jueves, 14 de octubre de 2010

Mis textos para el FNJ (VIII). EL FNJ Y SU LINEA POLITICA (OBJETIVOS, ESTRATEGIA, TACTICA)

Infokrisis.- Se trataba en 1978 de dar un poco de cuerpo al FNJ y de explicar los principios de su actuación política y esto fue lo que intenté hacer en el otoño de 1978 cuando ya quedaba poco para mi salida de esta organización. A 33 años de haber redactado este texto, lo que me sorprende a partes iguales es esa mezcla de ingenuidad, radicalismo y petulancia que estaba presente en todos mis escritos en aquella época. Había, eso sí, cierto intento de sistematizar posiciones, pero faltaba todavía capacidad intelectual y realismo para poder hacerlo. La lectura del texto así lo evidencia.


EL FNJ Y SU LINEA POLÍTICA.
ANALISIS   OBJETIVOS   ESTRATEGIA   TÁCTICA
(Cuademos de La Antorcha, 5,15 XI 1978)

La actual situación política española se caracteriza por la incapacidad congénita de los partidos políticos y las organizaciones sindicales por borrar sus resentimientos de años que se remontan a la época en que unos formaban en torno al Estado franquista y que otros los hacían en la llamada oposición democrática.

Hoy esta brecha entre unos y otros subsiste aún. De nada sirve que los neo franquistas se disfracen de progresistas y demócratas. Si lo hacen abandonando los postulados que hipócritamente defendieron durante años es para poder seguir conservando el poder. De nada sirve que la antigua oposición democrática al franquismo siga hablando de "reconciliación", "superar el trauma de la postguerra", etc., lo cierto es que en su propaganda y en la opinión de sus militantes de base sigue existiendo un foso discriminatorio o para quienes colaboraron con el franquismo.

Las manifestaciones antiterroristas del día 10 de noviembre pusieron de manifiesto varias cosas, especialmente en Madrid: que, aunque los hombres de UC1) asistieran con sus estandartes y banderas y provistos de un manto democrático y progresista fueron abucheados por los militantes de PCE y PSOE.

La existencia de esta brecha pone de manifiesto dos tipos de intereses políticos diversificados desde su origen. Para los neo franquistas o neo demócratas es difícil acostumbrarse a competir con otros partidos en condiciones de igualdad, no es raro, pues, que UCI), utilice los medios de comunicación social a su alcance, en especial RTVE, para divulgar su política (caso de la información apabullante y machacona sobre el congreso de UCD, por ejemplo). Por su parte, los restos de la oposición democrática que hoy políticamente sólo pueden ser PCE y PSOE al haber desaparecido en la práctica otras opciones (DC) y muy en especial los eurocomunistas saben y son conscientes de que la única forma de estabilizar la democracia en España es mediante la ignorancia de la realidad: es decir intentando hacer desaparecer y ocultar el hecho del origen diverso de los dos bloques políticos: de ahí que pre-conizaran una "política de consenso" seguidista a UCD como lo fueron también los pactos de la Moncloa, de ahí que el PCE no regatee elogios a UCD y de ahí que se convoquen de vez en cuando acciones callejeras conjuntas como las manifestaciones antiterroristas.

Para la izquierda se trata de aplazar el enfrentamiento entre ambos bloques antagónicos y contradictorios, hasta que la democracia esté suficientemente consolidada: será en ese momento cuando volverá a plantearse de forma traumática la cuestión de la forma de Estado y cuando la monarquía será contestada no solo por la base marxista sino también por sus diputados. Para la derecha (y el centro que objetivamente es derecha aún llevando una política de centro izquierda) se trata pura y simplemente de conservar el poder para la defensa de sus intereses, aunque para ello sea preciso compartirlo con el PSOE, ocasionalmente.

Pero existen una serie de factores determinantes que pueden trastocar este equilibrio y que son los que definen a la actual situación política:

• El problema del paro que puede ocasionar estallidos revolucionarios en ciertas zonas del país. Un paro del que son culpables única y exclusivamente los partidos del consenso, los que firmaron los pactos de la Moncloa.

• El problema de las autonomías: en las que se sirve en bandeja el poder regional a gobiernos de izquierdas como en el caso del País Vasco y Cataluña y muy especialmente en Cataluña en donde las fuerzas socialistas y comunistas son prácticamente afines a nivel de ideología, programa y composición sociológica y en donde la burguesía catalana no vería con excesivos malos ojos un acuerdo con los socialistas.

• El problema del desinterés de la juventud por las tareas de la consolidación democrática. Si la democracia ha conseguido algo cara a la juventud no ha sido precisamente el derecho al voto, sino el hastío generalizado, el pasotismo en que ha sumido a la mayoría de la población juvenil. Es precisamente esa situación de nihilismo, unido al paro juvenil y a la miseria ideológica y cultural de gran parte de la juventud lo que puede producir un formidable estallido revolucionario.

• Los problemas relacionados con la partitocracia cada vez más evidentes en tanto que los funcionarios de carrera, los gestores de la administración pública están dejando ya de tener conciencia de ser "servidores del Estado" para convertirse paulatinamente en "servidores de los intereses de su partido". La partitocracia poco a poco lo va invadiendo todo, asfixia la vida comunitaria, divide a la nación, crea odios y rencillas, inestabilidad y para colmo cada partido constituye sus "baronías" o feudos de intereses.

• Los problemas relacionados con la moral: la ola de corrupción administrativa consiguiente a toda democracia es ciertamente comparable en intensidad a la corrupción moral que se respira en las calles. No solo la pornografía lo invade todo, sino que la ausencia de todo principio y valor superior termina por desintegran todas y cada una de la instituciones tradicionales que progresivamente quedan desprovistas de cualquier significado.

Todos estos factores de carácter objetivo son suficientes para provocar un cambio revolucionario y la caída del Estado liberal y de-mocrático pero la inexistencia de un factor subjetivo, es decir de un movimiento político de amplia base que sea susceptible de capitalizar todo este potencial agresivo y de descontento hace que aquí y allí se produzcan bruscos estallidos de cólera, que salte de vez en cuando a las páginas de algunos diarios los problemas irresolubles para la democracia.

Hoy en España no existe otro movimiento revolucionario y vanguardista más que el constituido por los jóvenes patriotas. La izquierda marxista no aporta absolutamente nada nuevo, su papel es rivalizar con los neo franquistas traidores y renegados de UCD en la gestión del poder, competir con ellos en ver quién detentará el poder en cada competición electoral. La extrema izquierda que alardea de sus proposiciones exclusivista revolucionarias no representa más que una opción más extremista que el PCE que se ve incapaz de superar a su "hermano mayo”. Hoy la extrema izquierda y ahí incluimos los residuos de la CNT (resabio histórico carente de sentido y sin espacio político sindical en la actualidad) es más seguidista que nunca con respecto al PCE es más, algunas de sus formaciones no son más que "escisiones controladas" del PCE como es el caso de la ORT.

La revolución, la verdadera revolución nacional, anda por otras rutas: por las rutas del rechazo total e integral al binomio capitalismo marxismo, por el reconocimiento de que el marxismo es el subproducto amoral del capitalismo en su última fase de acumulación del capital, por las rutas de la contestación a una sociedad hipermaterializada del cual la occidental civilización del consumo es prueba extrema y palpable de ello, por el enfrentamiento contra las dos superpotencias imperialistas, USA y URSS y sus peones en España, contra la mentira de los partidos parlamentarios que dicen defender los intereses del partido y como primera providencia lo dividen, enfrentan y parcelan.

Nosotros asumimos el término y el calificativo de revolucionario en toda su integridad. Reaccionamos contra un mundo desquiciado y reconocemos que muy pocos son los valores de hoy que valen la pena conservar. Queremos instaurar unos principios y valores por los que valga la pena luchar y que ya existían antaño dentro del contexto de la tradición occidental. Aquí la palabra "revolución" encuentra su verdadero y paradójico significado: "re volvere" = "volver a poner".

Pero el camino de una verdadera revolución no pasa por declaraciones altisonantes y retórica vacía, sino por la demarcación de unos objetivos a conquistar y de una estrategia realista para llegar a ellos.

En todo movimiento político los objetivos finales son claros: la conquista del poder y el ejercicio del mismo. El problema se plantea a la hora de contrastar la situación concreta del movimiento y la distancia que espera del objetivo final. De ahí nace la necesidad de encontrar objetivos políticos intermedios tales que contribuyan a mejorar las posiciones de las fuerzas patrióticas y sienten las bases para un nuevo más largo salto hacia adelante.

¿Es posible desarrollar la larga marcha hacia el poder en una sola fase? En absoluto, el grado de desarrollo actual de la humanidad tiende a lo que podemos llamar "solidificación del universo", es decir a hacer extremadamente difíciles los cambios revolucionarios en el mundo y más especialmente en la Europa occidental, allí en donde los sistemas de control de las masas están más desarrollados "mediante el desarrollo de los medios de comunicación y control de masas, mediante la mentalidad imbuida a las FFAA, ’defensores del orden institucional y mediante la sociedad del consumo".

Sentemos, pues, este principio: la lucha política se desarrolla en fases; en cada una de ellas el FNJ debe ser consciente del lugar que ocupa y debe adecuar su propaganda a los objetivos marcados.

Esto enlaza íntimamente con la noción que nos hacemos de la forma de Estado que deberá seguir al actual período democrático. En la imposibilidad de marchar de un solo paso a la instauración de un Estado orgánico y comunitario, la fase de transición es la que nosotros llamamos "de Estado fuerte" que evidentemente no representa la culminación ideal de nuestras aspiraciones, pero sí un paso hacía adelante en el cual la democracia liberal quede finalmente superada en la cuneta.

Se trata, según un símil gráfico, muy repetido en nuestros ambientes, de "subir un peldaño en la escalera": si no lo hacemos noso-tros es indudable que será el marxismo el que se encargue de bajar el peldaño: de la democracia liberal al Estado socialista y de ahí a otro más bajo, la dictadura del proletariado.

No existe ni puede existir estabilidad política, orden, seguridad, desarrollo de la persona, extirpación de la explotación y de la miseria, mientras exista un Estado democrático y liberal. Y ni siquiera puede existir prosperidad por que el mismo Estado se encarga de generar dentro y fuera de sí los gérmenes de su propia destrucción.

No se trata de luchar por cambiar el partido que gestione el poder... sino de cuestionar la existencia misma del poder democrático. Cualquier otra opción no solo representa una integración en el sistema mismo, sino que demuestra un alto grado de irrealidad política y oportunismo.

Las dos desviaciones clásicas a las que nos tienen acostumbrados los movimientos de carácter patriótico son precisamente éstas:

• o bien adolecen de posturas revolucionaristas pensando que se puede alcanzar el poder sin la existencia de fases intermedias.

• o bien caen en el mero reaccionarismo reduciendo la lucha política, contra el capitalismo y el comunismo, contra el sistema, a un mero anticomunismo visceral.

La única postura válida es aquella que contempla la realidad del sistema y concluye que es preciso liquidarlo, pasando, acto seguido a examinar de qué forma se puede acometer esta tarea.

¿Es posible cambiar sólo una parte del sistema, realizar un combate parcial? Algunos amigos –nos resistimos a llamarles “camaradas”- consideran que no todo en la democracia liberal es malo, que existen "parcelas de luz" que deben ser respetadas. Creen que el hecho de que en occidente se haya logrado un mayor grado de desarrollo de las fuerzas productivas y del bienestar es motivo mas que suficiente para respetar a la economía liberal, acabando, eso sí, con su formulación política: la democracia partitocrática... Esta opción es insensata; nosotros consideramos al sistema como un todo homogéneo en el cual cada una de sus partes responden a una armonía interna. Cuando nosotros hablamos de sistema orgánico y comunitario nos estamos refiriendo a un tono exento de contradicciones internas en el cual la representación política se hace mediante los cuerpos intermedios de la sociedad y las asociaciones naturales, en el cual la economía es también orgánica y eliminando las grandes acumulaciones de capital y la moral de lucro y usura que constituyen el alma del capitalismo. Si respetáramos dentro de un Estado orgánico una economía capitalista nos volvería a ocurrir lo que le ocurrió al franquismo: que esa economía reconstruyó en breve plazo sus estructuras políticas, sociales y culturales.

El problema de la estrategia se sitúa en el plano del realismo político. Marcado el objetivo  subir un peldaño, mejorar las posiciones, sustituir el Estado democrático y débil por un estado fuerte  falta precisamente marcar las pautas a seguir.

La estrategia política debe partir del hecho demostrado de la existencia de dos únicas grandes corrientes políticas como hemos puesto de manifiesto en nuestros análisis anteriores:

• aquella que procede directamente del franquismo.

• aquella que procede de la oposición democrática.

La primera ostentó el poder político durante casi cuarenta años, la segunda se gestó precisamente en esa época en la clandestinidad. Actualmente sus fuerzas son muy similares y mantienen respectivamente zonas preponderantes de influencia:

• para la "oposición democrática": la juventud, los ambientes de la cultura y de las comunicaciones de masas, el poder sindical, la enseñanza.

• para los neo franquistas: la magistratura, las FFAA, la burocracia.

Estos dos bloques sobre cuya existencia no vale la pena discutir, no son homogéneos en su interior (existen socialistas y comunistas, derechistas y progresistas centristas respectivamente), ni siquiera la separación entre uno y otro es muy nítida (existen grupos sociales intermedios, partidos [como UCD] que participan de forma oportunista de una u otra realidad). No son bloques estáticos, sino en perpetuo movimiento que registran los cambios de humor de la opinión pública. Pero existen están ahí y corroboran la "teoría de las dos Españas" de cierta forma...

Qué duda cabe que los comunistas han sido los primeros en advertir la existencia de un foso que divide a uno y otro bloque y qué duda cabe que los coqueteos del PCF con UCD son un intento de reducir la profundidad de la brecha en nombre de la "estabilidad de-mocrática", de la "consolidación de la democracia", etc. Pero este objetivo que es preocupante y prioritario para las cabezas pensantes del PCE no lo es tanto para su base: así, por ejemplo, cuando el día 10 de Noviembre se convoca una "manifestación anti terrorista" en Madrid los militantes de UCD fueron abucheados por comunistas y socialistas cuando precisamente el carácter de la convocatoria no era tanto protestar contra el terrorismo como cooperar con UCD en vistas al "Sí" a la constitución...

Pues bien, la única forma de que un movimiento de cambio revolucionario tenga una base social sin la cual no es posible ni llegar, no condicionar al poder, es precisando la línea de demarcación entre uno y otro bloque: impidiendo que los comunistas sigan lanzando, ”vaselina sobre cojinetes", resaltando las contradicciones estructurales y de fin de uno y otro bloque. Es en estas circunstancia cuando las máscaras caerán del rostro de los dirigentes de los partidos, cuando las luchas intestinas entre las fuerzas que controlan hoy el poder y la oposición se acentuará y cuando las fuerzas sanas de la nación podrán ponerse en pie y transformar la actual situación de calma tensa plagada de constantes desestabilizaciones (naturales en toda democracia) en un Estado fuerte.

La situación actual de ambos bloques es de "coexistencia pacífica", sin embargo nosotros sabemos que esa coexistencia pacífica es sólo motivada por la necesidad de la "oposición democrática" de ver definitivamente consolidada la estructura democrática y por la necesidad de la "oposición democrática" de ver definitivamente una estructura democrática y por la necesidad del bloque neo franquista de lograr una "paz social" (mejor una "tregua social") que ponga fin a los conflictos laborales y mediante pactos y componendas elimine los riesgos en aras a la producción y al consumo. En este contexto encuentran su explicación los ’Tactos de la Moncloa" la política "eurocomunista" y el "consenso constitucional".

Pero la realidad es que tanto ADUCD de un lado y el PSOE/PCE de otro están retrasando el encuentro final y definitivo, procuran ocultar sobre la realidad unas diferencias y contradicciones que existen y tardarán más o menos en ponerse de manifiesto pero que se pondrán.

Por eso nosotros preconizamos una estrategia política de fractura vertical: es decir de poner de manifiesto las contradicciones entre ambos bloques ensanchando la brecha que existen entre ellos en la actualidad; propinar al espectro político un corte vertical y definitorio de las posiciones que no aplace más un enfrentamiento que debe producirse.

La estrategia de fractura vertical representa una vía para barrer a los políticos oportunistas e incapaces, aquellos que se baten en defensa de una democracia tras la cual lo único que pretenden es defender sus intereses y el pueblo trabajador, aquel que ha sido manipulado por los partidos políticos y los grupos de presión y que no se ve reconocido en sus programas, discursos en las Cortes, etc.

Nosotros hablamos de dividir a los españoles en dos capas: las de los que trabajan y luchan y la de los politicastros y demagogos. Por eso cuando hablamos de neo franquistas y procedentes de la oposición democrática creemos preciso hacer una digresión sobre quién es el enemigo principal y quien es el enemigo secundario.

No hay más patriota, ni más revolucionario consciente que aquel que milita en nuestras filas. Hay que dejar bien sentado este criterio que puede inducir a error. Hay también que recordar que "quien no está con nosotros está contra nosotros" y esto lejos de ser sectarismo nos sirve para persistir en nuestra identidad política. Cuando hablamos con referencia a otros grupos políticos dejamos constancia de lo que nos une y de lo que nos separa y así concluimos que existen unos enemigos principales frente a los cuales lo que nos une es casi inexistente, y unos enemigos secundarios con los que sí pueden existir puntos de coincidencia.

En cada momento de la lucha política el revolucionario debe tener perfecto conocimiento de quiénes son esos enemigos principales frente a los cuales los que nos une es casi inexistente, y unos enemigos secundarios con los que sí pueden existir puntos de coincidencia.

En cada momento de la lucha política el revolucionario debe tener perfecto conocimiento de quiénes son esos enemigos principales y secundarios y cuál es la propia fuerza para abatirlos. Si esta fuerza propia no está en grado de acabar con todos ellos urgirá una serie de pactos o acuerdos tácticos con aquellos que geométricamente estén más cerca de nuestras posiciones y pueden ser englobados para nuestra estrategia particular: el enemigo secundario.

Indudablemente en el momento actual existen dos enemigos secundarios y dos enemigos principales: UCI) y el PCE y el PSOE y AP.

El tándem UCD PCE representa el control y corsé de las fuerzas políticas en el parlamento y de las fuerzas sociales en los sindicatos. Los dos años de democracia han representado un pacto tácito entre estas dos fuerzas "en defensa de la democracia". El PSOE es un enemigo secundario en tanto en cuanto que sus estructuras políticas no están suficientemente consolidadas, carece de cuadros políticos y un resultado exitoso en las urnas desataría consecuencias inesperadas en razón de su presumible desastrosa gestión. No creemos equivocamos si afirmamos que un gobierno PSOE avivaría la brecha existente en la sociedad entre los bloques de que hemos hablado y haría reaccionar de forma fulminante a la derecha más conservadora y al capital más reaccionario. En cuanto AP cabe decir que Fraga en el parlamento ha desarrollado al pie de la letra su papel de hombre de derechas y en cuanto tal ha asumido la lucha por la unidad nacional, la lucha contra el terrorismo y por el orden público y ha denunciado los excesos liberales... que haya sido sincero o no es otra cuestión, el caso es que tanto el electorado de AP como su base militante y sus cuadros intermedios se han formado en esta óptica: son, pues, un enemigo secundario... El PSOE es un enemigo secundario por su incapacidad política y sus errores, AP porque en su interior laten todavía algunos sentimientos positivos (nacionalismo primario y anticomunismo).

Pero no olvidemos que existen muchas fuerzas y grupos sociales que en España todavía no han entrado en la dinámica infernal de los partidos políticos: grupos que han permanecido al margen del proceso democrático, que han sido marginados o que no se han interesado por él. Las FFAA entre los primeros y la juventud entre los segundos.

Como reducto del franquismo y del orden las FFAA, han sido relegadas al papel de "convidados de piedra" en el desarrollo democrático. Solamente se las ha recordado cuando una huelga de basureros dejaba sin recogida de desperdicios a una gran ciudad o cuando los metros en huelga eran manejados por soldados, poca cosa más... Así se ha constituido una estructura del Estado radicalmente opuesta a los principios y conceptos militares de siempre (tal y como demostramos en el Cuaderno N’ 4 dedicado a las FFAA). Que el ejército podía ser un factor de desestabilización era evidente pero no sólo a nivel práctico sino a nivel teórico: cuando un militar habla de honor, un demócrata le contesta con afán de lucro y de usura, cuando uno habla de sacrificio el otro le habla de seguridad, cuando de jerarquía, de igualdad, cuando disciplina el demócrata contesta con libertad (entendida en el sentido liberal) con esta ideología militar claro que se han visto marginados del proceso democrático, lo raro hubiera sido lo contrario: que los militares se hicieran cómplices de tanto desatino...

Con la juventud el procedimiento de marginación ha sido diferente: la juventud rara vez se ha interesado por un proceso democrático en el que no tenía mucho que ganar. ¿El derecho de voto a los 18 años? Lejos de ser una meta es más bien un intento de integración para que los partidos integrados en el sistema reciban los votos de la juventud. Si la juventud se colocó en parte del lado de la oposición democrática fue por la sencilla razón que pareció en un momento dado que "la revolución" estaba de ese lado. Una revolución que era tan necesaria antes como ahora. El desengaño democrático vino después cuando la juventud comprobó que las iniciativas "revolucionarias" se integraban de pleno en el sistema que antaño combatieran: la ORT olvidaba sus llamamientos a la guerra popular y la insurrección armada para manifestarse junto a UCD; los anarquistas veían incrementadas sus filas con jóvenes procedentes de todos los partidos políticos, de derechas y de izquierdas, pero el mismo carácter in organizado del anarquismo y su ausencia de ideales más allá del nihilismo disolvió aquel potencial revolucionario. Entonces apareció el fenómeno del "pasotismo": nada interesa, porque en nada se cree, se pasa de todo. No se confía en nada ni siquiera en la democracia...

Todas estas fuerzas no pueden sino colaborar  objetiva o subjetivamente  en una estrategia de fractura vertical: contra los partidos del consenso y de la crisis, contra el capitalismo y el socialismo, contras las fuerzas que nos dividen y subyugan, contra los políticos demagogos y oportunistas...

Para plasmar en la realidad la estrategia de fractura vertical que hemos intentado definir las tácticas que se nos plantean son múlti-ples, de la misma forma que múltiples son las que se pueden ir planteando a medida que la situación política se vaya radicalizando y Polarizando. Las tácticas pueden cambiar siempre, adaptarse a las condiciones de lugar y tiempo. Su finalidad es encontrar la forma más corta y más precisa de aplicación de la estrategia.

La estrategia debe girar en torno a la puesta en marcha de un programa mínimo de reivindicaciones. Se trata  volviendo al tema de las fases de la lucha política  de elaborar una alternativa nacional en la que se trata prioritariamente de mejorar las posiciones, para pasar luego, una vez conseguida, a edificar la alternativa al sistema. Debemos procurar no confundir uno y otro concepto: la alternativa nacional es la alternativa política inmediata, la alternativa al sistema tiene un carácter ideológico y político de transformación social, cultural y humana. Si bien la segunda es la más importante a nivel ideológico y debe estar contenida en potencia en los hombres que integren el FNJ la primera es la inmediata en el tiempo.

Nuestro programa de alternativa nacional queda definido por tres puntos fundamentales susceptibles de ulterior desarrollo:

1) Dimisión del gobierno Suárez. Constitución de un gobierno de salvación nacional formado por técnicos y expertos de indudable capacidad y patriotismo.

2) Disolución de las instituciones liberales
y democráticas nacidas en los últimos tres años: partidos, representación liberal, parlamento y senado, sindicatos correa de transmisión de los partidos.

3) Constitución de un Estado Fuerte basado en la entrega del poder a las comunidades básicas de la nación y en la lucha contra el terrorismo, la corrupción, la inmoralidad, los abusos del gran capital y el separatismo.

Este programa de alternativa nacional solamente puede ser puesto práctica por un amplio Frente de Unión Nacional que agrupe a todas las fuerzas patrióticas que luchen contra la democracia y el marxismo. Tal programa no es patrimonio exclusivo de uno u otro grupo político sino de un Frente de Unión Nacional cuya función no es otra que llevar la contestación política a todos los ambientes y ser el factor determinante de una estrategia de fractura vertical.

Pero no puede haber fractura vertical si no se recupera a la juventud para las tareas de edificación de un orden nuevo: por eso la misión preponderante del FNJ es recuperar la iniciativa a nivel de juventud, integrar a las jóvenes generaciones en el camino de la contestación al sistema. Para ello el trabajo en ambientes de enseñanza media es prioritario, otro tanto en la Universidad, lugares en donde el potencial explosivo de la juventud se pone más de manifiesto.

El trabajo político de incorporación de las nuevas generaciones a las tareas de la revolución nacional pasa por la batalla en el fi ente de la cultura. En efecto, en última instancia la cultura es quien decide las pulsaciones anímicas y las orientaciones existenciales de un pueblo. Este terreno hoy es patrimonio exclusivo de la izquierda marxista y es precisamente ahí en donde debemos concentrar esfuerzos: divulgando una concepción del mundo activa, vitalista y positiva, una interpretación de la Historia partiendo de la realidad de los cielos de civilización, un análisis de las enfermedades actuales de la cultura. La etología, la ecología, la antropología deben ser en este terreno nuestros puntos fuertes.

En el mundo laboral nuestros camaradas y simpatizantes deben realizar un trabajo político por medio de los sindicatos independientes. Estas organizaciones  al margen de su real o ficticia independencia y de los intentos de UCD para ganarlos a su política  canalizan hoy parte de las aspiraciones de una gran masa de trabajadores, su limitación estriba principal y paradójicamente en su "independentismo": constituyen una especie de CNT desprovista de la práctica libertaria y sin traducción política. Asilados por los sindicatos marxistas e ignorados por las patronales los sindicatos independientes reúnen una serie de características interesantes: son sindicatos antimarxistas, son sindicatos que como defensores de los intereses obreros por mucho dinero que les entregue la UCD jamás serán ganados a nivel de base para su política y son sindicatos compuestos por una amplia representación de todas las categorías laborales.

Tanto en la universidad y en la enseñanza media  por medio de comités de unión y defensa  como en el medio obrero  a través de los sindicatos independientes  nuestros militantes deben esforzarse por difundir y popularizar nuestra alternativa nacional de tres puntos. En medios culturales  actuando a través de cine forums, clubs, círculos culturales y revistas  se deben fomentar la creencia de que en la democracia liberal no hay mas cultura posible que la marxista y que solo acabando con la democracia liberal puede nacer una verdadera cultura.

Los objetivos prioritarios e inmediatos de nuestros militantes en la calle son los siguientes: orientar y fomentar la protesta popular, denunciar las deficiencias del sistema democrático, combatir el marxismo.

Orientar y fomentar la protesta popular: el descontento por la situación de crisis y miseria en que nos ha sumido la democracia es cada vez más evidente pero puede transformarse en un apoyo al sistema si no se le orienta y se le hace comprender que en buena parte son los partidos los únicos culpables de la situación. Al1ven donde exista una injusticia latente allí deben estar nuestr’¿s camaradas.

Denunciar las deficiencias del sistema democrático
: la democracia es un mito y como tal no resiste el más somero análisis, la denuncia de la estupidez de injusticia de las estructuras democráticas debe ir pareja a la explicación de la superioridad de un sistema orgánico y comunitario de representación directa y sin intermediarios.

Combatir el marxismo: la batalla histórica en que están empeñadas las fuerzas sanas de occidente contra el marxismo no es solo la bagatela sino la realidad más dramática de los tiempos modernos. Combatir al marxismo porque es el adversario en la calle, porque a nivel ideológico es el adversario más disolvente y peligroso, porque es la quinta columna del imperialismo soviético y porque es la antítesis de la tradición occidental. Batir al comunismo y a sus cómplices objetivos  UCD  es una tarea de primer orden.

Luchar contra el marxismo implica:

Una lucha a nivel ideológico (batalla sobre el frente de la cultura: contra el materialismo una concepción tradicional del mundo y de la vida).

Una lucha a nivel militante
(batalla de denuncia de la colisión de intereses entre UCD y el PCE).

Una lucha a nivel militante (batalla por recuperar la iniciativa en la calle  manifestaciones, mítines, stands de propaganda, venta de publicaciones, reparto de octavillas  en las escuelas, universidades y empresas  siempre al frente de las reivindicaciones, siempre analizando los problemas de tal o cual lugar por los que hay que luchar   ).

Una lucha a nivel operativo
(no tolerar las agresiones amenazas y coacciones contra nuestros militantes y contra la población en general, organizar la defensa en aquellos lugares en donde el marxismo se muestre más agresivo y terrorista, realzar el papel del servicio de orden en el FNJ constituirse en la punta de lanza  defensiva y ofensiva contra el marxismo y sus acólitos).

Denunciar las deficiencias democráticas implica:

Una lucha a nivel ideológico (batalla por demostrar la incoherencia de los postulados democráticos, su falta de base filosófica y científica).

Una lucha a nivel político
(batalla por mostrar los errores continuados del parlamento y del gobierno denunciándolos mediante la utilización de todos los medios a nuestro alcance: octavillas, pintadas, carteles, emisiones de radio, comunicados de prensa, etc.).

Una lucha a nivel militante
(aumentando las tensiones existentes en el seno de la sociedad democrática, ensanchando la brecha que existe ya hoy entre el bloque neo franquista y el de la oposición democrática, avivando cualquier tipo de pugna, derrochando activismo y voluntarismo, participando y organizando mítines y asambleas).

Orientar y fomentar la protesta popular implica:


Una lucha a nivel ideológico (demostrando a las masas que esta situación es consecuencia de la democracia, que solamente terminará cuando se recen los responsos de réquiem por el sistema).

Una lucha a nivel político (traduciendo este descontento y protesta en acciones concretas que salgan del lugar propio en donde se ha gestado y salten a la calle, que se traduzca, no sólo en votos para un partido o coalición concreta, sino en movimiento espontaneo y continuado de apoyo, adhesión y solidaridad).

Una lucha a nivel militante
(demostrando que nuestros militaates no están sometidos a las ataduras que los hombres de CCOO o UGT a sus amos, estudiando cuales son los intereses y reivindicaciones más urgentes de las masas, creando comités ad hoc, plataformas operativas de amplia base y carácter reivindicativo, desbordando los tímidos marcos de las centrales sindicales independientes, transformándolas en bloque combativo que rebase en realismo, operatividad y responsabilidad en las centrales de clase.

Fortalecer el FNJ, consolidar sus estructuras de base y de dirección, tenninar de perfilar la estructura a nivel nacional, marchar hacia el Primer Congreso del partido, curtir a la militancia en la lucha diaria, trabajar, en fin, para hacer posible una alternativa nacional que pueda convertirse en una alternativa al sistema.

Esas deben ser las líneas maestras de actuación de nuestra militancia y organización.

Una ideología
: síntesis de tradición (aquellos valores eternos de nuestra civilización que deben de ser restaurados y revolución (la vía de cambio para una sociedad en estado de putrefacción)

Una estrategia
: La fractura vertical dentro del sistema, que impida la consolidación del mismo.

Unos objetivos políticos
: Superar el Estado democrático, débil y cimbreante, por un Estado Fuerte.

Unas tácticas
: La popularización de un programa de alternativa nacional y la consolidación de un movimiento de frente de Unión Nacional asido en torno a él que sea difundido en todos los ambientes y capitalice la protesta popular, justifique la lucha contra el marxismo y el liberalismo en todos los frentes.

Un objetivo final: Ser la alternativa al sistema liberal capitalista y a su sucedáneo el marxismo, edificar un nuevo orden a nivel de persona y de comunidad basado en los valores tradicionales, la jerarquía, el honor, la lealtad, la disciplina, el sacrificio, la élite, la responsabilidad, un Estado Orgánico y Comunitario.

© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen