jueves, 28 de marzo de 2019

365 QUEJÍOS (298) – SI CREÉIS QUE ESTAS ELECCIONES SOLUCIONARÁN ALGO, VAIS APAÑADOS…

Para los que se hacen excesivas ilusiones: el ciclo electoral que ahora comienza, incluso en la mejor de las hipótesis (un gobierno de centro-derecha condicionado desde fuera por Vox) no resolverá ninguno de los problemas que este país tiene planteados. Y eso, incluso en la remota hipótesis de que esa posibilidad pueda concretarse, porque la otra, la que seguramente se impondrá, la peor de las hipótesis (un gobierno de izquierdas, con el PSOE apoyado por los nacionalistas-independentistas y por Podemos desde el exterior), tampoco es que resulte particularmente estimulante, sino que tenemos muy claro que supondrá un paso adelante en el “abismo” (¿Y qué es el abismo? Una pérdida creciente de identidad nacional, una precarización en las condiciones sociales -la izquierda en campaña es social hasta la exasperación, en el poder, tan solo se preocupa por que la banca se sienta cómoda con ella-, ideología de género hasta el aburrimiento, España última puerta abierta a la inmigración en Europa). Entre detener o ralentizar el camino hacia el abismo (fórmula de centro-derecha) y realizar el sprint final (fórmula de izquierda), el mal menor está claro cuál es. 

Siempre está la esperanza de Vox, sigla nueva como en las anteriores campañas fue Podemos. Reconozco que lo más que me gusta de Vox es lo que disgusta al resto de partidos. Deploro -tarde, pero lo deploro- el caso del profesor de historia, Fernando Paz, no tanto por la renuncia a encabezar la candidatura, como por el hecho de que no haya tenido suficiente apoyo de su partido: a fin de cuentas “el revisionismo histórico” es una muestra de libertad de conciencia (¡faltaría más que la historia fuera una y dogmática y no pudiera estar sujeta a discusión! si hay un área de investigación histórica en la que esté preohibido el acceso, eso no es historia, es dogma religioso) y su actitud ante el mundo gay me parece mesurada y alejada de la homofobia (¡faltaría más que todos  tuviéramos forzosamente que aplaudir con las orejas la causa gay! Las distintas actitudes sexuales son el fruto de equilibrios o desequilibrios hormonales y, por ello, también aquí existe “normalidad”, cuando ese equilibrio se da, y, digamos, “dolencia”, cuando se produce una alteración. Es entonces, cuando hay que acudir a terapia o medicación. Por lo demás que cada cual haga de su capa un sayo y ejerza la sexualidad como le dé la gana… algo que no es ni para proclamar, ni para difundir de manera misional). Además, me queda por decir, que Paz es una buena persona… así que no tenía lugar en ese híbrido de olla de grillos y jaula de los monos que es el parlamento


También está el caso de que, a medida que se van conociendo algunas candidaturas, uno no puede por menos que sonreír. Sin olvidar los agujeros que presenta el programa de Vox hasta el momento -a lo que ya he aludido en otras ocasiones- y que siguen sin rellenarse. Pero, bueno, ahí está la sigla, como una opción que aspira a ser el “bien menor”.

Lo interesante de estas elecciones va a ser dónde y en qué direcciones se producen los trasvases de votos. Obviamente, Ciudadanos, en Cataluña -su patria chica- descenderá y espero que todos señalen a Manuel Valls como el responsable del enfriamiento. El “estratega” enviado por la masonería francesa, espero que fracase en su ambición de hacerse con el ayuntamiento de Barcelona y utilizarlo como trampolín para acogotar a Rivera. De todas formas, el centrismo siempre ha sido flor de un día, aparece en tiempos de crisis, se mantiene en el candelero por un período y luego cae en picado a la espera de que alguien le rescate, décadas después, de su atonía.

La derecha, desunida, perderá, claro está. Pero lo importante es ver en qué proporción sube Vox y en qué medida baja el PP. Y luego, claro está, qué es lo que dicen los parlamentarios de Vox en la grillo’s house. Porqué si todo se limita a decir lo mismo que decía el PP hace 20 años, mal asunto. Y si se trata de un discurso nacionalista a la vieja usanza, quede claro desde el principio que está condenado a desaparecer. No se trata de oponerse a los independentismos para tratar de conservar el Estado Español como ha sido hasta que llegó el malhadado “estado de las autonomías”, sino de reconocer que la época de los Estados Nacionales ha quedado atrás y que todo lo que no sean fórmulas de cooperación continental, es pan para hoy y hambre para mañana.

Pero la crisis nacional y la crisis de Estado no se resuelve con 20, 30 o 50 diputados de Vox. De hecho, va a ser mucho más importante la presencia de diputados europeos de Vox en el parlamento (y ver con quién se alinean) que en el parlamento español en donde, como máximo, podrán condicionar políticas del centro-derecha, mientras que, en el parlamento europeo, podrán bloquear políticas pro-globalización, junto a otras fuerzas similares. 

Y esto por una sencilla razón: cuando un traje está algo usado y tiene alguna mancha, basta con enviarlo al tinte y te lo devuelven como nuevo; pero si el traje está destrozado, no hay nada que hacer. Lo mejor, es comprar otro. El traje es la constitución que ha llevado al país a ser una de las vanguardias de la decadencia europea, el país en el que todas las estructuras se han ido desintegrando sin que aparecieran oposiciones dignas de mención. Si alguien cree que un deterioro cuádruple (económico-político-social-y-cultural) se puede resolver en cuatro años y tras unas discusiones parlamentarias y unos decretos-ley, se equivoca.


Esto es lo que Vox no termina de tener claro. La mayoría de sus miembros opinan que esto puede enderezarse con poco que exista en el parlamento una fuerza correctora. Tienen razón en que la constitución como cualquier otra ley, es como un timón, “hacia donde se le da, gira” (la frase es de Lao-Tsé), pero aquí el problema es que el barco al que pertenece ese timón ha entrado en el desguace. Después del “caso de Fernando Paz” parece claro que nadie que quiera hacer carrera en Vox se atreverá a mencionar ninguno de los temas que han sido tabús para la democracia española y que, al parecer, siguen siéndolo dentro de Vox. Así que el discurso se va a reducir a inmigración no (esperemos medidas concretas para atajar el fenómeno y revertirlo), unidad del Estado (ante la imposibilidad de que desaparezcan las autonomías hará falta esperar qué propuestas concretas prevén para limitar su impacto), orden público (empezar a despojar el Estado de ese garantismo y ese afán redentor de la delincuencia, en beneficio de las víctimas y de la justicia ejemplarizante), etc, etc. Algo que, siendo positivo, como máximo podría llevar a que el barco oxidado y maltrecho en el desguace recibiera una mano de pintura. Pero aún quedaría mucho por hacer y, desde luego, el marco constitucional es como un chicle, pero con límites de elasticidad, especialmente por los porcentajes necesarios para realizar modificaciones en su articulado.

Es preciso tener claro que, si bien la irrupción de Vox, supone un parón en la marcha hacia el abismo -ahora, al menos, hay algún tipo de reacción-, e incluso la posibilidad, de revertir en parte el camino recorrido en estas últimas décadas, no basta con ello: este país necesita un “repaso” total y ello no podrá jamás darse sin que exista un fuerte movimiento popular y de élites culturales que la proponga y que induzca a la aparición de una nueva clase política. 

Y ahora vuelvo al tema “revisionismo”. Estaba leyendo el libro del catedrático de la Sorbona, Edmond Vermeil, Doctrinaires de la Révolution Allemande (1918-1938). Hay que decir que el libro es “antifascista” y está escrito en 1938. De todas formas, da una panorámica muy precisa de las distintas corrientes de la “revolución alemana”, tanto es así que conozco el libro porque, cuando nos pusimos en marcha, en el lejano 1980, para elaborar lo que luego fue la obra colectiva Thule: la cultura de la otra Europa, convinimos en que ésta fuera una de las fuentes d información. Vermeil, en el último capítulo, dedica un parágrafo a Joseph Goebbels. Le reprocha que la propaganda nacional-socialista haya sido simple y clara y se esforzara por decir la verdad a la población sobre los problemas que tenía por delante. Me ha llamado la atención, porque, en la primera lectura que hice hace casi 40 años (utilicé el libro para escribir lo relativo a Moeller van den Bruck) no recordaba este reproche. Goebbels decía que el nacional-socialismo era la “verdadera democracia”: los jefes elegidos en plebiscito y con capacidad para mandar y organizar a la población, con objetivos que estén claros y que sean realistas y una información realista sobre la marcha hacia los mismos y las dificultades. Solamente así, se puede transformar una masa inorgánica en Pueblo organizado. Lo dice un antifascista. Y así se hizo, en efecto. En política, solamente se puede ser realistas, si de lo que se trata es de hacer aquella Gran Política que proponia Nietzsche. Ahora bien, si se trata de buscarse la vida y tener unas poltronas en el grillo's house, eso ya es otra cosa.

Yo recomendaría a la dirección de Vox que fuera clara en lo que se propone, que completara su programa político, que definiera su estrategia a corto, medio y largo plazo, que estableciera un programa de máximos y un programa de mínimos. El que no lo hagan otros partidos, no es excusa para que ellos no se mojen. A fin de cuentas, de lo que se trata en España, ahora mismo, es de cambiar las leyes de la política que han regido en estos últimos 40 años. Y que, sobre todo, que fueran claros: que no tuvieran miedo en ser criticados por gentes que jamás les van a votar y que aprendiera algo de los que nunca han tenido relación con Vox, ni esperado poder cristalizar ambiciones políticas a la sombra de sus siglas, pero que les ha preocupado la situación del país y tienen muy trabajados algunos temas como el de la inmigración o la respuesta a las ideologías de género. Fernando Paz, entre otros

No vaya a ser que lo que, inicialmente, era un banderín de enganche de la Legión, se convierta en un internado en el que hace falta entrar con certificado de pureza de sangre y ADN constitucionalista desde la cuna.