta que iba a empotrarse a bordo de un avión de línea contra las Torres Gemelas? Se diría que la lógica ha desaparecido para las ambiguas “fuentes policiales” y para los periodistas que reprodujeron la noticia. Por lo demás, una persona implicada en una operación suicida en curso, puede fracasar en el curso de la misma y, por tanto, caer prisionero, ¿cómo era posible que participara en una reunión en la que no podía aportar nada y si entrañar graves riesgos para la seguridad del grupo? Absurdo sobre absurdo.

Hacia el 20 de septiembre la policía seguía buscando indicios del rastro de Atta en Benidorm. En los días sucesivos la pista no pudo confirmarse. El razonamiento de la policía española era simple: Atta trabajaba para Bin Laden; el delegado de éste en Europa era Mohamed Bensakhria, detenido el pasado 29 de junio de 2001 en Alicante. Si Atta estuvo en España, seguramente debió encontrarse con Bensakhria. Pero la pista fue abandonada: demasiado bonita para ser cierta. No era demostrable ningún tipo de relación entre ambos presuntos terroristas.

Al día siguiente se difundió la noticia de que Atta había visitado a un preso árabe recluido en la cárcel de Tarragona desde el pasado mes de julio. Inicialmente su nombre no se hizo público y se difundió el rumor de que Atta podría haber utilizado una identidad falsa para comunicarse con el preso árabe. Según se dijo, la intención de la visita era ingresar dinero en la cuenta de ese preso. En días sucesivos al atentado, se desplazaron a la cárcel de Tarragona agentes de INTERPOL para recabar información. Aparentemente, Atta fue reconocido por un funcionario de la prisión a los que se les mostró fotos de Atta. Registrada la celda del preso en cuestión, apenas pudo requisársele un diario en árabe.

El preso en cuestión no era otro que el argelino Jague Christiane Homarin, ingresado el 6 de julio de 2001 por intento de homicidio de un compatriota. Un funcionario de prisiones destinado al recinto exterior aseguró que entre las personas que le visitaron en la cárcel a mediados de ese julio estaba Mohamed Atta. Según el testimonio del funcionario, Atta acompañó a otras dos personas que querían ver a Homarin, pero no pudo entrevistarse con el recluso porque no había concertado la visita, por lo que sus datos -al contrario de lo que ocurrió con los de los otros dos- no quedaron registrados. La versión de este testigo, según las fuentes consultadas, no ha podido ser confirmada por la Guardia Civil, que tiene muchas dudas sobre la identidad del tercer visitante.

A pesar de que Homarin estaba acusado de un delito común, en octubre de 2001, el Juzgado de Instrucción número 5 de Tarragona se inhibió en favor de la Audiencia Nacional en la causa seguida contra él por su presunta relación con el terrorismo islámico. El juez incorporó al procedimiento una carta remitida por el abogado de Homarin en la que el letrado asegura que, después de que algunos medios de comunicación publicaran la noticia de la supuesta visita de Atta a la prisión, un ciudadano árabe residente en España le aseguró que había sido él quien había intentado ver al argelino preso en Tarragona. Así pues, la visita de Atta a la cárcel de Tarragona se esfumó como por ensalmo.

Pero ¿estuvo realmente Atta en Salou? A poco que releamos las noticias publicadas en los turbulentos y caóticos días posteriores al 11 de septiembre, advertiremos que la presencia de Atta es tenue y bien pudiera tratarse de su doble. Lo que sí está claro es que alguien se paseó por Salou con documentación a nombre de Mohamed Atta, pero cuyo rostro no era tan evidente que fuera el del presunto terrorista.

Una semana después del atentado, el 19 de septiembre, la policía española había comprobado que el libro de registros del Hostal Montsant de Salou recogía la entrada como cliente en ese establecimiento el 17 de julio de Mohamed Atta. El propietario del hostal-residencia Montsant de Salou, Antoni Banyeres, concejal del PSC en dicho ayuntamiento, explicó a EFE que no podía asegurar que se trate de la misma persona, pero se registró con el nombre de Mohamed Atta. Se trataba de un árabe “educado y amable, de rasgos parecidos a los de las fotografías” que le mostró la policía. El cliente apellidado Atta presentó en recepción un pasaporte egipcio y abandonó la habitación doble que ocupó, la número 15, tras abonar la cuenta con una tarjeta Visa. Según consta en el registro de entradas del hostal-residencia, que tiene dos estrellas de categoría y está situado en el número 33 de la calle Barcelona de Salou, Mohamed Atta llegó el 17 de julio y mostró un pasaporte egipcio con el número A-300-54068-321-D. Antes de irse del hostal, sobre las 09:00 horas del día 18 de julio, Mohamed Atta pidió información en la recepción sobre casas de alquiler de coches, según el propietario. Banyeres ha comentado que el comportamiento de aquel ciudadano árabe, que vestía ropa occidental, "no nos despertó ninguna sospecha" y tampoco recuerda que se reuniera con nadie ni recibiera ninguna visita en su habitación. La policía, por algún motivo –seguramente por que así se lo comunicaron el FBI y la CIA- sospechó que Atta había ido a Salou a encontrarse con otras personas. Sin embargo, ninguna prueba fue aportada y la noticia jamás pasó de la categoría de rumor.

A partir del 21 de septiembre se hizo público a través de EFE que Atta “pudo estar” en otros lugares del este y sur de España durante los días que permaneció en este en julio pasado, informaron a Efe fuentes de la investigación.  Por ello, las pesquisas abarcan también localidades de la costa este y del sur de España como Alicante, Valencia, Málaga y Cádiz, donde se rastrearon centros hoteleros para determinar si Mohamed Atta pernoctó en alguno de ellos. En ese período todo era posible. Sobre la base de informaciones temerarias, sino falsas, cada vez iba cobrando cuerpo la posibilidad de que España fuera utilizada por los islamistas radicales como un especie de santuario. La CIA y el FBI aumentaron esa sensación enviando a las fuerzas de seguridad del Estado españolas, fotos y fichas del resto de sospechosos de haber participado en los atentados para saber si existían rastros de su presencia en España. En las semanas siguientes se detuvieron a varios miembros del Grupo Salafista para la Oración y la Predicación del Islam, pero, a pesar de las noticias difundidas, nada induce a pensar que este grupo argelino estuviera integrado en la organización de Bin Laden, como veremos más adelante.

Atta –o alguien apellidado Atta- llegó al aeropuerto de Barajas procedente de Miami el 7 de julio, se dirigió a un lugar desconocido y regresó en otro vuelo a Miami el 19 de julio. La investigación en Salou empezó inmediatamente que la policía española recibiera la información del FBI de que Atta podría haberse alojado en la población turística catalana. Una unidad del CESID y expertos policiales desplazaron a Salou, revisaron los registros, las llamadas telefónicas y los pagos efectuados con tarjetas de crédito en varios establecimientos hoteleros de esta localidad tarraconense, entre ellos el Casablanca, para intentar averiguar la identidad de otros posibles terroristas que podrían haberse reunido con Atta.

Así pues, inmediatamente, se difundió la noticia según la cual, ya no era sólo Atta, sino un número indeterminado de “terroristas” (se dedujo que cualquier persona que tuviera relación con un terrorista, era, necesariamente, terrorista a su vez) los que convergieron en Salou. El hecho de que se alojaran en distintos hoteles aumenta la sensación de clandestinidad; así evitaban ser relacionados entre ellos. Esa astuta habilidad no impidió que se llamaran de un hotel a otro o pagaran con tarjetas de crédito (en lugar de en riguroso contado si querían borrar huellas). Y además todos ellos tenían apellidos musulmanes. Un ciudadano turco que, al parecer, en la misma época residía en el hotel Montsant fue investigado en profundidad, comprobándose que no tenía nada que ver con Atta. Del resto jamás se han publicado los nombres. Todas las informaciones relativas a este tema han de ser consideradas como mera intoxicación informativa

El 27 de septiembre el director general de la Policía española, Juan Cotino, explicó que Atta viajó por primera vez a España el 4 de enero. Para Cotino, la única prueba de que se trataba de Ata, el terrorista, era que  "ese era el nombre de una persona que llegó ese día al aeropuerto madrileño de Barajas", a despecho de que ese mismo nombre y apellidos es bastante frecuente entre musulmanes. A la Policía española no le consta cuando abandonó España en este viaje, dijo Cotino, pero sí tuvo conocimiento de que ese mismo nombre aparece también entre los viajeros que llegaron al aeropuerto de la capital española el día 8 de julio. Esta sería la segunda visita de Atta a España, que finalizó el 19 del mismo mes y en el curso de la cual alquiló un vehículo, recorrió con éste 1.900 kilómetros. En ese periodo estuvo en "dos o tres" hoteles de la ciudad catalana de Salou, en Tarragona.

Salvo estos datos, el resto son especulaciones. Cotino hubo de reconocer que no constaba ninguna prueba de que en nuestro país se entrevistara con los individuos relacionados con Bin Laden, ni que mantuviera relaciones con los miembros del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC). En realidad, los servicios de seguridad españoles hicieron gala de cierto provincianismo: bastaba con que llegara alguna foto, alguna ficha desde los Estados Unidos, enviada por la CIA o el FBI para que los funcionarios españoles dieran inmediatamente esas informaciones como buenas y, a despecho de lo endeble de las pistas, desplazaran decenas de funcionarios a investigar datos de muy escasa relevancia. En el fondo, es posible que el Ministerio del Interior pensara que si abordaba sumisamente esta colaboración y hacía todo lo que se sugería desde EE.UU., éste país, en contrapartida, ayudaría en la lucha contra ETA. En el fondo, detener a unos pocos musulmanes y agradar al gobierno americano podía rendir extraordinarios beneficios y, acaso, entrañar una ayuda inestimable en la última fase de la lucha contra el terrorismo independentista vasco.

Las investigaciones policiales en España también siguieron la pista del yemení Ramzi Bin al Shibh, compañero de piso de Mohamed Atta en Hamburgo, que abandonó esa ciudad alemana el 5 de septiembre, seis días antes de los atentados, en un vuelo Düsseldorf-Madrid. Al Shibh, según El País, estuvo dos días en la capital española, se alojó en un domicilio particular y mantuvo contactos con miembros de la célula española de Al Qaeda. Según la policía española, el presunto terrorista yemení tenía un billete de regreso a Düsseldorf para el 19 de septiembre, pero nunca tomó ese avión y, al parecer, se encuentra refugiado en Indonesia. El nombre de Ramzi Bin al Shibh aparece citado varias veces en el sumario judicial abierto en la Audiencia Nacional sobre las actividades de la célula española de Al Qaeda.

El juez Baltasar Garzón, encargado de este caso, ordenó en noviembre la detención de ocho presuntos miembros de esa célula de Al Qaeda, encabezados por el sirio-español Imad Eddin Barakat, alias Abu Dahdah. Los ocho detenidos están acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre. El juez considera, además, que Abu Dahdah tenía contacto directo con Osama Bin Laden. Pero esta es otra historia que no tiene nada que ver ni con el verdadero ni con el falso Atta.

Como mínimo puede decirse que la presencia de Atta en España es confusa y su pista extremadamente débil. Creemos haber establecido qué informaciones son falsas y cuáles dudosas. La estancia en Salou, pertenece a este segundo tipo; su visita a la cárcel de Tarragona puede ser considerada como mera intoxicación informativa, al igual que la “cumbre” terrorista celebrada en Salou. Luego están las informaciones llegadas de EE.UU. a la seguridad española y que fueron absolutos fiascos (la presencia de Atta en el sur o la llegada a España de otros terroristas que presuntamente cometieron los atentados del 11 de septiembre). ¿Estuvo Atta en Salou? Difícilmente; las pruebas de su presencia son extraordinariamente débiles. Por otra parte, no se trata de ver el nombre de “Mohamed Atta” registrado en los libros de los hoteles o en las listas de pasajeros de los aviones, sino antes bien, de que el rostro de Atta sea reconocido por quienes tuvieron contacto con él. Y en este terreno, como máximo se afirma que “era parecido”. Cada vez cobra más forma la hipótesis de un falso Atta, provisto de documentación a su nombre y dejando pistas de su presencia aquí y allí; ¿con qué intención? En primer lugar para dar envergadura a la hipótesis de una trama internacional que recorriera transversalmente distintos países europeos; en segundo lugar para confirmar la implantación de Al Qaeda en distintos países occidentales; finalmente, como muestra de la operación psicológica global, para dar la sensación de que los atentados del 11 de septiembre no afectaban solo a EE.UU., sino a todos los países occidentales en los que los terroristas se paseaban como Pedro por su casa. De esta manera el atentado al WTC no era una operación contra EE.UU., es decir, algo alejado de nuestro horizonte geográfico, sino que España quedaba implicada directamente. Operaciones similares fueron tejidas en casi todos los países occidentales sobre datos igualmente falsos. La mente que ideó el 11-S quiso sugerir un tránsito de lo global (el atentado contra el WTC) a lo particular (nuestro país). Así se creaba en cada país occidental la idea de que era preciso participar en un coalición mundial contra el terrorismo. ¿Atta en España? Permítasenos dudarlo...

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen