El nombre de Jacques Doriot ha quedado unido indisolublemente al del
fascismo francés y a su creación personal, el Partido Popular Francés, a la
colaboración y a la Legión de los Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo y
a ser el “hombre de Hitler” en los últimos meses del gobierno de Vichy. Sin
embargo, la historia política de Doriot es previa a la fundación del PPF. Se
suele olvidar que estuvo en la cúpula del Partido Comunista de Francia y que
fue uno de los líderes de la Internacional Comunista en ese país. Alcalde de
Saint–Dennis, terminó separándose del PCF e iniciando la aventura que le
llevaría a luchar contra sus antiguos “camaradas”. Esta es la historia de esa
parte de su vida, la que habitualmente resulta desconocida para quienes lo
tienen por un simple “líder fascista”.
Pocas biografías
políticas como la de Jacques Doriot han sido tan polémicas y controvertidas en
el siglo XX y pocas como la suya demuestran la teoría de los “revolucionarios
conservadores” alemanes para los que la herradura era la prefiguración
simbólica de las distintas opciones políticas: en ella, los dos extremos de la
herradura están más próximos entre sí que del centro de la misma. A nadie se le
escapa que, según esta imagen simbólica, los tránsitos de fascismo a bolchevismo
(y viceversa) deberían ser más fáciles y regulares de lo que generalmente se
cree.
En el caso de
Doriot el paso de la extrema–izquierda bolchevique a la extrema–derecha
fascista no fue un brusco salto al vacío, sino una evolución relativamente
lenta y muy coherente, que le llevó a través de distintas etapas intermedias en
las que puede observarse perfectamente una lógica que aleja la posibilidad de
que se tratara de un cambio forzado por el oportunismo o el resentimiento: a
medida que cambian los tiempos, a medida que se va alterando la situación
política internacional, Doriot va modificando sus posiciones hasta devenir algo
que no tenía previsto inicialmente. La Guerra Civil española, como veremos, fue
uno de estos elementos que precipitaron esta sucesión trepidante de cambios que
terminaron con un Jacques Doriot recibido por Hitler en la “guarida del lobo”
de Rastemburgo en 1944.
Tal es el
recorrido que vamos a realizar en las páginas que siguen
Un joven obrero en Saint–Denis
El que pronto
sería llamado “el gros Jacques” (Gran Jacques)nació el 26 de septiembre de 1898
no muy lejos de París, en Bresles, una pequeña ciudad de apenas 2.000
habitantes, situada a la sombra de la Catedral de Beauvais, cuya bóveda ojival
tiene el privilegio de ser la más alta de la cristiandad. Hijo de trabajadores
que habían progresado en su oficio, su padre, maestro herrero, era propietario
de una empresa de reparación de maquinaria agrícola, tras décadas de duro
ejercicio de la forja de los metales. Su madre, también trabajadora, era
costurera de origen flamenco y a los 21 años dio a luz el que sería su único
hijo y al que sobreviviría (falleció en 1967).
Se trataba de
una familia en la que el padre era protestante pero alternaba esta fe con la
militancia en la Liga de los Derechos Humanos, una asociación completamente
laica. No tuvo el menor inconveniente en que su hijo hiciera la “primera
comunión” católica. La familia respiraba cierto ambiente de indiferentismo
religioso y nunca concedió gran importancia ni la religión ni el ateísmo.
Se saben pocos datos y se conocen menos anécdotas de los primeros años del “gran Jacques” (desde muy niño su cuerpo destacó por ser visiblemente más fuerte que lo normal), tan solo que fue un alumno aplicado y dotado de una gran curiosidad intelectual. Leía las revistas de divulgación de su tiempo. En sus biografías se cuenta que estudió primaria hasta 1911, cuando contaba con 13 años, y a partir de entonces siguió una formación profesional de tornero. Dos años después, en 1913, consigue su primer empleo retribuido con 2 francos al día. A este seguirán otros empleos en industrias metalúrgicas que le llevarán de manera natural a instalarse en Saint–Denis que se convertirá en las décadas siguientes en el eje de su vida y plataforma personal.
Saint–Denis en
la época era una ciudad industrial perteneciente a la banlieu parisina. Hasta ese momento, había constituido un baluarte
militar que formaba parte del dispositivo de defensa de París por el Norte. Fue
en la segunda mitad del siglo XIX cuando se produjo en su término municipal una
eclosión de la industria pesada que hizo batir en retirada a las actividades
que habían sido tradicionales hasta ese momento (el comercio, el artesanado, la
agricultura). En el momento en el que nace el “gran Jacques”, la villa cuenta
con 80 fábricas en funcionamiento la mayoría pertenecientes al sector
metalúrgico. Así era Saint–Denis cuando se estableció el joven Doriot en una
modesta pensión de los arrabales de la villa. Con esa configuración no era
extraño que desde 1896, Saint–Denis contara con una municipalidad bajo control
socialista. En 1920, cuando se produce la escisión entre socialistas y
comunistas en 1920 en el interior de la Sección Francesa de la Internacional
Obrera, la ciudad se convertirá en el “buque insignia” del bolchevismo francés.
En 1916 Doriot no parece en absoluto atraído por la política. Sin embargo, Marcel Marschall, uno de los trabajadores que comparten jornada laboral con él en la fábrica de material agrícola La Fournaise , le convencerá para entrar en las Juventudes Socialistas. Es posible que se decidiera a ingresar en esta formación por su afición al boxeo y por el hecho de que en el local del grupo existe un gimnasio con instalaciones para la práctica de este deporte. Por las noches sigue consumiendo la más variada literatura. Y en el tajo ingresa en el sindicato del metal. Será allí en donde tendrá sus primeras experiencias militantes.
En 1916 Doriot no parece en absoluto atraído por la política. Sin embargo, Marcel Marschall, uno de los trabajadores que comparten jornada laboral con él en la fábrica de material agrícola La Fournaise , le convencerá para entrar en las Juventudes Socialistas. Es posible que se decidiera a ingresar en esta formación por su afición al boxeo y por el hecho de que en el local del grupo existe un gimnasio con instalaciones para la práctica de este deporte. Por las noches sigue consumiendo la más variada literatura. Y en el tajo ingresa en el sindicato del metal. Será allí en donde tendrá sus primeras experiencias militantes.
Con uniforme y bayoneta
Cuando se inicia
la Primera Guerra Mundial, Doriot tiene apenas 16 años. Es 1914 y en los tres
años siguientes, el frente del Marne se convierte en un quemadero de
generaciones de franceses y alemanes en una absurda guerra de trincheras. El
Estado Mayor necesita cubrir los millones –sí, hemos dicho “millones”– de bajas
que se producen en esos años y en abril de 1917 moviliza a los nacidos en 1898,
Doriot entre ellos. Se incorporará al 128º Regimiento de Infantería que en los
dos años anteriores ha visto diezmados sus efectivos en las batallas del Oise y
del Somme.
Doriot entra en
filas con los 19 años cumplidos e inmediatamente se ve envuelto en las más
sangrientas batallas. A los 20 años es un soldado que ha conocido las
trincheras, los bombardeos, las cargas a la bayoneta, tiene el tableteo de las
ametralladoras en los oídos y las imágenes de barro, sangre y pólvora en el
cuerpo. En el frente de Lorena se comporta heroicamente y recibe una primera
mención al valor: salvará a uno de sus camaradas herido, llevándolo a hombros a
través de las alambradas y bajo el fuego enemigo.
A pesar de que
su participación en el conflicto se haya prolongado apenas durante apenas
dieciocho meses, ha conocido todo lo que la guerra le podía enseñar. Pero una
cosa, entre otras, le refuerza a lo que había vivido en la paz: la sensación de
solidaridad entre los que comparten los mismos sufrimientos y privaciones que
ya había experimentado como proletario en la fábrica, queda reforzada en la
experiencia de las trincheras. Sin embargo, después del armisticio del 11 de
noviembre de 1918 que hace callar las armas en el frente occidental, la unidad
de Doriot en ese momento es enviada al frente oriental. La guerra para él no ha
terminado todavía.
Asistirá en
primera fila al estallido de la “revolución húngara” de Bela Khun y a la
reacción del almirante Von Horthy. Luego su unidad será transferida a Fiume en
donde asistirá a la acción de los “arditi”
de D’Annunzio. Luego será destinado a Scutari en Albania. Las trincheras y
la intensidad de los combates eran mejor aceptadas por este joven soldado parte
de cuyo espíritu ha quedado ligado a los capos de batalla de su patria. En esa
época en la que se unidad es desplazada a todos estos escenarios europeos como
unidad de vigilancia, es sancionado con un mes de arresto por indisciplina, lo
que no le impedirá ser distinguido en 1920 con dos Cruces de Guerra: por su
participación en la Guerra Mundial y por su participación en el llamado “Teatro
de Operaciones Exteriores”.
En mayo de 1920
regresa a Saint–Denis y vuelve a vestir el mono azul junto a sus camaradas de
La Fournaise. Ahora sí que se vincula con más convicción a las Juventudes
Socialistas que están dirigidas por Henri Lozeray, un obrero del sector
tipográfico que pronto se convertirá en diputado socialista. Mientras, Doriot
se encontraba sirviendo en Europa Oriental, la SFIO había sometido a votación
en el Congreso de Tours cuál debía ser su actitud ante la propuesta de ingresar
en la Internacional Comunista, siendo aprobada una postura favorable. Luego se
convoca el congreso de las Juventudes Socialistas para deliberar sobre el mismo
tema, pero entonces se produce un hecho fortuito que determinará el futuro de
Doriot.
Con Moscú… con el bolchevismo
Henri Lozeray,
el que debía ser representante oficial de la Juventud Socialista en el congreso
de Saint–Denis, cae enfermo justo antes de la asamblea. Doriot es elegido para
sustituirle y recibe el mandato de la delegación de votar contra la adhesión de
la organización a la Internacional Comunista. Doriot así lo hace, pero la letra
pequeña del mandato establecía que la Juventud Socialista de Saint–Denis se
adherirá a la posición mayoritaria –cualquiera que sea– para evitar romper la
unidad. Y la mayoría se adhiere a la Internacional de Moscú. Doriot, casi por
casualidad, se encuentra nombrado miembro suplente del Comité de Dirección de
las Juventudes Comunistas de Francia. A partir de ese momento se dedica, en
cuerpo y alma, a trabajar para la organización.
Al año siguiente, en 1921 a raíz de una campaña antimilitarista desarrollada por la Juventud Comunista, prácticamente toda su dirección en encarcelada, empezando por Maurice Laporte, primer secretario nacional de la Juventud Comunista. Éste, desde la prisión de la Santé nombra a Doriot al frente del secretariano, de manera interina y con la orden expresa de preparar el número de la revista de la organización L’Avant Garde que deberá tratar sobre el aniversario de la insurrección de la Comuna de París. Doriot cumple brillantemente y cuando Laporte sea puesto en libertad lo tendrá como uno de sus más eficientes colaboradores. Cuando eso ocurre, su primera medida es enviar a Doriot como representante de la Juventud Comunista de Francia en el congreso de la organización homóloga en Alemania que se celebra clandestinamente a finales de abril.
La participación en esa reunión le permitirá conocer en pocos días a representantes de organizaciones comunistas de todo el mundo. A partir de ese momento, su propia organización le considera un hombre bien informado y un buen analista política. Ese mismo año habla en público en varias asambleas en las que expone la situación del movimiento comunista en Europa, la evolución del capitalismo y las tareas de la Juventud Comunista. El 15 de julio aparece el primer artículo firmado por Doriot en L’Avant–Garde, ¿su título? Elocuente: “Métodos directos de acción”. En él sostiene que contra la burguesía puede llegarse a ataques armados.
Existe alguna foto de Doriot en esa época. A los 22 años aparece como un joven de frente ancha y en cuya mirada se percibe cierta ironía. Gafas que corrigen una pequeña miopía, circulares que le dan cierto tono de intelectual orgulloso de sí mismo, frente despejada coronada por un pelo que se adivina espeso peinado hacia atrás. Un rostro que denota inteligencia, agudeza, ingenio y acrimonia. En apenas año y medio, tras su licenciamiento, se ha convertido, sin apenas historial previo, en uno de los dirigentes del que se adivina como uno de los partidos comunistas más fuertes de Europa Occidental (el segundo después del KDP alemán). Sólo esto indica ya sus dotes de analista y organizador.
El año 1921 es muy conflictivo para Francia. La quinta de Doriot, ha sido desmovilizada, pero las que le siguen sin movilizadas cuando se produce la ocupación francesa del Ruhr. El activo joven comunista funda la revista Le Conscrit rouge (el recluta rojo) a través del cual hace campaña contra la intervención francesa en el Ruhr y contra la intervención del ejército francés en Polonia para detener a los bolcheviques. Desde el Ministerio de la Defensa francés, el nombre de Doriot empieza a ser conocido por sus campañas antimilitaristas. Sus artículos se leen esperando encontrar un motivo para lanzar contra él una acusación capaz de arrojar sus huesos a la cárcel y desembarazarse de tan peligroso adversario. En julio será, finalmente, inculpado por “inducción a la desobediencia”.
Sin embargo, la
organización se adelanta y coloca a Doriot fuera del alcance de la justicia
enviándolo a Moscú al IIº Congreso de la Internacional Comunista de la Juventud
(ICJ) que se desarrolla paralelamente al III Congreso del Komintern
(Internacional Comunista). Sus intervenciones causaron buena impresión en
Moscú. En los últimos meses había abandonado sus lecturas de textos
divulgativos de ciencia y de historia y se había dedicado al estudio de los
clásicos del marxismo y de las obras de los nuevos autores surgidos al calor de
la revolución de octubre de 1917. A la vista de que Laporte no tiene el más
mínimo interés en incorporarse a la dirección de la ICJ en Moscú, propone a
Doriot para ocupar su plaza en dicho organismo de la dirección internacional.
Así pues ya tenemos a Doriot nombrado para ocupar un puesto en la dirección del
movimiento comunista internacional de juventudes como suplente y durante una
duración de seis meses.
El semestre se
convertirá en veinte meses de estancia en Moscú en el curso de los cuales pudo
conocer a los principales líderes del bolchevismo, entre otros a Béla Khun, el
dirigente comunista húngaro, quien le indujo a utilizar en Francia los mismos
métodos sanguinarios e implacables que él había utilizado en su país. Junto a
Laporte, Doriot será enviado por Zinoviev, entonces máximo líder de Komintern y
futuro fusilado por Stalin, a Shanghai para entrevistarse con los dirigentes
del recién formado Partido Comunista de China. Ambos jóvenes no viajarán con
las manos vacías: llevarán como ayuda un tesoro compuesto por diamantes
requisados a la aristocracia rusa.
Durante esos
meses, Doriot aprende ruso y rudimentos de alemán, logra seducir a Trotsky que
lo nombrará provisionalmente su secretario, sigue sus cursos en la escuela de
propaganda y mejora su formación y su instrucción política. Se ha formado como
orador y ha mejorado sus capacidades para redactar artículos, hojas de
agitación e informes políticos. Sin darse cuenta apenas, se ha convertido en un
“revolucionario profesional”, un “hombre del agit–prop”, un “aparatchik”
(hombre del aparato). De ser un hombre apasionado pero sin grandes
conocimientos políticos, esos meses le sirven para hacer de él un hombre frío,
dotado para las tareas de agitación y propaganda, preparado para cualquier tipo
de trabajo político, nacional e internacional, en la base y en tareas de
dirección. Era evidente que estaba llamado a desempeñar grandes
responsabilidades en el seno de la Internacional.