viernes, 15 de octubre de 2010

La colonización de Europa. Guillaume Faye. Capítulo III. GUERRILA ÉTNICA Y EXPULSIONES TERRITORIALES DE EUROPEOS

La guerra étnica ha comenzado. Con sordina. Año tras año, se va ampliando. Por el momento, toma la forma de una guerrilla urbana larvada: incendios de coches o de comercios, agredir reiteradas de europeos, saqueos, ataques a transportes públicos, emboscadas tendidas a policías o bomberos, redadas en centro de las ciudades, etc. Tal como un estudio sociológico atento al fenómeno demuestra, la delincuencia de los jóvenes afromagrebíes es también un medio de conquista de territorios y de expulsión de los europeos dentro del espacio del Estado francés. No está motivada únicamente por razones de criminalidad simple y económica.

A partir de las ciudades, se crean enclaves o " zonas de non-droit", que se extienden como una mancha de aceite hacia el exterior. Desde el momento en que la población alógena alcanza determinada proporción, la delincuencia obliga al traslado de los "pequeños Blancos ", acosados por las bandas étnicas. A la policía -a la que la justicia no apoya- le repugna a intervenir en estas zonas conquistadas, que escapan a partir de ese momento al Estado de derecho. Ya contamos en Francia con un millar de estas "zonas de non-droit". Este fenómeno de parcelación del territorio puede sugerir que entramos en una nueva Edad Media, pero encubre también un proceso de colonización territorial que hace pedazos la utopía de izquierda del "carácter mixto étnico".

Las élites intelectuales francesas -que desde hace doscientos años han vivido en los hermosos barrios  burgueses para blancos- siempre preconizaron el carácter mixto social en las zonas urbanas. Esta idea funcionaba muy bien (como por ejemplo en el XV distrito de París) mientras las diferentes clases sociales fueron de origen europeo. Pero las élites intelectuales, que niegan las diferencias étnicas, carecen de  explicación para justificar la salida de los europeos de las zonas de mayoría inmigrante. Hablan de "fractura social", cuando en realidad se trata de una fractura racial y etno-cultural. Los políticos invocan  causas vagas y de carácter económico, cuando en realidad se trata de causas étnicas muy transparentes. Lo peor: las élites intelectuales y los políticos culpabilizan a los "pequeños Blancos" de las clases populares, de abandonar las zonas con fuerte población inmigrada a causa de un "miedo exagerado", por sus "fantasmas", esto es, evidentemente, por racismo... Estos fantasmas serían (al igual que el "paro", la "miseria" y la "exclusión") responsables de la formación de los "guetos".

Tres observaciones a propósito de todo esto:

1) no se trata de guetos sino de territorios conquistados y colonizados. Un gueto es una zona donde se confina a una población que sufre un ostracismo, como los judíos en la Edad Media. Hoy en Francia, son las poblaciones alógenas quienes abandonan, por la fuerza, espacios territoriales concretos. Hablar de gueto, es presentar a los inmigrados como víctimas, mientras que son al contrario los actores voluntarios de la creación de sus espacios autónomos.

2) Se deja entender que sería la miseria, el pauperismo lo que explicaría la guetización de zonas cada vez más numerosas de non-droit. Por el contrario, la economía criminal, centrada sobre la droga y la reventa de bienes robados, así como el recurso legal o fraudulento a los subsidios asegura a las poblaciones de estas zonas un nivel de vida confortable, muy superior al de los franceses de origen en el paro. La situación francesa no tiene nada que ver con la de las favelas brasileñas o las bandas de adolescentes desvalidos de Casablanca.

Los clandestinos son inexpulsables en Francia, pero los franceses de origen (y todos los demás residentes europeos) son expulsados de las zonas de establecimiento afromagrebíes mayoritarias. Nadie en los medios de comunicación se ha atrevido a explicar la razón de los incendios innumerables de coches. Es sin embargo muy simple: la casi totalidad de los vehículos incendiados pertenecen a europeos, según un informe confidencial de las Informaciones generales del 2 de julio de 1999 - El 91 % exactamente. Es una buena incitación para la partida.

3) Otra técnica es la agresión sistemática. Un ejemplo entre centenares de otros similares: en la ciudad de Angoulême, las autoridades habían decidido instalar un hogar estudiantil en una "ciudad". Con el fin de responder al dogma angélico de la "mezcla". Muy rápidamente, a principios de 1999, se produjo el acoso sistemático de las bandas afromagrebíes. La vida se volvió rápidamente infernal para los jóvenes europeos: agresiones, robos con violencia, acoso de las estudiantes, incendio de los vehículos, etc. Hasta el día cuando varios de ellos fueron apuñalados. Las autoridades universitarias debieron trasladarlos con urgencia bajo la protección de la policía. Ninguno de los Beurs-Blacks fue inquietado por la ley.

Lo que se produjo en Kosovo corre peligro de producirse a la escala de Francia. La lección del destino de este trozo de Serbia progresivamente ocupado por albaneses musulmanes no ha sido toma en consideración. Nos imaginamos que las colonizaciones son invasiones armadas. Es falso; son invasiones lentas y silenciosas, y el colonizado despierta demasiado tarde, cuando su casa está ocupada, más exactamente cuando en su vivienda ya viven otros.

BLACK MIC-MAC Y DERECHO DE SUELO

¿Conoce la historia de Celestino T.? Es un hombre muy simpático de unos cuarenta años, ciudadano camerunés, empleado en la recogida de la basura y en la limpieza de las calles de París. Es musulmán, posee tres mujeres, de las cuales una es la mujer "oficial" y educa a 24 niños. Sí, 24 niños, que, nacidos en Francia, son totalmente franceses. Sin embargo, estos niños no han nacido completamente de las tres mujeres de Celestino T. Este último utiliza una estratagema conocida por un gran número de africanos: hace venir de Camerún a una mujer embarazada de su pueblo que da la luz en Francia, luego se va de nuevo. El niño de pecho automáticamente es francés en virtud del derecho del suelo… Celestino T. lo reconoce, es jurídicamente el padre, y una de sus tres esposas educa al niño (que a la que, por otra parte, llama "tata", según la denominación clásica en la comunidad lugareña africana tradicional, ni matrilineal, ni patrilineal, sino tribulineal).

El año siguiente, la misma operación empieza de nuevo con otra mujer del pueblo. El camerunés percibe así subsidio familiar considerable y aloja a toda su pequeña tribu en dos grandes apartamentos del barrio flamantemente nuevo de Beaugrenelle (XV distrito oeste), cuyos alquileres son asumidos por la Ciudad y el APL. Celestino circula en Mercedès. Continúa trabajando como basurero (9 000 francos al mes con las primas) con un estatuto tan protegido como el de la función pública. Pero otros que hacen lo mismo que él y reconocen entre 5 y 15 niños no consideran ni siquiera necesario trabajar. La supresión del derecho del suelo y el subsidio familiar a los extranjeros, las bombas aspiradoras de una eficacia temible, serían más eficaces que un control en las fronteras.

Alemania, que reemplaza el derecho de la sangre por el del suelo y cuya debilidad demográfica es considerable, se dirige inexorablemente hacia el salto de agua, embarcado sobre el mismo río que su vecina Francia.

LOS COLABORADORES DE LA COLONIZACIÓN

Las Iglesias, la inmensa mayoría de los partidos, una muchedumbre de instituciones y de asociaciones, el mundo del espectáculo, son desde hace muchos años abogados de la instalación de los emigrantes, de la apertura de las fronteras y de la inexpulsabilidad de los clandestinos. ¿Animados por el etnomasoquismo y la xenofilia? ¿Ingenuas devotos de la religión de los derechos humanos? ¿Esnobismo antirracista y políticamente correcto? ¿Voluntad deliberada de mestizar Francia y Europa, o, más exactamente de africanizarla y asiatizarla, odio de la "pureza étnica" europea? Un poco de todo, sin duda.

Observamos en todo caso una mezcla de fatalismo frente a la inmigración incomprobable incontrolada y declarada y de impulsos autodestructores hacia su propio pueblo. "Sí, invádannos, esto nos sienta bien". Es necesario recalcar también que los medios inmigracionistas colaboradores y sus jefes de fila proceden de la burguesía o pertenecen a medios sociales (particularmente al mundo del espectáculo) perfectamente preservados del contacto con las poblaciones alógenas y totalmente protegidos de su criminalidad. Su desprecio, su ignorancia de las condiciones de vida y de convivencia del pueblo europeo real, del " pequeño Blanco ", es incommensurable.
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Monseñor Lustiger, en el curso de unas jornadas de estudios sobre Europa organizada en Roma en marzo de 1999 se felicitaba por "la diferencia que trae la inmigración", religiosa y étnica. Nuestra colonización sería un enriquecimiento, por la expansión de este concepto hueco de "diferencia". La contradicción es brillante: ¿como podemos administrar la diferencia, la heterogeneidad, en el seno de la ideología homogeneizadora y universalista del mestizaje? El cardenal decía también: "hay que acoger al "Otro"". Incorregible xenofilia, el "Otro" (con una mayúscula, por favor), todavía uno de estos tópicos de lo políticamente correcto, desgraciadamente repetido por afán de gustar y para transformar en filósofos a ciertos intelectuales de derecha o presuntos tales. El venerable cardenal continuaba: "Europa no era para los pueblos de África y de Asia una tierra de inmigración. Pero hoy, la situación de Europa está cambiando. Provoca una presión migratoria imposible contener. Los europeos no pueden ignorar este hecho".
Acepten ser colonizados, buenas gentes, usted no puede evitarlo. La Iglesia que, en la cumbre de su poder, negaba los derechos civiles a los no católicos, adopta hipócritamente, ahora que está en plena decadencia, los ingenuos preceptos del "comunitarismo" tolerante: "solidaridad y respeto miden el lugar reconocido a la alteridad en una construcción política", decía en jerga Monseñor Lustiger.

Los programas de los partidos políticos en el tema de la inmigración, son bastante edificantes. El PS piensa "habilitar programas de ayudas al retorno para los inmigrados no regularizados y a los que se les ha denegado el derecho de asilo". Es decir: ayuda al retorno para clandestinos ilegales (en lugar de las expulsiones previstas por la ley) a expensas del contribuyente. La entrada ilegal en Francia pues será oficialmente recompensada. Cuando se sabe que la ayuda al retorno jamás interesó a los inmigrantes legales, este tipo de propuestas equivale a burlarse de los electores. El PS definitivamente ha renunciado a controlar la inmigración, porque se imagina que los inmigrantes votarán por él. No, cuando sean lo suficientemente numerosos e implantados, votarán por sus propios candidatos, probablemente por partidos islámicos, como ya he explicado.

Los Verdes, por su parte, piensan organizar en ángulo recto la colonización de Europa: "hay que suprimir los visados de estancia corta para los visitadores de país fuera de Unión Europea y concederles el derecho a la Seguridad Social". El seguridad social para los "turistas" magrebíes... En cuanto al derecho de asilo, los Verdes consideran que los acuerdos de Schengen no son "suficientemente generosos" y que hay que abolir las comprobaciones que se refieren en la veracidad de las persecuciones de la que serían amenazados los solicitantes de asilo. Reforcemos la potencia de la bomba aspiradora...

Lutte Ouvrière y la Ligue Communiste Révolutionnaire, siguen, a su vezs, el viejo sueño trotskista internacionalista de disolución del pueblo europeo. Su programa es importante, porque por un rodeo metapolitico y no electoral, inspira todas las asociaciones y las camarillas immigrationnistes (Droit Devant, Droit au Logement, SOS Racisme, Ras l'Front, SCALP, Sud, Ligue des droits de l'homme, Mrap, Liera, etc.) cuya doctrina y reivindicaciones influyen en los gobiernos. Interesante: "Una Europa de la igualdad de derechos, comienza con el derecho de voto para todos a los que viven aquí, dónde todos los sin papeles deben ser regularizados". Es decir, papeles para todos y para siempre. Venga a Europa, desde Marruecos, Mali, Sri lanca o de no importa donde.

Si usted consigue entrar (y es fácil lograrlo), usted será inexpulsable, usted tendrá la ciudadanía y todos beneficios sociales, automáticamente. L-O y la LCR formularon sin embargo proposiciones muy buenas para la reasignación de los beneficios especulativos a las inversiones contra el paro. Pero, en materia de inmigración, su antiliberalismo se hunde como por encanto.

El PC, siempre animado por su motor intelectual a medio gas, está paradójicamente de acuerdo al 100% con las recomendaciones de la jerarquía católica: "el derecho de voto de todos los extranjeros residentes, la abolición de la doble pena [no expulsar a los extranjeros delincuentes tras su salida de prisión], la regularización de sin papeles que lo han solicitado, el derecho de asilo para los que lo piden". ¡Qué internacionalismo liberal...! No a las transferencias de capitales, sí a las transferencias humanas.

En cuanto a la UDF, en el RPR y en el RPF de Charles Pasqua, sus proposiciones y programas sobre la inmigración son totalmente ilegibles. Es la mezcolanza tecnocrática en la que se resalta que hay que "controlar" el fenómeno mediante la "concertación".Toda esta gente cuando estuvo en el poder no hizo nada. O más bien, la derecha blanca permite nuestra colonización de población, por pereza, por dejadez, por temor a ser acusada de inhumana; la izquierda enloquede por mal cálculo político o por pasión ideológica.
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Las instituciones de la famosa "sociedad civil", como la inmensa mayoría de los medios de comunicación, siguen la misma pendiente inmigracionista, o como los colaboradores habituales mediatizados como Pr. Schwartzenberg y Mons. Gaillot. Las acciones espectaculares a favor de los clandestinos ilegales ("sin papeles") lo prueban. Las asociaciones "antirracistas" y los solicitantes del medio intelectual y del mundo del espectáculo, manifestando y llamando a albergar clandestinos, desafían sin cesar la ley, con poco gasto, sabiéndose en la impunidad más absoluta (ver el artículo 21 de la ley Chevènement que castiga a los que son culpables de solidaridad activa con los sin papeles, ley jamás aplicada).

Liberation o Le Monde no dejan de hacer su caldo gordo denunciando como inhumana la menor expulsión de clandestinos, la menor evacuación de locales ilegalmente ocupados, con como sobrentendiendo "Son medidas fascistas". Los "colectivos de apoyo a los sin papeles" se multiplican, como en otro tiempos los "Comités Vietnam" entre los bachilleres de mayo del 68.

Todos están organizados por europeos de pura cepa y movilizan autóctonos atrapados por el demonio de la caridad xenófila.

El 30 de junio de 1999, una centena de manifestantes, políticos y artistas perteneciente a los medios intelectuales o del mundo del espectáculo, se manifestaron ante el ministerio de la Justicia, en la plaza Vendôme, en el centro de París, cerca del hotel Ritz. ¿Para saber toda la verdad sobre la muerte de Lady Di? Usted no estaba allí. Béatrice Bantman, en Liberación explicaba al día siguiente: "el objetivo era hacerse detener". "Aréstenos señor, por favor" repetían a los policías. El raciocinio tenía su lógica: los que, como ellos, ayudan, sostienen, albergan a sin papeles son culpables del delito de solidaridad". Natralmente, nadie resultó inquietado. Y por otra parte nadie, entre estos "militantes" albergó jamás o ayudó ni a un solo "ilegal" africano o magrebí. No eran tan tontos.

"Colectivos", "comités de apoyo" se constituyen, se organizan manifestaciones (los "Saint Bernard", en 1998) tan pronto como es cuestión de expulsar un clandestino que supo mediatizar su caso. A todos los golpes, la prefectura cede y renuncia a aplicar la ley. "Contravenimos", cedemos, delante de estas minorías activas que gozan del sostén de la prensa. Los clandestinos que se niegan a embarcar en los aviones de vuelta o que se rebelan son puestos en libertad al menor aullido virtuoso de los periodistas.

Y luego, siempre existe la técnica, bien aprendida, de la huelga de hambre para los delincuentes inmigrados y extranjeros condenados a la expulsión según la ley. Los medios de comunicación se emplean a fondo para hacer llorar en las chozas, los poderes públicos se inclinan y aplazan ejecución. Moncef Kalfaoui, un traficante de droga argelino, debía ser expulsado tras dos años de encarcelamiento ("Doble pena"). Huelga de hambre. Gracia negada por Chirac. Campaña, en réplica, orquestrada por Liberación (junio de 1999). Epílogo: en la medida en que tuvo tres niños nacidos en Francia, nacidos franceses (derecho del suelo), la administración renuncia a expulsarlo, contrariamente a lo que dice la ley. Es verdad que el "informe Chanet" (mayo de 1999) les pide a los poderes públicos "que se deje de expulsar a los pequeños delincuentes extranjeros que tengan arraigo efectivo en Francia". Total, que no se aplica la ley. Lo que es punzante para un informe parlamentario. La aplicación de la ley sobre la pena doble es por otra parte, según Liberación, "un destierro verdadero cuya injusticia rebela a la inmensa mayoría de los juristas".

Es verdad que en nuestra República de los Jueces, la opinión de estos últimos, sobre todo si se trata de afiliados el Sindicato de la Magistratura, está por encima de la voluntad del pueblo. Y sin embargo, en todos los países del mundo, la doble pena se practica conforme a la Carta de la ONU.

Recientemente, 200 "sin papeles" turcos y chinos del "Tercer Colectivo" ocuparon el hotel de la Massa, en París, sede de la Sociedad de los amantes de las Letras. Objetivo no inocente. Saben que los intelectualoides visceralmente son pro inmigracionistas. Escuchemos el comentario de Liberación, muesra de valentía: "sostenida por escritores, cineastas, artistas, los fieles Dan Franck, Valérie Lang,  Emmanuel Terray, Mónique Chemillier-Cendreau y León Schwartzenberg, la ocupación comenzó con un encantador ambiente festivo en un jardín, exquisitamente cortés. "No tenemos por costumbre expulsar a los extranjeros", precisó, en medio de las frondosidades y los rosas del jardín, Jaques Vigoureux, miembro del Consejo de administración de la Sociedad de los amantes de las Letras " (10/06/1999). Ante una prosa de tal tontería y ante tanta cursilería ¿hay que reírse o llorar de eso?

Nadie, en esta izquierda bienpensante, caviar-garden party, en esta clase intelectualoide-popular privilegiada, en este Todo París del mundo del espectáculo, soñaría con manifestarse a favor de los franceses de origen, en fin, en el paro y en la misería, a pesar de ser ellos, los únicos, los verdaderos excluidos. Pero, para los "jóvenes" camellos qué conducen BMW y que la policía tiene la desgracia de poner a disposición judicial (ofensa a los derechos humanos, ¿entiende?), para la instalación de ilegales sobre nuestro suelo de refugiados falsos senegaleses, de traficantes malíes sin contratos de trabajo o de truanes argelinos expulsados, todo el mundo se moviliza. Todo esto caldea el corazón de "nuestros hermanos en la cárcel"... Y luego, como pasaporte social y moral: ser inmigracioniste, es verse admitido en los círculos modernos de la nueva izquierda americano-liberal, privada de ideas (al igual que la derecha) pero acorazada con la buena conciencia y la hipocresía moral (al contrario de la derecha) y, sobre todo, distribuidora de prebendas.

Esta nueva izquierda, conversa al capitalismo, defiende ahora un socialismo virtual y un inmigracionismo real. En este cóctel, es difícil -como en la fórmula de la Coca-cola- dosificar la parte de imbecilidad, de altruismo alucinado, de esnobismo antirracista, de etnomasoquismo y de (mal) cálculo político.

El sentimiento que entre estos colaboradores es, en el fondo, lo mismo que en las élites romanas degeneradas del siglo II: la cobardía, la cobardía simple y vil, aliada a un egoísmo indiferente hacia su pueblo y a sus generaciones futuras. Francamente, mirándolo bien, prefiero a los verdaderos comunistas.
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Veamos algunos ejemplos más, tomados al azar, del militantismo de los colaboracionistas. Adhiriéndose las exhortaciones de los obispos que, como los Verdes, dedican el 10 % de su tiempo a su ministerio y el 90 % al inmigracionismo y en la promoción del Islam, el alcalde de Limeil-Brévannes declaraba en noviembre de 1998: "no zanjaremos el problema de sin papeles con la policía. Una autorización de estancia no vale una vida". Es decir: ninguna expulsión, ninguna carta de estancia provisional, dejemoslos instalarse a vida en nuestra casa, por humanismo y para tener la paz.

Precisión: en su municipio, clandestinos huelguistas de hambre que habían ocupado la sala del ayuntamiento fueron evacuados. Volvieron a ocupar los lugares por la fuerza. Esto fue rentable: les concedimos títulos de estancia y una hospitalización gratuita.

La "coordinación nacional" que reagrupa a todos los defensores de los clandestinos, y que preconiza las regularizaciones masivas, se expresó en estos términos después de una expulsión de "sin papeles  que ocupaban un local administrativo: "el primer ministro escogió la manera fuerte contra hombres y mujeres que luchan por la dignidad " ¿Qué "dignidad"? ¿El de instalarse en Francia contra la voluntad del legislador? En cuanto al MRAP, anunciaba, grandilocuente, para hacer llorar el bueno francesito: "esperábamos del gobierno una respuesta humana y política, a estos desgraciados que pusieron su vida en peligro". Efectivamente, corrían peligro de morir bajo las pelotas de goma de la policía... El ilusionismo reposa en este raciocinio torcido: dejemoslos entrar para evitar la explosión norte-sur.

Lo que ocurre es justamente que introduciéndolos tendremos la explosión en nuestra casa. Es un argumento de dimitidos y de gorriones asustados, que descansa en la transformación del "no queremos hacer nada" en la excusa de "no podemos hacer nada". Así es como después de muchos otros, Robert Toubon, editorialista de la revista Équilibres et Populations escribía en 1996, evocando la agravación del desequilibrio Norte-Sur: "Las presiones migratorias irán creciendo a un nivel tal que será imposible a los vecinos "ricos" del Nor-Oeste cerrar realmente sus fronteras. Excepto asumiendo el riesgo de ver estallar la olla a presión que hierve al sur y en el Este del Mediterráneo".

Es decir: cedamos, abramos nuestras fronteras para evitar una crisis. ¡Sobre todo ningún conflicto, ningunos litigios con los países del Magreb! ¿Tendríamos miedo de eso?
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En todo caso, el activismo de la camarilla inmigracionista, cuyo fin es impedir el cumplimiento de la ley -sin embargo no se puede ser más laxista- de aplicarse, tiene tanta eficacia para acentuar nuestra colonización étnica que la aspiración de aire de las leyes sociales igualitarias. Sea lo que sea, la historia retendrá que los europeos -particularmente sus burguesías decadentes- son los primeros responsables de su colonización y de su inmersión demográfica. Los inmigrados del Tercer Mundo, que considero como enemigo principal, tienen, desde su punto de vista, perfectamente razón en invadirnos. Cubren un vacío. Hoy mediante la astucia, pronto por la fuerza. Lo mismo que los estadounidenses, sobre el plano cultural y geoestratégico, cubren el vacío dejado por la ausencia de los europeos.

Los borgoñones aliados de los ingleses en el siglo XV, hasta los Verdes de hoy pasando por la Segunda Guerra mundial, en Francia, la ocupación y la colaboración marchan juntos. Para resolver este problema, cuando surja el caos que vendrá y que no puede tardar, no habrá otra solución, por un medio o por otro, que reducir al silencio primero a los colaboradores, la camarilla inmigracionista, quienes son la primera causa, desde hace treinta años, de nuestra colonización. El enemigo-colonizador es un enemigo estimable. Juega su juego. Pero los colaboradores que juegan contra su propio campo, que aspiran sólo a sus propios fines, no merecen, tal como pensaba de Gaulle después del emperador Dioclétien, ninguna gracia.

Delendi sunt.

FRAGILIDAD HUMANITARIA DE LA OPINIÓN FRENTE A LOS CLANDESTINOS

Se creería leer las obras edificantes escritas en el siglo XIX sobre el martirologio cristiano. Los medios de comunicación multiplican los relatos de desgraciados clandestinos ahogados en el estrecho de Gibraltar, brutalizados en el momento de una repatriación en avión o detenidos tres días "en condiciones inhumanas", evidentemente, en los centros de retención antes de ser puestos en libertad en la naturaleza. Apiadar la opinión pública y la clase política sobre algunos casos-límites con el fin de hacer legítima la entrada de los "pobres" clandestinos, tal es el objetivo del chantaje humanitario de los medios de comunicación de la ideología dominante. Y funciona.

Gracias al trabajo paciente de los agregados de prensa de las camarillas inmigracionistas, cada mes se producen tres o cuatro asuntos emblemáticos y emocionantes; los medios de comunicación se apoderan de ellos; y destilan en la opinión pública la idea doble de que 1°) las expulsiones son inhumanas 2 °) la negativa de los visados y de las regularizaciones la son también. Los casos son muy diversos: clandestino molestado o fallecido en el curso de una expulsión, "sin papeles" en huelga de hambre trágica, un joven truán padre de un niño francés que, desgarrado, rechaza su expulsión, etc. La imaginación dramatúrgica del partido de la colonización no tiene límite y su gimoteo es terriblemente eficaz. Es la cínica estrategia de la piedad. Cuyo fin es atemorizar a los gobiernos ante la idea de aplicar leyes malvadas...
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En agosto de 1999, dos colegiales guineanos, Yaguine Koita, 14 años, y Fode Tounkara, 15 años, se introdujeron en el hueco del tren de aterrizaje de un Airautobús de Sabena, vuelo Konakry-Bamako-Bruselas. Esperaban (con razón) que si llegaran felizmente, nadie se atreviera a expulsarlos. Evidentemente, estos dos niños figuistas poco conocedoes de las leyes de la aeronáutica y de la altitud, murieron de hipotermia y de insuficiencia respiratoria (a 10 000 m, hay - 50°C). Pero he aquí que en el cadáver de uno de ellos encontramos una carta edificante, una súplica de dos páginas, con una falta de ortografía por palabra, donde ruegan, debido a la "guerra" (no hay guerra en Guinea) y a la miseria de sus familias (la encuesta demostrará que eran modestas pero de ninguna manera en la necesidad) "las Excelencias y Señores responsables de Europa" de acogerlos y de ayudar a África en su conjunto. La carta fue reproducida in extenso en la prensa belga y francesa.

La opinión pública cruje; se genera un concierto de lágrimas. Si estos dos "niños" (a los 15 años en África, no estamos delante de un "niño") murieron, es por culpa nuestra, evidentemente, por nuestra negativa a acoger sin discutir a todos los "pobres" del continente negro. Le Figaro (05/08/1999) explica: "la carta, publicada por la prensa, suscita una emoción considerable en Bélgica. La revelación in extenso de la carta en la prensa francófona le da una dimensión nacional. Aparece un año después de la muerte de una joven nigeriana, Semira Adamu, al ser expulsada por los gendarmes del reino". El gobierno belga se reúne en seguida en consejo restringido para negociar este asunto capital. Una ceremonia funeraria se organiza con gran pompa por un clero conmovido, algo que no hacemos por los sin techo que mueren de frío y de hambre en las calles de Bruselas o de París el invierno.

El ministro de los Asuntos Exteriores, Louis Michel, también, conmovido, les transmite a sus colegas de la Unión Europea el siguiente mensaje oficial, a propósito de la "carta" famosa encontrada sobre el cuerpo de uno de los clandestinos: "no podemos dejar sin respuesta este grito para una mejor vida. Debemos devolver esperanza a África". Dicho de otra manera: aumentemos aún más nuestros préstamos, nuestras ayudas de toda clase (dinero tirado) en África y abrámosles todavía más a los jóvenes africanos las puertas de la Unión. El gobierno belga oficialmente les transmitió a sus catorce socios europeos, así como a las instituciones federales de la Unión, la carta de ambos adolescentes.

Como era de esperar, en la misma senda, las asociaciones llamadas antirracistas valonas y francesas aprovecharon para criticar el control, según ellos, demasiado estricto de los flujos migratorios (mientras que en la UE es el más laxista del mundo entero) y denunciar "Europa egoísta" (mientras que en el pozo sin fondo de la ayuda al Tercer Mundo es la más generosa.

El Centro Nacional de Cooperación al Desarrollo publicó un comunicado emocionante, digno del mea culpa de la jerarquía católica: "dos niños vinieron para morir en nuestra casa, derribados por el cielo, con un mensaje dirigido al corazón de Europa, a los responsables del continente más rico y más próspero del planeta". Señalemos, inicialmente, que el continente más rico y más próspero es América del Norte y que, si nuestra colonización de población por los africanos continúa a este ritmo, no existirá prosperidad posible.

Por fin, nadie se atrevió a sugerir que este cuento de hada trágica posiblemente era demasiado bello para ser verdad; estos dos adolescentes, de los que el responsable de su colegio en África reveló al diario guineano Horoya que no fueron escolarizados más desde hace un año, pudieron ser manipulados bien por un provocador que habría fabricado la carta famosa, con el fin de desestabilizar a las frágiles y emotivas opiniones europeas, abiertas a todas las culpabilizaciones. Es en todo caso la opinión del ministro del Interior guineano. Total, la prensa valona y francesa dedicó, durante más de una semanas, columnas enteras a este hecho, relevado por el RTBF, por France 2 y la ZDF alemán, las tres emisoras más inmigrófilas de la Unión.

La repatriación de los cuerpos de ambos chicos en Conakry dio lugar a escenas de histerismo colectivo, dónde las mujeres se revolvían por tierra invocando a Allah. El ministro guineano de la Administración Pública, Lamine Kamara, sugirió directamente que los europeos eran indirectamente responsables de la muerte de Yaguine y de Fodé.

Es la vieja técnica de la culpabilización... Las muertes sucedieron porque la política europea de los visados es demasiado restrictiva y desespera a los africanos candidatos al principio, explicó. En el curso de una conferencia de prensa, tenido el 7 de agosto de 1999, el ministro declaró: "si hubiera obtenido un visado, Yaguine no habría optado por este método y no habría muerto". Es decir, para muchos responsables africanos, todo consiste en forzar las puertas de Europa mediante el chantaje moral. Es la colonización por la mendicidad y la conmiseración. Este espíritu de mendicidad y de irresponsabilidad,  pretende obligar a los europeos a encargarse de un continente africano subcapaz (y pobre a pesar de recursos naturales inmensos), a prestarle asistencia financieramente, a acoger a los excedentes de su vertedero demográfico, queda perfectamente resumido en este fragmento de la "letra" encontrada sobre el cuerpo de uno de ambos adolescentes clandestinos (las faltas ortográficas han sido corregidas): "si usted ve que nos sacrificamos y exponemos nuestra vida, es porque se sufre demasiado en África y porque le necesitamos para luchar contra la pobreza y poner fin a la guerra. Aquí, esto no es posible, nada puede ir bien. Si me quedo, vamos a vivir desgraciados hasta nuestra muerte". Esta prosa, fingida o auténtica, poco importa, dio en el blanco en las chozas, de Lovaina a Toulouse. El mensaje es claro, pero al mismo tiempo trágico; prueba la incapacidad de los africanos a tomar a cargo su propio destino, está saturado de un autorracismo implícito: "Ayúdenos, préstenos asistencia, acójanos en su casa, somos incapaces en nuestro continente de vivir en la paz y la prosperidad".

Los intelectuales africanos, inspirados por sus colegas etnomasoquistas europeos, alegan evidentemente que las desgracias de África dependen de la culpabilidad y de los crímenes del colonialismo y del neocolonialismo. ¿Pero quién cree todavía en este sofisma marxista-izquierdista, quien hace siempre el calgo gordo de La monde Diplomatique?

El corresponsal guineano de la AFP, Mouctar Bah, enviaba por fax, tras la muerte de ambos colegiales candidatos a la emigración clandestina en Europa, un telegrama donde se podía leer: "si se abrieran las fronteras, Guinea vría como se iban la mayor parte de sus jóvenes. Todos vendrían a Europa. Es un sentimiento ampliamente difundido en el país". Y otro tanto ocurre en una centena de los países del Tercer Mundo...

La muerte de Yaguine y Fodé, jóvenes inmigrantes guineanos clandestinos, en el pañol del tren de aterrizaje del Airautobús de Sabena es un drama que "revolvió la conciencia de Europa", tal como  declaró la presidenta del parlamento de Estrasburgo, Nicole Fontaine. Pero no  ¿Pero no se trata de trastornos selectivos?
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El 4 de agosto de 1998, una menor adolescente fue violada, abominablemente torturada y luego asesinada por dos jóvenes africanos que la habían secuestrado mientras salía de la estación RER de Créteil, y arrastrada a una bodega. Luego, orinaron, simbólicamente, sobre su joven cuerpo martirizado. Su calvario y su oración fúnebre se resumieron en diez líneas en la rúbrica "perros tropellados" de Le Parisien (05/08/1998). No era Guineana, sino polaca. Se llamaba Angela P... Para mí, la memoria de Angela vale mil veces más que la de Fodé y de Yaguine.

(c) Por el texto: Guillaume Faye.
(c) Por la edición francesa: Editions de 'Aencre
(c) Por la traducción al castellano: Ernesto Milá