Info|Krisis.- Los acontecimientos que se han
sucedido de manera trepidante en Francia del 7 al 10 de enero de 2015 nos
confirman en la necesidad de clarificar urgentemente posiciones y aislar el
origen de los problemas. En definitivo, es preciso, aquí y ahora, hacer todo lo
contrario a lo que está haciendo la casta política del “viejo orden” en todo el
continente: enmascarar los hechos y diluir sus propias responsabilidades. Quizás
los siguientes “martillazos” puedan ser útiles para alguien.
1. ¿Inmigración? Sólo hay un motivo por el que hay inmigración masiva
en Europa: la economía.
Abandonemos toda tesis
conspiranoica y despreciemos las consideraciones dogmáticas de aquellos que
piensan que las oleadas masivas de inmigración están generadas por “sionistas”,
“iluminatis” o de aquellos otros convencidos de que palabras como “mestizaje”,
“multiculturalidad”, “universalismo” tienen algún sentido. El único motivo por
el que la Europa ha admitido inmigración sin límites y sin barreras, procedente
de no importa dónde y a despecho de cuáles fueran sus orientaciones
antropológicas, religiosas y culturales, el único, ha sido lograr
competitividad en un mundo globalizado. Admitiendo inmigración se modificaba
artificialmente el mercado laboral y se obligaba a bajar los salarios,
abaratando el precio de los productos y alcanzando –al menos por unos años-
“competitividad”. No existe ningún otro elemento, absolutamente ninguno, que esté
en el origen de las oleadas sucesivas de inmigración masiva al Viejo
Continente.
2. Los responsables de las oleadas migratorias: empresarios, gobiernos…
El error de estas políticas de
inmigración ha sido mayúsculo. Demuestra, en primer lugar, que las políticas de
gobierno no son elegidas en elecciones libres por los ciudadanos, sino que
están al albur de los grupos de presión económicos que las imponen a los
vencedores de las contiendas electorales. El resultado es que se aplican
fríamente políticas económicas que benefician a determinadas patronales y
perjudican al conjunto de la nación que debe pagar la factura. Esto solamente demuestra
que Europa está huérfana de “estadistas” y evidencia la miseria de las clases
políticas europeas ninguna de las cuales pasa de ser gestores temporales y
oportunistas de la cosa pública, huérfanos de proyectos políticos, sin
horizontes históricos que vayan más allá de los cuatro años que median entre
una y otra elección y atraídos únicamente, los “mejores” por la posibilidad de
un rápido enriquecimiento mientras ejercen el poder, y los “peores”,
evidenciando simplemente su carácter de psicópatas criminales.
3. Las distintas falacias ideológicas para justificar la inmigración
masiva
Para justificar la llega masiva
de inmigración entre las poblaciones de los países occidentales las se emplea
(y recompensa generosamente) a todo tipo de “especialistas”: desde los
“comunicadores” y “tertulianos” que afirman que “no pueden ponerse puertas al
campo”, hasta los economistas que explican que “sólo con inmigración se podrán
pagar las pensiones de los abuelos”, pasando por los gurús del dogmatismo
universalista (“caminamos hacia una sociedad multiétnica y multicultural”), los
angelicales miembros de determinadas ONGs (“ningún ser humano es ilegal”,
“papeles para todos”) o los miembros de las izquierdas marxistas de otras eras
geológicas (“la inmigración son los nuevos oprimidos”, “es el pago justo por la
colonización”), todos los cuales han coincidido en un punto: “oponerse a la
inmigración masiva es hacer gala de xenofobia y racismo”…
4. El clima que ha favorecido el problema: el liberalismo
Nada de todo esto hubiera
ocurrido si la Política con mayúsculas (es decir el gobierno de los pueblos) se
hubiera mantenido por encima de la economía. Pero, primero el liberalismo y hoy
el neo-liberalismo, han alterado esta relación: la idea de que la política debe
ser independiente de la economía ha sido impuesta por los “señores del dinero”,
lo que equivale a decir que el político debe comer de su mano, hacer lo que le
convenga a éste e intervenir lo menos posible en la economía recibiendo como
premio y contrapartida la posibilidad de un rápido enriquecimiento. Entonces
¿para qué convocar elecciones? ¿para qué existen constituciones democráticas?
¿para qué hay siglas de partido si las políticas sociales y económicas se
deciden en los pisos de dirección de las grandes corporaciones y entre los
gestores de los fondos de inversión? ¿para qué alimentar a los zánganos del
parlamento si su papel “legislativo” es tan risible como el papel “ejecutivo”
de los gobiernos europeos, meros perros de presa sumisos al “dinero” y a sus
exigencias? La responsabilidad reside en que, la doctrina liberal de que el
Estado debe intervenir lo menos posible en economía, tiene como corolario el
que los “señores del dinero”, al controlar la economía, controlan así mismo el
Estado. Aparece así la contradicción entre el concepto de “democracia” como
“mando del pueblo” y la realidad de unos sistemas políticos “democráticos” que
terminan velando sobre todo por los intereses de tales “señores del dinero”.
5. Las consecuencias de la inmigración masiva
Era tan evidente que la llegada
masiva de inmigración iba a alterar profundamente las estructuras del Viejo
Continente que solamente la narcosis generada por medios de comunicación, los gurús
del universalismo, las izquierdas huérfanas de doctrina tras la caída del
marxismo, los pobres aprovechados de ONGs ultrasubvencionadas y las derechas
liberales amamantados por los “señores del dinero”, podían ignorarla. Estaban
llegando masivamente y sin control, ni selección de ningún tipo, gentes con
otros horizontes culturales, otras religiones, con mentalidades y tasas
demográficas muy diferentes a la nuestra. Es cierto que gracias a la
inmigración, Europa ha podido mantener, mal que bien, una precaria
competitividad en las dos últimas décadas… pero también es cierto que se ha
alterado su paz social, que en todo el continente aparece claro que si bien la
mayoría de inmigrantes han llegado para trabajar, al mismo tiempo, la mayoría
de delincuentes son inmigrantes y que, finalmente, al estar relegados a las
franjas salariales más bajas y a los trabajos más serviles, iban a terminar
(ellos, pero especialmente sus hijos y nietos) albergando resentimientos
atávicos y odios étnico-sociales, frecuentemente enmascarados bajo el manto de
la religión. Era evidente para quien observaba la realidad europea sin
apriorismos que se iba a producir una escalada: primero formación de guetos
étnicos, luego constitución de bandas étnicas de delincuentes, armamento de
estas bandas y control de determinadas actividades delictivas, odio étnico-social,
sabotajes contra propiedades de los autóctonos, revueltas étnicas, pequeñas
acciones armadas esporádicas y, finalmente, aparición de un terrorismo
propiamente dicho. Tal es el proceso que se ha ido afirmando en los últimos 20
años con mayor intensidad en algunos países (Francia, Reino Unido), menor en
otros (Bélgica, Alemania, Suecia) y a mayor velocidad en algunos (España). Los
gobiernos europeos ni siquiera se han dignado prestar atención al problema y lo
han despachado sistemáticamente aumentando visiblemente la partida destinada a
“integración”. Pero se equivoca el que crea que las cosas han terminado aquí.
Solamente la acción determinante contra las vanguardias del terrorismo y un
realismo extremo en la apreciación sobre su origen permitirán cortar el camino
a la guerra civil, religiosa y social que se anuncia en el horizonte.
6. La irrupción del terrorismo islámico en la historia
No vale la pena lanzar cábalas
sobre quién y cómo generó o impulsó el terrorismo islámico, ni lo que hay detrás
de Al Qaeda o lo que hubo tras Bin Laden, ni siquiera vale la pena hoy recordar
los muchos puntos oscuros (verdaderos agujeros negros) de atentados como el
11-S o el 11-M y otros de la misma matriz. El terrorismo es, sin duda, un
elemento de gran repercusión psicológica y no es extraño que sea utilizado en
operaciones de “bandera falsa”. Pero hoy, este nuevo terrorismo es de otra
matriz: así que hoy, lo que vale la pena considerar es la naturaleza del
terrorismo islamista presente en Europa. Hay que recordar que el islam es una
“religión aparte”: la única entre cuyos pilares dogmáticos fundamentales se
encuentra la expansión mediante la “guerra santa”. Es cierto que existe un
“islam moderado” y un “islam radical”, como también es cierto que toda forma de
islam es exterior a Europa y contraria a los valores europeos. De la misma
forma que es rigurosamente cierto que, por las características de las
comunidades islámicas y por la experiencia histórica reciente, es incontestable
que existe en el islam una increíble facilidad para que, bruscamente, sus
sectores más “moderados”, se deslicen en pocos meses hacia el radicalismo más
extremista. Desaparecido el terrorismo social (anarquista y de
extrema-izquierda), desaparecido el terrorismo separatista (IRA, ETA), desaparecido
el terrorismo de extrema-derecha… el único terrorismo que opera hoy en Europa
es el de matriz islamista y éste tienen unas bases sociales fácilmente
identificables en la inmigración procedente de países islámicos y entre los
islamistas con pasaporte europeo cuyos antecedentes familiares proceden
fundamentalmente del Magreb, de Paquistán o del África negra islamizada. Por
tanto, es un terrorismo fácilmente identificable y simple de desarticular:
pero, para ello, es preciso tener voluntad político de hacerlo y no cubrirse
con el manto de fantasías ingenuas.
7. La reacción del “viejo orden” ante la irrupción del terrorismo
islamista en Europa
En el que, sin duda, será uno de
los últimos gestos históricos de la casta que gestiona el “viejo orden” europeo,
figura adoptar la política de la avestruz o la negativa a reconocer que el
problema actual generado por el terrorismo islamista es el producto de los
errores pasados de esa misma casta degenerada e ineficiente. Para Holande, por
ejemplo, ese terrorismo “no tiene matriz religiosa”. En toda Europa han
aumentado los controles policiales… pero en ningún país, ningún miembro de la
casta política se le ha ocurrido exigir y proponer medidas para restringir la
inmigración masiva en Europa, ni suquiera la procedente de países islámicos,
para controlar la predicación del islam en las mezquitas o para afrontar el
problema globalmente, en lugar de abordarlo sólo desde una perspectiva policial
que intente contener los efectos del terrorismo islámico. Cualquier especialista
en terrorismo sabe, para combatirlo es preciso actuar en dos frentes: contra
los grupos armados… y contra las causas que los generan. Y aquí la causa es una
sola: la presencia de bolsas islamistas en Europa llegadas con la inmigración y
cuya presencia solamente se justifica soto
voce para seguir falseando el mercado de trabajo y seguir manteniendo los
salarios bajos. No podemos esperar, pues, soluciones por parte de la casta
política europea, ni siquiera un reconocimiento de la naturaleza del problema
por parte de na parte importante de fuerzas sociales, medios de comunicación o
intelectuales…
8. La casta europea y los defensores de la “equidistancia”
Entre las muchas barbaridades que
se han oído estos días y que demuestran que en Europa todavía no se había
alcanzado las más altas cotas de la estupidez humana, se ha repetido con cierta
frecuencia por parte de la izquierda y de los habituales “tertulianos” a sueldo
que el terrorismo islamista es una respuesta… al auge del Front National. Así
pues, ¡el terrorismo islamista en Europa no sería más que una respuesta a la
“xenofobia y al racismo” cada vez más presentes en el continente! Eso supone
olvidar los hechos: el primero de todos es que el objetivo, Charlie Hebdo, era una revista que
compartía precisamente este punto de vista y que hace veinte años ya pidió la
prohibición del Front National (algo que encaja poco con la defensa de la
libertad de expresión en la que se han escudado los “Yo soy Charli-Hebdo”), mientras se burlaba de cristianos y musulmanes
en sus caricaturas… pero solamente los islamistas han respondido con el
terrorismo. No así cristianos, ni el Front National. Así pues, no hay
equidistancia posible: la única equidistancia posible y aceptable es la que ve
a los terroristas islamistas a un lado y a la casta del “viejo orden” en otro.
Estos han traído a los otros. Los terroristas serían inconcebibles en Europa
sin la casta del “viejo orden” que ha traído a bolsas y más bolsas de
inmigración islamista. Así pues, no nos engañemos: quien ve al “terrorismo
islamista”, no como el producto del fanatismo religioso, el odio étnico y la
frustración social, sino como una respuesta a presuntos comportamientos
“xenófobos y racistas” o se equivoca en su torpe ingenuidad, o simplemente
miente o pertenece al grupo de intereses de la casta europea del “viejo orden”.
9. El enemigo ofrece una oportunidad. El sueño de Luther King
reconducido…
Parafraseando a Luther King y
utilizando ciertas dosis de retórica mística podría decirse aquello de “he tenido un sueño… He soñado que se
reembarcaba a los excedentes de inmigración islamista, matriz del terrorismo,
hacia sus países de origen y que con ellos se reembarcaba también a la casta
política y a los señores del dinero que los trajeron a Europa”… Vale la pena
establecer esta cadena de axiomas:
a) La inmigración islámica es un problema
en Europa.
b) No existe gran diferencia entre islam
moderado e islam radical.
c) El islam, moderado o radical, es
siempre ajeno a la cultura y a la tradición europea.
d) El islam ha llegado a Europa con la
inmigración masiva.
e) No toda la inmigración residente en
Europa es islamista, pero sí que la inmigración más conflictiva se gesta en el
entorno islamista.
f) Los impulsores de tal inmigración han
sido la casta del “viejo orden” y los “señores del dinero”
g) Si han actuado así es por necesidades
de mantener competitividad en un mundo globalizado y por el servilismo de la
clase política hacia la clase económica.
h) Por todo ello, el problema del
terrorismo islámico en Europa no se resolverá hasta que no se resuelva la
cuestión de la inmigración islámica en Europa y hasta que no se desplace a la
actual casta política del “viejo orden”.
i) Si el enemigo inmediato a
abatir son las hienas sedientas de sangre que quieren traer la yihad a Europa, el problema solamente se
resolverá definitivamente afrontando con decisión la repatriación de los
contingentes islamistas a sus países de origen y desplazando a la actual casta
del “viejo orden”.
j) Así pues, la erradicación de
la nueva amenaza terrorista que se cierne sobre Europa pasa solamente por el
desplazamiento del grupo seudo-religioso del que nace y por la erradicación de
la casta que lo trajo al Viejo Continente y del sistema mundial globalizado
perjudicial para la mayoría de la población europea y beneficiosa sólo para una
ínfima minoría.
10. En memoria de las primeras víctimas del terrorismo islámico en
Europa
Todos estos puntos, repetimos,
nos parecen “axiomáticos” en la medida en que “axioma” deriva del término griego
αξιωμα,
«lo que parece justo» o, que se le considera evidente, sin necesidad de
demostración. Esa demostración existe y está al alcance de todos sólo mediante
el ejercicio de la crítica. Para quien se niega a razonar, quien se ampara en
la trinchera de los dogmatismos y los apriorismos utilizando los argumentos más
retorcidos, para quien se siente parte del “viejo orden”, nada de todo esto es
admisible y asumible y ningún argumento conseguirá hacerle entrar en razón. No
hay fortaleza más impenetrable que un cerebro que se niega a argumentar por
miedo a que todos los valores de los que se ha alimentado hasta ese momento se
derrumben como un castillo de naipes arrasado por el viento nuevo. No hay nada
más triste que morir como han muerto los redactores de Charlie-Hebdo: asesinados en un inmisericorde episodio de
terrorismo e inconscientes hasta última hora del proceso mental y político que
han seguido sus asesinos para disparar sobre sus cuerpos. Una de las víctimas,
el director de la publicación, había parafraseado la famosa frase de “más vale
morir libre que vivir de rodillas”; pues bien, nosotros, haciendo otro tanto,
podríamos decir que “más vale conocer la realidad que morir engañado”. Cuando
se produce un atentado terrorista, en primer lugar, hay que estar del lado de
las víctimas, por supuesto, pero incluso entonces es admisible que a las
condolencias y a los lamentos sigan los razonamientos y las resoluciones. Eso
es lo que hemos intentado en estas líneas. En cuanto a las resoluciones tras lo
que ha ocurrido, podemos establecer algunas a modo de conclusión:
- Estos
crímenes me animan a luchar contra el islamismo en Europa.
- Estos
crímenes me reafirman en que no habrá paz en Europa mientras haya islamismo
en nuestro continente.
- Estos
crímenes me convencen de que la lucha contra el terrorismo islámico y la
lucha contra la inmigración masiva son dos frentes de un mismo problema.
- Estos
crímenes me suscitan el más absoluto rechazo a la casta política europea
del “viejo orden” que lo ha sacrificado todo a los intereses económicos
empezando por la paz social y la identidad del continente.
- Estos
crímenes me inducen a desechar todo eclecticismo y cualquier ambigüedad,
retóricas tranquilizadoras y estupefacientes ideológicos humanistas y
universalistas, en definitiva, a hablar claro y simple.