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martes, 2 de junio de 2015

España ha entrado en vía muerta previa al descarrilamiento (I de II)


Info|krisis.-  El resultado de las elecciones del pasado 24–M ha sido, de todos los posibles, el más perverso y problemático para el futuro de nuestra nación. Cuando aún ni siquiera se ha resuelto el entuerto soberanista catalán; cuando Andalucía lleva dos meses sin gobierno y cuatro desde que Susana Díaz disolvió el parlamento andaluz y convocó nuevas elecciones; cuando ya las elecciones catalanas se anuncian en el horizonte y, pocas semanas después, las generales; cuando la situación económica sigue sin resolverse, España da muestras de cansancio en todos los sentidos, absentismo electoral creciente, el gobierno cierra acuerdos que aumentan la colonización político–militar por parte de los EEUU, prosigue acelerada nuestra pérdida de influencia en Europa, sigue llegando más y más inmigración improductiva, inasimilable y subsidiada, aumentan las bolas de población próxima al umbral de la pobreza (una cuarta parte del país) y la presión fiscal solamente sirve para pagar, a duras penas, los intereses de la deuda, pero en absoluto para disminuirla… es ahora, con una coyuntura internacional extremadamente desfavorable, cuando las urnas dan un resultado que convierte el país en una olla de grillos extraordinariamente inestable, prácticamente imposible de gobernar y decepcionante para todas las partes, incluso para aquellas nuevas que han conseguido avanzar e implantarse.

Lo verdaderamente terrible no es que durante casi cuarenta años nuestro país haya sido presa de bandas de desaprensivos que, amparados en el voto, lo han saqueado y hayan hecho que, desde la Corona hasta el último ayuntamiento, la corrupción se haya hecho el rasgo principal del ciclo histórico iniciado en 1978. Lo terrible es que mucho antes de que la unidad del Estado se declare oficial e irreversiblemente rota, ya lo estaba virtualmente desde hace décadas. Lo terrible no es que se hayan acumulado errores en política económica encadenados (el tratado de adhesión a la UE firmado por el felipismo, el modelo económico de Aznar, el endeudamiento como solución torpe del zapaterismo, o la presión fiscal sobre las clases medias y los salarios de Rajoy), o que no existan luces que indiquen el final del túnel, ni siquiera la sensación de que las que podrían verse son las que percibe quien ha caído en el fondo de un pozo del que puede salir… sino que precisamente, a medida que pasan los días, da la sensación de que ese pozo va ganando en profundidad y de que cuantos más días pasan más difícil resulta remontar todos los problemas.

lunes, 12 de enero de 2015

A martillazos con la cuestión del islam, la inmigración y la casta del “viejo orden” en Europa


Info|Krisis.- Los acontecimientos que se han sucedido de manera trepidante en Francia del 7 al 10 de enero de 2015 nos confirman en la necesidad de clarificar urgentemente posiciones y aislar el origen de los problemas. En definitivo, es preciso, aquí y ahora, hacer todo lo contrario a lo que está haciendo la casta política del “viejo orden” en todo el continente: enmascarar los hechos y diluir sus propias responsabilidades. Quizás los siguientes “martillazos” puedan ser útiles para alguien.

1. ¿Inmigración? Sólo hay un motivo por el que hay inmigración masiva en Europa: la economía.

Abandonemos toda tesis conspiranoica y despreciemos las consideraciones dogmáticas de aquellos que piensan que las oleadas masivas de inmigración están generadas por “sionistas”, “iluminatis” o de aquellos otros convencidos de que palabras como “mestizaje”, “multiculturalidad”, “universalismo” tienen algún sentido. El único motivo por el que la Europa ha admitido inmigración sin límites y sin barreras, procedente de no importa dónde y a despecho de cuáles fueran sus orientaciones antropológicas, religiosas y culturales, el único, ha sido lograr competitividad en un mundo globalizado. Admitiendo inmigración se modificaba artificialmente el mercado laboral y se obligaba a bajar los salarios, abaratando el precio de los productos y alcanzando –al menos por unos años- “competitividad”. No existe ningún otro elemento, absolutamente ninguno, que esté en el origen de las oleadas sucesivas de inmigración masiva al Viejo Continente.

martes, 3 de diciembre de 2013

Día de la constitución: nada que celebrar


Toda norma jurídica nace con la ambición de prolongar su vigencia eternamente. Le pasó a la Ley Orgánica del Estado, la última “ley fundamental” emitida por el franquismo en 1967 y que apenas estuvo en vigor diez años y le vuelve a ocurrir a la Constitución Española que desde 1978 rige los destinos de nuestro país y acaba de cumplir los 35 años. El problema es que, desde poco después de su promulgación, ya a mediados de los años 80, la Constitución Española, como decía la canción de Dylan, “está vieja y enferma cuando apenas acaba de nacer”. Desde entonces el deterioro de la norma constitución ha proseguido de forma acelerada y sin pausa. Lo que hoy queda de la Constitución de 1978 es un despojo fétido, un esperpento responsable del marasmo político, económico y social que vive nuestro país.