martes, 28 de octubre de 2025

EN LA RECTA FINAL DEL SANCHISMO: la nueva situación (4ª parte) - Un “don Tancredo Feijóo” superado y a la espera - Lo que puede ocurrir a partir de ahora

Lo más descorazonador de la política española en este momento es la flema y la pasividad de Alberto Núñez Feijóo… Justo en el momento en el que tenía que movilizar a sus diputados y a la calle para poner fin al período más negro en la historia reciente de España, Feijóo opta por esperar acontecimientos, ver como el sanchismo se va desgastando a golpe de informe de la UCO y a la espera de que empiecen a caer las primera sentencias por los primeros escándalos de corrupción (el primero será el del Fiscal General, el segundo el del “hermanísimo” e, incluso es posible que el ”caso Begoña” pase por un juzgado popular a lo largo de 2026).

Una moción de censura “instrumental”, pactada previamente con Junts no estaría de más. Especialmente, si en lugar de proponerse él como candidato, lo hiciera a través de un personaje que no suscitara desconfianzas en los nacionalistas catalanes (el nombre de Miquel Roca, es el que más se baraja en estos momentos). Su función sería descabalgar de una vez por todas al psicópata de la Moncloa y sustituirlo por un gobierno de gestión que durase el tiempo justo para convocar elecciones en el plazo más breve posible. Esta es la única posibilidad que tiene Junts de jugar un papel en la próxima legislatura.

Pero es problemático que PP o Junts acepten este planteamiento que implicaría ofrecer la posibilidad de que Abascal embistiera, preguntando en sede parlamentaria a Feijóo sobre su política de alianzas. Y, en lo que se refiere a Junts, el problema sería más grave porque en Cataluña quedaría a ojos del independentismo como el partido que, gracias a su voto, derrocó a Sánchez y entregó el poder a un gobierno de la derecha estatalista.

También es posible que Feijóo prefiera rehuir el riesgo del cara a cara con Sánchez y opte por dejar que los sucesivos informes de la UCO y las investigaciones periodísticas trabajen por él. Hoy, es prácticamente imposible que el PSOE pueda remontar las previsiones electorales que le son ampliamente desfavorables.

Máxime si la posibilidad de un fraude electoral mantiene abiertos los ojos de los observadores, a la vista de que proliferan las maniobras oscuras de Indra -a cargo del recuento- en varios países iberoamericanos. La norma de fotografiar las “actas electorales” y publicarlas on line, como se hizo en Venezuela, hace que el riesgo de fraude quede conjurado.  Si hay fraude, será en el voto por correo, por supuesto, pero a la vista de cómo están las cosas -y de cómo se irán poniendo- parece muy difícil que el sanchismo remonte e, incluso, que logre salvar los muebles.

Feijóo parece haber decidido optar por el “dontancredismo”: esperar sin moverse, el desgaste del adversario hasta su derrota y mientras seguir votando junto al PSOE en el parlamento europeo para dar muestras de “madurez” de cara al canciller Merz especialmente.

6. Lo que puede ocurrir a partir de ahora

Cuanto más prolongue esta larga agonía del sanchismo, más polarización del voto y más crispación aparecerán. El olor a derrota invade todos los departamentos ministeriales y todas las sedes del PSOE. Nadie se atreve a reconocer que, ya ni siquiera las previsiones del CIS, ni la caterva de tertulianos amamantados por las ubres del poder logran animar al electorado socialistas. En estas circunstancias, empiezan a actuar a la desesperada en ayuntamientos, diputaciones y ministerios.

Es significativo que haya aumentado en las últimas semanas la “publicidad institucional” del “Gobierno de España”… síntoma de que las comisiones generadas en estas postreras campañas están suponiendo un reparto apresurado de sobres, de la misma forma que las subvenciones absurdas e imposibles de seguir a las más inverosímiles campañas humanitarias y a ONGs “sin ánimo de lucro”, improvisadas y ridículas, suponen las últimas mordidas de un gobierno de nulidades, mangantes y ambiciosos sin escrúpulos a imagen y semejanza del capo de tutti i capi.

Mi impresión es que el capítulo de la corrupción socialista no se ha cerrado todavía. Falta un final kolossal a la altura del sanchismo. La posibilidad de pasar años a la sombra, hace que sea cuestión de tiempo el que alguno de los puteros y vividores del sanchismo, piense si no será mejor “colaborar” con la justicia, salvar lo salvable y liberarse de responsabilidades. Creo que todavía nos falta mucho que ver en este terreno y las intentonas de Marlaska de reconfigurar la UCO, indica perfectamente que aún queda mucho por salir. Acaso lo más importante.

Ya no se trata de “lo quede del PSOE en el postsanchismo”, sino de lo que “quede de España”. El país saldrá de este período luctuoso marcado para siempre, con un lastre de casi dos billones de deuda que se proyectará sobre las generaciones posteriores de españoles.

No tenemos la menor duda de que Feijóo evitará, por todos los medios, hundir al PSOE, renunciará a sacar toda la bazofia que hay debajo de las alfombras de los ministerios (si es que queda alguna que no se hayan llevado los socialistas). Lo normal en el día 1 de su gobierno sería que se auditaran todos los ministerios para saber exactamente la situación del país y la magnitud del agujero negro dejado por los socialistas. Como “lo normal” hubiera sido que Rajoy, cuando llegó al poder, hubiera realizado una investigación exhaustiva de lo ocurrido el 11-M… Ni ayer Rajoy, ni mañana Feijóo tienen la más mínima intención de hundir por completo al PSOE. Esa es la tristísima realidad.

No va a ser un período fácil. Estamos persuadidos de que Feijóo preferirá pactar con los restos del PSOE o bien formar un gobierno monocolor sin participación de Vox (y Vox demostraría poca sensatez si por tener prisa en “tocar poder”, accediera a jugar en un futuro gobierno presidido por Feijóo el mismo papel que está jugando Yolanda Díaz en el sanchismo).

Ahora bien ¿quién será el “líder socialista” que asuma la herencia envenenada del sanchismo? No hay ni una sola figura de alcance nacional que pueda sustituir a Sánchez, ni mucho menos posibilidades de reconstruir un proyecto socialdemócrata creíble. Una “gran coalición” puede ser solamente “grande”, si los dos partidos que la forman están más o menos igualados y muestran estabilidad interior. Y eso no ocurre: en el PP, la posibilidad de pactar con el PSOE “liberado de Sánchez”, es una posibilidad que rechaza de partida una parte sustancial de su electorado. Por su parte en el PSOE las cosas no van mucho mejor: un partido que siempre ha ido de “primera” o “segunda opción” para los electores, no puede quedar en tercer o cuarto puesto sin sufrir un trauma interior. Y esto es lo que puede ocurrir con el PSOE en varias comunidades, incluidas algunas provincias andaluzas. Por eso el PP se ha equivocado, o más bien ha sido María Guardiola adelantándose y convocando elecciones en Extremadura, cuando Andalucía o Valencia, con mucho más peso específico, eran las adecuada para generar adelantos con repercusiones en la política nacional.

Descartada la moción de censura, descartada la presentación de un “candidato instrumental” para la convocatoria de elecciones, con un Sánchez aferrado al poder y rezando para que se produzca un milagro que lo salve de pasar de la poltrona de La Moncloa al banquillo de los acusados, podemos decir que estamos en la “medianoche oscura de España”.

Los problemas, podridos por décadas de ignorarlos, no los va a resolver Feijóo en su mandato: ¿cómo podrían resolverse el tema de los, entre 200 y 400.000 okupas diseminados por toda España? ¿con una simple ley? ¿dónde van a ir a parar? No es un problema que se soluciones de un día para otro.

¿Y la inmigración masiva? ¿cómo se va a detener la islamización progresiva de algunas zonas del Estado? Si se ofrecen incentivos para la natalidad, está más que claro que la inmensa mayoría irán a parar a manos magrebíes y subsaharianas. Si se construyen viviendas sociales, como no quede claro que son para “españoles”, se ampliará la colonización extranjera de barrios enteros. Todo lo que no sea “remigración” no es la solución.

Si el Estado reduce ministerios, restringe gastos, sin planes de reconstrucción industrial, ni reducción de la presión fiscal, el número de parados puede dispararse en pocos meses. Si no se cortan de una vez por todas subsidios a los sindicatos (“el que quiera un sindicato, que se lo pague”), estos residuos de otros tiempos volverán a convocar “huelgas generales”, paros y manifestaciones, a pesar de que solo tengan a la “mafia de la cultura” detrás. Si no se reordena la educación y la sanidad (y para ello sería necesario que el Estado recuperara la totalidad de la gestión en esas áreas), estos dos servicios públicos van a ser cada día más y más inservibles.

No, la España que heredará Feijóo es un “regalo envenenado”, quien se haga cargo tiene por delante un largo período de angustia, especialmente, si no es capaz de actuar al margen de las directivas de la UE. Y Feijóo no es capaz, desde luego.

La hora de Vox no ha llegado todavía. Llegará -como está llegando la hora del Rassemblement National en Francia o de Acción por Alemania, del Partido por la Libertad holandés (como se verá el próximo 29 de octubre), la de Chega! en la nación hermana portuguesa, la del FPÖ austríaco, como ha llegado la hora de Orban o de la Meloni, y así sucesivamente.

Solo hay que tener un poco de paciencia. Estamos en puertas de un cambio radical en la política española. El hecho de que los resultados obtenidos en las elecciones generales de 2023 o en las pasadas elecciones catalanas de 2024, ya no sean los que se obtendrían hoy, sugieren que la “movilidad” del electorado es máxima y nunca antes vista en la España democrática, síntoma inequívoco de grandes cambios.

 El problema es hasta cuándo se prolongará esta fase terminal de un ciclo (el iniciado en 1978) y cuándo se entrará en el “nuevo curso”. Para ello hace falta que las viejas opciones pierdan toda credibilidad y que las nuevas se afirmen definitivamente.

 

 


 








 

 

 

EN LA RECTA FINAL DEL SANCHISMO: la nueva situación (3ª parte) – El deterioro imparable del PSOE - El test extremeño


La versión oficial dice que el PSOE es un partido “resiliente” que se recupera pronto de sus crisis. Pero esto tiene poco que ver con la realidad: el PSOE es un partido como otro cualquiera, con una historia a sus espaldas poco edificante y que, de no responder a las exigencias del electorado corre el riesgo de entrar en estado gaseoso. Es cierto que el PSOE soportó bien la crisis que entraño su “desmarxistización” y su conversión a la “socialdemocracia”. Tras el ciclo felipista, el PSOE se encontró con una crisis de liderazgo. Entonces apareció ZP, “bambi”, un tontorrón que supo encandilar al electorado con un discurso “buenista” e ingenuo-felizote. Eran los tiempos en los que el electorado de izquierdas creía en su “superioridad moral”. ZP asumió todos los temas de los que mensualmente traía noticias El Correo de la UNESCO: estudios de género, igualdad hombre mujer, discriminación positiva, wokismo, pacifismo, mundialismo, corrección política, globalización, relativismo, memoria histórica, aborto, etc, etc, etc. Su política, desde el principio, no fue “socialdemócrata”, sino una extraña mezcla de temas del pasado con obsesiones injertadas por los muñidores de la Agenda 2030. Y la cosa se mantuvo con sus coñas de “Alianza de Civilizaciones” hasta la crisis económica de 2007-2011. A partir de ese momento, el proyecto “socialdemócrata” entró en banca rota y la propia Internacional Socialista (hoy presidida por Sánchez) perdió influencia (e incluso algunas de sus secciones europeas) apareciendo sustitutos regionales como “el Grupo de Puebla” del que forma parte el PSOE, Sumar y Podemos.

Los vientos ya no soplaban a favor de la socialdemocracia, sino muy en contra: lo normal hubiera sido sacrificar la sigla “PSOE”, cuando aún había tiempo, a un proyecto de “unión de la izquierda”; pero la cuestión era que faltaba liderazgo y sobre todo temática: ¿en base a qué puede unirse la izquierda? ¿para contrarrestar a la derecha? ¿en base a qué proyecto? el paquete wokismo-corrección-LGTBIQ+-welcomerefugies, etc, ¿puede encontrar eco en el electorado?

Cada una de estas salidas se presenta como más problemática que la anterior, así que finalmente, el PSOE cayó en manos de una camarilla de desaprensivos, sin doctrina, sin proyecto, con dos únicos fines: lucrarse con el ejercicio del poder y saquear al Estado y a la sociedad. Ese es el pedrosanchismo. ¿La sigla PSOE? Vacía, amortizada y sin futuro. ¿la “unión de la izquierda”? ¿para qué? Si a lo mejor, es con la derecha con la que conviene alinearse según la vía alemana

Y, a fin de cuentas, ¿qué importa todo esto si de lo que se trata de “pillar de lleno” y procurar que se extienda el mayor tiempo posible el permanecer con las llaves de la caja…? ¿Y luego? Siempre habrá un país en el que recalar con unas cuantas maletas repletas de “chistorras”. A fin de cuentas, factótum del socialismo italiano Bettino Craxi hizo lo mismo antes de tomar las de Villadiego camino de Túnez. La camarilla sanchista, es de suponer, que ya habrá elegido un destino dorado para eludir la justicia española. Marruecos, con seguridad, no sea que tanto Venezuela, como Colombia, como Chile, sigan el camino de Argentina, Bolivia o Perú y terminen dando un giro copernicano.

El problema del PSOE en este momento es que el sanchismo ha vaciado el partido. Ya no queda “militancia”, tan solo un grupo de individuos sin oficio ni beneficio que solamente saben ganarse la vida a la sombra del erario público. Y eso, solamente si las elecciones les son favorables y logran conservar un mínimo de poder. El “proyecto socialista” se ha difuminado por completo. Incluso los disidentes del sanchismo -léase, “los que se quedaron fuera del reparto de poltronas”- solamente alcanzan a proponer un retorno a la vieja y desgastada socialdemocracia.

Desde el zapaterismo, la base electoral del PSOE se ha ido marginalizando y hoy no pasa de ser un cuerpo funcionarial dirigido por una banda de salteadores de caminos, dentro de la cual ninguno se fía del de al lado. Y todo ello en medio de la mayor incompetencia en la gestión de sus departamentos. Las Juventudes Socialistas, si siguen existiendo, es a título póstumo. UGT, se ha desvinculado por completo del PSOE y, como todo el mundo sindical, es una sombra de lo que fue en los años 30 y nunca más volvió a ser.

Con el zapaterismo cayó la socialdemocracia, pero la sigla “PSOE” resistió. Con el sanchismo será el PSOE el que caiga para siempre. A partir de entonces sus últimos mohicanos estarán obligados a pactar con otros grupos la formación de una “unión de las izquierdas” que tardará en volver al poder si se mantiene enrocado en los principios mundialistas, woke, en el Welcome refugies, en los derechos LGTBIQ+ y en la defensa de los okupas, formado por una élite universitaria educada en todos estos “valores” y que espera recibir el voto de los “nuevos españoles” a condición de proponer más subsidios y subvenciones a todo.

Paradójicamente, la única tabla de salvación a la que podrán agarrarse los restos del PSOE en el postsanchismo, es el PP y la idea, tan repetida por sus líderes de que la democracia española es hija de los consensos de 1977-78 y, por tanto, al igual que la UE, es el resultado del acuerdo entre el centro-derecha y la socialdemocracia para constituir un sistema estable. Feijóo y la actual dirección del PP miran mucho más que en ninguna otra época anterior, a “Europa” y harán lo que les recomienden los democristianos alemanes: seguir siendo fieles al proyecto originario de la UE y evitar que pase lo que ha ocurrido en Francia, a saber, que la desaparición del Partido Socialista ha generado una inestabilidad congénita en el sistema.

Y no nos cabe la menor duda de que Feijóo hará caso de las recomendaciones del canciller Merz, incluso a costa de decepcionar a parte de su electorado, para “salvar el sistema político europeo”. Si Feijóo tiene que elegir entre ser el primero en “romper el cordón sanitario” para aislar a la “ultraderecha” y arriesgarse a perder a un 30% de su electorado como mínimo, para salvar el “sistema de equilibrios europeo”, aislando a Vox y pactando con los restos del PSOE, no albergamos la menor duda de que optará por esta última opción.

4. El test extremeño

María Guardiola es, de todos los “barones” del PP la que está situada en posiciones más centristas. De hecho, en todos los rubros, propone lo mismo que el PSOE, pero sin el puño y la rosa (por eso Vox no ha aprobado sus presupuestos). Esto se comprobó justo después de las últimas elecciones autonómicas cuando empezó ninguneando a Vox, incluso insultando al único posible aliado para su investidura. No es ningún lince, precisamente, María Guardiola, ni siquiera es una mujer bregada en política o que entienda cómo funciona la política en España. No es una mujer “de partido”: es ella, nada más que ella la que decide

De ahí que haya cometido el error de convocar elecciones anticipadas en el momento en el que su partido decidía qué iba a convocar un gran fin de semana electoral adelantando elecciones en comunidades autónomas hoy bajo su control.

Si estas elecciones eran muy peligrosas para el PP, porque, podían demostrar que, efectivamente, el PSOE iba desgastándose hasta quedar en fuera de juego, el riesgo era que el PP subiera solo unas décimas de punto y se produjera una eclosión del voto hacia Vox. El PP quedaría así en una difícil situación de cara a las generales y Feijóo cada vez sentiría más en el cogote el aliento de Abascal.

Y entonces María Guardiola convoca elecciones anticipadas para el 21 de diciembre…

En 2023, Vox obtuvo un 8,13% de los votos y 5 diputados, suficientes para operar el desempate entre PP y PSOE, ambos con 28 diputados, a la vista de que Podemos-IU había obtenido 4. Pero ahora, si bien los escándalos protagonizados por el “hermanísimo” de Sánchez y la camarilla de socialistas locales ha hecho perder votos al PSOE, el PP apenas avanza, mientras que Vox, en la encuesta más reciente (27.10.2025) estaría próxima a duplicar sus diputados, mientras que la extrema izquierda, prácticamente desaparecería.

Así pues, es posible que, a María Guardiola, ese “ripio libre” del PP, residuo de la época de Casado, le salga el tiro por la culata: seguirá siendo presidenta de la comunidad, pero habrá confirmado las peores expectativas de Feijóo: Vox crece más que el PP. Un mal augurio para este partido.

Mucho peor todavía para el PSOE que, no solamente puede perder un mínimo de dos escaños, sino ver como su eventual aliado, Podemos-IU, lejos de recuperar esos votos, se sume en una crisis aun mayor, pudiendo quedar sin representación parlamentaria, anticipo del peor escenario para la izquierda.

Si este adelante electoral se hubiera realizado en otras regiones, incluso en aquellas en donde Vox ha tenido problemas internos y ha debido reconstruir sus filas, el resultado podría ser incluso más decepcionante para el PP: es el ganador, sí, pero su avance es lento, sin entusiasmo, sin jóvenes, sin trabajadores, sin ideas claras que transmitir al electorado.

 

 









EN LA RECTA FINAL DEL SANCHISMO: la nueva situación (2ª parte) - La Cataluña de Illa, como la España de Sánchez

El ministro de sanidad de la pandemia, el licenciado en filosofía, antiguo secretario de organización del PSC, ha logrado mantenerse en el poder como “presidente de la Generalidad” sin que su prestigio se haya menoscabado particularmente. Ahora bien, tampoco ha logrado hacerse más popular. Ha incorporado a su gobierno algunos temas del independentismo, ha ganado a funcionarios de ERC y de Junts, siempre dispuestos a arrimarse al pilón del poder, sea quien sea quien lo ocupe, pero, a decir verdad, el gobierno catalán es como una barca que ha perdido el timón en alta mar. Navega según soplen los vientos. Y vienen de todos los puntos cardinales.

En primer lugar, cabe recordar que Cataluña es la región más “orwelliana” del Estado, en donde existe una “verdad oficial”, proclamada ayer por La Vanguardia y hoy por TV3, que siempre ha insistido en que “en Cataluña no pasa nada”. Todos los problemas aparecen en la otra orilla del Ebro. En Cataluña, pues, todo es una balsa de aceite: el “oasis catalán”. En realidad, es todo lo contrario.

La gran diferencia que hay entre antes y después de las elecciones de 2024, es que el proceso de degradación social que estaba abierto en Cataluña, y que los nacionalistas en el poder desde tiempo inmemorial habían conseguido ocultar, es percibido a pie de calle. Hoy zonas de Cataluña, zonas obreras, principalmente, completamente islamizadas. La delincuencia se ha disparado, en localidades de tamaño medio como Mataró hay 500 casas okupadas. Zonas, como la montaña catalana, de la que ha partido el fenómeno Orriols, que viven de la ganadería porcina, paradójicamente, tienen una presencia masiva de inmigración islámica. Mas de la mitad de residentes en Barcelona, no han nacido en España. La vivienda se ha encarecido hasta lo imposible, no hay natalidad “catalana” (en donde las dos partes tengan apellidos catalanes), la natalidad “española” (un solo apellido catalán y otro castellano) es mínima, pero la musulmana triplica estas cifras, entre magrebíes y, más aún, entre subsaharianos. Y esa masa, que ha optado por asentarse en Cataluña, supone una losa, un peso muerto para la economía de la región, que tiene, en grandísima medida, que mantenerla.

 
HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN NACIONAL-SOCIALISTA EN TRES VOLÚMENES

La obsesión lingüística y el mantenimiento de la política de “inmersión” en la enseñanza podía hacerse mientras el grueso de los alumnos eran catalanes o hijos de castellanoparlantes que la aceptaron sin grandes resistencias. En el fondo castellanos y catalanes eran grupo “contiguos” sin muchas diferencias. Pero el problema, ahora, es que, el número de alumnos magrebíes y subsaharianos ha crecido en las aulas: estos dos grupos étnicos dan muy poca importancia a la formación y suponen un lastre conflictivo en las aulas, mientras que los procedentes de Hispanoamérica se desinteresan por la enseñanza en catalán que rechazan abiertamente.

El resultado ha sido que Cataluña se haya convertido en el farolillo rojo de la educación en Europa. Este tema, que no es nuevo, lleva arrastrándose como mínimo desde finales del milenio anterior, pero ahora ha alcanzado proporciones insoportables.

Illa, amparándose en estadísticas y datos que atribuye a organismos estatales, sigue sosteniendo que “aquí no pasa nada”. Pero, el problema para él, es que la calle piensa justo lo contrario, especialmente en municipios que más habían apostado por la “integración de los inmigrantes”, habitualmente gobernados por socialistas.

El parlamento de Cataluña está compuesto por 135 diputados… En las últimas elecciones regionales Vox obtuvo 11 diputados. Hoy llegaría a 20-22 como mínimo, superando ampliamente al PP. Pero es que los 2 diputados de Aliança Catalana, hoy, serían 20 y, mañana, probablemente superen esa cifra: en total, más de 40 diputados antiinmigracionistas ¡un tercio del parlamento! Y diputados, además, que se dirigen hacia dos sectores muy bien definidos: los hispanoparlantes y los catalanoparlantes, ambos tocando los temas que preocupan extraordinariamente en la calle y, para colmo, muy preocupados en ambos casos, por el derrumbe moral y ético de la sociedad y de la política catalana.

Illa en la Plaza de San Jaime, como Sánchez en la Moncloa, atrincherados, respondiendo mal a las críticas (el odio de Illa hacia Silvia Orriols es irreprimible y, cada vez que ésta toma la palabra, las cámaras nos muestran a un Illa crispado hasta las puertas del colapso), siguen la costumbre de adoptar decisiones absurdas e incoherentes como forma de contentar a socios. Ayer, Illa pactó con Comuns, la creación de una “unitat antidesnonaments” y un “registre de gran tenidors”… la “unidad anti desahucios” de la gencat, ¡cuando el problema real no son los desahucios, sino las okupaciones responsables en grandísima medida del alza del precio de los alquileres! Y, en cuanto al registro de grandes propietarios tenderá a demostrar que no son tantos como parecen y, a la postre, implicará el cese en seco de la inversión inmobiliaria privada en Cataluña, mientras no se restablezcan garantías jurídicas para los propietarios… A cambio de esto, Illa suelda un poco más el pacto de gobierno con Comuns. Pero no es eso lo que esperaba la “Cataluña real”, sino más bien un “unidad antiokupas” y un registro de “inquiokupas profesionales”.

Illa, hombre poco imaginativo, sigue en esto las políticas del sanchismo. Nada de impulsar la obra pública, nada de iniciar la construcción de viviendas, ni siquiera para emplear a parados y resolver el problema de la escasez de viviendas… mejor trasladar a lo “privado” un problema que tendría que solucionar lo “público”: ¡que la escasez de viviendas la pague la sociedad, no el Estado, ni la gencat! ¡que sean los particulares los que vean peligrar su patrimonio en lugar de ser el Estado el que debería ayudarles a salvaguardarlo! ¡que sean los particulares los afectados por las okupaciones y no la gencat! Y, por favor, nada de recordar que en los años 50 y 60 se construyeron cientos de miles de viviendas por iniciativa pública para absorber el chabolismo. Mejor quitar las placas con el yugo y las flechas, no sea que alguien vaya a recordar que Franco, además de fusilar a torturadores como Grimau o fusilar a personajes nefastos como Companys, construía edificios sociales a destajo, barrios enteros en Barcelona y en el cinturón industrial. Para Illa, la peregrinación anual a la tumba de Companys se ha convertido en un rito tranquilizador para ERC.

La situación en Cataluña se está degradando a tal velocidad que los resultados electorales de hace año y medio ya no se corresponden con la realidad. Solo que Illa no lo ha advertido aún. Veremos si sale indemne de los informes de la UCO (algo que parece improbable si tenemos en cuenta que fue el “ministro de la pandemia” y que con él se desató la fiebre de las mascarillas el gran pelotazo de los corruptos). Cuanto más tiempo pase, más degradada estará la situación, mas que maquillarán los informes sobre delincuencia, más se insistirá en la “inmersión lingüística”, más inmigración inintegrable llegará a Cataluña, menos inversión privada llegará a Cataluña, más saturados estarán los servicios públicos (especialmente la sanidad), más aumentará la opresión fiscal para mantener tranquila a la inmigración subsidiada (y hoy Cataluña es la región del Estado con más presión fiscal, más deuda y una burocracia más paquidérmica).

Pero, todo esto, generará el que la crisis del PSOE en el postsanchismo, repercuta también en Cataluña en el PSC. El proyecto, iniciado con ZP y seguido por Sánchez de reemplazar los votos perdidos entre los trabajadores, por el voto de los “nuevos españoles”, es problemática y, en cualquier caso, genera hostilidad tanto entre el voto “españolista” como en el votante “catalanista”.

Illa está cogido en la misma trampa que Sánchez, como si Cataluña fuera la fotocopia reducida de España: sus aliados le exigen cada día concesiones -la última, la “unidad anti desahucios” -quizás la medida más loca en la materia aprobada por la gencat- para que Comuns se anote un éxito y la creación de un bufonesco “cuerpo diplomático catalán”, promesas de ”financiación singular” e incorporación de cuadros en “paro” procedentes de ERC a la gencat para satisfacer a este sector político. Cesión, concesiones, medidas cosméticas, aumento de la burocracia, de la deuda catalana (que no habrá condonación que la soporte), una permanente locura que se inició en tiempos de Maragall y que hoy, alcanza cotas máximas en medio de un giro del electorado hacia posiciones anti-inmigracionistas.

 

 








EN LA RECTA FINAL DEL SANCHISMO: la nueva situación (1ª parte) - Lo que implica la tocata y fuga de Junts

Derrotado en las elecciones de 2023, Sánchez ha logrado atrincherarse en La Moncloa fraguando pactos con otros perdedores de las mismas elecciones (Junts, ERC, PNV), cambiando Podemos por Sumar, y con el apoyo incondicional de los bilduetarras los únicos que ganaron 75.000 votos entre Navarra y el País Vasco en aquella ocasión. Sánchez olvidó el viejo refrán español: “al perro flaco, todos son pulgas”. Quienes no lo olvidaron fueron todos los partidos que le dieron mayoría en la investidura y que, a partir de ese momento, formaron el cartel de los chantajistas: si Sánchez quería mantener su mayoría debía pagarla a precio de oro.

Y, probablemente, el electorado hubiera aceptado la nueva situación, si la situación general del país hubiera mejorado y si el gobierno fuera ejemplo de virtudes cívicas. Pero ha resultado todo lo contrario y, en cada elección celebrada desde entonces, tanto el PSOE como sus apoyos, han ido perdiendo votos y poder autonómico y municipal (con la excepción catalana que, como veremos, repite el drama del PSOE en el Estado, pero a nivel regional). La mala gestión, los casos de corrupción (que indican la podredumbre avanzada del PSOE), la imposibilidad para cumplir pactos contraídos, las excusas de mal pagador, el descontento creciente (manifestado en una radicalización del electorado, especialmente hacia la derecha), han sido las causas del desgaste que están sufriendo los apoyos de Sánchez tanto como el propio PSOE.

Los que pensaban obtener grandes avances en su apoyo a Sánchez, olvidaban que, en su caída hacia el abismo, el “galgo de Paiporta”, los iba arrastrar con él a la sima. No en vano, en estos dos años, PNV, Junts, Sumar, ERC, CC, han sido cómplices necesarios en el desaguisado de la política española. ¿Cómo hemos llegado al punto en el que nos encontramos hoy? Un PSOE agónico, dirigido por un enfermo y un país paralizado camino de su noche más oscura, sin un solo elemento que permita el optimismo a corto y medio plazo: esta es la realidad de España a finales de octubre de 2025.

Vamos a examinar algunos aspectos de la actual situación:

1. La tocata y fuga de Junts: lo que implica

2. La Cataluña de Illa como la España de Sánchez

3. El deterioro imparable del PSOE

4. El test extremeño

5. Un Feijóo superado y a la espera

6. Lo que puede ocurrir a partir de ahora

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1. Lo que implica la tocata y fuga de Junts

Los herederos de la muy corrupta Convergencia Democrática de Cataluña van sumando lastres: primero la herencia envenenada del pujolismo que, en su momento, convirtió a Cataluña ex aequo con Andalucía, en vanguardia de la corrupción del Estado; luego, la insensata e imposible aventura del “procés” y la no menos prolongación de Waterloo; finamente, los acuerdos con Sánchez que han terminado desmoronando a los restos de Junts.

Desde el principio, parecía claro -incluso para los miembros de ERC que fueron encarcelados por el “procés”, que Puigdemont se había portado como un cobarde, huyendo en el maletero de un coche y viviendo a cuerpo de rey en el barrio más lujoso de Bruselas. A los epítetos de “irresponsable”, “no particularmente inteligente”, “nulo estratega” y de “dejarse arrastrar por las bases”, repetidos por la derecha, se unió el mucho más hiriente -pero también muy real- de ”cobarde”, difundido por lo bajini por ERC. Todos ellos, tanto la derecha estatalista como el independentismo, tenían razón: Puigdemont hubiera sido un alcalde aceptable de su pueblo, Amer con 2.000 habitantes, un excelente presidente de una comunidad de vecinos… pero no de una comunidad autónoma enfebrecida desde 2003 por el “nou estatut” de Maragall. No era ni un líder, ni un estratega, ni siquiera un político inteligente.

Y pasó lo que tenía que pasar: que el tiempo lo mata todo y lo pone todo en su lugar. La última vez en la que Puigdemont vivió una situación e “popularidad” fue el 11-S de 2024 cuando, arropado por un sector los “mossos” realizó una fugaz aparición a este lado de los Pirineos. De hecho, por entonces, solamente se tenía el recuerdo de Puigdemont gracias a los informativos de TV3. Su figura, resultaba cada vez más distante, oscura y olvidada para el catalán de a pie.

En su partido, Puigdemont seguía siendo el “líder”… hasta que de la montaña catalana descendió Silvia Orriols. Un personaje limpio, sincero, con ideas muy claras y, sobre todo, sin ningún compromiso previo, salvo con el sentido común. Con dos diputados en el parlamento regional, inicialmente ninguneada por Illa y por TV3, despreciada por el resto de fuerzas políticas y recluida en el “corral” junto con Vox, ha logrado, en un tiempo récord, ganar unas sólidas bases en toda Cataluña a expensas de ERC, en gran medida de CUP, y, sobre todo, de Junts.

Y este es el nuevo elemento que ha generado terror entre los cuadros “profesionales” de Junts: ver que su electorado está migrando hacia Alianza Catalana (las encuestas en este momento, le dan 20 diputados), mientras Puigdemont sigue solamente preocupado por resolver su situación personal.

Y las bases de Junts han impuesto a Puigdemont un alto en el camino y la ruptura con la coalición que propició la investidura de Sánchez.

Después de ocho años del “procés”, ha ocurrido lo que era lógico y ha tardado en manifestarse: que su impulsor cargara con los efectos secundarios de aquel fenomenal error de cálculo. Hoy Puigdemont pesa muy poco en Cataluña y nada en España. Su “venganza” es que Sánchez “se sentará en la poltrona, pero no gobernará”. Y, de partida, excluyen cualquier pacto con él. Sánchez desearía satisfacer hasta las trancas a Puigdemont, pero el problema es que ya no le quedan opciones.

La última, casi grotesca, ha sido la declaración de que Alemania había aceptado el uso del catalán en la UE: menos de tres horas después, el gobierno alemán desmentía el bulo propagado por Sánchez. En realidad, por tres veces, la UE, con Alemania en cabeza, ha dado portazo al “catalán en la UE”. En cuanto al “retorno” de Puigdemont, sin pasar por la trena, tampoco depende de Sánchez. Y eso era lo que cada vez interesa más al “fugado” y menos a su propio partido.

Tal como están las cosas, Junts se enfrenta a un dilema dramático: si no se celebran elecciones en los próximos meses, cada vez es más seguro que Alianza Catalana, le supere en votos (al ritmo que está creciendo y a la vista de las cifras de delincuencia, okupación e inmigración ilegal en Cataluña). Junts precisa elecciones a la voz de ya. Y quien tiene el peso real en el partido en este momento, ya no es Puigdemont (que desde ayer ha dejado de tener peso en el gobierno del Estado) sino los siete diputados que mantiene en el Congreso: y estos están a favor de pasar a la oposición y de despedirse del sanchismo y del PSOE para siempre.


Pero esto tiene una parte negativa -y de ahí el drama de Junts-: han esperado demasiado tiempo y, ahora mismo, su clientela electoral ya no es la misma que la de la antigua convergencia, sino que está formada por “independentistas moderados”… que se llevan mal con el bloque de la derecha españolista.

En una palabra: carecen de estrategia, su política cotidiana con el Puigdemont de Waterloo ha sido un ejercicio continuo de tacticismo, no han sido capaces de reconstruir un proyecto político tras el fracaso del “procés”, ni siquiera de reconocer públicamente que hoy, Cataluña, es más débil que hace ocho años, que está más islamizada, y que se ha convertido en la capital europea del fracaso escolar, de la inmigración ilegal y en la capital mundial de la okupación.

El drama actual de Junts es que, si apoya una moción de censura del PP (incluso con un candidato “instrumental” que convoque elecciones inmediatamente) puede ser acusada de facilitar el gobierno de la derecha estatalista, pero si se niega a esta posibilidad irá, inevitablemente, menguando electoralmente en beneficio de Alianza Catalana.

La posibilidad de que, a partir de ahora, Sánchez logre llegar a acuerdos circunstanciales con los siete diputados de Junts, es remota. Ya no le queda nada que ofrecer e, incluso, la posibilidad de un referéndum no vinculante, genera vértigo en Junts: es lo que han pedido reiterada y atolondradamente, pero la diferencia con 2017 es que hoy son perfectamente conscientes de que el Si a la independencia no pasaría del 20-25%.

Por otra parte, la actitud ambigua de Junts indica su grado de desconexión de la realidad: “pasar a la oposición”, pero no aceptar una moción de censura, “dejar en la poltrona a Sánchez sin poder gobernar”, a parte del eclecticismo que supone, es sobre todo una irresponsabilidad (es como decir: “eres un mangante, pero te dejo en la poltrona para que sigas ejerciendo de lo que eres”).

El futuro de Junts es, pues, hoy, mucho más negro que ayer: si creían que rompiendo con el sanchismo iban a resolver sus problemas internos, se han equivocado: estos se han agravado y en los próximos meses asistiremos a una lucha entre la “camarilla Puigdemont” y la “camarilla de los siete diputados”. No creemos que el partido pueda sobrevivir mucho tiempo en esas circunstancias.

 

 









sábado, 25 de octubre de 2025

El verdadero Mahoma. Por qué hay que prevenirse del islam contado por ellos mismos.

Lo hemos dicho siempre: el islam no es una religión como otra cualquiera. Es la única religión en nombre de la cual se mata y se muere en el siglo XXI. La cuestión de su fundador y de cómo fundó esa religión, es uno de los elementos más perturbadores para un occidental y que, generalmente, se desconoce. Este texto, que hemos encontrado en francés en versión original, nos explica su origen y sus primeros pasos a través de la vida de Mahoma. El texto venía acompañado de una exhortación a difundirlo en nuestros círculos.

Las medidas del pedrosanchismo para favorecer la expansión del culto islámico (subvenciones para la enseñanza del Corán en centros de educación pública, subsidios a organizaciones islámicas, para la construcción de mezquitas, uso de locales públicos para la “fiesta del cordero”, etc.) dan que pensar: el gobierno, oficialmente, se declara “neutral” en materia religiosa. Pero no lo es: en realidad, es agnóstico; simplemente ha comprobado lo complicado que puede ser tratar de desarraigar el catolicismo del pueblo español y ha optado por favorecer una concepción rival para que sea ella la que asuma la lucha contra la que ha sido “religión tradicional” y dar así otro paso adelante para la “mundialización” de España que solo puede alcanzarse mediante la pérdida de la propia “identidad”. Esta idea enloquecida se completa, además, con otra no menos absurda: pensar que, viviendo en el progreso económico y tecnológico, los núcleos islámicos irán “evolucionando” hasta convertirse en una religión descafeinada y terminarán “integrándose” en una sociedad multiétnica, multicultural y, finalmente, “mundialista”. El problema es que, una planificación tan “aventurera” y miope, se apoya en las bases de la Agenda 2030 e ignora por completo lo que es el islamismo, o la versión que tiene, facilitada por los propios islamistas, no es la auténtica, sino, justo, la que los interlocutores quieren oír.

Pero cuando se estudia con detenimiento la religión islámica aparece claro, inmediatamente que la “revelación” de Alá a Mahoma, es la propia de un pueblo que, hasta ese momento, no había tenido un legislador y vivía de forma salvaje y primitiva en los desiertos de Arabia… cuando los pueblos de Oriente Medio, de la India, de China y de Europa, ya habían tenido sus “legisladores” (Abraham, Licurgo, Confucio, Hammurabi, etc.), milenios antes. Pero las tribus primitivas entre las que nació Mahoma, podemos decir que “llegaron tarde” y, aunque el esfuerzo de Mahoma fue admirable por dar una fe, unos ideales y, sobre todo, una legislación a un pueblo primitivo, lo cierto es que todo eso llegaba tarde, muy tarde. Y lo que era peor: era una legislación y unas normas de vida aptas solamente para estadios culturales muy primitivos, imposibles de trasladar a otros horizontes geográficos… a menos que no se destruyera a las culturas de cada pueblo ocupado.

El siguiente -y es importante precisarlo- texto maneja solamente textos reconocidos por el islam y con datos históricos contrastados sobre la vida de Mahoma. Sobre su autor no hemos podido establecer su personalidad; pero, en todo caso, es evidente que conoce la religión islámica al detalle. Cualquier imán podrá certificar la autenticidad de todo lo que se dice en el siguiente artículo y, seguramente, no tendría empacho en recordarlo desde su tribuna… El problema es que, lo que para ellos es “normal”, en Europa es primitivo.

Que sea el lector el que, por sí mismo, adopte una postura.

EL VERDADERO MAHOMA

Mahoma habría nacido alrededor del año 570 o 571 d. C. en Arabia, en La Meca, en el clan de los Hashim, tribu de los Quraysh (Quoraïchites). Su clan se dedicaba al comercio con caravanas. Pero poco después de su nacimiento, perdió su influencia. El padre de Mahoma era un comerciante llamado Abdallah. Murió durante un viaje dos meses antes de que su esposa Amina diera a luz en el año 570. Cuando ella murió a su vez, Mahoma solo tenía seis años. El huérfano fue criado por su abuelo, el jefe del clan de los Bani Hachem (los Hachemitas), y luego por su tío abuelo, Abu Talib (padre de su futuro yerno, Ali).

Aunque no sabía leer ni escribir, aseguró su fortuna al casarse a los 25 años con una rica viuda quince años mayor que él: Jadiya. Waraqa, primo de Jadiya, era un antiguo sacerdote cristiano nazareno. (La Sira dice: ...Entonces se levantó, se vistió y fue a casa de su primo Waraqa b. Nawfal b. Asad b. 'Abd al -'Uzzä b.Qusä, que se había convertido al cristianismo, había leído las Escrituras y había aprendido muchas cosas de la Gente de la Torá y del Evangelio...). Es muy probable que influyera en las ideas religiosas de Mahoma. Convertido en un notable, Mahoma organiza caravanas hacia Siria y tal vez él mismo se desplace hasta allí.

Hacia los 40 años, en 610, el futuro profeta adquiere la costumbre de retirarse a una cueva del desierto, en el monte Hira, a cinco kilómetros de La Meca. Allí, según él mismo cuenta, el ángel Jibril (Gabriel) le transmitió por primera vez la palabra de Dios.

A su regreso a La Meca, el apóstol Mahoma (aún no se hacía llamar profeta) se presentó como el enviado de Alá, el Dios único, y comenzó a revelar sus visiones en las 90 suras de La Meca.

Pero los ricos comerciantes de la ciudad se opusieron a él debido a sus vehementes críticas contra su modo de vida. Temían por sus ingresos, vinculados a las peregrinaciones a la Kaaba, y lo persiguieron, tachándolo de loco y golpeando a sus discípulos. Para intentar conciliarse con ellos, Mahoma admite públicamente (en la sura Nadjm, conocida como «La estrella») que las divinidades paganas de La Meca (Al Lât, Al-Uzza y Manât, las tres «hijas de Alá») existen y pueden interceder ante Dios. Tabari escribe al respecto:

«Como el profeta del islam se dio cuenta de que la tribu de los quraishíes se mostraba reacia hacia él y esto le resultaba difícil de soportar, deseó que algo viniera de parte de Dios para acercarlos a él; cuando esta idea surgió en su mente, Dios reveló estos versículos:

«Son diosas eminentes y su intercesión es aceptada» (Sura Nadjm, versículos 19 y 20)

Cuando los quraishitas oyeron la veneración de sus dioses (por parte de Mahoma), se alegraron y, cuando Mahoma, en su enunciado, llegó al momento en que había que postrarse, lo hizo y los demás que estaban en la mezquita, contentos por la veneración de sus dioses por parte de Mahoma, hicieron lo mismo. Todos los creyentes y renegados se postraron... y cuando los quraishíes salieron de la mezquita, estaban alegres y decían: Mahoma ha recordado a nuestros dioses en buenos términos y los ha tratado como eminentes cuya intercesión es aprobada... (Estos hechos han sido relatados por Al Tabari e Ibn Sad).

Las relaciones con los quraishíes de La Meca se calmaron de inmediato, pero entre sus primeros discípulos cundió la consternación. Se preguntaban qué sentido tenía ese politeísmo encubierto y ese oportunismo religioso hacia los idólatras. Por suerte (!), el ángel Gabriel le trajo a Mahoma una sura llamada Youssouf, en la que se decía que los dos versículos incriminados (los famosos «versículos satánicos») habían sido inspirados por Satanás y, por lo tanto, debían ser borrados (relatado por At Tabari e Ibn Sad).

Y en la sura Hadj (la peregrinación a La Meca), versículo 52, Alá explica: «Antes que él, los profetas también tenían deseos y Satanás hizo que sus deseos se manifestaran en sus palabras...»

Según el Tarikh al Moulouk va al Rossal, página 880, Alá también habría dicho: «Antes de ti, no hemos enviado a ningún mensajero ni apóstol sin que, en el momento de su enunciado, Satanás hiciera sugerencias. Pero Dios deroga lo que Satanás ha sugerido».

Esta retractación desencadenó una severa persecución contra los pobres de La Meca, que habían seguido al Profeta. En 619, el horizonte se oscureció aún más con la muerte de su devota esposa, Jadiya, y del poderoso Abu Talib. Sintiéndose amenazado, Mahoma intentó partir hacia el oasis de Taif, a unos cien kilómetros, pero fue expulsado por los habitantes. Entonces se casó con una viuda llamada Saida y luego con la joven hija de su discípulo Abu Bakr. Ella se llamaba Aisha y solo tenía seis años, mientras que él tenía cincuenta. Se convirtió en la esposa favorita de Mahoma, un detalle que revela sus gustos más íntimos. (Estos hechos se relatan en uno de los textos oficiales de la tradición islámica, el hadiz 67 39).

El Hadiz, Sahih Bukhari 7, 62-64 dice: «El Profeta se casó con Aisha cuando ella tenía seis años y consumó su matrimonio cuando ella tenía nueve, y entonces ella permaneció con él durante nueve años (es decir, hasta su muerte)».

El Hadiz, Sahih Bukhari 1, 4-229 dice: Aisha relató: «Solía lavar las manchas de semen de la ropa del Profeta y él solía ir a rezar con el agua todavía encima. (Las manchas de agua aún eran visibles)».

El Hadiz, volumen 8, libro 73, n.º 151, dice: Aisha relató: «Solía jugar con muñecas en presencia del Profeta, y mis amigas también solían jugar conmigo. Cuando entraba el apóstol de Alá, solían esconderse, pero el profeta las llamaba para que se unieran a él y jugaran conmigo».

El Hadiz, volumen 7, libro 62, n.º 17, dice: Jabir bin 'Abdullah relató: Cuando me casé, el apóstol de Alá me dijo: «¿Con qué tipo de mujer te has casado?». Yo respondí: «Me he casado con una matrona». Él dijo: «¿Por qué? ¿No te gustan las jóvenes vírgenes y acariciarlas?». Jabir también indicó: El apóstol de Alá dijo: «¿Por qué no te has casado con una joven para poder jugar con ella y ella contigo?».

El 23 de junio de 622, en Aqaba, a orillas del mar Rojo, los representantes de Yathrib (Medina), un oasis situado a 350 km al noreste, firmaron con el Profeta un pacto de alianza y aceptaron acoger a sus discípulos de La Meca, un total de 70 personas. Mahoma abandonó finalmente La Meca en septiembre para instalarse en Medina. Este periodo corresponde a la Hégira, o inicio de la era islámica.

Medina era presa de las rivalidades entre dos tribus árabes (los Aws y los Khazraj); tres tribus judías arbitraban este conflicto según sus intereses. Mahoma fue acogido allí como mediador y legislador. Para él, este fue el comienzo de un radicalismo político que iría en aumento:

A partir de entonces, en sus 24 suras del periodo medinense, ya no se refería a sí mismo como «apóstol», sino como «profeta», y su tono era mucho más duro.

Los judíos desempeñaban entonces un papel nada desdeñable en la vida de la comunidad. Hay que decir que Mahoma aún no pretendía profesar una «nueva» religión. Por lo tanto, no había oposición con los judíos. De hecho, la oración se dirigía hacia Jerusalén. La comunidad, de hecho, era sobre todo una asociación política: el líder de los musulmanes se comportaba como un guerrero y multiplicaba las incursiones contra las caravanas de los habitantes de La Meca para reunir botín.

Al sorprender a Zaynab bint Khuzaima (30 años), esposa de su hijo adoptivo Ali, en ropa ligera, Mahoma quedó deslumbrado por su belleza y la deseó. Para justificarse ante cualquier acusación de incesto, Mahoma inventó una historia increíble: una oportuna (¡!) revelación de Alá le autorizó a transgredir la prohibición social y a casarse con su nuera: «¡Oh, profeta! Se te permite casarte con las mujeres a las que hayas dotado, las cautivas que Alá haya puesto en tus manos, las hijas de tus tíos y tías maternos y paternos que huyeron contigo, y cualquier mujer fiel que haya entregado su alma al profeta. Es una prerrogativa que te concedemos sobre los demás creyentes». (Sura 30, 49-51) (también está la sura 33, 2-37).

Evidentemente, su hijo Zaid aceptó divorciarse para responder al deseo legítimo de su padre y a las órdenes de Alá. Los hadices de Bujari, vol. 7,48, dicen al respecto: Cuando se reveló el versículo coránico que permitía a Mahoma retrasar el turno de cualquiera de sus esposas, y cuando Mahoma declaró que Alá le había permitido casarse con la mujer de su hijo adoptivo, Aisha le dijo irónicamente: «Oh, enviado de Alá, veo que tu Dios se ha apresurado a concederte tu deseo».

La sura 66, 1-5 también fue revelada inesperadamente (¡!) para permitir al Profeta abandonar a sus esposas si así lo deseaba, con el fin de acostarse con Marya Qibtiya bint shamun, también llamada María la copta (una esclava sexual que le habían regalado).

Desde Medina, Mahoma organizó entonces con sus seguidores tres incursiones infructuosas contra las caravanas de La Meca.

Pero en enero de 624, en un lugar llamado Nakhlah, doce discípulos de Mahoma atacaron por sorpresa una caravana de La Meca, mataron a un hombre con una flecha y tomaron dos prisioneros. El asunto causó un gran escándalo, ya que ocurrió durante el mes de Rajab. Se trata de un período sagrado en el que toda hostilidad y todo asesinato estaban prohibidos. Pero oportunamente (!¡), Alá dictó en ese momento una sura que le autorizaba a romper la tregua (sura 2, 217). Alá concedió además una gran parte a su Profeta (¡pudo apropiarse de una quinta parte del botín!).

En aquella época, Mahoma tenía en gran estima a los judíos de Medina. Esperaba que fueran los primeros en acoger favorablemente su mensaje monoteísta, pero pronto se sintió decepcionado por su desconfianza y su hostilidad. De hecho, los judíos no lo aceptaban como su profeta e incluso criticaban las libertades que se tomaba con el relato bíblico. En el colmo de la amargura, se alejó del judaísmo y desarrolló una religión que a partir de entonces se inspiró místicamente en Ismael, hijo de Abraham, y ya no en Moisés.

El 11 de febrero de 624, una revelación divina (sura 2, 138) ordenó a Mahoma y a sus discípulos que la oración ritual se realizara a partir de entonces no mirando hacia Jerusalén, sino hacia la piedra negra de la Kaaba, el santuario de los idólatras de La Meca. (De hecho, las crónicas occidentales indican que este cambio se produjo mucho más tarde). La ruptura con los judíos había comenzado.

Al mismo tiempo, Mahoma fue asesinando poco a poco, con el consentimiento de Alá, a todos aquellos que se le oponían o le habían criticado.

Así, Abu Afak, un judío centenario, se atrevió a componer una sátira lírica sobre el Profeta (Kitab al Tabaqat al Kabir, volumen 2, de Ibn Sa'd, página 32). Mahoma exclamó: «¿Quién me vengará de este canalla?» y Salim ibn Umayr fue a matarlo mientras dormía. Luego, la poetisa Asma bint Marwan, madre de cinco niños pequeños, escribió un poema en el que criticaba a los árabes por haber dejado que Mahoma asesinara a un anciano.

Al enterarse de sus palabras, Mahoma preguntó: «¿No hay nadie que me libere de la hija de Marwan?».

Umayr ibn Adi, un musulmán (¿ciego?), se ofreció voluntario y apuñaló a la desdichada en su cama, mientras amamantaba a su hijo menor (Sirat Rasul Allah). Cuando, presa del remordimiento, Umayr expresó su temor de ser castigado por Alá por este asesinato, Mahoma lo tranquilizó diciéndole que «ni siquiera dos cabras se pelearían por eso». También dijo: «¡Oh, sé testigo, no hay venganza que pagar por su sangre!». (Aba Dawud, libro 38, 4348).

En 624, el Profeta atacó victoriosamente una caravana de La Meca en el pozo de Badr (con el apoyo de ángeles invisibles). En recuerdo de ello, ese mes se convirtió en el Ramadán. Entre los prisioneros se encontraba el narrador Al Nadr, que en otra ocasión se había destacado por burlarse del profeta en La Meca y decir que las suras eran fábulas. Embriagado por la venganza, Mahoma aprovechó la ocasión para ejecutarlo.

Mahoma dijo a sus hombres: «Quienquiera de vosotros que encuentre a Abu Yahl, tenga cuidado de no dejarlo escapar. Si no lo encontráis, buscadlo entre los muertos, pues Dios me ha prometido que hoy será asesinado.

Si no lo reconocéis por su rostro, que podría estar cubierto de polvo, podréis distinguirlo por una cicatriz que tiene en el pie; (...) cortadle la cabeza y traédmela».... Y así se hizo. Mahoma le dijo a Uqba bin Abi Mu`ayt: «Hago un voto a Dios de que, si te atrapo fuera de La Meca, te cortaré la cabeza». Los textos dicen a continuación: Dos días después, a mitad de camino hacia Medina, Uqba, otro prisionero, fue condenado a muerte. Intentó protestar y preguntó por qué debía ser tratado con más severidad que los demás cautivos. «Por tu enemistad con Alá y su profeta», respondió Mahoma. «¡Y mi nieta!», gritó Uqba con amargura en el alma, «¿quién cuidará de ella?». «¡Las llamas del infierno!», exclamó el Profeta. Y en ese instante, la víctima fue cortada hasta los pies. «¡Miserable que eres!», continuó, «¡Y perseguidor! ¡Infiel que no crees ni en Alá, ni en su profeta, ni en su libro! ¡Doy gracias al Señor por haberte matado y así haber consolado mis ojos!». (bn Hisham, Sirat de Mahoma)

Sin embargo, Uqba no había perseguido a los primeros musulmanes: murió por la sencilla y buena razón de que rechazó el islam, fiel a sus convicciones personales. Mahoma también ordenó el asesinato del poeta crítico judío Ka'b ibn al-Ashraf, porque había recitado en La Meca una oda fúnebre por los habitantes de La Meca asesinados por los musulmanes (y también porque se burlaba de los musulmanes dirigiendo versos de amor a sus mujeres).

El Profeta dijo: «¿Quién me librará de Ibn Al-Ashraf?».

Muhammad b. Masiamah respondió: «Yo, oh Enviado de Alá, me encargaré de ello, lo mataré». El Enviado de Dios le dijo: «Hazlo si puedes».

Ibn Masiamah dijo: «¡Oh, Enviado de Alá! Nos veremos obligados a decir palabras engañosas».

El Enviado de Alá respondió: «Decid lo que queráis: se os permite».

Ibn Ishâq relató el asesinato (págs. 18 a 25):

Varios hombres de la tribu de Aws se habían asociado para matar a Ka'b ibn al-Ashraf. Por la noche, se pasearon con el poeta cerca de una cascada, después de haberlo atraído traicioneramente fuera de su fortaleza. Abû Nâ'ilah se mostraba muy amable con Ka'b ibn al-Ashraf. Le acariciaba el cabello diciendo: «Nunca he sentido un perfume mejor». Caminaron durante varias horas para ganarse la confianza del poeta judío. De repente, Abu Nâ'ilah agarró a Ka'b ibn al-Ashraf por el pelo y dijo: «¡Golpead a este enemigo de Dios!» (Sin embargo, era su hermano adoptivo). Lo golpearon, pero sus espadas, que se cruzaban sobre Ka'b ibn al-Ashraf, no lograban rematarlo. Muhammad b. Masiamah dijo: «Cuando vi que nuestras espadas no servían de nada, recordé un cuchillo que llevaba atado a mi espada. Lo cogí y se lo clavé en el bajo vientre y presioné hasta alcanzar el pubis. Entonces Kaab cayó al suelo».

Cuando Abû Nâ'ilah arrojó la cabeza cortada de Ka'b ibn al-Ashraf a los pies de Mahoma, este exclamó: «Esto me complace más que el camello más hermoso de toda Arabia». Luego lo felicitó y le regaló un bastón para apoyarse en el paraíso. (El relato de este acto será justificado por Ibn Ishâq citando estos versos de Hassan b. Thâbit: «Buscaban la victoria para la religión de su profeta, considerando insignificante cualquier acto inicuo».

Al día siguiente, le tocó el turno a Ibn Sunayna, que fue asesinado por su amigo musulmán Muhayyisa ben Masud por ser también judío. El hermano de Muhayyisa exclamó entonces: «¡Una religión que incita a hacer esto es sin duda maravillosa!». Sin embargo, estos asesinatos perturbaron a algunas almas sensibles y el Profeta encontró la manera de justificarse con una nueva sura muy oportuna (¡!): «No le corresponde al profeta tomar cautivos, mientras no haya vencido completamente a los incrédulos en la Tierra» (sura 8,67).

Poco después de la batalla de Badr, un incidente encendió la mecha. Una musulmana fue agredida en el mercado por judíos de la tribu de los Banû-Qaynuqâ', lo que provocó enfrentamientos entre musulmanes y judíos. La tribu implicada pronto se vio asediada por los musulmanes y luego fue expulsada de Medina y sus bienes confiscados.

En 625, la segunda tribu judía, la de los Banû-Nadhîr, fue acusada de pactar con los habitantes de La Meca (Alá habría revelado que querían asesinar a su Profeta). Tuvieron que huir a Quaybar tras una violenta batalla, ya que Mahoma mandó cortar y quemar todos sus palmerales: «Lo que cortéis de lo flexible o dejéis en pie sobre su tallo, es por orden de Alá y para confundir a los incrédulos».

El profeta también mandó matar a Kab, jefe de los Banû-Nadhîr y poeta satírico, así como a su mujer, porque se habían burlado de él.

El Profeta dio permiso para ir a matar al judío Satam b. Abî Al-Huqayq, que se encontraba en la ciudad de Khaybar, ya que era su enemigo. Entonces, cinco hombres de la tribu de los Khazraj fueron a Khaybar para ejecutar el plan. Se hicieron pasar por compradores:

La esposa de Al-Huqayq preguntó: «¿Quiénes sois?». Ellos respondieron: «Somos árabes y buscamos provisiones de grano». La mujer dijo: «Ahí está vuestro hombre, entrad en su casa». Cuando entraron, cerraron la puerta y, con sus espadas, lo atacaron mientras estaba en su cama. Después de apuñalarlo, Abd Allah b. 'Unays le clavó la espada en el vientre de tal manera que le atravesó el cuerpo. Regresaron a Medina. Entraron en casa de Mahoma y le informaron de la muerte del judío. Pero cada uno afirmaba haberlo matado. Entonces el Enviado de Alá dijo:

«Traedme vuestras espadas». Se las trajeron. Las miró y, refiriéndose a la espada de 'Abd Allah b. Unays, dijo: «Esta lo ha matado, porque veo en ella restos de comida». Mahoma se había convertido en el amo de Medina. Se hizo rico y poderoso gracias al botín de las incursiones y al tributo que exigía a los vencidos. Se había asociado con los saqueadores Banu Damréh y con Abuzair, de la tribu de bandidos de Ghafar. La tribu de los Banu Madlidj, que era idólatra, también se alió con el Profeta con la única intención de apoderarse del botín obtenido en los ataques a las caravanas. Mahoma llevó a cabo un total de sesenta y tres incursiones (frente a una sola guerra defensiva). Sus victorias debían demostrar a sus fieles la pertinencia de su mensaje.

Los habitantes de La Meca, hartos del saqueo de sus caravanas, organizaron una expedición con Abu Sufyan contra Mahoma. Primero le derrotaron en Uhud el 21 de marzo y luego sitiaron Medina en 627 durante 15 días («batalla de la zanja»). Pero Mahoma hizo cavar una zanja defensiva alrededor de la ciudad, por lo que los habitantes de La Meca tuvieron que levantar el asedio.

El Profeta aprovechó la ocasión para acusar («Oh, vosotros, monos y cerdos...») y atacar a la última tribu judía de Medina: los Banu Qurayza (que, sin embargo, habían participado en la defensa). Tras un mes de asedio, les hizo saber que tenían la opción de convertirse al islam o morir. A pesar de su rendición, Mahoma decidió masacrar, por orden de Alá, a todos los miembros masculinos de la tribu (entre 600 y 800 hombres). Fueron horriblemente torturados para que confesaran dónde habían escondido sus tesoros y, luego, llevados en grupos de cinco, todos fueron degollados y arrojados a fosas comunes excavadas cerca de la plaza del mercado de Medina. Las mujeres y los niños fueron vendidos como esclavos. Tras la matanza, Mahoma tomó como concubina a la bella Rayhana bint umru bin hanafa, viuda de uno de los ejecutados.

El Hadith, Sahih Bukhari 5,59,362 dice al respecto: «Entonces mató a sus hombres y repartió sus mujeres, sus hijos y sus propiedades entre los musulmanes, pero algunos de ellos acudieron al profeta y él les concedió seguridad, y ellos abrazaron el islam. Exilió a todos los judíos de Medina. Había judíos de Bani Haritha y todos los demás judíos de Medina»

Ibn Ishaq escribió en la página 466 de Sirat Rasulallah: «Entonces el apóstol dividió las propiedades, las esposas y los hijos de los Banu Qurayza entre los musulmanes, dio a conocer las partes correspondientes a los caballos y los hombres, y tomó la quinta parte» (Mahoma y su familia obtuvieron una quinta parte del botín de guerra). Luego, el apóstol envió a Sa'd... con algunas de las mujeres cautivas de los Banu Qurayza a Najd para que las vendiera a cambio de caballos y armas».


El Hadiz 669 dice: «Algunas personas de la tribu de Uraina acudieron al Profeta y él les dijo que podían ir a los camellos de Sadaqa y beber su leche y orina (utilizada para curar ciertas enfermedades). Al principio todo iba bien, pero luego se abalanzaron sobre los pastores y los mataron, se convirtieron en apóstatas del Islam y se llevaron los camellos de Mahoma. Él envió a unos hombres para que los trajeran de vuelta. El Santo Profeta ordenó que les cortaran las manos, los pies y les sacaran los ojos, y los arrojó a la tierra rocosa hasta que murieron».

El Hadiz, Sahih Bukhari 8, 82, 794 dice: Anas relató: Algunos miembros de la tribu de Ukl acudieron al Profeta y abrazaron el islam. El clima de Medina no les convenía, por lo que el profeta les ordenó beber orina y leche de camello para curarse. Lo hicieron y se recuperaron de su enfermedad. Pero se apartaron del islam, mataron al pastor de camellos y se marcharon con los camellos. El Profeta envió a algunos en su persecución y así los capturaron y los trajeron de vuelta, y el Profeta ordenó que se les cortaran las manos y las piernas, que se les marcaran los ojos con un hierro candente y que no se cauterizaran las manos y las piernas cortadas, y esto hasta que murieran. (... «y fueron arrojados a Al-Harra y murieron de sed»).

Abu Dawud 38A357 escribió: Cuando el Apóstol de Alá cortó las manos y los pies de aquellos que habían robado sus camellos y apostatado, y ordenó que se les quemaran los ojos con fuego, Alá lo reprendió y reveló: «El castigo para aquellos que hacen la guerra contra Alá y Su Apóstol y se esfuerzan con todas sus fuerzas por hacer el mal en la tierra es la ejecución o la crucifixión».

A partir de 627, el Profeta lanzó una política de agresión sistemática contra otras tribus. Atacó a las tribus de los Bani Mustalik y a los judíos de Wadil Qora, secuestró a las mujeres y los niños de la tribu de los Moshjarik, saqueó caravanas, tomó el oasis judío de Fadak (que pasó a ser propiedad personal de Mahoma) y dijo a los judíos Beni Qainoqa: «Si no abrazáis el islam, ¡os declaro la guerra!».

A continuación, lanzó una expedición contra los judíos de Quaybar. Comenzó invitando a su jefe a una negociación y aprovechó para asesinarlo junto con todo su séquito en el camino. En La vida de Mahoma, página 515, se escribe: «Atacó la ciudad judía de Quaybar, donde capturó a uno de los líderes judíos (Kinânah) y lo torturó para obligarlo a decir dónde había enterrado su dinero. Después de que el hombre se negara a hablar, y como estaba casi muerto por la tortura, Mahoma ordenó que le cortaran la cabeza».

«Al-Zubayr comenzó a quemarle el pecho, hasta que Kinânah estuvo a punto de morir. Entonces, el Enviado de Alá lo entregó a Muhammad b. Masiamah, quien le cortó el cuello para vengar a su hermano Mahmûd b. Masiamah».

Luego, Mahoma convirtió a Safiyya bint Hayi bin Akhtab (17 años) en su esclava por derecho de guerra y la obligó a compartir su lecho. (Ella era la esposa de Kinânah, a quien el Profeta había torturado). Mahoma ni siquiera tuvo la paciencia de esperar a regresar a Medina para consumar el matrimonio. Un partidario de Mahoma, que permaneció toda la noche de bodas vigilando con su espada cerca de su tienda, le dijo al Profeta: «Temía la reacción de esta mujer hacia ti. Es una mujer a la que has matado al padre, al marido y al pueblo».

La propia Safia declaró, según los hadices, que «nadie le parecía más detestable que Mahoma».

Durante el banquete que siguió, la bella Zainab de Quaybar intentó envenenar a Mahoma con un plato de carne envenenada, pero el profeta vomitó el veneno y se curó. Cuando preguntó a Zainab el motivo de su gesto, ella respondió: «Has causado grandes males a mi pueblo y pensé: si solo eres un simple jefe militar, salvaré a mi pueblo causando tu muerte, pero si realmente eres profeta, Dios te advertirá de mi plan y sobrevivirás». Mahoma mandó ejecutar inmediatamente a la heroína judía.

Otro texto ofrece la siguiente versión: Zainab la judía, hija de Al Harith, esposa de Sellem ibn Michkam, envió al profeta un cordero asado que había envenenado. Antes le preguntó qué parte le gustaba más al profeta y, como le dijeron que era la paletilla, echó mucho veneno en esa parte. En cuanto el profeta mordió la paletilla del cordero que le habían ofrecido, le avisaron de que la carne estaba envenenada y escupió lo que tenía en la boca. A continuación, reunió a todos los judíos y les preguntó: «¿Diréis la verdad si os pregunto algo?». «Sí», respondieron. «¿Habéis puesto veneno en este cordero?». «Sí», respondieron de nuevo. «¿Y alguien os ha incitado a hacerlo?», preguntó. «Queríamos deshacernos de ti, por si acaso eras un mentiroso; sin embargo, si realmente eres un profeta, no te pasará nada».

A continuación, llevaron a la culpable ante el mensajero de Dios y ella confirmó que había intentado asesinarlo. Los musulmanes querían matarla, pero en ese momento el profeta ordenó que la liberaran y no la castigó en ese momento. Sin embargo, lsq Bichir Ibn Al barra ibn Maa'rour, que también había comido la carne envenenada, murió, por lo que la mandó matar. Tras algunas escaramuzas finales sin éxito, los quraishíes de La Meca comprendieron que no les quedaba más remedio que hacer las paces.

En marzo de 628 se firmó el pacto de Hudaibiyah, que estipulaba una tregua de diez años, pero, como explica el Profeta en el Corán, «la palabra dada a los infieles puede ser retirada sin escrúpulos».

En 629, el tratado de Hodaïbiya autorizó a los musulmanes a realizar una peregrinación al año siguiente a La Meca y, el 11 de enero de 630, Mahoma aprovechó para entrar por sorpresa en la ciudad al frente de un ejército de 10.000 hombres y se apoderó de ella sin siquiera librar batalla. En pocas horas, los habitantes de La Meca se convirtieron o fueron eliminados (30 ejecuciones). Triunfante, Mahoma se casó con la hija de su enemigo Abu Sufyan. A continuación, mandó decapitar al apóstata Abdallah ibn Abou nSahr, al poeta satírico Abdallah ibn Khatal y a Howairith ibn Noqaïd. También condenó a muerte a la esclava liberada Sara y a las cantantes Qariba y Fartana. Escaparon Hind (esposa de Abu Sufyan), Ikrima y Cafwan ibn Ommayya (a quien Mahoma había dicho: «¡Tienes que elegir entre la espada y el islam!»), que lograron huir.

Todos los ídolos de La Meca fueron destruidos (excepto la piedra negra) y las viñas arrancadas. A continuación, los judíos y cristianos de Makna, Eilat y Jarba fueron sometidos, la ciudad de Taif fue tomada, la tribu de los Beni Djadsimaa fue masacrada y los musulmanes hicieron la guerra contra las tribus hawazitas.

En 631, la ciudad bizantina de Tabouk es sometida y los cristianos deben pagar el tributo. Las tribus cristianas de los Abdul Qaïs, Nadjranites y Taghlibites son sometidas. Mahoma llevará a cabo algunas incursiones más hacia Siria y los puertos del Mar Rojo. En 632, realizará la peregrinación anual ante varios miles de fieles: se trata de la misma peregrinación que realizaban sus enemigos paganos, y ante la misma «piedra negra»; pero a partir de entonces esta peregrinación estará prohibida para todos los «infieles», a pesar de los acuerdos, tras la revelación de la sura 9, 1 y 28. Sin embargo, los musulmanes conservarán todos los rituales paganos de la peregrinación, justificándolos con leyendas atribuidas a personajes de la Biblia.

Mahoma regresó luego a Medina, donde murió de enfermedad el 8-6-632.

En el último momento, Mahoma se cubrió el rostro con su «khamisa» y, cuando tuvo calor y le faltó el aire, descubrió su rostro y dijo: «Que Alá maldiga a los judíos y a los cristianos, porque han erigido lugares de oración sobre las tumbas de sus profetas». (según Aisha y Abdullah bin Abbas).

Acerca de la enfermedad del profeta: Se relata este hadiz de Aisha: Durante la enfermedad que le llevó a la muerte, el enviado de Dios decía: «¡Oh, Aisha!, no dejo de sentir el sufrimiento que me ha causado la comida que comí en Quaybar. Ha llegado el momento en que mi aorta se romperá bajo la influencia de este veneno». Nada podía detener la lenta acción de este veneno.

El profeta había pedido a sus compañeros que no lo enterraran tras su muerte, ya que sería elevado al cielo. Pero al cabo de tres días, su cadáver comenzó a desprender un olor fétido, y sus discípulos, decepcionados por su mentira, lo enterraron. La tradición musulmana afirmará que fue Mahoma quien finalmente decidió, tras su muerte, no ascender y acabar como el resto de los mortales... En cuanto a su compañero Omar, habría dicho entonces: «¡Que se arranque la lengua a quienes dicen que ha muerto!». A su muerte, el pacífico Mahoma poseía en total 7 sables, 3 lanzas, 3 corazas y un escudo.

Según los cálculos de Al Tabari, habría lanzado un total de 62 expediciones bélicas a lo largo de su vida.

Ali ben Djoudj al Fariari (5 de octubre de 2005)