A la vista de la situación
interna del partido (no particularmente preocupante tras las dimisiones) y de
su posición en la política francesa (más preocupante a la vista de que los vientos
de guerra eran cada vez más visibles), Doriot optó por reconducir el partido
hacia las fuentes originarias: el anticapitalismo. Esta línea estratégica
estaba todavía más justificada en la medida en que el PCF había perdido cada
vez más apoyos populares en razón de su oposición a los acuerdos de Munich
(oposición, por supuesto, ordenada por el Komintern y que trataba de beneficiar
a la política exterior soviética de la época.
En octubre de 1938 la presencia
del PP en la Renault, por ejemplo, era importante y esto indicaba que el PPF
podía, en principio, rivalizar con el PCF en las fábricas. Doriot convocó para
el 28 y 29 de enero de 1939 una “conferencia obrera del partido” en Saint-Denis
en el curso de la cual llamó a la constitución de un “sindicato nacional de
tendencia corporativa”. La conferencia fue un éxito y los delegados volvieron
animados a sus federaciones. Se trataba de una orientación inédita. Hasta ese
momento, los obreros del PPF habían militado en la CGT. La velocidad con la que
se sucedieron los acontecimientos internacionales durante todo el año 1939
(especialmente a partir de la primavera y hasta el 3 de septiembre) impidió
conocer el resultado de esta operación.
El 15 de marzo las tropas
alemanas invadieron Checoslovaquia, vulnerando lo acordado en Munich. Doriot
escribió: “Hasta ahora Hitler se había limitado a romper tratados firmados por
sus predecesores (…) hoy es un tratado firmado por él el que vulnera (…) Este
hecho es de tal importancia que detiene todas las posibilidades de colaboración entente con Alemana. Todos los países pueden
legítimamente sentirse amenazados por la actitud del Reich”. Y, acto seguido,
defiende su “ficción geopolítica”: “la seguridad francesa estará asegurada cuando
hayamos reconquistado la amistad italiana y española”.
A partir de este momento, el PPF
propone una política de firmeza en relación a Alemania y afirma que sus
miembros estaban dispuestos a cumplir con su deber en caso de que la guerra
estalle. A partir de ese momento, L’Emancipation
se convirtió en uno de los diarios más chauvinistas de Francia. La única
diferencia con las posiciones más difundidas en la sociedad francesa era que
Doriot no quería oír hablar de estrechar lazos con la URSS. Para llevar a la
práctica la política del “eje latino” (alianza entre Francia, Italia y España),
Doriot envió a Roma a Marcel Marschal para llevar un mensaje destinado a
Mussolini: “Os suplicamos, en el nombre de una civilización y de una cultura
comunes, y de los principios por los que combatimos ideológica y socialmente,
no entrar en la guerra (…) Un nuevo conflicto armado constituiría, usted lo
sabe, un verdadero suicidio. Una sola potencia en definitiva saldría victoriosa
de ese conflicto, la Rusia soviética”. Sin embargo, el Conde Ciano reveló a
Marschal que Italia ya estaba comprometida junto al Reich y que era imposible
pensar en invertir estas alianzas.
Por primera vez en su vida,
Doriot había abandonado la “real-politik”: ésta sugería que la única
alternativa al pacto germano-italiano y a la hegemonía creciente del Reich en
Europa, era un acuerdo entre Francia y la URSS. Sin embargo, su anticomunismo
le impedía adoptar esta línea y, por tanto, el realismo quedaba aparcado en
beneficio de una “alianza mediterránea” inviable. El anticomunismo se opuso sobre
el realismo político. Y entonces, en el inicio del verano, estalló la “crisis
polaca”.
Cuando los alemanes hicieron
pública su reivindicación sobre el “corredor de Danzig”, Doriot –al igual que
Maurras y el equipo del semanario Je suis
partout- pidió “firmeza total” ante Alemania. Rechazó la negativa que había
formulado Marcel Déat en L’Oeuvre, a “morir por Danzig” y en el curso de un
mitin pronunciado en Niort el 11 de junio invirtió la pregunta “¿No moriremos
por Danzig?”. Doriot se ha resignado a la idea de que la guerra era inevitable.
El 18 de agosto, quince días antes del estallido del conflicto había escrito:
“El pueblo de Francia acepta ahora la idea de la que guerra que le daba horror
hace algunos meses”. En el mismo artículo advertía: “Si, para desgracia de la
humanidad, un nuevo cataclismo estallara sobre Europa por culpa de Alemania,
merecería un castigo ejemplar (…) Alemania, incluso la de Hitler, puede vivir,
a condición de que no nos imponga su guerra. Si no, desaparecerá bajo el peso
de sus faltas y de sus crímenes”. Cinco días después de escribir estas líneas
se publicaba la noticia de que el Reich y la URSS habían firmado un pacto de
no-agresión, que confirmó a Doriot en sus temores. A partir de ese momento ya
era cuestión de saber cuándo iba a estallar la regla. El ejército francés de
movilizó y miles de militantes del PPF fueron llamados a filas. Doriot en el
acto de despedida y salida hacia el frente expresó su sentimiento más profundo:
“Nunca como hoy he lamentado tanto haber tenido razón y no haberme equivocado”.
Sin embargo, la nueva situación
había resultado extraordinariamente favorable para el PPF: el PCF había sido el
más perjudicado por la firma del pacto germano-soviético, perdiendo en pocas
semanas las cuatro quintas partes de sus efectivos. Desde finales de agosto de
1939, L’Emancipation alardeaba del paso en masa de células enteras desde el PCF
al PPF, incluidos sindicalistas, dirigentes del partido, concejales municipales
y militantes de mase.
Doriot resultó también movilizado
a sus 41 años. Encuadrado el 24º Regimiento Regional de Guardia en Senlis, se
incorporó a principios de noviembre. Su comandante era simpatizante del PPF y
antiguo militante de Action Française, con lo que Doriot no tuvo ningún
problema en seguir escribiendo artículos para L’Emancipation y ejerciendo como dirigente del partido… aunque con
otra firma, “Pierre Dutilleul”. Sin
embargo, no pudo evitar que una pequeña crisis estallara en la dirección. Dos
miembros, Emile Masson (tesorero del partido) y Maurice Lebrun (administrador
de L’Emancipation), miembros de buró
Político fueron obligados a dimitir por Henri Barbé, secretario general en
ausencia de Doriot, acusados ambos de “irregularidades administrativas”. Contra
todo pronóstico, Doriot apoyó a los sancionados y los defendió. Barbé dimitió
de su cargo y de su pertenencia al partido. Pasó luego al entorno de Marcel
Déat y del RNP y durante la ocupación volvería a mantener relaciones correctas
con Doriot. Su puesto fue ocupado por Victor Barthélemy.
Durante la campaña de Polonia y
la “drôle de guerre” (septiembre 1939 a principios de mayo de 1940), los
editoriales de Doriot y la línea del partido siguieron siendo chauvinistas más
que nacionalistas, persistiendo en su anticomunismo. Sin embargo, Doriot parecía
distinguir entre el Tercer Reich y el NSDAP al que consideraba como ajeno a la
guerra. Pero estas disquisiciones dejaron de tener importancia cuando el 10 de
mayo de 1940, las tropas alemanas rompieran en pocas horas el frente francés.
El PPF llamó “a todos sus miembros a estrechar filas para defender el suelo
nacional”. El propio Doriot tuvo una actuación heroica en los combates que
tuvieron lugar el 17 de junio en el Loira junto a Sully-sur-Loire y el 20 en
Villebervier. Recibió por estos actos de heroísmo, la Cruz de Guerra con
estrella roja y varias menciones al honor.
El valor demostrado por Doriot en
el frente –inusual en aquellos momentos de desbandada general del ejército
francés- fue utilizado como argumento de propaganda por el PPF, insistiendo en
la falsedad de las acusaciones lanzadas por el PCF para presentarlo como un
“vendido a Hitler”. Tras el armisticio, Doriot y los soldados que estaban a sus
órdenes, consiguieron ropas de civiles y pudieron escapar a la detención. El 26
de junio retornó a Saint-Denis…
Lo que se inicia a partir de
entonces ya no es la ruta de un partido político que actúa en condiciones
normales en el seno de un Estado con el objetivo de conquistar su control, sino
la actuación de un partido en un país ocupado por los alemanes en una parte y
en la que un gobierno “colaboracionista” y conservados dominaba en el sur. Nada
que se hubiera parecido a lo que el PPF había vivido hasta entonces.