jueves, 14 de octubre de 2010

¿Droga? ¿Qué hacemos con la droga?

Infokrisis.- La respuesta no es complicada: machacar a los traficantes, poner en vereda a los colgaos, arrasar los campos de hachís del Rif, hacer otro tanto con los territorios cocaleros de Bolivia y Colombia y, finalmente, aislar el “corredor turco” de los Balcanes a través del que llega la heroína extraída de adormideras cultivadas en Afganistán con el beneplácito de los EEUU y que llega hasta la “Sublime Puerta” a través de la “ruta de la seda”. Sin embargo, lo más probable es que esta crisis económica termine con la legalización de la droga.

Conozco bien el problema y sé de lo que hablo: he recorrido en moto los campos de hachís del Rif he visto en los tejados de las casas rifeñas secarse toneladas de plantas de cannabis que luego cruzarán el Estrecho y serán consumidas en España, he trabajado para la Oficina de Lucha contra el Narcotráfico en Bolivia, he conocido en la cárcel los destrozos generados por la droga, he sido testigo de la guerra civil que tuvo lugar en el Líbano por el control de los puertos francos situados al Norte de Beirut desde los que se exporta el famoso “rojo libanés” a Europa. He visto ir y venir a decenas de DC-3 y de Fokkers Friendship cargados hasta la bandera de cocaína despegar de Centroamérica en dirección a los guetos negros de Los Ángeles. Como escritor me he ocupado del tema en mi libro “¿Fumas porros gilipollas?” y he leído y conocido los argumentos de Escohotado a favor de la legalización de la droga y también las razones de Sánchez Dragó. He participado en debates en radio sobre este tema y he conocido los argumentos de Aleister Crowley sobre la droga como “alimento de los fuertes”. Pero también he visto dentro de una celda a toxicómanos intentar encontrarse la vena, los he visto en el tercer día de mono, he conocido a madres angustiadas por sus hijas enganchadas a la heroína y a antiguos camaradas que habían conocido lo que era el honor y la lealtad, convertidos en piltrafas humanas mostrando los peores efectos de la droga. He leído el “Aullido” de Ginsberg y he comprendido que tanto en su generación como en la mía muchos de nuestros mejores compañeros cayeron víctimas de la droga y emprendieron el camino de la locura. Habré conocido a tres docenas de presos de la VIª Galería de la Modelo muertos en pocos meses destrozados por la heroína y todo lo que viaja con ella. He leído a Carlos Castaneda y yo mismo he conocido a chamanes andinos administrando alcaloides ante los que el LSD es un juego de niños. He visto a “patriotas” que después de su tránsito por la droga no eran más que mierdas secas bien aplanadas. Alguno de ellos incluso se suicidó por sobredosis al no poder soportar la contradicción entre lo que creían y en lo que se habían convertido. Y podría seguir mucho más para demostrar “credenciales” suficientes como para poder hablar sobre la droga con conocimiento de causa.

Poca broma con la droga: la droga mata y, lo que es peor, la que no mata, agilipolla que es casi como morir en vida o morir para la vida. De la droga solamente tienen derecho a hablar dos tipos de personas: los que han pasado por ella o los que la combaten. El resto jamás tendrá la más remota idea, nunca, de hasta donde pueden llegar sus efectos y hasta qué punto pueden demoler incluso personalidades sólidas y perfectamente formadas. Lo que escriban será ingenuo sino frívolo. Y con la droga, frivolizar es peligroso. No es este el lugar para escribir un tratado sobre las drogas –esto es, contra las drogas- pero quizás si sea interesante aportar algunas notas sobre el problema.

1. ¿QUÉ ES UNA DROGA? Todo estimulante que distorsiona la normal percepción de la realidad y altera nuestra actitud  frente a esa misma realidad generando en nuestro organismo una cadena de reacciones químicas que afectan a nuestros neurotransmisores y liberan sustancias que provocan una distorsión de la realidad.

2. ¿EL ALCOHOL ES UNA DROGA? Desde este punto de vista el alcohol es también una droga en el sentido de que a partir de cierto límite de concentración el cuerpo reacciona de manera anómala. La diferencia entre el alcohol y el resto de drogas consiste en que estas actúan incluso en pequeñas dosis con una capacidad adictiva muy superior al alcohol y consiguen disolver la personalidad en tiempos record.

3. ¿QUÉ TIENE DE MALO UNA DROGA? Legal o ilegal el efecto de la droga es siempre el mismo: distorsionar nuestra personalidad. Dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en el mero producto de unas reacciones químicas que actúan sobre nuestros neurotransmisores. Rompemos así el mandamiento que nació con nuestro pueblo en la vieja Grecia Clásica y que estaba escrito en una de las columnas del Templo de Delfos: “Sé tu mismo”. No sólo disolvemos nuestra personalidad sino que traicionamos el legado cultural de nuestra comunidad.

4. SIN EMBARGO, EN LA ANTIGÜEDAD SE CONSUMÍAN DROGAS… En las civilizaciones tradicionales la droga tenía un lugar: se administraba en determinados ritos, a determinadas personas previamente preparadas para ello, para comprobar la existencia de “otra realidad” y siempre se hacía bajo el control de un chamán o de un sacerdote la droga estaba sometida al control de lo religioso. Pero este precedente, que afectaba a muy pocos, no puede ser sostenido hoy cuando la droga se consume masivamente, sin control, constantemente y sin más objetivo que escapar de la realidad y vivir experiencias aparentemente hedonistas.

5. ¿QUÉ BUSCABAN LAS CIVILIZACIONES TRADICONALES CON LA DROGA? Se trataba de una pedagogía que enseñaba que existía una “realidad aparte” más allá de la realidad, una realidad que no tenía nada que ver con la materia; lo que las religiones conocen como “la experiencia espiritual”, literalmente, “experiencia metafísica”, esto es, que estaba “más allá de lo físico”. Una vez conocida la existencia de esos estados, se trataba de alcanzarlos mediante la práctica de técnicas tradicionales: ascesis, contemplación, meditación y acción. Nada que ver, pues, con las excusas utilizadas hoy para justificar el consumo de droga.

6. ¿QUE SE BUSCA HOY CON LA DROGA? Existen dos tipos de drogas: las psicodélicas (que implican un “estudio del alma” o una interiorización de los efectos, fundamentalmente el LSD y determinados tipos de hachís) estimulan experiencias interiores. Luego están las expansivas que dan la sensación de reforzar la personalidad y parecen ayudar a que el sujeto llegue a metas que de otra manera no llegaría: la cocaína, especialmente, pero también las metanfetaminas dan una sensación de energía y fuerza superior a la normal. El LSD permite ver –en determinadas circunstancias- paisajes interiores; la heroína genera una sensación de placidez y bienestar que nos instala en un gozo permanente (“pasar de todo”), con la contrapartida de que el cuerpo se habitúa pronto y se muestra incapaz de reproducir la experiencia llevando a aumentos en la dosis. “Me drogo porque me siento mejor”, “Me drogo para soportar la vida”, “Me drogo para relajarme”, “Me drogo para sentirme vivo y fuerte”, son las respuestas habituales a la pregunta de por qué consumes tal o cual droga. Nadie se droga para ser uno mismo.

7. ¿POR QUÉ ES NEGATIVA LA DROGA? Por pura que sea la droga, cualquier droga, incluido el hachís, va erosionando aspectos de nuestra salud: desde merma psicológica (hachís), hasta mermas físicas radicales (heroína), no hay ni una sola droga que se muestra inocua en el organismo. El bajo nivel de tolerancia genera adicción. La adicción hace que dependamos de la droga para mantenernos en pie. La baja tolerancia de las drogas hace que precisemos consumir cada vez más hasta que finalmente toda nuestra vida gira en torno a la droga y a su consumo. Siempre, desde el momento en que consumimos alguna droga dejamos de ser nosotros mismos y vemos progresivamente nuestra salud deteriorada.

8. ¿DEBERÍA LEGALIZARSE LA DROGA? La legalización de la droga no es ninguna “conquista democrática”, ni una libertad a alcanzar, es simplemente poner al alcance de la población una sustancia que distorsionará aún más su percepción de la realidad. Todo lo dicho hasta ahora es negativo y, poco importa si la droga es o no es legal. Aunque gozara de gran consideración por parte de los poderes públicos, eso no quitaría para que fuera negativa. Algo puede ser “legal” y, sin embargo, ser extremadamente peligroso.

9. ¿EN QUÉ SE BASAN LOS PARTIDARIOS DE LEGALIZAR LA DROGA? En la “libertad de opción”. Pero es una falacia: un heroinómano no es “libre”, es un enfermo cuyo mundo se reduce a la búsqueda de una dosis (legal o ilegal). Legalizar las drogas implicaría aumentar el número de consumidores y, por tanto, aumentar la masa de población absolutamente inútil para desarrollar una vida normal. Un heroinómano o un cocainómano no pueden trabajar normalmente, ni relacionarse con amigos o familiares de manera normal y estable. También los partidarios de la legalización sostienen que se evitaría la adulteración… olvidando que la droga sin adulterar también es negativa para la salud.

10. PERO, A FIN DE CUENTAS, EL HASCHÍS NO ES PELIGROSO...- Sí lo es, genera un tipo de cultura identificada con el “progresismo” que modela a un tipo humano débil, conformista, pasota, con una mentalidad ingenuo-felizota basada en el “paz y amor”, sin tensión existencial, sin vibración, sin fuerza interior ni capacidad para el esfuerzo, somnoliento, con una vida entre brumas y cada vez más perdido entre la realidad y las sensaciones que experimenta influido por el THC. Por lo demás, consumir continuamente hachís, a la larga genera problemas mentales y aumenta el riesgo de brotes esquizofrénicos. Si existe una única función para el hachís en la actualidad ese sería el de paliar el dolor en enfermedades terminales.

11. ¿HAY INTERÉS POLÍTICO EN LEGALIZAR LAS DROGAS? Por supuesto, especialmente en tiempos de crisis y no porque los ingresos del Estado aumenten por la recaudación fiscal con se ve vería grabada la vena de cualquier droga, sino porque el hachís especialmente es una forma de tener “calmada” a la población. En la cárcel, habitualmente, se permite la entrada de ciertas drogas (hachís, rohipnol) para mantener tranquila a la población reclusa en evitación de motines, peleas y disturbios. El economista Santiago Niño Becerra ha explicado en numerosos artículos que el Estado terminará legalizando el hachís para el 2012-14 a medida que la crisis se vaya haciendo insoportable para sectores cada vez más amplios de la población.

12. ¿ES IMPOSIBLE LUCHAR CONTRA LA DROGA? No, es perfectamente viable, sólo que ni los cuerpos de seguridad del Estado ni la judicatura, ni mucho menos ese foro de inútiles que es el parlamento, se emplean a fondo: el parlamento no legisla, los jueces solamente pueden aplicar leyes permisivas y la seguridad del Estado carece de órdenes precisas. Y el gobierno está contentísimo con que legiones de jóvenes solamente duden entre el porro y el botellón antes que piensen en lo precario de su situación laboral, en sus nulas posibilidades de encontrar trabajo y en su remotísima posibilidad de cobrar un salario digno. La lucha contra la droga es perfectamente posible desde el momento en que exista voluntad de acabar con el narcotráfico y con el consumo de drogas. Hoy esa voluntad no existe, por tanto, se trata de restaurar como objetivo la victoria sobre las drogas. Desde que Felipe González ganó las elecciones de 1982 obteniendo millón y medio de votos procedentes de su slogan de “despenalizar la droga”, en España se han producido distintas epidemias de toxicomanía: la epidemia de la heroína de los años 80 que terminó solamente cuando toda una generación de toxicómanos desapareció víctima del SIDA o del desgaste generado por el consumo; luego siguió la epidemia de las metanfetaminas, más tarde de la cocaína, mientras el consumo de hachís se generalizaba: todo gracias a la permisividad socialista y a la bajada de guardia de los poderes públicos. Se trata de que la sociedad recupere la confianza en que la victoria sobre la droga es posible. Nada más. No solamente es posible luchar contra la droga, sino vencer.

13. ¿PERSEGUIR EL TRÁFICO PERO NO EL CONSUMO ES VIABLE? No, la despenalización del consumo está en el origen de la epidemia de toxicómanos. El drogadicto es solamente “un enfermo” a partir del momento en que su adicción está muy avanzada, antes es un hombre libre que “ha caído”. El toxicómano es culpable de su toxicomanía y la sociedad no tiene porque tolerarlo. La sociedad no puede ignorar esta “caída” y considerar que el único responsable es el que le vende droga (frecuentemente el comercio y el consumo van unidos). El consumidor de droga debe ser rehabilitado, pero también debe pagar su cuota a la sociedad. Solamente persiguiendo el tráfico y el consumo, al mismo tiempo, se logrará vencer a las drogas.

14. ¿QUÉ EFECTOS SOCIALES TIENE EL CONSUMO DE DROGAS? Debilitar a una sociedad es fácil: basta con invadirla con drogas accesibles para todos. Es lo que está haciendo Marruecos en España. Es una de las formas de “guerra de baja cota”. En los campos del Rif marroquí, gracias a un “fuero” concedido por Mohammed V, se puede cultivar hachís libremente. Hoy en el Rif hay 40.000 hectáreas de hachís dispuestos cada año para ser procesadas y enviadas a España. Lo que se obtiene así es una juventud débil, quebradiza, sin fuerza, ni voluntad. Llama la atención que siendo Marruecos el primer productor mundial de hachís, su nombre no figure siquiera en la lista de países productores de drogas elaborada en los EEUU… Marruecos es aliado de los EEUU, algo que Aznar nunca entendió.

15. ¿INFLUYE EL TRÁFICO DE DROGAS EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL?
Completamente. Contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, los talibanes estuvieron casi a punto de abolir el cultivo de adormideras; sin embargo, tras la invasión norteamericana se restableció el cultivo libre de adormideras y se reconstruyeron los laboratorios para su procesamiento. La droga sigue la antigua ruta de la seda hasta Turquía, sembrando los países por los que pasa con millones de heroinómanos (especialmente en Irán). Una vez a cargo de los narcotraficantes turcos la heroína entra en Europa a través del “corredor turco de los Balcanes” formado por las repúblicas islámicas de la antigua Yugoslavia, desparramándose por Europa Occidental. La droga es una de las muchas estrategias de los EEUU para debilitar a Europa: heroica llegada del Este, hachís llegado del Magreb y cocaína llegada del gran aliado de los EEUU en Iberoamérica, Colombia.

16. ¿LEGALIZACION DE LAS DROGAS? NO, LUCHA CONTRA LAS DROGAS.

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