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sábado, 17 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXVII)

Querido Diario:
Hoy estoy invitado a una paella en San José de Costa Rica. Ayer me prepararon una tortilla española… Sé que sigue existiendo España porque hasta aquí llega TVE1 y porque Internet te pone en contacto con los amigos de la Patria. Por nada más. ¿Quién ha dicho que fuera de España no se está mejor que en España? ¿Quién ha dicho que en España se come mejor que en cualquier lugar del mundo? Cualquier lugar es bueno si uno tiene la imperiosa necesidad de disfrutar de la vida. Los bananos de aquí son exactamente iguales a los de Canarias. Las piñas que se comen en España proceden mayoritariamente de aquí. He pasado por campos de cultivo y no hay ni mares de plásticos, ni sobredosis de pesticidas, vermicidas, fungicidas y abonos químicos. Las papayas que en España van a 6-8 euros el kilo, aquí apenas cuestan poco más de un euro. Limones mucho más baratos. Mangos maduros y en su punto a precios increíbles. ¡Claro que en cualquier país del mundo se come bien! (y no necesariamente se come diferente). Y, sin embargo, uno siente la necesidad de pensar en la Patria y de esforzarse en oír su llamada. Cada día me levanto con ganas de mirar las noticias y de percibir, de entre todas ellas, alguna que pueda ser considerada como positiva. De esas que obligan a hacer las maletas y a decir: “Yo debo estar allí”. La llamada de la Patria no es retórica. Es como el sonido de un diapasón que sirve para afinar otros instrumentos y que se transmite sin palabras: es una señal para que los que creen que pudiera existir un destino común para España y para los españoles, estamos esperando. Es la señal que cada día espero y que nunca se produce. Es la señal que nunca llega. Entre tanto, es bueno disfrutar del lugar en el que uno se encuentra. Lejos de la Patria, feliz y a la espera.

jueves, 8 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXVIII)


Querido Diario:

Habitualmente ni el mundo es cómo nos gustaría que fuera, ni nuestras vidas salen como hubiéramos deseado. Y sin, embargo, la vida es bella y en el mundo hay lugares maravillosos para reinventarse a sí mismo y reconstruir el propio mundo. Sólo hay que tener voluntad para ello. Pues bien, entre el mundo y la persona, hay otras muchas cosas, algunas de ellas casi imposibles de reformar: una constitución por ejemplo. La española, sin ir más lejos. Que no funciona está claro desde mediados de los años 80 cuando ya era evidente que la corrupción se la estaba comiendo, la partidocracia la había devorado a poco de nacer, víctima de sus propias ambigüedades y de los consensos que existieron sólo diez años antes y seguían manteniéndose no como acuerdos, sino como cadenas que unían a un cuerpo muerto. Hacia finales de los 80, cuando el felipismo ya se había revelado como una lacra inoperante, era el tiempo de reformar la constitución. El PSOE lo no propuso porque en apenas una década sació su hambre de poder y sus ambiciones atrasadas desde 1939. La derecha aspiraba a gestionar aquel negocio en breve y a beneficiarse tanto como lo había hecho el PSOE. En 2004, cuando Aznar deja el poder, la reforma constitucional sigue siendo necesaria, pero ya es imposible. El “caso catalán”, con el Nou Estatut demostró que si se tocaba algún elemento, el conjunto se derrumbaba. Hoy, la gran contradicción, genuinamente española, es que no existe posibilidad de alcanzar ningún consenso para la más mínima reforma constitucional, pero esta constitución es  completamente inoperante y sus tres poderes son más bien tres espectros sutiles incapaces de cumplir sus funciones con un mínimo de eficacia. Lo peor es que algunos partidos “emergentes”, Ciudadanos por ejemplo, centran su proyecto en la defensa de la constitución… El problema que tiene España es que, en las actuales circunstancias, ni puede reinventarse, ni permanecer como está. Y va para largo, no se crean.

miércoles, 15 de octubre de 2014

La “tercera recesión” y lo que se avecina…


Info|krisis.- La crisis económica mundial ha llegado a tal extremo que para evitar referirse a ella como a un todo, se utiliza el eufemismo de aludir a “recesiones”. Vamos por la tercera desde 2007. Resulta inevitable que afecte de manera brutal a la economía española. Menos comprensible parece que afecte incluso a las locomotoras del a UE (Alemania y Francia). Sin embargo, todo se entiende mucho mejor si se tiene en cuenta que las grandes economías de Iberoamérica (Argentina y Brasil) empiezan a fallar y que tienen un volumen suficientemente grandes como para que sus repercusiones afecten a todo el mundo. Delicias del mundo globalizado.

Argentina y Brasil, dos países inmensamente ricos y con potencialidades económicas espectaculares y, sin embargo, mal gestionados, amenazan con situarse en el ojo del huracán de lo que se empieza a llamar “tercera recesión”. La coyuntura política internacional caracterizada además por las sanciones de “Occidente” a Rusia, a raíz de la crisis ucraniana, agrava la posición de la UE. Los EEUU parece que resisten las primeras avanzadas de la nueva recesión, pero en el momento en el que ésta vaya creciendo en Iberoamérica se verán arrastrados también. En Europa, en cambio, la nueva situación ya no puede explicarse como las dos recesiones anteriores, por el despilfarro del “frívolo Sur” en detrimento del “virtuoso Norte”.