Info|Krisis.- En un país “normal” la detención de un pederasta, la de un
esquizofrénico que acuchilla a mansalva en plena calle, la dimisión de un
ministro y un proceso soberanista no tendrían nada que ver, ni siquiera cuando
se dieran el mismo día. Las primeras noticias aparecerían en un programa sobre
delitos y seguridad ciudadana, mientras que las otras dos formarían parte de la
crónica política. En España no: unas noticias tapan a hora con descaro, hasta
el punto de que hay que sospechar que este solapamiento no es casual sino
voluntario. En 1956, los tanques soviéticos esperaban a las puertas de Hungría
para invadir el país. La luz verde vino cuando los paracaidistas ingleses y
franceses saltaron sobre Suez. Suez tapó para las conciencias occidentales la
masacre de Budapest. Desde entonces, todos los Arriola de la vida, han hecho de
esta enseñanza una norma...
Habría que congratularse de que,
finalmente, la policía hubiera detenido a un pederasta y violador. La tardanza
en detener al fulano, sin embargo, ha empañado la tarea policial. Hay que
preguntarse si un violador y pederasta, reconocido por varias de sus víctimas,
puede tardar medio año en ser detenido, cuando ya tenía antecedentes por los
mismos delitos y hubiera bastado desde el primer momento enseñar las fotos a
las víctimas… Y es que hay cosas que hacen pensar.
Una historia odiosa de terrorismo
Les voy a contar una historia de
terrorismo. El 29 de mayo de 1991 un coche bomba con 200 kg de amonal estalló
en el cuartel de la Guardia Civil en Vic, causando 10 muertos y 44 heridos.
Entre las víctimas figuraban cinco niños de 8, 10, 11, 14 y 17 años. El
atentado es considerado como uno de los más criminales de la banda, suficiente
por sí mismo, para “contextualizar” el terrorismo vasco en el lugar que le
corresponde en la historia de las carnicerías sin sentido y de los matarifes
psicópatas. Al día siguiente, los terroristas Jon Félix Erezuma y Joan Carles
Monteagudo (ex miembro de Terra Lliure) fueron milagrosamente localizados y
ejecutados. Porque se trató de una verdadera ejecución.
Hay que recordar que en aquella
época, el director del cuerpo era Luis Roldán y un electricista de pocas
chispas gobernaba los fondos reservados de Interior. Extrañamente, el comando
asesino había logrado esquivar a la Guardia Civil en dos ocasiones anteriores.
Corrió el rumor de que meses antes del atentado de Vic, las fuerzas de orden
público habían localizado el chalet en el que se escondían en la esperanza de
que algún dirigente de la banda acudiera al lugar y pudieran detenerlo. En ese
tiempo fue cuando se produjo el atentado de Vic y Roldan –al decir de los
rumores de la época- permitió la “ejecución” en represalia por el asesinato de
mujeres y niños en Vic... pero también para eludir afrontar la cuestión de si
realmente se había producido un fallo en la vigilancia de los terroristas que
hubiera permitido la comisión del atentado.
En otras palabras: la “ejecución”
de los asesinos, supuso el corrimiento de un tupido velo al fondo de la cuestión.
La decisión con la que Roldán defendió el episodio supuso para él un balón de
oxígeno cuando ya dentro de la Guardia Civil los rumores sobre sus cobros de
comisiones estaban ampliamente extendidos y empezaban a llegar a los medios. Fin
de la historia.
De Gallardón al pederasta, pasando como el Pisuerga, por la xenofobia
El mismo día en que Gallardón se
autoinmola en el altar de la coherencia política y de la dignidad perdida,
resulta detenido el pederasta violador y, de paso, en Lérida resulta también
detenido un esquizofrénico que el día anterior había apuñalado aleatoriamente a
cinco personas. Vayamos primeros a por estos dos últimos casos.
Tarde, muy tarde, es lo que
cabría decir al ministro del interior en relación a la detención. El pederasta
no era la primera vez que actuaba: era, pues, conocido y estaba en el registro
de pederastas del ministerio. No hay, pues, excusa para la tardanza en
detenerlo. Da escalofríos el saber que este tipo de psicópatas y depredadores
sexuales pueden estar seis meses operando, a pesar de estar registrados sus
huellas, sus fotos y su historial, antes de ser detenidos. Llama la atención
igualmente que el ministro del interior aludiera a que, uno de los rasgos que
daban credibilidad a las acusaciones era ¡que acudía a gimnasios y practicaba
artes marciales!... como si estas fueran motivos como para sospechar de él.
Pero, donde el “relato” del
ministro con minúsculas se vuelve ya absolutamente tendencioso es cuando alude
a sus “antecedentes xenófobos” (¡!) que, por lo demás, vuelven a aparecer el
mismo día como rasgo del esquizofrénico de Lérida… también con “antecedentes
xenófobos”. Hay que recordar que hace una semana el desalojo de un local
ocupado por patriotas y desalojado en Madrid en el mismo barrio en el que otros
cinco centros de izquierdas permanecen ocupados desde hace años EN EL MADRID
GOBERNADO POR EL PP, generó una amplia opinión pública a favor de la
iniciativa. Los medios “progresistas” se encargaron de ensuciar el buen nombre
de la iniciativa con alusiones a la “xenofobia y al racismo” que una semana
después el ministrillo recupera en la detención de dos odiosos delincuentes. El
guiño está claro: los chicos del Ramiro
Ledesma eran “xenófobos”, el pederasta y el apuñalador eran también “xenófobos”,
luego todos van a parar al mismo odioso saco.
La enloquecida marcha al centrismo que nos espera (de nuevo)
Pero no era este, desde luego, el
objetivo mayor de la operación, sino tan solo el objetivo secundario (por
aquello de aprovechar las circunstancias). El objetivo central era que la
dimisión del ministro Gallardón pasara a segundo plano en los informativos.
Desde hace años, ante el
aburrimiento que genera en los telediarios la información nacional (siempre con
los mismos rostros, siempre con los mismos problemas, siempre con las mismas
declaraciones de las mistas gentes, siempre con los mismos debates) y que
inducen al cambio de canal y al bostezo, las distintas cadenas han optado por
dar carnaza más suculenta a un público ávido de noticias “fuertes”: el
miserable violador-pederasta, desde hacía meses iba incubando en los informativos,
generando alarma social a pesar de la insignificancia de la noticia para la
sociedad española y que solamente constituía un drama en un barrio concreto de Madrid en donde si existiera un
fuerte movimiento vecinal de protesta se hubieran creado patrullas cívicas, se
hubiera exigido a los responsables policiales que se actuara con mayor
diligencia y celeridad y se hubiera presionado para resolver un problema que,
por lo que se había visto, hubiera podido ser resuelto desde el primer
secuestro y violación.
Si comparamos la dimisión de un
ministro que afecta a todo un país, con la detención de un pederasta que afecta
a un barrio madrileño y que pertenece al capítulo de sucesos, nos daremos
cuenta del desenfoque impuesto por los medios: se da un alcance nacional a una
noticia que apenas debería ocupar un relieve local y se presenta como éxito lo
que, a la postre, ha sido un verdadero fracaso en la investigación policial,
sobre la que, además, existen las más serias sospechas de negligencia. ¿Por qué
el pederasta no fue reconocido antes por las víctimas? ¿Se les enseñó a estas
las fotos de alguien “con una verruga” que tuviera antecedentes por el mismo delito?
¿Por qué llevara tiempo en casa de sus tíos vigilado pero no detenido? ¿Por qué
se decide su detención ahora y no hace quince días?
Todo lleva a anunciar a bombo y
platillo la detención para ocultar y minimizar los daños que acarrea la
dimisión de Gallardón.
¿Por qué para la estrategia
marcada por Arriola es imprescindible ocultar esa dimisión? En primer lugar
porque las elecciones están cerca y los dos partidos mayoritarios están
intentando desde hace unas semanas correrse hacia el centro, donde Arriola y
los “analistas” como él siguen pensando que está la bolsa de votos esencial.
Hemos visto como los asesores de esa ilustre mediocridad que dirige el PSOE,
Pedro Sánchez, le han impuesto una “línea centrista” contraria al pacto con Podemos y hemos visto también como esa
misma línea es la que ha obligado a Rajoy a negarse a modificar la ley del
aborto que ha desencadenado la crisis-Gallardón. Algo que queda confirmado por
el “centrismo” de su sucesor, cuyas primeras declaraciones sobre la “especificidad
catalana” no han podido ser más desafortunadas. En las próximas esta “carrera hacia el centro” se va a
acelerar.
Dentro de esta perspectiva, la
dimisión de Gallardón, considerado como centrista dentro del PP, suponía un
menoscabo y abría la caja de los truenos en el PP: a la derecha se recordaba el
incumplimiento de la promesa electoral de modificar la ley del aborto, mientras
que el centro del partido se sentía decepcionada por la dimisión de su
ministro-fetiche. Así pues, era preciso encontrar una noticia que tapara este
destrozo mediático. La noticia ha sido la detención del violador-pederasta.
La deconstrucción de la lógica aristotélica
En realidad, estamos asistiendo a
un proceso de recalificación de la información: cualquier noticia que genera
alarma social, a pesar de su irrelevancia para el conjunto de la comunidad,
pasa a primer plano en detrimento de cualquier noticia verdaderamente
importante para el futuro del país, pero que no interesa publicitar.
La noticia sobre el ingreso en
prisión de la Pantoja TAPA la noticia sobre la permanencia en libertad del gánster
de Castellón, Carlos Fabra, a pesar de que una irrelevante tonadillera de pocos
escrúpulos y menos cerebro, sea una anécdota comparada con un gánster que
durante treinta años ha mantenido atada y bien atada a toda una provincia para
mayor gloria de la derecha liberal. La calificación sistemática de “xenófobo”
para cualquier delincuente TAPA la comprensión de la que ha hecho gala la
opinión pública sobre la actividad del Centro Ramiro Ledesma y sobre las
circunstancias selectivas que llevaron a desalojarlo por “vía de urgencia”. Los
paracaidistas de Suez tapan a los tanques soviéticos. La foto de un niño
africano aparentemente hambriento y la de las víctimas del ébola, TAPAN los
asaltos a la valla de Melilla y la inmigración masiva subsahariana. El proceso
soberanista TAPA la corrupción de la cúpula de la Generalitat… y así
sucesivamente.
Es la destrucción de la lógica
aristotélica: la “premisa menor” TAPA a la “premisa mayor” y se absolutiza.
Esto solamente es posible por un trabajo previo (que en España dura ya cuarenta
años y que apareció en los últimos años del franquismo con la Ley General de
Educación del año 73-74) de amputación del sentido crítico a las nuevas
generaciones. Y no tiene remedio: la posibilidad de acceder a fuentes diversas
de información para formarse una opinión, a través de internet, queda anulada
por esa ausencia de espíritu y capacidad crítica insertadas en la sociedad
española hasta en su ADN.
Ya lo he dicho otras veces: en
los aeropuertos españoles y en las fronteras habría que colocar el mismo cartel
que Dante colocó en las puertas de su infierno: “Abandonad toda esperanza los que aquí entréis”.
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