Llevo unos días preguntándome por qué los españoles siguen votando
a Pedro Sánchez. No hace ni dos días, su candidatura obtuvo 7.821.000 en las
elecciones generales de 2023, y hace unos días, en las autonómicas vascas, la
lista socialista se vio apoyada por 144.000 electores. Y esto ocurre a estas alturas,
cuando llevamos cinco años de pedrosanchismo y todos datos socio-económicos y
demográficos van a peor. A mucho peor. Hemos superado el billón seiscientos
mil millones de endeudamiento. Ya empieza a correr el rumor -desde el gobierno-
que va a ser necesario reducir las pensiones de jubilación. Estamos a la cola
de Europa en casi todo. La inseguridad jurídica, antes o después, colapsará las
ventas de viviendas, de la misma forma que la inseguridad ciudadana terminará
colapsando el turismo. Se envía a la cárcel a gente que ha defendido su hogar y
se premia a delincuentes con aplazamientos de juicios, reducciones de condenas
y con cárceles convertidas en hoteles de tres estrellas. Nadie entiende la
política del gobierno en relación a Marruecos, la clase política sigue teniendo
impunidad… el país va mal, rematadamente mal, mal como en ninguna otra época
de su historia reciente. Sin olvidar la pandemia, ni toda la coña del “cambio
climático” o de la “Agenda 2030”… Y, con todo, en la “era de la información”,
cuando todos tenemos al alcance de la mano datos suficientes para tener una
imagen muy clara de lo que está pasando y de sus responsables, Pedro Sánchez
sigue teniendo 7.821.000 votos y 144.000 vascos siguen votando sus colores… ¿Por
qué?
La respuesta está muy clara: porque esos millones de españoles (y
“nuevos españoles”) se identifican con Sánchez, son como Sánchez o desearían
ser como él. ¿Qué supone “ser como Sánchez”? Respuesta: seguir un código de doce principios
1.- Carecer por completo de cualquier valor y creencia.
2.- Anteponer lo propio a cualquier otro interés, incluso del Estado.
3.- Tener una capacidad para mentir sin experimentar el más mínimo reparo.
4.- Hacer de la mentira -incluso de la mentira innecesario- una práctica cotidiana y normal.
5.- Saber ocultar las propias debilidades proyectar un look positivo de uno mismo.
6.- Tener una increíble habilidad para trapacear y salir una y otra vez indemne.
7.- Hacer en privado lo contrario de lo que se dice en público.
8.- No asumir ningún error, porque son los “otros” quienes los cometen.
9.- No manifestar el más mínimo sentimiento ante las desgracias de toda una nación.
10.- Elegir colaboradores y amigos en razón de su fidelidad perruna y no de su competencia.
11.- No pensar absolutamente en el futuro propio y en el de su comunidad.
12.- Adaptarse a las circunstancias encontrando argumentos justificativos para giros de 180º
“LA LEY DE LAS AFINIDADES” Y EL “PRINCIPIO DE HANLON”
Eso es Pedro Sánchez, ese es el pedrosanchismo y… así piensan y
son 7.821.000 españoles (o “nuevos españoles”) y 144.000 vascos (o “nuevos
vascos”). Según la “ley de las afinidades” que puede enunciarse así “lo
semejante se reconoce con lo semejante, lo semejante se une a lo semejante”,
es normal que todos los españoles que piensan como Sánchez (“yo ante todo”)
voten a Sánchez.
Aquí no caben teorías conspirativas, ni consideraciones sobre trampas
electorales, aquí se impone el llamado “principio de Hanlon” que puede
enunciarse así: “Nunca atribuyas a la maldad lo que se explica
adecuadamente por la estupidez”. En función de este principio,
desvinculamos a Sánchez de cualquier tipo de conspiración internacional “malvada”:
Sánchez es, simplemente así; sería así aun cuando no existiera la “Agenda 2030”
(Zapatero, en el fondo, era algo parecido e, incluso a él, podía aplicarse el “principio
de Hanlon” con mucha más razón) o viviéramos en otra época en la que no
existieran migraciones masivas (para él, atribuir a un inmigrante nacionalidad,
pensión y beneficios de todo tipo, es un procedimiento para atraerlo hacia su
bolsa de electores y lo mismo cabe decir del “salario social” para un ni-ni). De
hecho, ha otorgado nacionalidad española y descendientes de los judíos
sefarditas expulsados de España en el siglo XVI y a los nietos de los brigadistas
internacionales que combatieron en la guerra de España… con el mismo propósito:
aumentar la bolsa de votos.
Por lo mismo, no es por "maldad", sino por estupidez, por lo que unos cuantos millones de españoles votan a Pedro Sánchez y se reconocen en él y en los doce "principios" de su personalidad que hemos enunciado antes.
SÁNCHEZ Y MARRUECOS:
CUANDO NO HAY TEORÍA ALTERNATIVA,
LA “MALA
TEORÍA” ES, SIN DUDA, LA CIERTA
Quizás, el único elemento de la política pedrosanchista que “no
se puede explicar adecuadamente por la estupidez” es su política en relación a
Marruecos. Cuando cambió su actitud sobre el Sáhara y dio un giro de 180º a
su política en relación al Magreb, algunos pensamos que era una -otra- torpeza.
Pero, desde entonces se han ido acumulando datos y más datos que sugieren
algo más grave y que dan credibilidad a la hipótesis de que los servicios de
inteligencia marroquíes conocen algo de las intimidades de Sánchez que le costaría
el cargo.
En efecto, en ciencia se dice que “más vale una mala teoría que no
tener teoría”. A fin de cuentas, si se tiene una “mala teoría”, mediante la crítica
a esta se colabora en la construcción de una “nueva teoría” que, necesariamente
debe estar más próxima a la realidad que la anterior. Es significativo que,
hasta ahora, ninguna “nueva teoría” haya conseguido dar coherencia a una política
tan absolutamente pro-marroquí que choca con los intereses geopolíticos e,
incluso, con la “salud pública” de España.
En efecto, la presencia marroquí en Canarias es cada vez más
asfixiante; el PSOE ha estado aliado de forma irracional (pero tradicionalmente)
con “Coalición por Melilla” de Mustafá Aberchán (nacionalizado español en 1987)
en varias ocasiones, la última en 2019. Sólo un año antes, Aberchán había
sido condenado a dos años de cárcel (que no cumplió) por dos delitos
electorales y un delito de estafa por compra de votos por correo en las
elecciones al Senado de 2008, junto con el exsecretario general del PSOE de Melilla,
Dionisio Muñoz. En 2023 se vio implicado en una nueva compra de votos por
correo… Rabat para por votos melillenses. Pero, no es solo la islamización de
Ceuta y Melilla lo que debe preocupar, sino también y muy especialmente, la de
Canarias que prosigue a marchas forzadas.
Y luego está el asunto de la droga que viene de Marruecos, tema,
en sí mismo, que es otra arma táctica de la guerra de baja cota que Marruecos
libra contra España desde los años 80. No se
entiende la política de Marlaska, que, con razón, puede ser considerado como el
“peor ministro del interior de la historia de España”, en relación a la lucha
contra el narcotráfico en el Estrecho: no se entiende la debilidad, la falta de
órdenes expresas de actuar con más contundencia -las armas de fuego y los helicópteros,
las unidades de la Marina de Guerra, están para algo- de su departamento en una
zona por la que entra, no solamente hachís, sino, sobre todo, cocaína (que ya
no puede entrar por Galicia). No se entiende que se hayan disuelto unidades
eficientes de la Guardia Civil, que más de la mitad de lanchas de este cuerpo
estén varadas por averías y todo esto sabiendo que el número de destrozos
generado por la cocaína va creciendo más y más. Todo se ve mucho más claro
cuando se sabe que el tráfico de drogas en Marruecos está directamente
controlado por la corte del majzén a través de un miembro de la familia real
marroquí.
Cuesta también entender las constantes ayudas económicas a
Marruecos -desde los años 90- para contener la inmigración masiva y el hecho de
que, cada vez está siga siendo más masiva. Dinero tirado a la basura. Por no
hablar de las importaciones de frutas y hortalizas que llegan a la UE -y que
podrían ser vetadas por los gobiernos españoles- cada vez de peor calidad,
incluso regadas con aguas fecales y sobredosis de pesticidas cancerígenos
prohibidos en la UE. Y, en un país en el que la “trazabilidad” es pura ficción.
Todo eso, mientras la UE sepulta la agricultura europea con excusas estúpidas.
De ahí que la teoría conspiracionista que se sintetiza diciendo
que Marruecos tiene atado por el escroto a Pedro Sánchez después de que se
descubriera que la inteligencia marroquí utilizaba el Programa Pegasus que pinchaba,
entre otros, los teléfonos de la presidencia del gobierno español, haya dejado
de ser una “mala teoría” para que, a falta de otra mejor, interprete los
cambios de gobierno español.
Y mucho nos tememos que, cuando se conozca este elemento -que todos sospechamos de qué puede ir- esos millones de españoles que siguen votándole, continuarán haciéndolo, legitimando la pregunta de “¿por qué votan a Sánchez” y su respuesta: “porque, de mayores, quieren ser como él”…