Infokrisis.-  En 1982 Van Morrison lanzaba un álbum anómalo en su producción:  Beautiful Vision que incluía un par de canciones extrañas. En general se  trata de un álbum anómalo: la carátula es cósmica, muestra galaxias y  constelaciones en la noche del espacio exterior, iluminada solamente por  un haz con los colores del Arco Iris, la música que contiene es etérea.  La canción que abre el álbum, Celtic Ray, alude a los antiguos celtas y  a los mensajes que le llegan al cantante de ellos desde la antigüedad.  Algunas de las letras están inspiradas en un libro, no menos extraño, de  una teósofa, Alice Ann Bailey, como El morador en el umbral y Ella me da la religión…  Era la forma en la que Van Morrison agradecía a A.A.B. (que prcticaba  la costumbre teosófica de citar a los “maestros” mediante sus iniciales)  su contribución a la New Age. Y es raro, porque para el 99’99% de la  población, ni el nombre, ni las siglas de esta teósofa son conocidas. Ni  siquiera en el medio ocultista la obra de Alice Ann Bailey se conocen  con cierto detalle, lo cual sorprende todavía más porque su obra ha  podido influir en las más altas instancias del poder mundial. Y lo vamos  a demostrar.
Faltaría  explicar qué pinta en un trabajo sobre las fuentes doctrinales del  zapaterismo una teósofa cantada por Van Morrison y que apenas conocerán  en España no más de dos o tres mil personas, la mayoría  superficialmente. Pues bien, cuando acaben de leer este capítulo  entenderán el motivo. La obra de Alice Ann Bailey es polimorfa. Contiene  todas las locuras y lugares comunes propios de la teosofía, sin  embargo, tiene otra vertiente en la que analiza los problemas de nuestro  tiempo y aporta soluciones y puntos de vista… que son exactamente  iguales a los empleados habitualmente por Rodríguez Zapatero. A.A.B. y  su marido Foster Bailey, eran miembros de la Co-Masonería inglesa y  fueron extremadamente influyentes en las primeras generaciones de  funcionarios de las Naciones Unidas. Y también estamos en condiciones de  demostrar esta influencia. Así pues no estamos hablando de balarrasas  ocultistas, sino de individuos que supieron dar una envoltura de  credibilidad y actualidad a unas concepciones, de por sí, enfermizas. Y  esto les permitió alcanzar una influencia subterránea en determinados  organismos internacionales. No hay absolutamente ninguna afirmación que  A.A.B. vertiera sobre la actualidad de su tiempo que no tenga su  paralelismo en alguna afirmación de Zapatero o en lo esencial de su  pensamiento político. A decir, verdad, alguien que ignore la biografía  de Zapatero pero que compare su pensamiento político con los escritos  políticos de A.A.B., percibirá que ambos son hijos de la misma  inspiración. La teósofa escribió sus obras en la primera mitad del siglo  XX, y sus discípulos han seguido escribiendo en su línea hasta nuestros  días. Las obras y folletos de este entorno son regularmente difundidas  por Lucis Trust[1],  empresa de nombre mucho más tranquilizador que el nombre que ostentó  originariamente: Lucifer Trust. No creemos que Zapatero haya leído lo  esencial de la obra de A.A.B., pero sí es muy posible que se haya  nutrido en su juventud de los folletos difundidos por este círculo (que  se distribuyen en lengua castellana gratuitamente desde Nueva York y  Ginebra). Porque ahí si que las coincidencias alcanzan el 100%. 
Había  nacido en 1880 en el Manchester victoriano. Su nombre de soltera era  Alice Ann la Trobe-Bateman. Su familia era extremadamente acaudalada y, a  pesar de quedar huérfana muy joven, nunca conoció problemas económicos.  Probablemente esa tranquilidad económica que siempre le acompañó, le  permitió tener velidades ocultistas desde los catorce años. Muy joven  ingresó en la Sociedad Teosófica cuando esta se encontraba en el punto  más álgido. Su formación fue completamente teosófica y nunca rompió con  la enseñanza teosófica a pesar de separarse de la sociedad en un momento  dado de su vida.
Algo  le debió ocurrir cuando tenía 15 años. Era el 30 de junio de 1895,  fecha en la que según dijo, se encontró por primera vez con “el Maestro  Koot Hoomi”. No era raro. Eran los años en los que la Blavatsky decía  estar en contacto con los “mahatmas” o “guías del universo”, uno de los  cuales era Koot Hoomi. Para la Blavatsky se trataba de entidades  desencarnadas, “espirituales”, que regían los destinos de la humanidad.  Koot Hoomi fue la entidad que inspiró mediante “escritura automática”  las obras de la Blavatsky. Al menos si hemos de creerla. En aquel  tiempo, algunos pintores y dibujantes habían realizado aproximaciones y  esbozos del rostro de Koot Hoomi, tal como lo describió la Blavatsky. No  es raro que entre adolescentes extremadamente sensibles, muy influidas  por el ocultismo blavatskyano, cualquier crisis interior, o experiencia  mística provocada por los cambios hormonales de la adolescencia o por  traumatismos, imaginaran contactar con ese ser etéreo y evanescente  cuyos rostro conocían por los cuadros y grabados que lucían en las  paredes de la Sociedad Teosófica y en sus publicaciones. De lo que está  claro es que Koot Hoomi, como máximo, era una proyección mental de la  Blavatsky y que jamás tuvo existencia real, ni en el plano material, ni  en el espiritual. En un momento dado de su vida –que sus seguidores se  niegan a reconocer- la propia Blavatsky, en un momento de flaqueza,  reconoció que toda la historia de los “mahatmas” había sido una  invención forazada para que le hicieran más caso…
Pero  si H.P.B. (la Blavatsky), no pudo hablar con los “mahatmas”, ni por  supuesto con Koot Hoomi, es igualmente improbable que A.A.B. lo  consiguiera. E igualmente improbable es que gracias a Koot Hoomi  conociera a otro de los “mahatmas”, Djwahal Khul, llamado también “El  Tibetano”, que sería quien le dictaría por clariaudiencia (facultad,  real o supuesta, de oír voces interiores) los 40 tomos de sus obras y  unos cuantos cientos de conferencias. Sea como fuere, lo importante no  es la posibilidad real o no del contacto con estos “mahatmas”, sino la  obra que surgió de su pluma. Desde el hombre primitivo se sabe que un  pensamiento si quiere ser indiscutible e inapelable debe,  necesariamente, tener una referencia superior a lo humano, y en esta  trascendencia encuentra su legitimidad. Ni H.P.B., ni A.A.B., inventaron  nada nuevo. De todas formas ambas mujeres eran radicalmente diferentes.
La  Bailey jamás conoció problemas económicos. Su marido Foster Bailey  también gozaba de una posición económica privilegiada. A diferencia de  la Blavatsky, verdadera aventura, que frecuentemente se encontró en  situaciones de penuria económica y que fue condenada por fraude en  varias ocasiones, A.A.B. no tenía necesidad de mentir para reclutar  adeptos, tampoco necesitaba engañar a sus seguidores para obtener su  favor y sus donaciones. Y, sin embargo, A.A.B. durante treinta años  afirmó haber estado en contacto con “El tibetano” y con Koot Hoomi. ¿Por  qué lo haría? Sus seguidores nos responden: por que era cierto, hablaba  con los “mahatmas” como usted y yo hablamos con el vecino del quinto…  Pero esto excede los límites de la razón. Así pues tiene que haber  alguna explicación. ¿Se trataba de una alucinación inducida? ¿quizás  autoinducida? Es lo más probable y lo entenderán cuando describamos las  prácticas de estas escuelas.
En  la vida de Alice Ann Bailey hay un antes y un después de haber cumplido  quince años. Después de esa edad ya no hay grandes sobresaltos en su  vida… si no se considera sobresalto escribir algo así como 10.000  páginas al dictado de una voz interior. Antes de esa edad había sido una  suicida precoz. En tres ocasiones –cuenta- intentó quitarse la vida: a  los 5 años, a los 11 y poco antes de cumplir los 15. Fue a esa edad,  cuando dijo haber encontrado a Koot Hoomi. Lo describe así: “… un hombre  alto, vestido con ropa europea y que llevaba un turbante”. El  desconocido le instó a que desarrollara el autocontrol en vistas a las  pruebas que le esperaban en la vida. Tomó al desconocido por Jesús, pero  más tarde lo identificó como el “Maestro Koot Hoomi”. 
En esa época todavía no había descubierto su vocación teosófica. Trabajó  en diferentes obras cristianas para jóvenes. Luego trabajo como  voluntaria en los Hogares para Soldados que había creado la filántropa  Sra. Elise Sandes. Dirigía sesiones y sermones evangélicos. Viajó a la  India por cuenta de esta fundación para hacerse cargo de varios  establecimientos de la misma. En esa época era una fanática  propagandista evangélica. 
Contrajo  matrimonio en primeras nupcias con un tal Walter Evans, pastor  evangélico, con el que apenas estuvo casada unos años. Declaró que él la  maltrataba e incluso que la había arrojado por las escaleras. En 1915  se separaron y, pocos meses después, se unió a la Sociedad Teosófica. En  1918 ingresó en la Sección Esotérica de la Sociedad. Se instaló en  Krotona (Hollywood), convirtiéndose en responsable de la revista de la  sociedad en EEUU. Fue en la sede de la Sociedad Teosófica en donde  reconoció en un cuadro que representaba a Koot Moomi, la imagen del  desconocido que la había visitado a los 15 años. Entonces supo de quién  se trataba.
Fue  en 1919 cuando conoció a “El Tibetano” con quien todo contacto se  desarrolló por clariaudiencia (o presunta tal). Ella cuenta que se  resistió inicialmente a reconocer la veracidad de los mensajes, pero  ante la insistencia, comenzó a anotar los contenidos de los mensajes y  así siguió durante los siguientes treinta años que dieron como resultado  en torno a cuarenta libros.
En 1919 conoció a Foster Bailey, un co-masón de grado 32º, con el que se casaría.
Sus  partidarios prefieren pasar de soslayo que fue teósofa y que toda esta  historia de los “mahatmas” es de raigambre teosófica. Gustan  considerarla como algo completamente aparte de la teosofía y de  cualquier otra secta religiosa. Su idea, dicen, era la unificación  mundial y que a un gobierno mundial correspondiera también una religión  mundial. Ella sería el heraldo de esa religión que surgiría de una  especie de ecumenismo.
Los  primeros capítulos de su primera obra, Iniciación humana y solar,  fueron publicados en El Theosophist, pero inmediatamente surgieron las  discrepancias. La Bailey iba por otros derroteros que no eran los de  Annie Besant. Como se sabe la teosofía había sido puesta en marcha por  la Blavatsky para “estudiar las religiones”. Con Annie Besant, la  teosofía pasó a ser una religión más. Esto iba en contra del sentimiento  de A.A.B. que junto a su marido y a otras teósofas norteamericanas  crearon el movimiento “Volver a Blavatsky” incluido todavía dentro de la  Sociedad Teosófica. Intentaron que la sociedad rectificara sus puntos  de vista, pero solamente consiguieron hacerse expulsar. 
El  fondo de la cuestión era que para Annie Besant, Leadbeater, Weedgwood y  demás dirigentes de la sociedad, resultaba extremadamente peligroso  admitir que otra persona fuera de su círculo íntimo pudiera tener  relaciones con los “mahatmas” y, por tanto, contar con una sanción  superior para justificar sus posiciones. Hasta ese momento en la  sociedad se hacía lo que Leadbeater decía que le aconsejaban los  “mahatmas” que, obviamente, coincidía con sus intereses personales y sus  aficiones lúbricas. A.A.B. siempre afirmó que su obra continuaba la de  la blavatsky y que muchas de sus obras no eran más que precisiones,  puntualizaciones y ampliaciones de Isis sin Velo y de La Doctrina  Secreta. 
En  1922 fundó una revista esotérica, The Beacon, de carácter trimestral  publicado por Lucifer Trust que luego pasaría ser la editorial Lucis  Trust. Urgida por “El tibetano” constituyó acto seguido, en 1923, su  primera organización, la Escuela Arcana, a la que seguiría Buena  Voluntad Mundial y luego Triángulos. 
La  Escuela Arcana –que todavía existe- se limita a realizar cursos por  correspondencia sobre temática teosófica. La temática es ocultista hasta  lo incomprensible, pero también pretende dar normas de comportamiento  práctico para la vida cotidiana de los discípulos. Los objetivos de la  escuela son tres: servir a la humanidad, cooperar con el Plan de la  Jerarquía espiritual que dirige el planeta (los “ahatmas”) y desarrollar  los poderes del alma del discípulo. Estos objetivos se alcanzan  mediante tres vías: la meditación oculta, el estudio y el servicio a la  humanidad. El discípulo aprendería a “conocerse a sí mismo” y conocer  cuál es su lugar en el “servicio” (esta idea del servicio es  completamente teosófica pero adquiere una tonalidad especial en A.A.B.).  
Una  característica de esta escuela es que sus miembros, separados por la  distancia y sin conocerse entre sí en muchos casos, realizan prácticas  de meditación grupal. El mismo día, a la misma hora solar, todos los  miembros de la escuela meditan sobre determinados problemas intentando  influir sobre la evolución del mundo y la emergencia de una nueva  cultura. El estudiante debe aprender a evolucionar sólo, por sí mismo.  La Escuela Arcana es, en definitiva, el círculo esotérica de Lucis  Trust. 
Buena  Voluntad Mundial fue registrado como “organización sin ánimo e lucro”  en los EEUU en 1922. su finalidad es “establecer correctas relaciones  humanas y resolver los problemas de la humanidad por medio del poder  constructor de la buena Voluntad”. Y aquí lo esotérico está  completamente ausente. Se respira otro aroma. No hay ni complicadas  doctrinas esotéricas, ni nexo alguno que lleve a la teosofía. Casi  diríamos que la función de este grupo es puramente mundana. Se dedican a  promover lo que llaman “Amor en Acción”. Los ocho puntos de B.V.M. son  tan abiertos que sería difícil no compartirlos:
-  Estimular y alentar a los hombres y mujeres de buena voluntad en todas  las partes del mundo, a establecer relaciones justas entre las raas, las  naciones y las clases sociales, por medio de la comprensión inteligente  y las vinculaciones apropiedas.
-  Ayudar a los hombres y mujeres de buena voluntad a estudiar los  problemas mundiales y aplicar eficazmente a esos problemas la buena  voluntad y la cooperación en vistas del bien común.
-  Cooperar con otras organizaciones a la construcción activa de la unidad  mundial, la estabilización y las relaciones humanas justas.
-  Tener siempre disponibles informaciones recientes sobre las actividades  constructivas en los principales campos de la actividad humana, por  medio de la publicación trimestral de un boletín.
- Realizar un Comentario de buena Voluntad sobre temas de interés mundial.
- Ayudar a instaurar la buena voluntad como nota fundamental de la nueva civilización.
- Establecer una lista de direcciones de hombres y mujeres de buena voluntad del mundo entero.
-  Favorecer la acción de las Naciones Unidas y de las Agencias  especializadas, como síntesis de la mayor esperanza de un mundo unido y  en paz.
Cuando  el filósofo Gustavo Bueno calificó a la doctrina de Rodríguez Zapatero  como “el pensamiento de Alicia”, sin duda ignoraba cuál era la “madre de  Alicia”. En efecto, este pensamiento coincide con la doctrina Zapatero  en un 100%. De hecho, el zapaterismo no va mucho más allá de estos  principios. Se trata de un pensamiento voluntarista que confía  ciegamente –hasta la ceguera patológica- en la bondad del ser humano, en  la virtud del pensamiento positivo, en las cualidades del diálogo para  solventar los problemas mundiales en un marco universalista y  globalizado en el que NNUU y sus agencias constituyen un embrión de  gobierno mundial. A la vista de esto, a la pregunta de qué es el  zapaterismo podemos contesar: “es el pensamiento de A.A.B., amputado de  su vertiente esotérica”. Efectivamente, es el “pensamiento de Alicia”,  de Alice Ann Bailey…
El  nacimiento de B.V.M. se vio favorecido por la aparición en EEUU y  Europa de un fuerte sentimiento pacifista en las entreguerras. Pero ese  pacifismo era relativo; a diferencia de la mayoría de grupos pacifistas,  B.V.M., no dudó en tomar partido decidido por los Aliados al estallar  la II Guerra Mundial. Esto le hizo romper con el resto del movimiento  pacifista que propugnaba una neutralidad total de los EEUU en la II  Guerra Mundial. La recompensa vino en 1945, tras la creación de NNUU,  cuando B.V.M. fue reconocido por esta organización internacional. 
Alice  Ann Bailey murió en 1949, poco después de ver su sueño consumado: las  Naciones Unidas representaban, por fín, el embrión de gobierno mundial  que evitaría todas las guerras. Le sustituyó al frente de Lucis Trust y  de sus organizaciones, su marido, Foster. Éste, a su vez, murió en 1979  cuando se había caso con Mary Bailey quien lo sustituyó al frente de la  organización.
Vamos  a ver como esta influencia de Lucis Trust en la escena internacional no  es un mito, sino una realidad constatable y fácilmente demostrable.  Algo que haremos en el próximo capítulo.
© Ernesto Milá Rodríguez – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com