Los logros del Haavara
Entre 1933 y 1941, unos 60 000 judíos alemanes emigraron a
Palestina con la ayuda del Haavara y otros acuerdos germano-sionistas, lo que
supone aproximadamente el 10% de la población judía de Alemania en 1933. (Estos
judíos alemanes constituían aproximadamente el 15% de la población judía de
Palestina en 1939). Algunos emigrantes del Haavara transfirieron considerables
fortunas personales de Alemania a Palestina. Como señaló el historiador judío
Edwin Black: «Muchas de estas personas, especialmente a finales de los años 30,
pudieron trasladar réplicas reales de sus casas y fábricas, es decir, rehacer
sus vidas de forma casi idéntica»[1].
La cantidad total de dinero transferida de Alemania a
Palestina por el Haavara entre agosto de 1933 y finales de 1939 fue de 8,1
millones de libras, es decir, 139,57 millones de marcos alemanes (o el
equivalente a más de 40 millones de dólares). Esta cantidad incluía 33,9
millones de marcos alemanes (13,8 millones de dólares) proporcionados por el
Reichsbank en aplicación del Acuerdo[2].
El historiador Edwin Black estimó que se pudieron transferir
a Palestina otros 70 millones de dólares mediante acuerdos comerciales
complementarios con Alemania y transacciones bancarias internacionales. Los
fondos alemanes tuvieron un impacto importante en un país tan subdesarrollado
como lo era Palestina en los años 30, señala. Se crearon varias empresas
industriales importantes con capital procedente de Alemania, entre ellas la
empresa de canalizaciones «Mekoroth» y la empresa textil «Lodzia». La afluencia
de productos y capitales del Haavara, concluye Edwin Black, «provocó una
explosión económica en la Palestina judía» y fue «un factor indispensable en la
creación del Estado de Israel».
El Acuerdo Haavara contribuyó en gran medida al desarrollo judío en Palestina y, por lo tanto, indirectamente, a la fundación del Estado de Israel. Un boletín de enero de 1939 del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán informaba, con cierta inquietud, que «la transferencia de propiedades judías fuera de Alemania [mediante el Acuerdo Haavara] contribuía de manera significativa a la construcción de un Estado judío en Palestina».
Antiguos funcionarios de la compañía Haavara en Palestina
confirmaron estas opiniones en un estudio detallado del Acuerdo de
Transferencia, publicado en 1972: «La actividad económica que hizo posible la
afluencia de capital alemán y las transferencias de Haavara a los sectores
privado y público fue de suma importancia para el desarrollo del país.
Numerosas industrias nuevas y empresas comerciales se establecieron en la
Palestina judía, y muchas empresas que siguen siendo extremadamente importantes
para la economía del Estado de Israel deben su existencia a Haavara». El Dr.
Ludwig Pinner, representante de Haavara en Tel Aviv durante los años 30,
comentó más tarde que los inmigrantes excepcionalmente competentes de Haavara
«contribuyeron de manera decisiva» al desarrollo económico, social, cultural y
educativo de la comunidad judía de Palestina[3].
El Acuerdo de Transferencia fue el ejemplo más extremo de
cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. Con este
acuerdo, el Tercer Reich de Hitler hizo más que ningún otro gobierno durante
los años 30 para apoyar el desarrollo judío en Palestina[4].
Antiguos funcionarios de la empresa Haavara en Palestina
confirmaron esta opinión en un estudio detallado del Acuerdo de Transferencia
publicado en 1972: «La actividad económica que fue posible gracias a la
afluencia de capital alemán y las transferencias de Haavara a los sectores
público y privado fue de gran importancia para el desarrollo del país. Se
crearon muchas industrias y empresas comerciales nuevas en la Palestina judía,
y numerosas empresas que siguen siendo muy importantes hoy en día para la
economía del Estado de Israel deben su existencia a Haavara»[5].
El Dr. Ludwig Pinner, funcionario de la empresa Haavara en Tel Aviv durante la
década de 1930, comentó más tarde que los inmigrantes Haavara, excepcionalmente
competentes, «contribuyeron de manera decisiva» al desarrollo económico,
social, cultural y educativo de la comunidad judía de Palestina[6].
A principios de enero de 1941, una pequeña pero importante
organización sionista presentó una propuesta formal a los diplomáticos alemanes
en Beirut, con vistas a una alianza político-militar con la Alemania en guerra.
La propuesta fue presentada por el grupo clandestino extremista «Combatientes
por la Libertad de Israel», más conocido como Lekhi o Grupo Stern. Su líder,
Abraham Stern, había roto recientemente con el grupo nacionalista radical
«Organización Militar Nacional» (Irgoun Zvai Leumi) por la actitud que debía
adoptarse hacia Gran Bretaña, que había prohibido efectivamente la continuación
de la colonización judía en Palestina. Stern consideraba a Gran Bretaña como el
principal enemigo del sionismo.
Esta propuesta sionista «para la solución de la cuestión
judía en Europa y la participación activa del NMO [Lekhi] en la guerra junto a
Alemania» merece ser citada con más detalle[7]:
“En sus discursos y declaraciones, los principales dirigentes
de la Alemania nacionalsocialista subrayaron a menudo que una nueva orden en
Europa requería como condición previa una solución radical de la cuestión judía
mediante la evacuación («Europa liberada de los judíos»).
La evacuación de las masas judías de Europa es una condición
previa para resolver la cuestión judía. Sin embargo, la única manera de
lograrlo por completo es el asentamiento de estas masas en la patria original
del pueblo judío, Palestina, y el establecimiento de un Estado judío dentro de
sus fronteras históricas.
El objetivo de la actividad política y de los años de lucha
del Movimiento por la Libertad de Israel, la Organización Militar Nacional en
Palestina (Irgoun Zvai Leumi), es resolver el problema judío de esta manera y
así liberar completamente al pueblo judío para siempre.
La NMO, que conoce bien la buena voluntad del Gobierno del
Reich alemán y de sus representantes en el marco de las actividades sionistas
en Alemania y del programa sionista de emigración, opina que:
1. Pueden existir intereses comunes entre un Nuevo Orden
Europeo basado en el concepto alemán y las verdaderas aspiraciones nacionales
del pueblo judío, tal y como las encarna la NMO.
2. Es posible la cooperación entre la Nueva Alemania y un
judaísmo («Hebräertum») nacional-popular renovado.
3. El establecimiento del Estado judío histórico sobre una
base nacional y totalitaria, y vinculado por tratado al Reich alemán,
redundaría en interés del mantenimiento y el futuro fortalecimiento de la
posición y el poder de Alemania en Oriente Próximo.
Sobre la base de estas consideraciones, y a condición de que
el Gobierno del Reich alemán reconozca las aspiraciones nacionales del
Movimiento por la Libertad de Israel, mencionadas anteriormente, el NMO en
Palestina propone participar activamente en la guerra junto a Alemania.
Esta propuesta del NMO podría incluir actividades militares,
políticas y de inteligencia dentro de Palestina y, tras ciertas medidas
organizativas, también fuera de ella. Paralelamente, los hombres judíos de
Europa recibirían entrenamiento militar y se organizarían en unidades militares
bajo la dirección y el mando del NMO. Participarían en operaciones de combate
con el objetivo de conquistar Palestina, si se abriera un frente de este tipo.
La participación indirecta del Movimiento por la Libertad de
Israel en el Nuevo Orden en Europa, ya en fase preparatoria, combinada con una
solución radicalmente positiva del problema judío europeo, basada en las
aspiraciones nacionales del pueblo judío mencionadas anteriormente, reforzaría
en gran medida la base moral del Nuevo Orden a los ojos de toda la humanidad.
La cooperación del Movimiento por la Libertad de Israel
también estaría en consonancia con un reciente discurso del canciller del Reich
alemán, en el que Hitler aseguraba que utilizaría cualquier combinación y
coalición para aislar y derrotar a Inglaterra.
No hay rastro de una respuesta alemana. De todos modos, era
muy improbable que se aceptara, porque en ese momento la política alemana era
decididamente proárabe[8].
Es notable que el Grupo Stern intentara concluir un pacto con el Tercer Reich
en una época en la que ya circulaban ampliamente rumores de que Hitler estaba
preparando el exterminio de los judíos. Al parecer, Abraham Stern o bien no
creía en esos rumores, o bien quería colaborar con el enemigo mortal de su
pueblo para ayudar a la formación de un Estado judío[9].
Un miembro importante del Lekhi en la época en que el Grupo
hizo esta propuesta era Yitzhak Shamir, que más tarde se convirtió en ministro
de Asuntos Exteriores de Israel y, posteriormente, durante los años 80 y hasta
junio de 1992, en primer ministro. Como jefe de operaciones del Lekhi, tras la
muerte de Stern en 1942 [asesinado por el ejército británico, NdT.], Shamir
organizó numerosas acciones terroristas, entre ellas el asesinato del ministro
británico para Oriente Medio, Lord Moyne, en noviembre de 1944, y el asesinato
del mediador sueco de las Naciones Unidas, el conde Bernadotte, en septiembre
de 1948.
Años más tarde, cuando se le preguntó a Shamir sobre la
propuesta [hecha a los alemanes] de 1941, confirmó que estaba al corriente de
la propuesta de alianza hecha por su organización con la Alemania en guerra[10].
Conclusión
A pesar de la hostilidad fundamental entre el régimen de
Hitler y el judaísmo internacional, durante varios años los intereses de los
sionistas judíos y los nacionalsocialistas alemanes coincidieron. Al colaborar
con los sionistas en busca de una solución humana y mutuamente deseable a un
problema complejo, el Tercer Reich aceptó sacrificar el comercio exterior,
deteriorar sus relaciones con Gran Bretaña y descontentar a los árabes. De
hecho, durante los años 30, ninguna nación hizo más que la Alemania de Hitler
en favor de los objetivos lejanos de los sionistas judíos.
Para más información sobre este tema,
véase el
estudio de Ingrid Weckert sobre la emigración judía fuera del Tercer Reich,
disponible en el CODOH.
[1] E. Black, Transfer Agreement, p.
379.; F. Nicosia, Third Reich, pp. 212, 255 (n. 66).
[2] W. Feilchenfeld, et al.,
Haavara-Transfer, p. 75.; «Haavara», Encyclopaedia Judaica, (1971), vol. 7, p.
1013.
[3] E. Black, Transfer Agreement, pp.
379, 373, 382.
[4] Circular del 25 de enero de 1939.
Documento de Núremberg 3358-PS. Tribunal Militar Internacional, Juicio de los
principales criminales de guerra ante el Tribunal Militar Internacional
(Núremberg: 1947-1949), vol. 32, pp. 242-243.
[5] Werner Feilchenfeld, et al.,
Haavara-Transfer nach Palaestina (Tubinga: Mohr/Siebeck, 1972). Citado en:
Ingrid Weckert, Feuerzeichen (Tubinga: Grabert, 1981), pp. 222-223.
[6] W. Feilchenfeld, et al.,
Haavara-Transfer nach Palaestina (1972). Citado en: I. Weckert, Feuerzeichen
(1981), p. 224.
[7] Documento original en alemán, archivo
del Ministerio de Asuntos Exteriores, fondo 47-59, E 224152 y E 234155-58.
(Fotocopia en poder del autor).; Texto original completo en alemán publicado
en: David Yisraeli, The Palestine Problem in German Politics 1889-1945 (Israel:
1974), pp. 315-317. Véase también: Klaus Polkhen, «The Secret Contacts»,
Journal of Palestine Studies, primavera-verano de 1976, pp. 78-80.; (En el
momento en que se hizo esta oferta, el grupo Lehi de Stern todavía se
consideraba a sí mismo como el verdadero Irgun/NMO).
[8] Los nacionalistas árabes se oponían a
Gran Bretaña, que entonces dominaba gran parte del mundo árabe, incluyendo
Egipto, Irak y Palestina. Debido a que Gran Bretaña y Alemania estaban en
guerra, Alemania cultivó el apoyo árabe. El líder de los árabes de Palestina,
el Gran Muftí de Jerusalén, Haj Amin el-Husseini, colaboró estrechamente con
Alemania durante los años de la guerra. Tras escapar de Palestina, se dirigió
al mundo árabe a través de la radio alemana y ayudó a reclutar musulmanes en
Bosnia para las Waffen SS.
[9] Israel Shahak, «Yitzhak Shamir, Then
and Now», Middle East Policy (Washington, DC), vol. 1, n.º 1, (n.º completo
39), 1992, pp. 27-38.; Yehoshafat Harkabi, Israel's Fateful Hour (Nueva York:
Harper and Row, 1988), pp. 213-214. Citado en: Andrew J. Hurley, Israel and the
New World Order (Santa Barbara, California: 1991), pp. 93, 208-209.; Avishai
Margalit, «The Violent Life of Yitzhak Shamir», New York Review of Books, 14 de
mayo de 1992, pp. 18-24. ; Lenni Brenner, Zionism in the Age of the Dictators
(1983), pp. 266-269.; L. Brenner, Jews in America Today (1986), pp. 175-177.;
L. Brenner, «Yitzhak Shamir: On Hitler's Side», Arab Perspectives (Liga de
Estados Árabes), marzo de 1984, pp. 11-13.
[10] Avishai Margalit, «The Violent Life
of Yitzhak Shamir», New York Review of Books, 14 de mayo de 1992, pp. 18-24.
Lenni Brenner, Zionism in the Age of the Dictators (1983), pp. 266-269.; L.
Brenner, Jews in America Today (1986), pp. 175-177.; L. Brenner, «Skeletons in
Shamir's Cupboard», Middle East International, 30 de septiembre de 1983, pp.
15-16.; Sol Stern, L. Rapoport, «Israel's Man of the Shadows», Village Voice
(Nueva York), 3 de julio de 1984, pp. 13 y ss.
