Y en Italia, ¿qué papel tuvo el judaismo en los años comprendidos entre el fin de la primera guerra mundial y el último conflicto? Con su Storia degli ebrei italiani sotto il fascismo (Turín, 1961 y 1972), el historiador Renzo De Felice ha dado a este problema una respuesta exhaustiva. En lo que respecta a los orígenes del movimiento político que, en 1922, tomó el poder en Italia, referiremos un fragmento del libro de De Felice que tenderá a ilustrar las relaciones entre el Duce del fascismo y los judíos: "Ya hemos visto como Mussolini tuvo desde 1919 a diversos judíos en su entorno inmediatto: la adhesión y el apoyo de judíos al fascismo va sin embargo mmás allá de estos casos aislados. Algunos judíos tuvieron, tanto como pueda saberse de una materia tan delicada, una parte notable en la financiación de los primeros grupos fasxcistass.
En las todavía poco claras visicitudes económicas iniciales de "Il Popolo d'Italia", el comendador Elio Jona tuvo una parte importante según algunos rumores y, como hemos tenido ocasión de ver en su momento, según acusaciones explícditas formuladas por los judíos antifascistas de Túnez con ocasión de las medidas raciales, entre los principales financieron del fascismo habría figurado el tan maltratado Giuseppe Toeplitz. Y esto tanto en el centro como en la periferia, en particular en las zonas donde la presencia de los "rojos" era más masiva, en Livorno, Ancona, Romaña. En la región de Ferrera no hubo duda que fueron judíos quienes sostuvieron activamente al fascismo y a los escuadristas de Italo Balbo; algunos latifundistas judíos tuvieron en este sentido un papel no desdeñable. Por lo demás, algunas cifras son, en su aridez, ya significativas por sí mismas, entre los participantes en la fundación de los fascios de combate en Milán, el 23 de marzo de 1919, los famosos "sansepulcristas", figuraron ciertamente al menos cinco judíos (de los cuales uno, Cesare Goldman, fue también quien facilitó la sala); igualmente, tres judíos (Duilio Sinigaglia, Gino Bolaffri, Bruno Mondolfo) figuran en el martirologio oficial de la "revolución fascista" (...) en la Marcha sobre Roma participaron (o, al menos, recibieron el carnet que atestiguaba su aprticipación) doscientos treinta judíos (...) en esta fecha estaban inscritos en el Partido Nacional Fascista o en el Partido Nacionalista (y fusionados con éste último en el Partido Fascista en marzo de 1923) en torno a setecientos cincuenta" (95).
Tras la conquista del poder por el fascismo siguió el nombramiento de Aldo Finzi como sub secretario en Interior y de Dante Almensi como jefe adjunto de la policia; siguió luego el apoyo de la Italia fascista al sionismo, con diferentes encuentrosentre Mussolini, "astro del sionismo" (96) y los principales representantes sionistas; hmás tarde se produjeron nuevas incorporaciones de judíos al PNF.
Luego se publicó la nueva ley sobre la ordenación de las Comunidades Judías, a propósito de la cual el gobierno fascista "aceptó casi en todo el punto de vista judío" (97); Guido Jung fue nombrado ministro de finanzas; se realizaron ofertas de asilo para los judíos que procedían de Alemania y del Este Europeo; se dieron campañas de prensa contra las medidas profilácticas adoptadas por el régimen nacional socialista y la acción del "Duce" en favor del éxodo de los judíos del Sarre "con todos sus bienes" (98); finalmente se creó una escuela marítima en Civitavecchia, destinada a entrenar militarmente a los sionistas de Jabotinsky en el marco del apoyo facilitado para la invasión judía de Palestina. La legislación racial misma introducida por simples razones de oportunidad política, en relación a la alianza con Alemania encontró oposición en algunos jerarcas, en primer lugar Italo Balbo (99).
Luego se publicó la nueva ley sobre la ordenación de las Comunidades Judías, a propósito de la cual el gobierno fascista "aceptó casi en todo el punto de vista judío" (97); Guido Jung fue nombrado ministro de finanzas; se realizaron ofertas de asilo para los judíos que procedían de Alemania y del Este Europeo; se dieron campañas de prensa contra las medidas profilácticas adoptadas por el régimen nacional socialista y la acción del "Duce" en favor del éxodo de los judíos del Sarre "con todos sus bienes" (98); finalmente se creó una escuela marítima en Civitavecchia, destinada a entrenar militarmente a los sionistas de Jabotinsky en el marco del apoyo facilitado para la invasión judía de Palestina. La legislación racial misma introducida por simples razones de oportunidad política, en relación a la alianza con Alemania encontró oposición en algunos jerarcas, en primer lugar Italo Balbo (99).
Notas a pie de página:
(95) R. de FELICE, op. cit., pág. 105.
(96) "Tres cientos hombres que se conocen entre ellos, guían los destinos económicos del continente y eligen a sus sucesores entre sus discípulos", Rathenau había escrito, evidentemente con conocimiento de causa, estas líneas en un artículo publicado el día de Navidad de 1919 en la "Neue Freie Presse". Estaba aun convencido de ellos cuando en 1922 publicó el artículo en cuestión en su libro Zur Kritik der Zeit, aparecido ese mismo año.
(97) Op. cit., pág. 140.
(98) A principios de abril de 1973 fué publicado en el "Corriere della Sera" la carta de un judío de Ferrara, un tal Gualterio Finzi, en el cual reivindicaba la posición filosemita de Balbo: "Quisiera saber si vuestro redactor, en pleno régimen fascista y en un período de persecución, hubiera tenido el valor de intervenir de forma tan decidida en favor de los judíos italianos y si se cree verdaderamente hoy, perseverando en su actitud, empañar la figura de Italo Balbo, quien, solo entre todos, nos ayudó en aquellas jordanas trágicas".
(99) En Les Annales. Emile Ludwig no era otro que Abraham Cohn; el padre obtuvo, por decreto real, el poder de cambiar el nombre de Cohn por el de Ludwig, para él y para todos sus descendientes (NdA). El mismo judío alemán, "tras haberse prudentemente refugiado en Suiza, se hizo portavoz del judaismo publicando un pequeño libro titulado La Nouvelle Sainte Alliance (Partís, 1938), en el cual proponía "una nueva Santa Alianza concebida entre las tres grandes democracias del mundo". Dejemos la palabra a Ludwig: "... La Alianza está dirigida contra Alemania e Italia y contra cualquier otro Estado que en el día de mañana pudiera reclamarse de los mismos principios. Superará en agresividad el lenguaje de desafío de los dictadores". (Cit. enm L. DE PONCINS, Top Secret. Secrets d'Etat anglo americains. Diffusion de la Pensée Françcaise, Chiré en Montreuil, 1972; pág. 44 45). En cuanto a J. MONTIGNY, refiere, en su libro Le complot contre la paix (París 1966), estas propuestas del escritor judío Emmanuel Berl: "Todos los judíos políticamente organizados desean la guerra y la impulsan. En los corredores de la Cámara se libra la batalla cotidiana; el ejemplo de Blum y Mandel lo muestra con creces: la comunidad judía políticamente organizada ha sido, es aun, el alma ardiente de la coalición belicista" (NdT).
(96) "Tres cientos hombres que se conocen entre ellos, guían los destinos económicos del continente y eligen a sus sucesores entre sus discípulos", Rathenau había escrito, evidentemente con conocimiento de causa, estas líneas en un artículo publicado el día de Navidad de 1919 en la "Neue Freie Presse". Estaba aun convencido de ellos cuando en 1922 publicó el artículo en cuestión en su libro Zur Kritik der Zeit, aparecido ese mismo año.
(97) Op. cit., pág. 140.
(98) A principios de abril de 1973 fué publicado en el "Corriere della Sera" la carta de un judío de Ferrara, un tal Gualterio Finzi, en el cual reivindicaba la posición filosemita de Balbo: "Quisiera saber si vuestro redactor, en pleno régimen fascista y en un período de persecución, hubiera tenido el valor de intervenir de forma tan decidida en favor de los judíos italianos y si se cree verdaderamente hoy, perseverando en su actitud, empañar la figura de Italo Balbo, quien, solo entre todos, nos ayudó en aquellas jordanas trágicas".
(99) En Les Annales. Emile Ludwig no era otro que Abraham Cohn; el padre obtuvo, por decreto real, el poder de cambiar el nombre de Cohn por el de Ludwig, para él y para todos sus descendientes (NdA). El mismo judío alemán, "tras haberse prudentemente refugiado en Suiza, se hizo portavoz del judaismo publicando un pequeño libro titulado La Nouvelle Sainte Alliance (Partís, 1938), en el cual proponía "una nueva Santa Alianza concebida entre las tres grandes democracias del mundo". Dejemos la palabra a Ludwig: "... La Alianza está dirigida contra Alemania e Italia y contra cualquier otro Estado que en el día de mañana pudiera reclamarse de los mismos principios. Superará en agresividad el lenguaje de desafío de los dictadores". (Cit. enm L. DE PONCINS, Top Secret. Secrets d'Etat anglo americains. Diffusion de la Pensée Françcaise, Chiré en Montreuil, 1972; pág. 44 45). En cuanto a J. MONTIGNY, refiere, en su libro Le complot contre la paix (París 1966), estas propuestas del escritor judío Emmanuel Berl: "Todos los judíos políticamente organizados desean la guerra y la impulsan. En los corredores de la Cámara se libra la batalla cotidiana; el ejemplo de Blum y Mandel lo muestra con creces: la comunidad judía políticamente organizada ha sido, es aun, el alma ardiente de la coalición belicista" (NdT).
(c) Por el texto:el autor [desconocido, se agradecerán datos para identificarlo]
(c) Por la traducción: Ernest Milà