Infokrisis.- Cada vez se entiende menos la persistencia del terrorismo vasco. En plenas navidades, Rubalcaba anunció la inminencia de un atentado de ETA. Recién acabadas las fiestas, la consabida furgoneta-bomba fue interceptada y sus ocupantes detenidos. Casi inmediatamente, otro etarra reconoció haber intentado atentar en tres ocasiones contra José María Aznar. El mísil no funcionó… Y todo esto en medio de un clima de derrota en el que ETA no logra recuperar la iniciativa estratégica. ¿Cómo es que la policía no apuntilla de una vez para siempre a la organización terrorista vasca?
Algo sigue sin cuadrar en el terrorismo etarra, configurado como la “excepción europea”. Y sin embargo, no hay absolutamente ningún motivo por el que ETA no hubiera debido de ser completamente desarticulada como las Brigadas Rojas, Acción Directa o la Fracción del Ejército Rojo, ni por el que no hubiera debido desmovilizarse como el IRA. Hay un misterio no aclarado en ETA que los últimos acontecimientos refuerzan.
Del día de los Inocentes a la cuesta de enero
El 28 de diciembre no era, sin duda, el día más adecuado para anunciar un nuevo atentado de ETA, pero Rubalcaba no lo dudó y, ejerciendo sus funciones de ministro del interior, amargó las fiestas navideñas a todo un país anunciando vagamente un “gran atentado” o un “secuestro”. Históricamente, siempre que se anuncia algo así, o no ocurre nada, o la policía logra una detención espectacular. Eso fue lo que ocurrió dos semanas después, en plena cuesta de enero.
Las informaciones sobre todo esto son confusas. Interior lo justifica diciendo que en este tema cualquier información puede “alertar a la banda”. Seguramente es así, pero, a estas alturas, ni “la banda”, ni sectores cada vez más amplios de la opinión pública, se llaman a engaño: los primeros porque conocen exactamente lo que ha pasado y el alcance de las detenciones al poco de haberse producido, y la opinión pública porque empieza a sospechar que hay algo que no cuadra: si se producen tantas detenciones ¿por qué no se acaba de una vez por todas con “la banda”?
En esta ocasión, el anuncio de Rubalcaba era todavía más incomprensible porque podía ser considerado como una forma de alertar “a la banda”. No hacía falta alertar en plenas navidades a la opinión pública, bastaba con hacerlo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Pero lo más incomprensible todavía es que, alertado todo el mundo de la “inminencia de un atentado”, “la banda”, en lugar de replegarse y esperar mejor ocasión, en lugar de revisar su seguridad… empieza a moverse y a traslada una furgoneta bomba. ¿Hay alguien que lo entienda?
Ciertamente, ETA no está dirigida en estos momentos por mentes lo que se dice “preclaras”, pero incluso de un psicópata medianamente dotado, debería de esperarse una actuación más “prudente”. Todo esto sería cómico de no tener como protagonista a una organización terrorista con cientos de muertos en su haber.
Del atentado diario al atentado de mantenimiento
ETA ha pasado de cometer un atentado al día prácticamente (pequeñas bombas en repetidores de TV, en domicilios de personas significadas como no-abertzales, en locales de partidos político democráticos, etc.) a realizar unos pocos atentados al año. No se entiende tampoco éste cambio de estrategia. Se diría que se debe a la propia debilidad de la banda, pero también a la necesidad de mantener la llama del terrorismo. Sí, pero ¿para qué? Y esto es lo verdaderamente incomprensible.
Sin posibilidades de negociar nuevamente, sin frente político que valga, con 500 militantes en la cárcel y un número similar en el exilio, con divisiones cada vez más notorias entre los presos, con una situación progresivamente adversa, alejado el PNV –su máximo valedor– del poder, con militantes de cada vez peor calidad y sin experiencia, con una población que –salvo en los altos valles de Guipúzcoa– permanecen cada vez más alejados del terrorismo, con una incapacidad evidente en reconstruir una estrategia y con la iniciativa perdida desde hace casi 15 años (tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco… ¿qué pueden esperan obtener los últimos etarras aparte de 20-30 años de prisión casi asegurados?
Los actuales “atentados de mantenimiento” de ETA se ceban sobre números de las fuerzas de seguridad del Estado (3 en 2009), sobre “políticos” alejados de los centros de poder (el exconcejal socialista de Mondragón, Isaías Carrasco), muertos ocasionales (los dos ecuatorianos muertos en el atentado a la T-4 en diciembre de 2007), así como unas pocas acciones de kale-borroka y algún atentado aislado, es todo lo que ETA ha dado de sí en estos últimos ocho años.
Las detenciones de etarras han sido constantes en todo este tiempo. En los últimos 30 años se han registrado casi 10.000 detenciones de etarras o simpatizantes con la banda. En los últimos años, las detenciones en Francia han ido aumentando paulatinamente. A partir del 2000 el aumento en el número de detenciones empezó a dispararse. Ese año se encontraban en cárcel en España 500 etarras y 75 más en Francia. Nunca, desde 1983, el número de etarras presos, cumpliendo condenas en firme, ha bajado de 450 presos. En la actualidad se encuentran encarcelados 750 etarras, llegando la cúspide de etarras presos en 2009 con 762. Los “atentados de mantenimiento” tienen su precio en presos y en suma de años de prisión…
Nuevo misterio: con 10.000 detenidos en estos últimos 30 años ¿cómo es posible que la banda no haya sido completamente desarticulada de una vez y para siempre?
La flor de la sospecha
Se han producido errores en la lucha antiterrorista: el primero de todos fue dar una amnistía general para delitos de sangre en junio de 1977. En aquel momento, ETA vio esta amnistía no como una posibilidad de insertarse en la vía democrática entonces iniciada, sino como una debilidad del Estado y, a partir de ese momento, las tres fracciones de la banda (ETA(pm), ETA(m) y los Comandos Autónomos) iniciaron una ofensiva terrorista como nunca antes se había visto que abarcó la primera mitad de los años 80.
El segundo gran error fue el GAL promovido desde el Estado y cuya gestión se entregó a los sectores más incapaces y corruptos de la policía, siendo, a la postre, más un medio para apropiarse de los fondos reservados del Estado que un medio para acabar con ETA. En realidad, pocos, salvo sus familias, lloraban a los etarras asesinados y menos aún hubieran reprochado al Estado el hablar a ETA con el único lenguaje que conocía y que era capaz de entender. Es más, lo que aún hoy suscita encono no fue tanto el que se asesinara a etarras, como el que los encargados de realizar la operación, la convirtieran en una fuente de ingresos personales.
El tercer gran error fue el “proceso de paz” iniciado por Zapatero, justo cuando “la banda” se encontraba más aislada y acorralada. ZP abordó ese proceso que situó a ETA en el centro del panorama político español. Y si ZP se atrevió a actuar así fue porque “alguien” le convenció de que esa operación llegaría a buen puerto. El garante de la operación era “Josu Ternera” y era evidente que “alguien” dentro de la seguridad del Estado tenía un nexo estable y continuo con “Ternera”. Cuando éste fue desplazado de la cúpula de “la banda”, la operación “proceso de paz” saltó por los aires.
En el colmo de lo incomprensible
Este proceso siniestro y esta renuncia a acabar definitivamente con ETA va generando muertos entre las fuerzas de seguridad del Estado y cientos de detenidos. Los episodios extraños se van sucediendo unos tras otros.
Recientemente el etarra Pedro María Olano, vecino de Lizartza el pasado 8 de enero y "enlace" de ETA entre Francia y España, confesó al juez Grande Marlaska que habría transportado material explosivo para los comandos operativos en el Estado español, incluido un misil SAM-7 destinado a asesinar a Aznar cuando era presidente del gobierno en 2001. El mísil fue vendido, según la versión oficial, por el IRA a ETA, y falló en tres ocasiones…
¿Cómo es posible que un arma de alta tecnología fallara en tres ocasiones? O la información es falsa, o el misil fue entregado a ETA ya averiado, o bien algún etarra lo inutilizó. Por otra parte, Pedro María de Olano es, al decir de quienes lo conocen, un individuo sin luces, un bravucón irrelevante y estúpido, capaz de amenazar pero no de pensar.
Tampoco es comprensible esta relación entre ETA y el IRA en… 2001. Por entonces, en el Ulster ya se había iniciado el proceso de paz que acabó en el desmantelamiento del IRA. Hubiera sido difícil que los terroristas irlandeses que, de los que desde hacía dos décadas no mantenían relaciones con ETA, bruscamente hubieran decidido vender un mísil a “la banda” en un momento en el que lo único que deseaban era concluir felizmente su andadura terrorista.
Es imposible no recordar que diez años antes, cuando se produjo la gran desarticulación de ETA en Bidart, también se encontraron mísiles SAM-7 en cuya cabeza se había colocado un localizador que permitía a la policía tenerlo permanentemente ubicado. En aquello ocasión la operación fue facilitada por el traficante de armas que vendió los SAM-7 a ETA. En 2001 ¿quién averió por tres veces el mísil?
El estado de la cuestión
Comandos detenidos antes de que realicen el primer atentado, misiles que se almacenan pero que no se utilizan y cuando se utilizan no funcionan, sombras proyectadas sobre el 11-M, un jefe terrorista –“Ternera”- que es el único miembro de la cúpula de “la banda” que no ha sido detenido en los últimos 10 años, terrorismo de mantenimiento que ya no mata ni a fiscales del Supremo, ni a Generales, ni a políticos de primera fila, sino que se centra en números de la Guardia Civil y en exconcejales, componen un cuadro desolador: ¿por qué no se apuntilla de una vez por todas a ETA? Respuesta: porque se hará según las conveniencias políticas, no según las exigencias de la ética o de la seguridad. Mientras esas circunstancias no se generen, algunos sectores de la seguridad del Estado han convenido que conviene mantener viva a ETA.
Mantener viva a ETA para que el terrorismo aparezca y desparezca según conveniencias, para tapar otras noticias igualmente dramáticas pero menos espectaculares; mantener en vida latente a ETA porque muchos viven de la “lucha antiterrorista” que ha terminado generando una red de intereses; mantener viva a ETA pero con las garras limadas para que solamente puede ocasionar pequeños daños, pero no destrozos que harían peligrar la posición de algunos encargados de la lucha antiterrorista.
¿Durante cuánto tiempo nos vamos a dejar engañar con el culebrón de “la banda”. Hasta “El Corazón de la Ciudad”, culebrón emitido por TV3, se terminó el pasado 23 de diciembre, después de 1906 episodios. Todo termina en esta vida… salvo ETA. Y ya va siendo hora de que alguien tenga el valor de apuntillar aquello que ya está muerto y enterrado.
[fuera de texto]
La extraña sombra de ETA el 11-M
Antes de las elecciones de 2004 se produjeron movimientos extraños de militantes de ETA. Por algún motivo empezaron a manejar la posibilidad (absurda y peligroso desde el punto de vista terrorista e incomparablemente más inseguros que un temporizador clásico) de sustituir temporizadores por teléfonos móviles que incluso cuando se intentaron utilizar (en el acto de homenaje a Gregorio Ordoñez) no funcionaron; un comando de ETA robó un vehículo justo en el callejón perdido asturiano en donde vivía González Trashorras y tres furgonetas-bomba fueron detenidas cuando intentaban alcanzar el corredor del Henares (precisamente el corredor del Henares, un objetivo que tenía muy poco de estratégico, sino fuera porque allí se colocaron las bombas del 11-M), una de ellas realizó el viaje en paralelo al vehículo en el que los delincuentes islamistas trasladaron los explosivos dados por Trashorras a Madrid… Todo esto no puede ser una casualidad. La sombra de ETA está demasiado presente en el atentado del 11-M. Sólo que esta sombra se ha interpretado mal.
La derecha, a raíz del monumental error del gobierno Aznar de atribuir en las 48 primeras horas posteriores al 11-M, se obstinó en los dos años siguientes en sostener que “ETA estaba tras el 11-M”. Y no era eso. El 11-M escapaba a las posibilidades y a los planes de ETA (de la misma forma que escapaba a las posibilidades de unos delincuentes comunes islamistas nunca hasta entonces interesados por la política, pero sí por el trapicheo y el dinero fácil). No, ETA no diseñó el 11-M. Harina de otro costal es que “alguien” no utilizara a ETA con dos objetivos: en primer lugar para lograr el “efecto engaño” que costó al gobierno Aznar la pérdida de las elecciones (sostener ante la opinión pública durante 48 horas que los atentados habían sido obra de ETA) y en segundo lugar para generar una “operación despiste” (si, por algún motivo, fracasaba la imputación contra los islamistas, siempre podía reabrirse la “pista etarra”, pista, también muerta e incluso si este primer despiste fracasaba, siempre había una segunda línea de despista: la tarjeta de Gráficas Bilbaínas, propiedad de un ultraderechista, encontrada dentro de la Renault Kangoo, unido a otras pistas elaboradas previamente que abundaban en la misma dirección).
Para que los terroristas de la banda generaran todas estas pistas era preciso que alguien de la cúpula de la banda mantuviera relaciones estrechas con alguno de los autores intelectuales del atentado.11-M. El proceso de destrucción de pruebas, la negligencia en investigar determinadas pistas, lo extraño de todo lo sucedido en el episodio de la muerte de los presuntos autores del crimen en la casa de Leganés, el innegable papel de algunos funcionarios de la seguridad del Estado en todo esto, inducen a pensar en que el formidable agujero negro que es el 11-M dista mucho de ser aclarado. Demasiados funcionarios de la seguridad del Estado tienen responsabilidades en que no se haya esclarecido toda la verdad sobre el crimen. ¿Alguno de ellos mantenía, además, vínculos con “Josu Ternera”.
Casi nueve años después de haber abandonado su escaño en el Parlamento Vasco, después de haber entrado en clandestinidad y tras haberse movido durante el “proceso de paz” con entera libertad por Navarra, después de que todos sus parteners en la dirección de ETA hayan resultado detenidos, cuando es evidente que en los últimos nueve años, alguien, desde dentro de la banda, “ayuda” a la policía a cortar las uñas a ETA, hace falta preguntar al ministerio del interior, por qué se niega a detener a “Josu Ternera” y acabar de una vez por todas con ETA.
“Ternera”, el hombre con 40 años de militancia en ETA a las espaldas, con una enfermedad de estómago incurable, sesentón, ya no puede albergar muchas esperanzas sobre el futuro de ETA. Su libertad a cambio de su colaboración. Colaboración ¿en qué? ¿en hacer desaparecer a ETA? ¿o más bien en seguir manteniendo la ficción de una organización terrorista operativa que ya solamente puede servir a intereses que no son los del independentismo vasco?
eLas detenciones de los tres últimos años se han realizado solamente en el sector etarra que desplazó a “Josu Ternera” de la dirección de ETA. Parece como si Interior quisiera ver de nuevo a “Ternera” y a su gente al frente de la banda: entonces sí que sería posible ofrecer la “gran noticia” del zapaterismo: “ETA se ha disuelto”. El descrédito político que sufre ZP en la actualidad induce a pensar que esta será una de las cartas que jugarán sus estrategas de cara a las elecciones de 2012: “Sí, ZP fracasó en su tratamiento de la crisis… ¡pero logró desmovilizar a ETA!”.
Algo sigue sin cuadrar en el terrorismo etarra, configurado como la “excepción europea”. Y sin embargo, no hay absolutamente ningún motivo por el que ETA no hubiera debido de ser completamente desarticulada como las Brigadas Rojas, Acción Directa o la Fracción del Ejército Rojo, ni por el que no hubiera debido desmovilizarse como el IRA. Hay un misterio no aclarado en ETA que los últimos acontecimientos refuerzan.
Del día de los Inocentes a la cuesta de enero
El 28 de diciembre no era, sin duda, el día más adecuado para anunciar un nuevo atentado de ETA, pero Rubalcaba no lo dudó y, ejerciendo sus funciones de ministro del interior, amargó las fiestas navideñas a todo un país anunciando vagamente un “gran atentado” o un “secuestro”. Históricamente, siempre que se anuncia algo así, o no ocurre nada, o la policía logra una detención espectacular. Eso fue lo que ocurrió dos semanas después, en plena cuesta de enero.
Las informaciones sobre todo esto son confusas. Interior lo justifica diciendo que en este tema cualquier información puede “alertar a la banda”. Seguramente es así, pero, a estas alturas, ni “la banda”, ni sectores cada vez más amplios de la opinión pública, se llaman a engaño: los primeros porque conocen exactamente lo que ha pasado y el alcance de las detenciones al poco de haberse producido, y la opinión pública porque empieza a sospechar que hay algo que no cuadra: si se producen tantas detenciones ¿por qué no se acaba de una vez por todas con “la banda”?
En esta ocasión, el anuncio de Rubalcaba era todavía más incomprensible porque podía ser considerado como una forma de alertar “a la banda”. No hacía falta alertar en plenas navidades a la opinión pública, bastaba con hacerlo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Pero lo más incomprensible todavía es que, alertado todo el mundo de la “inminencia de un atentado”, “la banda”, en lugar de replegarse y esperar mejor ocasión, en lugar de revisar su seguridad… empieza a moverse y a traslada una furgoneta bomba. ¿Hay alguien que lo entienda?
Ciertamente, ETA no está dirigida en estos momentos por mentes lo que se dice “preclaras”, pero incluso de un psicópata medianamente dotado, debería de esperarse una actuación más “prudente”. Todo esto sería cómico de no tener como protagonista a una organización terrorista con cientos de muertos en su haber.
Del atentado diario al atentado de mantenimiento
ETA ha pasado de cometer un atentado al día prácticamente (pequeñas bombas en repetidores de TV, en domicilios de personas significadas como no-abertzales, en locales de partidos político democráticos, etc.) a realizar unos pocos atentados al año. No se entiende tampoco éste cambio de estrategia. Se diría que se debe a la propia debilidad de la banda, pero también a la necesidad de mantener la llama del terrorismo. Sí, pero ¿para qué? Y esto es lo verdaderamente incomprensible.
Sin posibilidades de negociar nuevamente, sin frente político que valga, con 500 militantes en la cárcel y un número similar en el exilio, con divisiones cada vez más notorias entre los presos, con una situación progresivamente adversa, alejado el PNV –su máximo valedor– del poder, con militantes de cada vez peor calidad y sin experiencia, con una población que –salvo en los altos valles de Guipúzcoa– permanecen cada vez más alejados del terrorismo, con una incapacidad evidente en reconstruir una estrategia y con la iniciativa perdida desde hace casi 15 años (tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco… ¿qué pueden esperan obtener los últimos etarras aparte de 20-30 años de prisión casi asegurados?
Los actuales “atentados de mantenimiento” de ETA se ceban sobre números de las fuerzas de seguridad del Estado (3 en 2009), sobre “políticos” alejados de los centros de poder (el exconcejal socialista de Mondragón, Isaías Carrasco), muertos ocasionales (los dos ecuatorianos muertos en el atentado a la T-4 en diciembre de 2007), así como unas pocas acciones de kale-borroka y algún atentado aislado, es todo lo que ETA ha dado de sí en estos últimos ocho años.
Las detenciones de etarras han sido constantes en todo este tiempo. En los últimos 30 años se han registrado casi 10.000 detenciones de etarras o simpatizantes con la banda. En los últimos años, las detenciones en Francia han ido aumentando paulatinamente. A partir del 2000 el aumento en el número de detenciones empezó a dispararse. Ese año se encontraban en cárcel en España 500 etarras y 75 más en Francia. Nunca, desde 1983, el número de etarras presos, cumpliendo condenas en firme, ha bajado de 450 presos. En la actualidad se encuentran encarcelados 750 etarras, llegando la cúspide de etarras presos en 2009 con 762. Los “atentados de mantenimiento” tienen su precio en presos y en suma de años de prisión…
Nuevo misterio: con 10.000 detenidos en estos últimos 30 años ¿cómo es posible que la banda no haya sido completamente desarticulada de una vez y para siempre?
La flor de la sospecha
Se han producido errores en la lucha antiterrorista: el primero de todos fue dar una amnistía general para delitos de sangre en junio de 1977. En aquel momento, ETA vio esta amnistía no como una posibilidad de insertarse en la vía democrática entonces iniciada, sino como una debilidad del Estado y, a partir de ese momento, las tres fracciones de la banda (ETA(pm), ETA(m) y los Comandos Autónomos) iniciaron una ofensiva terrorista como nunca antes se había visto que abarcó la primera mitad de los años 80.
El segundo gran error fue el GAL promovido desde el Estado y cuya gestión se entregó a los sectores más incapaces y corruptos de la policía, siendo, a la postre, más un medio para apropiarse de los fondos reservados del Estado que un medio para acabar con ETA. En realidad, pocos, salvo sus familias, lloraban a los etarras asesinados y menos aún hubieran reprochado al Estado el hablar a ETA con el único lenguaje que conocía y que era capaz de entender. Es más, lo que aún hoy suscita encono no fue tanto el que se asesinara a etarras, como el que los encargados de realizar la operación, la convirtieran en una fuente de ingresos personales.
El tercer gran error fue el “proceso de paz” iniciado por Zapatero, justo cuando “la banda” se encontraba más aislada y acorralada. ZP abordó ese proceso que situó a ETA en el centro del panorama político español. Y si ZP se atrevió a actuar así fue porque “alguien” le convenció de que esa operación llegaría a buen puerto. El garante de la operación era “Josu Ternera” y era evidente que “alguien” dentro de la seguridad del Estado tenía un nexo estable y continuo con “Ternera”. Cuando éste fue desplazado de la cúpula de “la banda”, la operación “proceso de paz” saltó por los aires.
En el colmo de lo incomprensible
Este proceso siniestro y esta renuncia a acabar definitivamente con ETA va generando muertos entre las fuerzas de seguridad del Estado y cientos de detenidos. Los episodios extraños se van sucediendo unos tras otros.
Recientemente el etarra Pedro María Olano, vecino de Lizartza el pasado 8 de enero y "enlace" de ETA entre Francia y España, confesó al juez Grande Marlaska que habría transportado material explosivo para los comandos operativos en el Estado español, incluido un misil SAM-7 destinado a asesinar a Aznar cuando era presidente del gobierno en 2001. El mísil fue vendido, según la versión oficial, por el IRA a ETA, y falló en tres ocasiones…
¿Cómo es posible que un arma de alta tecnología fallara en tres ocasiones? O la información es falsa, o el misil fue entregado a ETA ya averiado, o bien algún etarra lo inutilizó. Por otra parte, Pedro María de Olano es, al decir de quienes lo conocen, un individuo sin luces, un bravucón irrelevante y estúpido, capaz de amenazar pero no de pensar.
Tampoco es comprensible esta relación entre ETA y el IRA en… 2001. Por entonces, en el Ulster ya se había iniciado el proceso de paz que acabó en el desmantelamiento del IRA. Hubiera sido difícil que los terroristas irlandeses que, de los que desde hacía dos décadas no mantenían relaciones con ETA, bruscamente hubieran decidido vender un mísil a “la banda” en un momento en el que lo único que deseaban era concluir felizmente su andadura terrorista.
Es imposible no recordar que diez años antes, cuando se produjo la gran desarticulación de ETA en Bidart, también se encontraron mísiles SAM-7 en cuya cabeza se había colocado un localizador que permitía a la policía tenerlo permanentemente ubicado. En aquello ocasión la operación fue facilitada por el traficante de armas que vendió los SAM-7 a ETA. En 2001 ¿quién averió por tres veces el mísil?
El estado de la cuestión
Comandos detenidos antes de que realicen el primer atentado, misiles que se almacenan pero que no se utilizan y cuando se utilizan no funcionan, sombras proyectadas sobre el 11-M, un jefe terrorista –“Ternera”- que es el único miembro de la cúpula de “la banda” que no ha sido detenido en los últimos 10 años, terrorismo de mantenimiento que ya no mata ni a fiscales del Supremo, ni a Generales, ni a políticos de primera fila, sino que se centra en números de la Guardia Civil y en exconcejales, componen un cuadro desolador: ¿por qué no se apuntilla de una vez por todas a ETA? Respuesta: porque se hará según las conveniencias políticas, no según las exigencias de la ética o de la seguridad. Mientras esas circunstancias no se generen, algunos sectores de la seguridad del Estado han convenido que conviene mantener viva a ETA.
Mantener viva a ETA para que el terrorismo aparezca y desparezca según conveniencias, para tapar otras noticias igualmente dramáticas pero menos espectaculares; mantener en vida latente a ETA porque muchos viven de la “lucha antiterrorista” que ha terminado generando una red de intereses; mantener viva a ETA pero con las garras limadas para que solamente puede ocasionar pequeños daños, pero no destrozos que harían peligrar la posición de algunos encargados de la lucha antiterrorista.
¿Durante cuánto tiempo nos vamos a dejar engañar con el culebrón de “la banda”. Hasta “El Corazón de la Ciudad”, culebrón emitido por TV3, se terminó el pasado 23 de diciembre, después de 1906 episodios. Todo termina en esta vida… salvo ETA. Y ya va siendo hora de que alguien tenga el valor de apuntillar aquello que ya está muerto y enterrado.
[fuera de texto]
La extraña sombra de ETA el 11-M
Antes de las elecciones de 2004 se produjeron movimientos extraños de militantes de ETA. Por algún motivo empezaron a manejar la posibilidad (absurda y peligroso desde el punto de vista terrorista e incomparablemente más inseguros que un temporizador clásico) de sustituir temporizadores por teléfonos móviles que incluso cuando se intentaron utilizar (en el acto de homenaje a Gregorio Ordoñez) no funcionaron; un comando de ETA robó un vehículo justo en el callejón perdido asturiano en donde vivía González Trashorras y tres furgonetas-bomba fueron detenidas cuando intentaban alcanzar el corredor del Henares (precisamente el corredor del Henares, un objetivo que tenía muy poco de estratégico, sino fuera porque allí se colocaron las bombas del 11-M), una de ellas realizó el viaje en paralelo al vehículo en el que los delincuentes islamistas trasladaron los explosivos dados por Trashorras a Madrid… Todo esto no puede ser una casualidad. La sombra de ETA está demasiado presente en el atentado del 11-M. Sólo que esta sombra se ha interpretado mal.
La derecha, a raíz del monumental error del gobierno Aznar de atribuir en las 48 primeras horas posteriores al 11-M, se obstinó en los dos años siguientes en sostener que “ETA estaba tras el 11-M”. Y no era eso. El 11-M escapaba a las posibilidades y a los planes de ETA (de la misma forma que escapaba a las posibilidades de unos delincuentes comunes islamistas nunca hasta entonces interesados por la política, pero sí por el trapicheo y el dinero fácil). No, ETA no diseñó el 11-M. Harina de otro costal es que “alguien” no utilizara a ETA con dos objetivos: en primer lugar para lograr el “efecto engaño” que costó al gobierno Aznar la pérdida de las elecciones (sostener ante la opinión pública durante 48 horas que los atentados habían sido obra de ETA) y en segundo lugar para generar una “operación despiste” (si, por algún motivo, fracasaba la imputación contra los islamistas, siempre podía reabrirse la “pista etarra”, pista, también muerta e incluso si este primer despiste fracasaba, siempre había una segunda línea de despista: la tarjeta de Gráficas Bilbaínas, propiedad de un ultraderechista, encontrada dentro de la Renault Kangoo, unido a otras pistas elaboradas previamente que abundaban en la misma dirección).
Para que los terroristas de la banda generaran todas estas pistas era preciso que alguien de la cúpula de la banda mantuviera relaciones estrechas con alguno de los autores intelectuales del atentado.11-M. El proceso de destrucción de pruebas, la negligencia en investigar determinadas pistas, lo extraño de todo lo sucedido en el episodio de la muerte de los presuntos autores del crimen en la casa de Leganés, el innegable papel de algunos funcionarios de la seguridad del Estado en todo esto, inducen a pensar en que el formidable agujero negro que es el 11-M dista mucho de ser aclarado. Demasiados funcionarios de la seguridad del Estado tienen responsabilidades en que no se haya esclarecido toda la verdad sobre el crimen. ¿Alguno de ellos mantenía, además, vínculos con “Josu Ternera”.
Casi nueve años después de haber abandonado su escaño en el Parlamento Vasco, después de haber entrado en clandestinidad y tras haberse movido durante el “proceso de paz” con entera libertad por Navarra, después de que todos sus parteners en la dirección de ETA hayan resultado detenidos, cuando es evidente que en los últimos nueve años, alguien, desde dentro de la banda, “ayuda” a la policía a cortar las uñas a ETA, hace falta preguntar al ministerio del interior, por qué se niega a detener a “Josu Ternera” y acabar de una vez por todas con ETA.
“Ternera”, el hombre con 40 años de militancia en ETA a las espaldas, con una enfermedad de estómago incurable, sesentón, ya no puede albergar muchas esperanzas sobre el futuro de ETA. Su libertad a cambio de su colaboración. Colaboración ¿en qué? ¿en hacer desaparecer a ETA? ¿o más bien en seguir manteniendo la ficción de una organización terrorista operativa que ya solamente puede servir a intereses que no son los del independentismo vasco?
eLas detenciones de los tres últimos años se han realizado solamente en el sector etarra que desplazó a “Josu Ternera” de la dirección de ETA. Parece como si Interior quisiera ver de nuevo a “Ternera” y a su gente al frente de la banda: entonces sí que sería posible ofrecer la “gran noticia” del zapaterismo: “ETA se ha disuelto”. El descrédito político que sufre ZP en la actualidad induce a pensar que esta será una de las cartas que jugarán sus estrategas de cara a las elecciones de 2012: “Sí, ZP fracasó en su tratamiento de la crisis… ¡pero logró desmovilizar a ETA!”.
(c) Ernest Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen