Querido Diario:
La “temporada de lluvias” debería
haber disminuido su intensidad por estas latitudes o, simplemente, debería
haber pasado. Sin embargo, el diluvio de hoy ha durado más de tres horas. Me
cuentan que es que la temporada de lluvias empezó tarde y el tiempo anda como
revolucionado. Será eso. Y yo pienso en lo que está ocurriendo en España y me doy cuenta de que el clima
allí también es hostil, no tanto por el “problema soberanista” (que, a fin de
cuentas, ya está visto para) como por la acumulación de problemas que se ha ido
pudriendo en los últimos treinta y ocho años. A fin de cuentas, la
solución al problema catalán, ha tardado en llegar –como las lluvias de este
año en Costa Rica- tarde, pero ha llegado: ahora sólo falta aplicarla.
El problema soberanista es un falso problema, existe
porque existen “nacionalistas”: la razón de ser de todo nacionalista es
crear su nación, por pequeña y redondita que sea y era evidente, desde 1978 que el nacionalismo
terminaría en donde está terminando: en una revuelta contra el Estado. Si
no existieran nacionalistas, la historia no se habría retorcido y falsificado
hasta el punto que se ha hecho, las bandas mafiosas de CDC jamás se hubieran
constituido y la política catalana no hubiera llevado como 20 años estancada
con la obsesión soberanista.
Hay otros problemas mucho más importantes en España y que
no tienen tan fácil resolución. El proceso de desindustrialización, el
monocultivo turístico, la atomización del próximo parlamento, el fin de la
época de las mayorías absolutas, el inicio del tiempo de las coaliciones
inestables, las revueltas étnicas que antes o después estallarán, el yihadismo
que ya tiene DNI español, la deuda de más de un billón de euros que apenas da
para pagar los intereses, pero no para disminuir el mayor, los constructores
que, a falta de imaginación, han vuelto a poner en marcha las grúas cuando aún
no se han extinguido los ecos de la anterior crisis inmobiliaria, la falta de
política exterior coherente, el no saber que pasó el 11-M con el riesgo de que
en cualquier momento vuelta a repetirse algo parecido, unas instituciones que
funcionan de manera muy deficiente, un sistema de enseñanza quebrado y una
seguridad social de la que se nos anuncia que en apenas 7-10 años ya no tendrá
dinero para pagar las pensiones, una natalidad que no se recupera y que es
ligeramente positiva por los nacimientos de hijos de inmigrantes, una división
de poderes que no existe en la práctica, por no hablar, claro está de la
corrupción, ni de los procesos sin fin, ni de los jueces incómodos que son
sustituidos por otros jueces que comen de la mano de quien les pone, con
cárceles sobrepobladas, país preocupado por si el tabaco mata pero que ni se
preocupa de que las drogas estén, sino legalizadas, sí al menos normalizadas
socialmente… un país, en definitiva, sin objetivos, sin fines, sin misión, sin
destino, con una sociedad apática, indiferente, refugiada en lo individual y
que prefiere no pensar en el abismo que tiene por delante y en el vacío que
aguarda a sus hijos. Eso es España.
Por eso, en España puede preverse que,
también como aquí, la temporada de lluvias, se retrasa pero, finalmente, ya
estamos a las puertas del gran diluvio político-económico-social: ha tardado 38
años en llegar, pero, finalmente, ya está entre nosotros. No es que el
pueblo español vaya a reaccionar (si se ha narcotizado a la población es
precisamente para que no reacciones ni a las duras ni a las más duras), es que el propio sistema corre el
riesgo de colapsar al estar gestionado por una clase política surgida de una
selección a la inversa: especie de sumidero al que, cada vez de manera
más evidente, van a parar desechos sociales, ambiciosos sin escrúpulos y
depredadores de la hacienda pública.
La noche se cierne sobre San
José, pero a las 5:30 saldrá el Sol. La noche se cierne sobre España, pero
vivimos una situación especular en relación al Imperio: efectivamente, “El país
en donde nunca nace el Sol”. A no confundir la luz del día con el Sol de la
vida y del esplendor de un pueblo. La temporada de lluvias políticas y sociales está a punto de comenzar
en España.
40º ANIVERSARIO DE LA “MARCHA VERDE”: ENCUADRAR AQUEL EPISODIO DENTRO
DEL EXPANSIONISMO MARROQUÍ Y ANTICIPO DE QUE EL NUEVO CURSO EN ESPAÑA IRÍA MAL
Se cumplen estas semanas cuarenta
años de aquel episodio triste y bochornoso que fue la “Marcha Verde”. En primer
lugar, porque Hassan II, tuvo la habilidad de aprovechar el momento en el que
Franco estaba enfermo y moribundo para asestar un zarpazo a España y casi
duplicar su territorio anexionándose el Sáhara Español. La primera gestión de Juan Carlos I fue firmar
la salida del ejército español del Sáhara. En tanto que comisionista
nato que era (y es) cabría preguntar si cobró mordida de su “primo marroquí”. A
estas alturas, todo es posible.
Vale la pena mencionar el papel
de los saharuís… Fue triste en todo este embrollo. Desde 1970, el Frente POLISARIO iba matando
esporádicamente soldados españoles, realizando emboscadas y acciones de puro
bandidaje. Absurdo, porque España ya había aceptado iniciar el proceso de
descolonización del territorio al amparo de las Naciones Unidas. Los
“polisarios” tuvieron lo que su aventurerismo y acciones criminales merecían:
una guerra que no podían ganar jamás y los campamentos de refugiados de Tinduf
al final del camino. Y en eso siguen. Mientras, el Sáhara ha sido
recolonizado por marroquíes y ahora ya es completamente imposible realizar un
referéndum. Solo queda plegarse a la realidad de facto y aceptarla: Marruecos
que, en principio fue la potencia “administradora”, ha incorporado el
territorio del Sáhara y nada le hará cambiar de opinión. Soy de los que lloran por los
soldados españoles muertos por las balas “polisarias”, antes que salir en
defensa del F.Polisario, que hoy representa ya muy poco.
Y vale la pena enmarcar la Marcha Verde dentro del
expansionismo marroquí y la inexorable marcha hacia esa ficción geopolítica
llamada el Gran Marruecos que incorpora al territorio del Reino de
Marruecos, a Sidi Ifni y al Sáhara Occidental, a los territorios de Tinduf y
Bechar pertenecientes a Argelia, a buena parte de Mauritania, a las plazas de
Ceuta y Melilla, a las Islas Adyacentes, a las Islas Canarias… Eso es lo que
los doctrinarios del Istiqal llamaron “Gran Marruecos”, proyecto nacionalista
buena parte del cual se realiza a expensas de España. Así que si el 40º
aniversario de la Marcha Verde debe servir para algo, es para recordar que
España tiene un enemigo en el Sur, un enemigo que está practicando una “guerra
de baja cota” exportando inmigración islámica, toneladas de haschís y haciendo
competencia desleal a los productos agrícolas españoles. Y este es el problema,
que estamos en guerra y no
nos hemos dado cuenta.
ROBERT LACEY: “MUCHOS JÓVENES BRITÁNICOS SON YIHADISTAS DE VACACIONES”…
UN PROBLEMA DE IDENTIDAD
Robert Lacey es historiador
especializado en Arabia Saudí: “En teoría,
Arabia Saudí no debería existir... Su supervivencia desafía las
leyes de la lógica y de la historia. Se trata de un país que lleva el nombre de
la familia que lo gobierna. Los cinco monarcas saudíes que han gobernado el
reino desde la década de los cincuenta son todos hermanastros (…) Las tiendas
cierran cinco veces al día para la plegaria, las ejecuciones son públicas.., y
para qué hablar de la situación de las mujeres. Para averiguar por qué 16 de
los 19 terroristas eran saudíes. (…) El wahabismo, fuente del fundamentalismo islámico, ayudó a que la
casa de Saud conquistara Arabia Saudí. Fueron los saudíes los que explotaron la
yihad”… y este es el problema porque los príncipes del petróleo que crearon la
“yihad” ahora han perdido su control.
Desde
finales de los años 60, Occidente debió elegir entre el panarabismo y el
islamismo. En lugar de eso, los EEUU lanzaron el canto de sirena de la
democracia. Destruyeron el panarabismo (el egipcio con el desenlace de la Tercera
Guerra Árabe-Israelí, el baasismo iraquí con la invasión de 2003, el régimen
laico de Gadhafi con los bombardeos de 2012 y ahora apuntan contra el baasismo
sirio), pero las
democracias jamás nacieron: en su lugar se abrió el paso al fundamentalismo.
Europa se equivocó al seguir a los EEUU en sus locas aventuras coloniales.
Ahora ya es tarde para rectificar. Mucho más tarde aún si tenemos en cuenta que
el islamismo ya está dentro de Europa.
Lacey se muestra pesimista: “Es que hay un
montón de jóvenes británicos musulmanes -que hablan, comen y visten como yo
mismo- que se han convertido en un enemigo difícil de controlar. Hasta ahora los jóvenes
alienados salían a manifestarse o, antaño, se iban a luchar a la guerra civil
española, de lo que los ingleses se sienten muy orgulloso. La yihad no
es tan diferente, aunque por supuesto no sea un orgullo nacional”. Son los “yihadistas
de vacaciones”.
¿Qué se puede hacer ante este fenómeno?
Plantarle cara y ser implacables con él. El mismo Lacey lo apunta: “lo único
que nos queda es no permitir en casa los lavados de cerebro. Yo era contrario a
la radicalización de los franceses contra el velo, ahora lo apruebo”. No basta:
hay un planteamiento más correcto. El fundamentalismo islámico no es una religión. Es una superstición.
Las supersticiones no pueden acogerse a las mismas leyes de libertad religiosa
que permiten la difusión y predicación de cualquier credo… entre otras cosas
porque el Islam no es una religión como las demás: es la única que propone como
uno de sus “pilares”, la guerra santa. Permitir la difusión del Islam en Europa
es, simplemente, una de las muchas formas que los europeos han elegido para
suicidarse.
EL
CONSTITUCIONAL APRUEBA POR UNANIMIDAD NO SUSPENDER EL PLENO SOBERANISTA… COMO
EL CAZADOR QUE NO IMPIDE QUE LA RATA SE APROXIME AL QUESO DE LA TRAMPA
La
decisión del Tribunal Constitucional de no suspender el pleno soberanista
parece hasta razonable: la constitución no impide “los debates”… ahora bien, si
impide las consecuencias que se deriven de ese debate. Que es como
no prohibir los garbanzos, pero condenar las flatulencias, como recomendar
hartarse de porros, pero juzgar inaceptables las psicosis canábicas
subsiguientes… Si esta es
una muestra de “democracia”, nosotros casi preferimos mejor definirla como
hipocresía. Todos saben de lo que se va a hablar en el Parlament en el pleno
del día 9 y qué es lo que se va a aprobar: la desconexión y la desobediencia
cívica.
¿Hay que esperar a que se produzcan los
primeros actos de desobediencia y se tenga el texto definitivo de la
declaración del Parlament de Catalunya? Para el Tribunal Constitucional, sí. En
su inefable optimismo, los sesudos magistrados se dirigen al Parlament par que
“en un plazo que no exceda de 10 días remitan certificación de las actuaciones
parlamentarias correspondientes a los acuerdos impugnados”… olvidando que cerrado el pleno se iniciará la
desconexión porque el Parlament se declarará soberano y constituyente.
Pero las formas quedan salvadas.
Todos los síntomas indican que el Estado ya
ha tomado una decisión sobre lo que hacer: suspender algunas transferencias, asumir directamente los
pagos de la Generalitat sin que el dinero pase por sus manos, transferir el
control de la Consellería de Gobernació a la delegación del gobierno, y, por
supuesto, empapelar a la “tieta” que preside el Parlament y que, como el
propio Mas y la banda mafiosa de CDC, ha cometido el error de sentirse más
fuertes de lo que realmente son (a fuerza de creer sus propias cifras falseadas
sobre los asistentes al 11-S y de esa absurda manía a hablar en nombre de toda
Cataluña) y creer que el Estado es más débil e lo que realmente es.
La semana que viene terminarán casi 15 años
de parálisis soberanista en Cataluña. Y terminarán mal. No se puede decir que
el soberanismo no lo haya buscado. Lo más gracioso es que el Tribunal Constitucional, parece incitar a
la Forcadell a que tire adelante con el plan soberanista, simplemente para luego
poder golpear más y mejor; así tendrán los magistrados un casus belli. Tiempos aquellos en los que a la hipocresía se le
llamaba “hipocresía” y no “libertad de debate”…
LOS
BRITÁNICOS DECLARAN LA GUERRA A BENIDORM… CUANDO BENIDORM NO ES UNA EXCEPCIÓN Y
DELINCUENTES DE TODA LA GALAXIA SE HAN CITADO EN ESPAÑA
El
monocultivo turístico es un modelo económico difícil e inestable. Se basa en
dos factores: los gustos del turismo y la comodidad de las zonas a visitar. Los
gustos cambian… o se les hace cambiar. En cuanto a la comodidad es fundamental:
los turistas aspiran a relajarse, no a visitar comisarías, presentar denuncias,
sufrir tirones o, simplemente, ser expoliados. Y esto es lo que está pasando,
no solamente en Benidorm sino en toda la costa mediterránea. Además no es
algo nuevo, es una situación de inseguridad que se viene registrando desde hace
un par de décadas. Un turista que circule por las Ramblas de Barcelona a según
qué horas, es una “presunta víctima”. Si no le roban hoy, le expoliarán mañana,
de eso puede estar seguro.
Ahora bien, la masificación de la delincuencia es algo que
solamente aflora de tanto en tanto en la prensa extranjera. Los intereses de
los tour operadores que desvían turismo hacia España bloquean que este tipo de
noticias salga frecuentemente a la superficie. Sólo muy de tanto, en
tanto, algún diario publica cartas y reportajes, declaraciones y sueltos con
testimonios de turistas que han ejercido de víctimas en su visita a España.
Pero ahora las cosas han cambiado. Las
redes sociales existen y es fácil formar “grupos” para denunciar algo. Es lo
que ha ocurrido cuando un turista que fue sometido a robo en su visita a
Benidorm ha abierto un grupo en Facebook denunciando a Benidorm como “ciudad
sin ley”. De momento se han apuntado 3.000 personas. Su objetivo es que las
“autoridades españoles reacciones y sepan que el turista no va a consentir que
todo siga igual”. No es el único “grupo” inglés que denuncia este tipo de
cosas. Otro, British Benidorm, afirma que la Policía Nacional se “muestra
pasiva ante la delincuencia”.
Igualmente harta está la colonia británica
afincada y empadronada en la ciudad alicantina: unas 6.000 personas. Para el 23 de noviembre se
manifestarán ante el Ayuntamiento para pedir medidas contra la delincuencia.
Los residentes ingleses denuncian la presencia masiva de carteristas violentos,
timadores, prostitución con niños en barrios residenciales… Un panorama
desolador, ciertamente.
Siempre hemos dicho que España tiene en sus
manos la gallina de los huevos de oro en forma de negocio turístico. No es un
negocio de alto valor añadido, pero al menos es un sector en el que España
podría destacar ofreciendo servicios turísticos de calidad. Benidorm es la meca
del turismo masificado, de los tostaderos en la playa y los viajes del Inserso.
Pues bien, incluso todo
esto puede perderse, no solamente en Benidorm, sino en toda España, a poco que
se conozca la verdad oculta: que el turista al cruzar la frontera o descender
del avión merece la calificación de “presunta víctima” de delincuentes llegados
de todo el mundo. Bastaría que uno de estos delincuentes matara a algún
turista para que repercutiera en el Reino Unido disminuyendo drásticamente las
pernoctaciones en España. El
turismo es un negocio que siempre pende de un hilo y en España este hilo está
ya muy deshilachado.