Los resultados electorales en dos antiguos länders de la
República Democrática Alemana son inequívocos y se pueden resumir así: 1)
AfD primera fuera política, 2) un no rotundo a la inmigración masiva, 3)
varapalo a la coalición gubernamental y 4) “cordón sanitario anti-fascista”
cada vez más debilitado. AfD, inicialmente, no gobernará en ninguno de los
dos länders, pero cualquier gobierno que se constituya allí será frágil y
quebradillo, especialmente porque los elementos que han propulsado a AfD como “estrella
ascendente” en la política alemana, lejos de desaparecer, se van a ir
acentuando, de momento, desde las elecciones europeas, ya es mayoritaria en
toda Alemania del Este. Vale la pena realizar unas pocas consideraciones a
vuelapluma.
¿Quién ha ganado las elecciones en Sajonia? Respuesta: los
partidos antiinmigración. Han obtenido el 42% de los votos. ¿El 42%? ¿No
será un error? ¿No dicen los medios de comunicación que AfD ha sido el
segundo partido con un 30% de los votos? Si, pero, se olvida que, el otro
partido antiinmigración, la BSW Alianza Sahra Wagenknecht - Por la Razón y
la Justicia (Bündnis
Sahra Wagenknecht – Vernunft und Gerechtigkeit), una escisión de La Izquierda (Die Linke,
La Izquierda, a su vez una escisión del SPD) ha obtenido el 12% de los votos. Precisamente, la ruptura con Die
Linke se produjo a causa de la posición de este partido fanáticamente
proinmigracionista, una parte del partido opinaba exactamente igual que AfD en
esta materia: la escisión se produjo por el rechazo a la “inmigración
descontrolada“ y por la sensación de que la dirección de Die Linke
estaba “demasiado centrada en la percepción del racismo“. La WSB defiende que
las solicitudes de asilo en Alemania sean examinadas por terceros países fuera
de la UE... Además, otro elementos de sintonía entre AfD y la BSW es su
actitud en política exterior favorable a Rusia.
El programa de la WSB tiene “tirón“: en Sajonia la
suma de los votos obtenidos por los restos en putrefacción del SPD (8,5%) y de Die
Linke (4%), igualan prácticamente los obtenidos por “la escisión de la
escisión“ (el 12%).
Por lo demás, la “victoria“ de la CDU ha sido
por la mínima: apenas por un punto y medio: AfD representa hoy un tercio de los
electores de Sajonia. Como indica su propio nombre, un tercio del
electorado es favorable a que Alemania vuelva a ser Alemania, no solo reunificada, sino
libre de los riesgos de la OTAN, y sobre todo, sin inadaptados étnicos. Justo
lo mismo que propone la BSW, insistiendo un poco más en la “cuestión social“.
Vale la pena señalar que el Partido Liberal ha
quedado fuera del parlamento regional al no superar la barrera del 3%. Los
partidos de la coalición “semáforo“ que gobiernan la República Federal (SPD,
Verdes y FPD) no han obtenido, sumados sus porcentajes, más de un 15%...
TURINGIA: MAYORÍA ABSOLUTA ANTIINMIGRACIÓN
Las cosas han ido todavía peor para los partidos
del stablishment en Turingia. Allí la distancia entre el primer
partido, la AfD (30,5%) y el segundo, la CDU (24,5%) ha sido de seis puntos.
Los partidos de la coalición de gobierno no han llegado, sumados, ni a los 13
puntos (7% el SPD, 4% Los Verdes y 1,3% el FPD). Y, aquí, nuevamente, se
reproduce el esquema de Sajonia: la BSW ha superado a Die Linke (12,3%)
y al SPD (7%), obteniendo un 16%. Lo que, sumado a AfD, da un 46,5% de voto
antiinmigracionista. Las cifras son inapelables. Eran, casi con precisión
milimétrica, las auguradas por las encuestas (para vergüenza del CIS).
La iniciativa realizada en plena campaña electoral -tres días antes de las votaciones- por parte del canciller Scholz, de repatriar a 28 criminales afganos, en su mayoría violadores, se produjo tras el ataque yihadista que dejó tres muertos. La repatriación no era un “gesto de fuerza“ de una coalición que es, cualquier cosa, menos fuerte. No por casualidad, sino como parte de la campaña electoral socialdemócrata, la mayor parte de los repatriados eran de Sajonia y Turingia... Uno de ellos estaba acusado de homicidio y el resto de violaciones, lesiones graves y malos tratos. Tratándose del gobierno “socialdemócrata-liberal-ecoloco“ la repatriación se hizo “garantizando los derechos humanos“ de los afganos hasta última hora: no solamente no cumplieron cárcel por sus delitos en territorio alemán (uno de ellos había sido detenido en ¡161 ocasiones!), sino que, además, se les dio a pie de avión, 1.000 euros para garantizar su sustento en los próximos nueve meses... La medida, lejos de producir efectos electorales positivos para la coalición de gobierno terminó por hundirla.
CORDON DE SEGURIDAD EN TORNO A LA “ULTRARECHA“
Los medios de comunicación del stablishment, en
toda Europa, han reaccionado según las mismas consignas: “no hay que
alarmarse: los resultados estaban previstos, todos los partidos han formado un
cinturón de seguridad en torno a la extrema-derecha que no podrá formar
gobierno en ninguno de los dos länders“. Así pues, todos tranquilos. ¿O no?
Scholz cree que expulsando 28 afganos y declarando el día anterior a las
elecciones que endurecerá las medidas para pedir asilo ¿cree que ya ha
cumplido? No son 28 criminales los que debe expulsar, sino varios miles más
como ellos y, lo que es aún peor, varios millones de inmigrantes inadaptados que
han degradado la vida en Alemania. ¡Claro que no se atreverá! ¡La inmigración
masiva, el multiculturalismo, la diversidad, son dogmas para el SPD!
Ahora bien, el gran misterio del que los tertulianos
de sobre prefieren no hablar es la actitud que adoptará la BSW a la hora de
apoyar al candidato de la CDU en los dos länders. Y ahí, éste partido se le
juega, literalmente. Si apoya a la CDU estará apoyando a los rivales históricos
de la izquierda alemana desde 1945. Si, vota en blanco y deja que gobierne una
coalición de los perdedores (CDU, SPD, Verdes, Die Linke), se arriesga a perder
su credibilidad: ya no se trata de creer que la coalición del stablishment
resuelva el problema de la inmigración, se trata de practicar políticas
anti-inmigración ¡ya!, sin más dilación, antes de que el país afronte una
situación similar a Inglaterra. Y eso solo pasa, apoyando al “voto más seguro
contra la inmigración“, AfD.
Para la AfD las cosas son más sencillas: ha
obtenido una doble victoria que se une al avance histórico que obtuvo en las
pasadas elecciones europeas -cuando ya fue el segundo partido a nivel federal,
tras la CDU/CSU, obteniendo el 15,9% de los votos, dos puntos por delante del
SPD. Es un partido consolidado. Una vez más, las acusaciones de ser de
extrema-derecha ya no hacen mella en sus electores, ni a un sector creciente
del electorado alemán que votaría al diablo en persona antes que seguir el
proceso de degradación generalizada que vive Alemania. Se trata de sentarse y
esperar. De momento, ya es el partido mayoritario en los länders de la
antigua República Democrática Alemana.
CDU/CSU y SPD, a la vista de las
circunstancias, piensan en renovar la clásica fórmula de “gran coalición“ para
cerrar el paso al a AfD, pero olvidan un pequeño detalle: cada vez están más
empequeñecidos y para sumar hasta obtener mayoría parlamentaria, tendrán que
incorporar a otros pequeños fracasados: los Verdes, el FPD, Die Linke... bien,
pero ¿qué quedará de todo esto dentro de un año cuando se celebren elecciones
generales?
Al ritmo de acuchillamientos, atentados yihadistas,
delitos cometidos por inmigrantes y deterioro de la vida ciudadana, que se
están produciendo en Alemania en los tres últimos años, parece difícil que
el gobierno pueda enderezar la situación y ganar credibilidad ante una opinión
pública abrumada por el espectáculo de la decadencia. El gobierno de Scholz
lo tiene difícil para afrontar el crecimiento de la AfD con las mismas armas
con que viene encarando los ascensos de las distintas extremas-derechas que se
han sucedido desde el inicio de la República Federal: intoxicación informativa,
provocaciones, infiltración por parte de policías y servicios de inteligencia...
DOS CONCLUSIONES
Ya no hay “gentes de izquierda y gentes de
derecha“. Los problemas generados por la inmigración masiva (de los que son
responsables, por este orden: el SPD, la CDU/CSU y Los Verdes) están decantando
a la opinión pública alemana (y europea). Solo hay dos posicionamientos: a
favor de la multiculturalidad, el mestizaje, la inclusión y la renuncia a la
propia identidad, esto es, a la favor de la inmigración ilegal y masiva, de
subvencionarla y de traer a cuantos más mejor en menos tiempo, o bien, en
contra de la invasión. No hay una tercera posición.
Antes o después, el electorado deberá optar por
esta alternativa y poco importará si el stablishment acusa a los otros de ser
extremistas de derecha, neonazis o “arietes del IV Reich“, poco importará si el
ciudadano que ve, día a día, como le están robando su país, como salir a la
calle se convierte en un ejercicio cada vez más peligroso y como los partidos
del stablishment se limitan a hacer operaciones cosméticas para evitar
afrontar lo que cada vez mas europeos estamos pidiendo: deportaciones masivas,
ni un inmigrante en Europa que no se asimile al estilo de vida europeo, ni un
inmigrante que absorba un subsidio o un puesto de trabajo que puede ser
destinado a un europeo.
En España, ha llamado mucho la atención el que un
partido de izquierdas, el Frente Obrero, un partido independentista, Alleança
Catalana, y un partido nacional-populista, Vox, tengan como denominador común el
antiinmigracionismo. Pues bien, en Alemania van muy por delante en esta concepción
política transversal que indica que cada vez sectores más amplios y
diversificados de la población son consciente del mayor riesgo que afrontamos a
corto plazo.
Idea final: los partidos hermanos del PSOE
en Francia, Italia y Alemania, hoy son grupúsculos declinantes. Siguen en
posiciones de poder, gracias a inercias pasadas. Pero, la fricción, el rozamiento, acaban, antes
o después, con cualquier inercia. Cuando plantean “cordones sanitarios en torno
a la extrema-derecha“ parecen no ser conscientes, ni de lo que está en juego
-¿creen que el islam les perdonará no ser musulmanes? ¿creen que el islam no
despreciará sus traiciones?-, ni de que el cordón sanitario que pretenden
establecer es cada vez más débil y a quien se lo quieres establecer -a los
europeos de derechas, de centro y de izquierdas que queremos seguir siendo
libres, independientes y herederos de una cultura de 3.000 años- son cada vez
más fuertes.
Las elecciones en Turingia y Sajonia nos confirman
en este criterio. Vamos a ver hasta cuando va a poder establecerse el “cordón
sanitario" a un tercio de electores...