Info|krisis.- Generalmente se olvida que desde hace más de 10 años, el año 2014 es
mítico para el independentismo catalán y no solamente porque se cumple el
tricentenario de la entrada de las tropas borbónicas en Barcelona, sino porque
Carod-Rovira, en su momento, secretario general de ERC, decretó que ese sería
el año de la independencia. Para ese 11 de septiembre faltan solamente 30 días.
Y para el 9 de noviembre, otra fecha mitificada por el independentismo, en la
que celebraría el referéndum independentista, apenas faltan 90 días. Así pues
estamos entrando en la “Zona Cero” del “conflicto independentista”.
Tal como están las cosas puede
elaborarse una previsión de cómo se irán sucediendo los acontecimientos en
Cataluña desde ahora hasta el mes de mayo de 2015 fecha en la que tendrán lugar
las elecciones municipales y autonómicas en algunas comunidades:
1) Crisis del proceso soberanista:
Hasta prácticamente hace quince
días el Estado había permanecido casi completamente mudo y sin iniciativa ante
el proceso independentista, sin duda, pensando que, finalmente imperaría el
buen sentido y que Artur Mas sería consciente de lo mucho que podía perder y
que, se estaba acabando el tiempo del “farol” del mal jugador de póker. Efectivamente,
a alguien medianamente razonable, la aventura emprendida por Mas le resulta
absolutamente incomprensible a menos que el "president" oculte un as en la manga desconocido por todos.
Sin base social suficiente, con
las puertas de Europa completamente cerradas, con la patronal catalana
literalmente de uñas, y sin un proyecto de viabilidad para “el día después”, a
Rajoy le parecía increíble que el “president”
pudiera optar por caminar por semejante berenjenal con el apoyo de ERC, ICV,
CUP, con dudas en su propia coalición con la oposición de C’s, PP, el PSC
debatiéndose en un mar de dudas desgarradoras y un altísimo porcentaje de
indiferencia. ¡Cómo si con todo esto pudiera construirse una independencia!
Pero a mediados de julio, tras el
varapalo en las Elecciones Europeas y lo problemático del proceso
independentista, Artur Mas se ha convertido, simplemente, un cadáver político.
Es en ese momento cuando el Estado ha acometido la tarea de atacar frontalmente
el proceso independentista desprestigiándolo ante la sociedad catalana.
Hasta ahora, dos han sido los
“hitos” de la contraofensiva. El primero fue el aprovechamiento de los sucesos
de Can Víes en Barcelona, un local ocupado desde tiempo inmemorial para
demostrar la debilidad del Ayuntamiento de Barcelona, gestionado por CiU, y la
incapacidad de los mozos de escuadra
para acabar con un problema menor que casi cuesta el incendio de todo un barrio
y en el que la santa alianza de “okupas” e inmigrantes marroquíes, bastó para
atemorizar al alcalde y al departamento de interior de la Generalitat. Aquel fue
el primer aviso y ya se dijo entonces que “agitadores llegados de fuera”
mantuvieron los más duros episodios de guerrilla urbana que se han visto en
Barcelona desde tiempos de la República.
A la vista de que Mas siguió en
actitud autista, era obvio por donde iba a desencadenarse la segunda ofensiva y
por donde circularán las que vendrán. La Generalitat de Cataluña y el
nacionalismo no tienen la conciencia tranquila desde hace más de treinta año.
La opinión pública catalanoparlamente no ha tenido en ese período la conciencia
clara de que aquella región era, sin duda, en dura competencia con Andalucía,
la más corrupta de todo el Estado. Simplemente, Pujol precisaba de un régimen
de subsidios, subvenciones, concesiones de licencias de emisión y sobornos
puros y simples, para mantener callados a los medios de comunicación catalanes
(por lo demás ampliamente deficitarios; baste recordar que en la historia del
papel escrito no se ha registrado nunca el hecho de que un diario, deficitario
desde su fundación como Avui, haya
ido apareciendo regularmente durante casi 35 años gracias a las ayudas
procedentes de la trastienda de la Generalitat). Cuando estalló el Caso Banca
Catalana, verdadera estafa a los impositores y escándalo de gestión aventurera
y en absoluto profesional, el lector de medios catalanoparlantes llegó a creer
que se intentaba atacar a Cataluña, atacando al “molt honorable president” de la Generalitat.
Pujol salió impune, pero a partir
de ahí entendió que su fortuna personal dependería de jugar “a la puta i la Ramoneta” con el
gobierno que se sentara en Madrid. Y lo que a él le interesaba sobre todo era
lo que podía obtenerse mediante el ejercicio del racket, el nepotismo y las corruptelas. Así pues, no solamente la
cúpula dirigente de CiU (que ya había tenido varios encontronazos con la
justicia) sino ayer los Pujol y hoy los Mas, tenían mucho que ocultar, ¡tanto
que parece increíble que no previeran que la ofensiva del gobierno central
contra ellos iba a empezar por ahí! (¿es que acaso pensaban que como el
gobierno del Estado o como la monarquía tenían mucho que ocultar, nadie se
atrevería a tirar de la manta?).
Parece difícil que el “proceso
soberanista” vaya a salir indemne de lo que solamente ha hecho que empezar:
cada día, de aquí hasta las elecciones de mayo, se irán recordando,
machaconamente, las miserias de treinta y tantos años de gobiernos
nacionalistas. Y ahora ya es imposible que los medios de comunicación catalanes
silencien algo que está en la calle en toda la autonomía catalana: la estafa a
todo un pueblo. Por mucho que ERC diga que esto no afecta a la “credibilidad”
del proceso, sí afecta (y el hecho de que un dirigente de ERC –otro más, no es
el primero- haya sido detenido, por delito de pedofilia, contribuye a empeorar
más las cosas) ¡y de qué manera! El que una banda de ladrones proponga la
independencia evidentemente tiene sólo un objetivo: poder realizar más
cómodamente sus exacciones y sin miedo a que venga un policía de otra parte del
Estado e investigue…
Es cierto que el problema lo
tiene ahora CiU (literalmente, al borde de la implosión): ¿cómo desandar lo
andado? ¿Cómo dar marcha atrás y pactar con el Estado parar el proceso
independentista a cambio de que el Estado pare la fuga de información sobre las
corruptelas del nacionalismo? Este es el principal problema con que se encuentra
hoy la “vía independentista” y que, sin duda, acarreará el fin político de
Artur Mas y muy probablemente de la coalición CiU.
2) Fracaso de la “vía legal” a la independencia
Resulta sorprendente la cándida
ingenuidad con la que Artur Mas intenta presentar como “legal” el referéndum.
El “nuevo estatuto” le permite establecer una ley de consultar catalana (fue
uno de los artículos que no fueron “tumbados” por el tribunal constitucional a
pesar de estar recurridos). En el mes de septiembre, Mas piensa, presentar un
proyecto de ley para regular este tipo de consultas, proyecto que será aprobado
con las votos de CiU, ICV y ERC (a los que probablemente se sumará algún voto
del más que maltrecho PSC).
Inmediatamente se apruebe esta
ley y acogiéndose a ella, Artur Mas convocará el referéndum por la autodeterminación…
¡asunto resuelto! ¡la consulta ya es legal!
Obviamente, Artur Mas ha creído
hasta el último momento en la posibilidad de que el gobierno Rajoy se
“achantara” y finalmente accediera a negociar… porque sin ese requisito, parece
obvio que el gobierno interpondrá inmediatamente recurso de
inconstitucionalidad y bloqueará la aplicación de la ley de referéndum… con lo
que éste ni siquiera se podrá convocar. El ingenuo artificio utilizado para
salvar la legalidad vigente, casi suscita una sonrisa de conmiseración por su
estúpida simpleza.
Aquí muere la “vía legal”,
mientras persistan las actuales circunstancias. Harina de otro costal es que en
futuro no muy lejano, una coalición de izquierdas (ya que el PSOE, en las
actuales circunstancias, con una rama catalana, prácticamente desintegrada,
nunca más va a poder aportar los votos necesarios del socialismo catalán para
una improbable futura mayoría absoluta y, por tanto, si retorna algún día al
poder solamente podrá hacerlo en coalición) autorizara una ley para convocar
consultas de este tipo. Pero ahora, esa posibilidad no es la que puede darse en
2014-2015.
3) Disolución del parlamento de Cataluña y convocatoria de nuevas
elecciones
La crisis del proceso
independentista y el fracaso de la “vía legal”, cierran los márgenes de
maniobra del nacionalismo. Artur Mas, en el momento en que se presente el
recurso de inconstitucionalidad de la ley catalana de referéndum solamente
tiene una salida razonable: disolver el parlamento de Cataluña y convocar
elecciones anticipadas. ¿Cuándo puede ocurrir esto? Aún es pronto para decirlo,
pero sin duda después de la interposición del recurso de inconstitucionalidad,
esto es, en un arco de tiempo que va de octubre de 2014 y enero de 2015,
teniendo en cuanta que las elecciones municipales y autonómicas (en algunas
autonomías) tendrán lugar en mayo.
CiU (o lo que quede de ella en
ese momento) aspirará a que las elecciones sean “plebiscitarias”, aun a pesar
de que ni en la legislación española ni en la catalana exista ninguna
definición ni ningún espacio legal para esa consideración. Por otra parte, a
medida que en Cataluña se va percibiendo la imposibilidad de asumir la defensa
del gang Pujol desde ningún punto de
vista, la actitud de ERC ha ido cambiando: de oponerse inicialmente a la
formación de una comisión de investigación en el Parlamento de Cataluña, a
aceptarla unos días después, cuando ya era perceptible que el descrédito de los
dirigentes del nacionalismo eran irreversibles.
A medida que vaya pasando el tiempo
y justo en el momento en que se disuelva el parlamento catalán, va a resultar
muy difícil que CiU se recupere. Si antes del estallido del escándalo del gang Pujol, las elecciones europeas ya
marcaron el punto de inflexión en el que CiU perdía la hegemonía política
siendo superado por ERC, hay que pensar que en las próximas elecciones
autonómicas el descrédito va a ser irreversible y CiU cada vez tendrá un menor
valor político, siendo lícito preguntarse si ERC consideraría que “viajar con
el nacionalismo” podría afectar negativamente a
sus expectativas (especialmente porque el ascenso de Podemos en Cataluña amenaza muy
seriamente su consideración de “partido de la protesta”).
4) Profunda alteración del mapa político catalán
Se convoquen cuando se convoquen,
en las actuales circunstancias de la política catalana, va a sobrevivir muy
poco de los actuales equilibrios de fuerzas.
El PSC, lejos de superar sus
contradicciones internas, tiene cada vez más polarizadas sus opiniones
registrando abandonos hacia el independentismo, hacia el área de la protesta y
hacia el españolismo de nuevo cuño (Ciutadans). De todo el Estado Español es,
sin duda, en Cataluña en donde el socialismo ha alcanzado en estos momento, el
mayor nivel de implosión: no solamente se desentiende por el destino del
socialismo español (la “tercera vía” del socialismo catalán para muchos
socialistas supone una falta de decisión del PSC a la hora defender la “unidad
del Estado”), sino que sus integrantes están llegando al “sálvese quien pueda”.
Podemos, será sin duda, la formación más beneficiada por la pérdida
de vigor del PSC y a su lista irán a parar bolsas de votos hasta ahora
propiedad del socialismo que ven con malos ojos su temporización y su complejo
de inferioridad ante el nacionalismo. De hecho, un sector del PSC considera
desde hace tiempo que el partido ha estado dirigido durante mucho tiempo por
nombres procedentes de la alta burguesía catalana en su afán de controlar el
nacionalismo de centro-derecha y el socialismo de centro-izquierda. Esta
situación insostenible merma, elección tras elección las posibilidades de una
recuperación electoral socialista, opción, por lo demás, muy mermada por las
locuras cometidas durante el gobierno Maragall y la mediocridad decepcionante
del gobierno Montilla.
Tampoco parece que el PP puede
encontrar un hueco en el futuro político de Cataluña. No es, sin duda por
casualidad, que el rostro asaeteado por el bótox de Alicia Sánchez-Camacho, sea
uno de los más desagradables de la política catalana: durante más de un año, la
dirigente del PP, retuvo las confidencias realizadas por la ex novia de Pujol
Ferrusola, cuando su obligación hubiera sido depositarlas en la fiscalía. Si no
lo hizo fue por la costumbre del PP de terminar negociando con CiU y llegando a
un acuerdo (impunidad y euros a cambio de apoyo político). Esa posibilidad,
usada durante veinte años, ha terminado siendo odiosa para todos y perjudicando
electoralmente a las dos partes.
El PP lograría evitar un
descalabro absoluto a costa de reconstruir una especie de Lliga Regionalista
junto con los escindidos de CiU, UDC. Pero, resulta un misterio lo que supone
electoralmente UDC, especialmente porque cuando se produzca la ruptura de CiU,
las dos partes van a cruzarse puñaladas traperas y los democristianos han sido
durante demasiado tiempo socios de CDC como para que no se conozcan las
vergüenzas mutuas: UDC ha sido tan responsable de la corrupción en Cataluña,
como la cúpula de CDC y tampoco va a salir indemne.
En cuanto a ICV, en la
actualidad, su intención de voto es bastante menor a la de Podemos en Cataluña y el excesivo nacionalismo de la coalición,
poco compatible con su vocación de izquierdas, y que ya le ha restado
prácticamente toda su base obrera en el Bajo Llobregat y en las zonas industriales.
No es posible augurar a esta coalición nada más que un entierro poco honorable,
sin pena ni gloria, triste y desvaído, como corresponde a la mediocridad que
quedó tras el deshinchamiento del viejo PSUC.
Solamente ERC obtendría un
resultado notable y se convertiría en fuerza mayoritaria en Cataluña. Pero este
partido, fuera de la tensión nacionalista e independentista que
tradicionalmente ha generado, tiene poco que decir en cualquier otro terreno (y
de ese “poco” la mayoría no es ni siquiera razonable). Quizás sea en ERC en
donde se produce la contradicción más fragrante de la política española entre
lo que la cúpula del partido aspira (la independencia de Cataluña, solamente la
independencia y nada más que la independencia), y aquello a lo que aspira su
electorado (un voto de protesta primero y de protesta catalana, después). El
que gane las próximas elecciones no implica que pueda conservar por mucho
tiempo sus votos. A fin de cuentas ERC ha sido desde el principio de la transición
un “partido diente de sierra” con altibajos cíclicos, crisis interiores sin fin
y una incapacidad congénita para estabilizar a sus votantes. No parece que la
cosa vaya a cambiar en un futuro próximo.
Las otras dos fuerzas que tienden
a experimentar un crecimiento son, en estos momentos, especialmente Podemos (partido que recoge el voto de
protesta no particularmente sensibilizado por el catalanismo) y Ciutadans cuyo único interés hasta ahora
ha residido en plantear objeciones a la locura nacionalista con más decisión y
menos compromisos que el PP. En cierto sentido Ciutadans es el “partido refugio” para la oposición a la
catalanización forzada de la autonomía, pero se agota en la cuestión
lingüística… ¡como si éste fuera el único problema existente en Cataluña! En
todo lo demás, Ciutadans es un
portento de eclecticismo y blandenguería de pocos vuelos.
5) Lo que puede dar de sí un gobierno dirigido por ERC
Puestas así las cosas y a la
espera de ver las nuevas simetrías políticas que se generarían en Cataluña, no
parece muy aventurado afirmar que le correspondería a ERC formar nuevo gobierno
recabando apoyos de los grupos nacionalistas que hubieran podido sobrevivir al
escándalo protagonizado por el gang Pujol
y a la CUP, si esta logra mantenerse como partido parlamentario. Lo que ocurra
a partir de entonces no va a ser sino la crónica de una inestabilidad
permanente instalada en el corazón de las instituciones catalanas y de una
agitación independentista absolutamente insoportable para los partidarios de que
Cataluña siga unida al Estado y para la vida económica catalana dentro de un
marco de creciente peso demográfico de minorías étnicas de origen islámico
decididas a imponer su peso muerto.
En síntesis, puede decirse que si
ERC llega a formar gobierno todo su programa empezará y terminará con la
obsesión independentista. Todos sus esfuerzos irán orientados en esa dirección
de manera absolutamente paranoica, lo que unido al aventurerismo y la
irresponsabilidad de un sector de la dirección, puede dar lugar a situaciones
desagradables o incluso esperpénticas como las que fueron habituales en la
Cataluña de los años 30, regularmente protagonizadas por Companys.
La instalación de ERC en el poder
contribuirá a perpetuar la inestabilidad política de aquella autonomía, la fuga
de empresas hacia el otro lado del Ebro, la insistencia en el frágil y
progresivamente más incómodo monocultivo turístico, el ensimismamiento
nacionalista y las locuras independentistas que siempre han acompañado a la
historia de esta sigla.
Pero todo ello se agravaría aún
más con una situación económica internacional que dista mucho de haberse
solucionado y que, en realidad, se va erosionando progresivamente al margen de
lo que digan los telediarios interesados en reproducir el optimismo
gubernamental sobre el auge de la economía español y el final del paro como
problema capital.
Cuando la crisis de las subprimes (y equivalentes) queda ya
lejos en el tiempo pero sus efectos sobre la deuda pública no se han resuelto
todavía, la irrupción de una nueva crisis iniciada en Argentina (en quiebra
declarada) que pronto se trasladará a Brasil (cuya economía tiene problemas
propios parecidos a la España de 2007, empezando por la burbuja inmobiliaria y
el alto nivel de riesgo de la banca), ralentizará la economía mundial de nuevo
y disipará las esperanzas en aumentos espectaculares del PIB. Sin olvidar que
las sanciones económicas practicadas por Rusia contra las importaciones
procedentes de la UE, como respuesta al seguidismo de la UE hacia la política
belicista y agresiva de los EEUU en el caso de Ucrania, agravará todavía más la
integridad de nuestra economía, y especialmente la de las zonas agrícolas
catalanas de Lérida y Tarragona.
6) Convocatoria de elecciones municipales en Mayo
Cuando se convoquen las
elecciones municipales, todo esto ya habrá quedado claro y seguramente
reproducirá el esquema que hemos descrito hasta ahora. Será en mayo cuando la
recomposición de las fuerzas políticas catalanas adquirirá el aspecto que le va
a acompañar en el ciclo de inestabilidad que se abrirá en el otoño de 2014.
Seguramente no nos equivocaremos si describimos ese ciclo nuevo como
radicalmente diferente al vivido hasta ahora.
Fuerzas políticas de nuevo cuño
que hasta ahora no habían podido expresarse por la presión de los actores
políticos tradicionales, estarán presentes en las instituciones y partidos que
hasta hace poco “eran algo” quedarán minimizados o simplemente convertidos en
grupúsculos. La época de los partidos que hasta ahora tenían el “voto cautivo”
y clientelar, recibiendo un voto cerril elección tras elección al margen de sus
méritos reales, está a punto de acabar.
Los partidos catalanes
tradicionales perderán en enero concejales, peso político, medios económicos, recursos
y protagonismo. Otras fuerzas hasta ahora secundarias o inexistentes se
impondrán o despuntarán en el horizonte.
En realidad, a partir de las
elecciones municipales de mayo de 2015, nada en Cataluña volverá a ser igual a
lo que se ha dado en las más de tres décadas que nos preceden.
© Ernesto Milá – info|crisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com –
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