En Canet están hartos de los 50 MENAS que han tenido la
desgracia de recibir “por imperativo de la gencat”. Y esto llega antes de las
elecciones municipales. Por tanto, no puede extrañar que la coalición ERC-PSC
que gobierna allí, diga que la convivencia “es normal” y que la oposición está
compuesta por “xenófobos y racistas”. Y
hete aquí lo más sorprendente: que el partido más independentista, el que dice
velar más por las esencias de Cataluña es el que defiende con más énfasis a
estos MENAS marroquíes. Curioso este partido “nacionalista e
independentista” que acepta que la identidad catalana sea desfigurada por
legiones de magrebíes, pero que no está dispuesto a reconocer la identidad
española en la región.
Hay que reírse de los mentores del proceso soberanista: siempre hemos dicho que la secesión de
Cataluña era imposible por muchos factores, pero uno de ellos, es que una Cataluña
independiente sería acogida con más facilidad en la Liga Árabe que en la Unión
Europea. Y lo más sorprendente es que los “grandes defensores de la
catalanidad” sean los que permanecen de espaldas a la realidad: que la convivencia
en la región se está deteriorando desde hace veinte años por la presencia cada
vez mayor de inmigración magrebí traída por la derecha (catalana CiU y española
PP) y por las políticas de “integración” de la izquierda (ERC y PSOE).
En lo que casi constituye el límite norte de Tabarnia, se
encuentra Canet de Mar. Está gestionado
por ERC en coalición con grupos menores y con el PSC. Estando en la oposición PP,
CiU y CUP. La alcaldesa, claro está, es de ERC. En la población, de 15.000
habitantes, se anuncian 10 abogados especializados en “inmigración” (ver enlace).
Desde 1996, el número de habitantes de la población se ha duplicado por dos
fenómenos divergentes: ciudadanos españoles que huyen de Barcelona y llegada
masiva de inmigración. Estos últimos suponen entre el 12 y el 15% del total
oficial, si bien llegan al 20% teniendo
en cuenta que muchos de ellos tienen hijos nacidos en España pero que están más
próximos a la cultura de sus países de origen que a la española. De estos, el 21’2% son marroquíes (que
llegan, en la práctica, casi al 30% contando su descendencia). Dato
sociológico importante: a pesar de que la población inmigrante sea de un 20%,
el saldo demográfico es, desde 1996, negativo. Solo en 2017 hubo 121
fallecimientos más que nacimientos. Dicho de otra manera: la población
autóctona envejece, y de los 96 nacimientos que hubo ese año, la mayoría fueron
hijos de extranjeros.
A 4 km del club náutico de Arenys de Mar se encuentra Can
Brugarolas, en la parte alta de Canet. Es, aparentemente, una Casa de Colonias,
pero es mucho más que eso. Allí están
albergados 50 MENAS, todos ellos de origen marroquí. Como suele ocurrir en partidocracia,
cuando el que gobierna adopta una resolución (en este caso albergar a los 50
menores tutelados por la Generalitat) se produce la protesta automática de la
oposición, sea la que sea. En este caso fueron el PP y CiU los que pusieron el
grito en el cielo por algo… que, si ellos hubieran estado gobernando,
seguramente habrían hecho sin el menor empacho. ¿O es que vamos a olvidar que
Pujol y Aznar fueron los que abrieron las puertas a la inmigración?
Lo que opinen los
partidos es lo de menos. Lo que realmente importa es cómo vive la población la
presencia de estos MENAS. Simplemente, no los soportan. ¿Por racismo? En
absoluto, por su comportamiento. Ni se trata de 50 niños marroquíes inofensivos
que “busquen
salir adelante”, como dice la alcaldesa de ERC, sino de un grupo unitario
que crea problemas en la población. Los robos en los comercios han aumentado
y todos los comerciantes están en guardia. Dado que hay comercios propiedad de
pakistaníes, estos no están dispuestos a soportar los hurtos reiterados. La
población se queja de que los MENAS se sitúan en lugares céntricos de la
pequeña población y molestan a las chicas. Anteayer se produjo un incidente no
explicado ni por el consistorio y ante el que los medios prefirieron no indagar
mucho, pero que es fácilmente explicable: un individuo, harto, persiguió a uno
de los MENAS que le había robado algo y penetró en el edificio de Can
Brugarolas provisto de una navaja. Durmió en comisaría y ha sido imputado. En
el juicio se sabrá quién y por qué.
Lo innegable es que los delitos han ido en ascenso en la
población desde que Can Brugarolas se convirtió en un centro de acogida de
MENAS y todos, salvo el ayuntamiento, consideran a los 50 MENAS allí residentes
como principales responsables de la oleada de robos. Por algún motivo, pienso
ahora en la actitud de Aznar en el año 2000, cuando no reconocía que en El Ejido
se había producido un aumento asindótico de la delincuencia protagonizado por
los recién llegados magrebíes, hasta que se produjeron dos asesinatos de
ciudadanos españoles y todo estalló…
En el mes de enero, ya se produjeron protestas en Canet de Mar:
50 vecinos, hartos de la oleada de robos, hurtos y agresiones protestaron ante
el ayuntamiento y constituyeron una plataforma vecinal para buscar soluciones.
Hay una que no se le escapa a ningún vecino: cerrar el centro y enviar a los
menores a su lugar de origen, junto a sus padres. La Vanguardia publicó el pasado 29 de enero una primera noticia
sobre la inquietud en la población: “Los hemos visto saltar de jardín en jardín”,
“Los acosan, nos siguen hasta casa mientras nos acechan”, “rodean a los vecinos
para robarles el móvil”, “hemos presentado hasta tres denuncias por acoso
sexual sobre nuestras hijas, pero las denuncias acaban en nada”… podía
leerse en el citado artículo. Desde entonces, en el mes y medio que ha seguido,
las cosas han ido a peor. La alcaldesa, por supuesto, se limitó a decir: “Son menores que viven en Canet”… eso
fue toda su declaración. Ninguna referencia a su origen, ni a los reproches que
les deparan sus vecinos.
En lo que va de año,
solamente en Cataluña han llegado 428 extranjeros menores de edad sin compañía
de sus padres. Todos son de nacionalidad marroquí. Dado que nadie puede discutir que el lugar de un
menor es junto a sus padres, lo normal sería acompañar de la mano al menor
marroquí hasta el consulado de su país, dejarlo allí, con el mensaje: “Llevarlo con sus padres”. En lugar de eso, los gobiernos
europeos “asumen la tutela” de estos menores hasta su mayoría de edad. Desde
luego todo cambiaría si se hiciera a la Generalitat o al Estado, responsable
civil subsidiario de todos los delitos que comente esos MENAS antes y después
de su mayoría de edad.
Por la cuenta que les trae, los MENAS evitan dar su nombre,
nacionalidad y la dirección de sus padres, así pues, desde que llegan están a
pan y cuchillo del Estado Español o de sus organismos periféricos de gobierno.
Creedme: es más
probable que en Cataluña se dé una intifada del sector magrebí que reaparezca
Terra Lliure o que los indepes lleguen más lejos de dónde han llegado en sus
ensoñaciones. Si los tontos hacen tonterías, no sé, decididamente, que es más
tonto, si el proceso soberanista en sí mismo o la actitud del “progresismo” de
ERC ante la inmigración masiva. Que lo pagarán está claro, el problema es
cuándo lo pagarán.