Infokrisis.- Al gobierno Zapatero se le ha acabado el tiempo. Desde hace dos años y medio, es decir, justo desde el momento en el que el peor presidente de la historia de España juró su cargo por segunda vez, lo que ha estado haciendo ha sido “comprar tiempo”. Zapatero logró mantenerse en el poder en aquellas malhadadas elecciones gracias a una mentira mil veces repetida durante la campaña: “No hay crisis”. Puede ser que sinceramente lo creyera (lo cual agrava aún más el problema) pero, sea como fuere, desde entonces se ha dedicado a subsidiar a sectores cada vez más amplios de la sociedad (desde los bancos hasta los parados, desde inmigrantes hasta concesionarios de vehículos) hasta agotar no solamente los recursos actuales del Estado sino aquellos otros que estarán a disposición del Estado en los próximos cinco años.
Cuando ya no queda tiempo que comprar
Cuando Zapatero tuvo la crisis encima empezó a “comprar tiempo” pensando que, antes o después, la crisis amainaría, que se trataba de una crisis coyuntural y que pronto la economía norteamericana o las locomotoras europeas, tirarían de nuevo del carro y la economía española se recuperaría automáticamente.
Así pues, desde esta perspectiva, Zapatero no creía que la crisis fuera a durar hasta 2012 (algunos economistas, Niño Becerra entre ellos, ya barajan la cifra del 2020 como fecha en la que España logrará finalmente salir del “bache”). Así pues, para Zapatero se trataba sólo de contentar durante uno o dos años a los parados, generar puestos de trabajo de corta duración que dieran derecho a más subsidios de paro (Plan E y Plan E 2010), subsidiar algunas actividades y, sobre todo, tener contenta a la banca. Y, por supuesto, tranquilizando a la opinión pública.
Cuando llegase la recuperación económica –que Zapatero calculaba que iba a ser en su infinita ingenuidad a lo largo de 2011- tendría tiempo para volver a alardear de éxitos económicos y recuperar la confianza. Incluso, en esa perspectiva, bastaba con sacar del armario de la Moncloa a “Josu Ternera” para que estampara su firma en el acuerdo que desmovilizara definitivamente a ETA. En 2012 le esperaba, pues, un nuevo período de cuatro años de gobierno en el que volvería a sus monsergas de “ingeniería social”, buenismo y renuncia preventiva.
Pues bien, nada de todo esto tendrá lugar. Zapatero calculó mal; todo le ha salido al revés y ha terminado pudriéndose justo en el “semestre español” al frente de la UE.
Cita con el destino: el “ajuste duro” a las puertas
El problema hasta ahora no ha sido que cualquier analista español mínimamente avisado reconociera en Zapatero al peor presidente de la democracia, sino que esa misma opinión es la que han terminado por compartir todos los gobiernos europeos y, por supuesto, el capital financiero del que hoy depende la economía español. Falta de liderazgo, falta de decisión para adoptar medidas urgentes, aplazamiento de soluciones a la espera de que los problemas desaparezcan y, finalmente, frases pretendidamente optimistas que han convertido una muletilla grotesca en el discurso de Zapatero, han hecho que el conflicto sea inaplazable.
La UE y el FMI, a la vista de cómo está la situación en la Península, han pedido al gobierno español un plan integral de saneamiento de la economía. Pero Zapatero no está en condiciones de realizarlo so pena de perder más y más apoyos y llegar a las elecciones del 2012 en el peor momento del reajuste. Su debilidad es tal que si ahora pusiera en práctica ese plan, probablemente debería de convocar elecciones anticipadas (no entre julio y enero porque se solaparían con las elecciones autonómicas catalanas, ni tampoco entre febrero y agosto de 2011 en donde lo harían con las elecciones municipales; así pues solamente queda un resquicio en Enero, unir elecciones generales, municipales y autonómicas, o bien adelantarlas hasta septiembre de 2011… apenas medio año antes de la fecha en que corresponderían normalmente, en marzo de 2012).
Un dejà-vû
Lo que parece claro es que estamos en uno de estos períodos en la historia política de la España contemporánea en donde la vida y la economía estarán paralizadas mientras no se celebren elecciones anticipadas. El felipismo agónico ya desde 1989, se salvó de la debacle por los pelos en 2003 para finalmente ser derrotado en 2006, pero ese largo período de siete años estuvo dominado por la parálisis económica, especialmente los últimos tres años en los que el felipismo, utilizando todos los trucos electorales , hizo todo lo posible por prolongar su estancia en el poder a pesar de la desconfianza que generaba en los inversores y de que su ciclo se había agotado.
Hoy ocurre otro tanto. El zapaterismo es un sistema político agotado y desecho, un producto de la crisis de la socialdemocracia europea, del que no se salvará nada. Las Bibiana Aído, las Leyre Pajín, los Pepinho Blanco y demás nulidades aun más nulas que su jefe, regresarán a su mediocridad habitual y de ellas y ellos nunca más se volverá a saber nada. En cuanto a Zapatero su nombre será maldecido por las generaciones venideras que tendrán que pagar sus errores durante décadas.
El encuentro ZP-Rajoy o la escenificación de la impotencia
Y es en ese punto en donde todos –salvo el propio interesado- advierten con facilidad que Zapatero es un político amortizado, cuando se escenifica una “reunión de alto nivel” en la Moncloa para devolver a los mercados la confianza en la economía española. Error. Era muy arriesgado reunir a un presidente que se niega a tomar medidas porque de hacerlo está convencido que perdería las próximas elecciones, junto con un jefe de la oposición que tampoco quiere proponer medidas porque desvelar sus cartas implicaría que no ganaría las próximas elecciones.
Ambos saben que las medidas que exige la UE, la alta finanza internacional y el FMI irán dirigidas contra las clases trabajadoras, contra las clases medias y contra los que hoy son los grupos sociales más afectados por la crisis, mientras que los causantes de la misma se van de rositas y nadie se acuerda de ellos.
Es significativo que ambos “líderes” aludieran a un “pacto sobre las Cajas de Ahorra” (a buena hora mangas verdes, cuando Fernández Ordóñez ya está dispuesto a enviar inspectores a las Cajas que no se han fusionado para examinar sus cuentas, lo que equivaldría a revivir el caso de Caja de Ahorros Castilla La Mancha en media docena de entidades) y a un “pacto sobre la educación” (cuando el fracaso escolar no es de ayer sino que tiene ya 20 años de antigüedad y alcanza regularmente el 30% y el sistema educativo generado por PP y PSOE ha creado de este fracaso la famosa generación “ni-ni” que, en realidad es “ni-ni-ni” (ni trabajan, ni estudian, ni piensan).
Era evidente que para un viaje de tan corto calado no hacían falta alforjas. En apenas una semana –incluido el día del encuentro y el posterior- las bolsas españolas han perdido el 12% de su valor, un 3,7% tras la reunión… La alta finanza, los inversores, los operadores del dinero han comprobado con cierto sobresalto que España es también un país ni-ni ,ni gobierno, ni oposición.
En realidad, el encuentro Zapatero-Rajoy ha servido para una sola cosa: escenificar ante toda la opinión pública que en la España democrática solamente hay una alternativa: o votar PP o votar PSOE, las dos caras de la misma moneda.
Ahora bien. , desde hace dos años, en infoKrisis ya habíamos previsto cómo iban a evolucionar los acontecimientos: la crisis económica se sentiría con más dramatismo y brutalidad en España a causa de nuestro peculiar sistema económico basado desde el aznarismo en la hipertrofia del sector de la construcción, en salarios bajos, inmigración masiva y crédito abierto a espuertas. Decíamos entonces que la crisis económica, de prolongarse –y no albergábamos la menor duda de que se prolongaría- desencadenaría una crisis social. Hoy, cuando hemos llegado a los 5.000.000 de parados reales, con unos sindicatos mudos, sin perspectiva de reducir el paro como no sea en períodos estacionales, hemos llegado a esa crisis social que bulle en las familias, en los bares y en los lugares de reunión pero que todavía no se ha manifestado en la calle. Es cuestión de tiempo. En el momento en el que el zapaterismo o su sustituto pretendan aplicar las medidas tan largamente esperadas por la UE y el FMI, se producirá el estallido social y lo que hasta ese momento era solamente una crisis social larvada se convertirá en crisis política.
La crisis política en puertas
Y este es el problema, porque si el PSOE identificado con la sigla ZP será responsabilizado de la crisis y quedará al pie de los adoquines (y hará falta ver si no queda más bajo, en la fosa séptica de las siglas consumidas cuando se desvele lo que ocurrió realmente el 11-M), no albergamos la menor duda de que una reestructuración económico-social como la que precisa España (y que dudamos mucho que el PP esté en condiciones de realizar e incluso de idear), será inaplicable por un partido de derechas que no tiene más programa económico que el impuesto desde la UE y desde las recomendaciones del FMI.
El problema no es que el PSOE-ZP no esté en condiciones de solucionar la crisis, sino que el verdadero problema es que el PP tiene idénticas limitaciones pues no en vano es la otra cara de la misma moneda.
¿Qué ocurrirá cuando el electorado, hacia finales de 2012 o seis meses después de que se convoquen las próximas elecciones anticipadas, descubra que el PP tampoco es capaz de sacarnos de la crisis? ¿Quedará en 2015-2016 algo del sistema de partidos políticos generado en 1978? Lo dudamos mucho.
La crisis económica devenida ya crisis social, en el momento en que se quiera paliar con las fórmulas de manual impuestas por la UE y el FMI desencadenará una crisis política sin precedentes que arruinará el sistema que el centro-derecha y el centro-izquierda idearon en 1978 para eternizarse en el poder.
Y creo que debemos felicitarnos porque nuestra generación vea ese día no muy lejano.
© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen
Cuando ya no queda tiempo que comprar
Cuando Zapatero tuvo la crisis encima empezó a “comprar tiempo” pensando que, antes o después, la crisis amainaría, que se trataba de una crisis coyuntural y que pronto la economía norteamericana o las locomotoras europeas, tirarían de nuevo del carro y la economía española se recuperaría automáticamente.
Así pues, desde esta perspectiva, Zapatero no creía que la crisis fuera a durar hasta 2012 (algunos economistas, Niño Becerra entre ellos, ya barajan la cifra del 2020 como fecha en la que España logrará finalmente salir del “bache”). Así pues, para Zapatero se trataba sólo de contentar durante uno o dos años a los parados, generar puestos de trabajo de corta duración que dieran derecho a más subsidios de paro (Plan E y Plan E 2010), subsidiar algunas actividades y, sobre todo, tener contenta a la banca. Y, por supuesto, tranquilizando a la opinión pública.
Cuando llegase la recuperación económica –que Zapatero calculaba que iba a ser en su infinita ingenuidad a lo largo de 2011- tendría tiempo para volver a alardear de éxitos económicos y recuperar la confianza. Incluso, en esa perspectiva, bastaba con sacar del armario de la Moncloa a “Josu Ternera” para que estampara su firma en el acuerdo que desmovilizara definitivamente a ETA. En 2012 le esperaba, pues, un nuevo período de cuatro años de gobierno en el que volvería a sus monsergas de “ingeniería social”, buenismo y renuncia preventiva.
Pues bien, nada de todo esto tendrá lugar. Zapatero calculó mal; todo le ha salido al revés y ha terminado pudriéndose justo en el “semestre español” al frente de la UE.
Cita con el destino: el “ajuste duro” a las puertas
El problema hasta ahora no ha sido que cualquier analista español mínimamente avisado reconociera en Zapatero al peor presidente de la democracia, sino que esa misma opinión es la que han terminado por compartir todos los gobiernos europeos y, por supuesto, el capital financiero del que hoy depende la economía español. Falta de liderazgo, falta de decisión para adoptar medidas urgentes, aplazamiento de soluciones a la espera de que los problemas desaparezcan y, finalmente, frases pretendidamente optimistas que han convertido una muletilla grotesca en el discurso de Zapatero, han hecho que el conflicto sea inaplazable.
La UE y el FMI, a la vista de cómo está la situación en la Península, han pedido al gobierno español un plan integral de saneamiento de la economía. Pero Zapatero no está en condiciones de realizarlo so pena de perder más y más apoyos y llegar a las elecciones del 2012 en el peor momento del reajuste. Su debilidad es tal que si ahora pusiera en práctica ese plan, probablemente debería de convocar elecciones anticipadas (no entre julio y enero porque se solaparían con las elecciones autonómicas catalanas, ni tampoco entre febrero y agosto de 2011 en donde lo harían con las elecciones municipales; así pues solamente queda un resquicio en Enero, unir elecciones generales, municipales y autonómicas, o bien adelantarlas hasta septiembre de 2011… apenas medio año antes de la fecha en que corresponderían normalmente, en marzo de 2012).
Un dejà-vû
Lo que parece claro es que estamos en uno de estos períodos en la historia política de la España contemporánea en donde la vida y la economía estarán paralizadas mientras no se celebren elecciones anticipadas. El felipismo agónico ya desde 1989, se salvó de la debacle por los pelos en 2003 para finalmente ser derrotado en 2006, pero ese largo período de siete años estuvo dominado por la parálisis económica, especialmente los últimos tres años en los que el felipismo, utilizando todos los trucos electorales , hizo todo lo posible por prolongar su estancia en el poder a pesar de la desconfianza que generaba en los inversores y de que su ciclo se había agotado.
Hoy ocurre otro tanto. El zapaterismo es un sistema político agotado y desecho, un producto de la crisis de la socialdemocracia europea, del que no se salvará nada. Las Bibiana Aído, las Leyre Pajín, los Pepinho Blanco y demás nulidades aun más nulas que su jefe, regresarán a su mediocridad habitual y de ellas y ellos nunca más se volverá a saber nada. En cuanto a Zapatero su nombre será maldecido por las generaciones venideras que tendrán que pagar sus errores durante décadas.
El encuentro ZP-Rajoy o la escenificación de la impotencia
Y es en ese punto en donde todos –salvo el propio interesado- advierten con facilidad que Zapatero es un político amortizado, cuando se escenifica una “reunión de alto nivel” en la Moncloa para devolver a los mercados la confianza en la economía española. Error. Era muy arriesgado reunir a un presidente que se niega a tomar medidas porque de hacerlo está convencido que perdería las próximas elecciones, junto con un jefe de la oposición que tampoco quiere proponer medidas porque desvelar sus cartas implicaría que no ganaría las próximas elecciones.
Ambos saben que las medidas que exige la UE, la alta finanza internacional y el FMI irán dirigidas contra las clases trabajadoras, contra las clases medias y contra los que hoy son los grupos sociales más afectados por la crisis, mientras que los causantes de la misma se van de rositas y nadie se acuerda de ellos.
Es significativo que ambos “líderes” aludieran a un “pacto sobre las Cajas de Ahorra” (a buena hora mangas verdes, cuando Fernández Ordóñez ya está dispuesto a enviar inspectores a las Cajas que no se han fusionado para examinar sus cuentas, lo que equivaldría a revivir el caso de Caja de Ahorros Castilla La Mancha en media docena de entidades) y a un “pacto sobre la educación” (cuando el fracaso escolar no es de ayer sino que tiene ya 20 años de antigüedad y alcanza regularmente el 30% y el sistema educativo generado por PP y PSOE ha creado de este fracaso la famosa generación “ni-ni” que, en realidad es “ni-ni-ni” (ni trabajan, ni estudian, ni piensan).
Era evidente que para un viaje de tan corto calado no hacían falta alforjas. En apenas una semana –incluido el día del encuentro y el posterior- las bolsas españolas han perdido el 12% de su valor, un 3,7% tras la reunión… La alta finanza, los inversores, los operadores del dinero han comprobado con cierto sobresalto que España es también un país ni-ni ,ni gobierno, ni oposición.
En realidad, el encuentro Zapatero-Rajoy ha servido para una sola cosa: escenificar ante toda la opinión pública que en la España democrática solamente hay una alternativa: o votar PP o votar PSOE, las dos caras de la misma moneda.
Ahora bien. , desde hace dos años, en infoKrisis ya habíamos previsto cómo iban a evolucionar los acontecimientos: la crisis económica se sentiría con más dramatismo y brutalidad en España a causa de nuestro peculiar sistema económico basado desde el aznarismo en la hipertrofia del sector de la construcción, en salarios bajos, inmigración masiva y crédito abierto a espuertas. Decíamos entonces que la crisis económica, de prolongarse –y no albergábamos la menor duda de que se prolongaría- desencadenaría una crisis social. Hoy, cuando hemos llegado a los 5.000.000 de parados reales, con unos sindicatos mudos, sin perspectiva de reducir el paro como no sea en períodos estacionales, hemos llegado a esa crisis social que bulle en las familias, en los bares y en los lugares de reunión pero que todavía no se ha manifestado en la calle. Es cuestión de tiempo. En el momento en el que el zapaterismo o su sustituto pretendan aplicar las medidas tan largamente esperadas por la UE y el FMI, se producirá el estallido social y lo que hasta ese momento era solamente una crisis social larvada se convertirá en crisis política.
La crisis política en puertas
Y este es el problema, porque si el PSOE identificado con la sigla ZP será responsabilizado de la crisis y quedará al pie de los adoquines (y hará falta ver si no queda más bajo, en la fosa séptica de las siglas consumidas cuando se desvele lo que ocurrió realmente el 11-M), no albergamos la menor duda de que una reestructuración económico-social como la que precisa España (y que dudamos mucho que el PP esté en condiciones de realizar e incluso de idear), será inaplicable por un partido de derechas que no tiene más programa económico que el impuesto desde la UE y desde las recomendaciones del FMI.
El problema no es que el PSOE-ZP no esté en condiciones de solucionar la crisis, sino que el verdadero problema es que el PP tiene idénticas limitaciones pues no en vano es la otra cara de la misma moneda.
¿Qué ocurrirá cuando el electorado, hacia finales de 2012 o seis meses después de que se convoquen las próximas elecciones anticipadas, descubra que el PP tampoco es capaz de sacarnos de la crisis? ¿Quedará en 2015-2016 algo del sistema de partidos políticos generado en 1978? Lo dudamos mucho.
La crisis económica devenida ya crisis social, en el momento en que se quiera paliar con las fórmulas de manual impuestas por la UE y el FMI desencadenará una crisis política sin precedentes que arruinará el sistema que el centro-derecha y el centro-izquierda idearon en 1978 para eternizarse en el poder.
Y creo que debemos felicitarnos porque nuestra generación vea ese día no muy lejano.
© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen