Infokrisis.- Contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, no ha sido el independentismo catalán quien ha impulsado la prohibición de las corridas de toros sino que aquel se ha limitado a apoyar una iniciativa que había partido de un sector muy diferenciado, sin calcular que, a partir de ahora, esa misma iniciativa apuntará contra el independentismo y el nacionalismo. Desde fuera de Catalunya se ha tendido a realizar un análisis simplista y erróneo de lo que ha ocurrido.
Empecemos por decir que un argentino vegetariano es el culpable de que la fiesta de los toros esté prohibida en Catalunya. Hace falta ser canelo para ser argentino y vegetariano pues doy fe de que es en ese país en donde usted podrá comer las mejores carnes del mundo. Pero esto es lo que hay. Las 185.000 firmas que avalan la iniciativa antitaurina no han sido recogidas por probos militantes de ERC o de los CUPs, ni siquiera por ariscos “maulets” ni por Laporta o por el Reagrupament, sino por gentes completamente ajenas al independentismo y completamente exteriores a la política.
Empecemos por decir que un argentino vegetariano es el culpable de que la fiesta de los toros esté prohibida en Catalunya. Hace falta ser canelo para ser argentino y vegetariano pues doy fe de que es en ese país en donde usted podrá comer las mejores carnes del mundo. Pero esto es lo que hay. Las 185.000 firmas que avalan la iniciativa antitaurina no han sido recogidas por probos militantes de ERC o de los CUPs, ni siquiera por ariscos “maulets” ni por Laporta o por el Reagrupament, sino por gentes completamente ajenas al independentismo y completamente exteriores a la política.
De hecho si esta iniciativa está próxima a algún partido no es, desde luego, a ERC, sino a ICV miembro fáctico de lo que podríamos llamar “internacional progresista”. Quienes han recogido firmas en Catalunya han sido miembros de grupos ecologistas, de defensa de los animales o simplemente antitaurinos, habitualmente chicas sensibles que a falta del amor de su vida dedican su emotividad a la defensa del toro… de lidia.
Una vez puesta en marcha la campaña, ERC y el independentismo la han apoyado con ciertos recelos. Y recelaban por que en Catalunya hay afición a los toros, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pesar, quizás no tanto en Barcelona ciudad como en las zonas de Girona o del Baix Ebre en donde la afición es similar a la que puede haber en Valencia o en los madriles. Esa afición al toro no solamente desemboca en festejos taurinos con cuadrilla, picadores, banderillas y estoque sino a los famosos “correbous”. Y es que Catalunya es Hispanie e Hispaniae es Europa y en Europa desde el segundo milenio antes de cristo estos festejos ya existían, no con toros sino con uros.
Si el PSC y CiU no se han atrevido a pedir a sus concejales que adoptaran las habituales posiciones monolíticas y a la albanesa en la votación y han dado libertad de voto a sus diputados no fue porque les importara mucho el tema (¿a un diputado le importa algo más que salir reelegido?) sino porque muchos de sus electores figuran tanto entre los partidarios de las corridas de toros como de los indiferentes y algún alma sensible incluso entre los detractores. Adoptar posturas decididas en pro y en contra siempre les hubiera traído problemas. Y ya se sabe que los paritdos en período pre-electoral no están dispuestos a hacer nada que les pueda hacer perder un voto.
Ha sido ERC quien ha aprovecha la iniciativa del vegetariano argentino para dar una nueva muestra antiespañolidad, sin duda el único ejercicio que ERC es capaz de hacer en estos meses en donde se aproxima a su alejamiento del poder durante, como mínimo, una generación. Pero ERC ha olvidado algo esencial.
Aprovechando para distinguir entre “corridas de toros” y “correbous” ha salvado la “tradición catalan” de los correbous (que se da en cualquier otro pueblo de la Comunidad Valenciana o de la áspera meseta con otros nombres) de la “tradición bárbara española” de las corridas de toros. Sólo que la campaña antitaurina no pertenece a ERC, ERC se ha limitado, en realidad, a introducirse en una estrategia que no es la suya sino la emanada del argentino vegetariano…
Y éste, tras conocer la votación del parlamento catalán ha afirmado taxativamente que la “campaña antitaurina continuará hasta que dejen de torturarse a animales…” El problema, a partir de ahora, no está en el tejado del españolismo, sino de las tradiciones populares locales. El debate y la discusión sobre los toros (con un antitaurino no se puede discutir, hay que soportar su avalancha de insultos e improperios y su histeria animalista y cualquier objeción razonada que se le oponga chocará con mas insultos) va a proseguir por muchos años en Catalunya. El tema dista mucho de haberse concluido, con el aliciente de que ahora el enfrentamiento no va a ser entre antitaurinos y protaurinos, sino entre antitaurinos y tradicionales locales catalanas. Una vez más, un partido del tripartito, un partido “progresista” ha creado un problema donde no existía y, lejos de solucionarlo, lo multiplica exponencialmente.
Hay algo que también vale la pena recordar. La fiesta de los toros estaba en crisis en Catalunya. No de ahora, sino desde hace muchos años, el grueso de los asistentes a los ruedos eran turistas y hoy lo siguen siendo, acaso el 70% de quienes se sentaban en las gradas de la Monumental de Barcelona venían de fuera a presenciar algo que en sus países origen existió centurias atrás bajo formas similares y siempre con el toro o el uro como eje del ritual y que el devenir de la historia ha reducido a la Península Ibérica y el Mediodía francés.
A la crisis de la fiesta han contribuido distintos factores: el precio de las entradas, la crisis económicas, la falta de casta y trapío de la mayoría de ganaderías, y por supuesto, la irrupción de la modernidad que sitúa por sí misma fuera de la historia a todo lo que no es digital y no puede expresarse mediante el lenguaje binario. Los toros, siempre lo hemos dicho “están” en el mundo moderno, pero “no pertenecen” al mundo moderno. La convivencia entre ambos solamente puede resolverse a favor de la modernidad y con la crisis de la tradición.
El vegetariano argentino, cuya vida es una verdadera cruzada “animalista” (no esperéis mucho equilibrio ni racionalidad, ni por supuesto comprensión de las tradiciones europeas de un vegetariano animalista) advirtió con facilidad que de toda España era en Catalunya en donde existía una coyuntura más favorable para iniciar una campaña antitaurina: a fin de cuentas es en Catalunya en donde en los últimos siete años ha existido un permanente vacío de poder, en donde el tripartito contaba con un partido que en otro tiempo fue de matriz comunista (el PSUC) y que ahora se ha convertido en un melón verde (ecologista-animalista-feminitudo) que, a falta de poder aportar recursos humanos a la campaña (ICV está vacío de militancia) sí al menos la apoyaría entusiásticamente en los medios. Y por lo que se refiere a ERC, nuestro argentino vegetariano detectó que la cortedad de miras de los independentistas lo convertían en un aliado coyuntural. Y entonces decidió concentrar la campaña antitaurina en Catalunya. Esa campaña a partir de ahora pasará a cualquier otra parte del Estado.
Eso es todo lo que ha ocurrido. Ante el parlament de Catalunya en el momento de la votación podían verse banderas esteladas y catalanas entre los antitaurinos, algo incomprensible para quien desconoce las tradiciones antropológicas regionales: en Catalunya hay festejos taurinos como los ha habido en toda España y hace centurias en toda Europa.
Como todo lo que aprueba cualquier parlamento, la victoria de los anti-taurinos es el preludio de nuevos problemas (los correbous) y cualquier decisión adoptada hoy puede ser derogada mañana si conviene a las simetrías electorales. Y, por lo demás, la prohibición de una fiesta no parece la mejor despedida para un gobierno catalán agónico y al que le quedan dos telediarios.
(c) Ernest Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen