Me parece muy bien que en el super me vendan una bolsa de
plástico para llevarme lo que acabo de comprar. Incluso me parece bien que me
la vendan por unos céntimos. Ahora bien, lo que me parece de pésimo gusto y una muestra de que en España las asociaciones
de consumidores no sirven absolutamente para nada es que además de cobrármela,
vaya por la calle haciendo publicidad del super en cuestión. Harina de otro
costal sería si la bolsa fuera blanca y sin signos externos, pero no mostrando
ostentosamente la marca del que me lo ha vendido. De eso me quejo y me quejo
como una de las mayores incongruencias que la sociedad española acepta sin
rechistar.
En España nos hemos acostumbrado a tragar de todo: desde
siempre hemos intuido que las asociaciones “de consumidores” (o de “usuarios de
banca”) no hacían nada más que cobrar un rackett a las marcas: quienes pagaban
estaban a cubierto de sus denuncias y quienes no lo hacían se arriesgaban a ser
denunciados como los peores criminales. Es una técnica muy vieja. En un país
normal, en cuanto la policía (o los consumidores) detectan esta práctica, la
asociación es denunciada por estafa. En España, donde nos hemos habituado a que
los sindicatos no defiendan los intereses de los trabajadores, las cómo íbamos
a preocuparnos de algo que nunca nos ha interesado especialmente: la
asociaciones de consumidores. Por eso callan en casos que tienen ganados por
anticipado.
En Brasil, ayer me contaban, que hubo un sonoro proceso
porque las asociaciones de consumidores se negaban a que los compradores
tuvieran que pagar bolsas de plástico con el logo bien grande y visible del
establecimiento: “Si usted quiere publicidad, bien, me regala la bolsa y yo le hago
publicidad… pero si quiere venderme una bolsa, me la vende sin logo de ningún
tipo”. ¿A que es lógico? ¿Ve usted algo parecido en España? ¿Algún
partido o partidillo ha dicho algo al respecto? ¿Alguna asociación de
consumidores ha puesto el grito en el cielo o, lo que es mucho más eficaz, ha
presentado la correspondiente demanda ante el ministerio o ante el juzgado de
guardia? No. Es que estamos en España.
Item más. Hace unos meses, iba con un amigo madrileño
bastante conocido por su participación en programas de TV. Se le ocurrió comprar
un libro cerca de la estación de Sans. El librero lo reconoció, así que
iniciamos una animada conversación cuando mi amigo le pidió una bolsa de
plástico: “Se la tengo que cobrar… lo siendo, pero es que la Generalitat nos
obliga a cobrarlas”. Nos contó que inspectores de la Gencat (fue el día, por
cierto, en la que se inició la Operación
Anubis con las primeras detenciones de altos cargos del organismo
autonómico) recorrían los establecimientos, recordando que las bolsas debía
pasarse por el lector de código de barras o de lo contrario el establecimiento
sería multado… Lo dicho: además de cornudos, apaleados. O como se dice: “fer de
putes i pagar el llit”.
Porque no son solamente los supers los que han logrado
encontrar un medio gratuito para hacer publicidad, sino que los miles de bolsas
que diariamente se venden en los establecimientos (¡el librero en cuestión nos contó que una farmacia de la zona había
sido multada con varios miles de euros por no cobrar esas bolsas pequeñas en
las que se introducen los medicamentos!) son vigiladas ¡¡¡para que
devenguen el IVA correspondiente!!!
Claro está que me quejo de todo esto. Absurdo e irracional.
Estúpido e inadmisible. No solo la actitud del Estado, sino de la propia
sociedad que traga, traga y traga y cuando ya no puede más sigue tragando. Me
quejo de que incluso en situación de asfixia nadie hace nada para respirar a
pleno pulmón. ¿Bolsas de plástico con el
logo del super? Lo más normal en el país de las anormalidades elevadas a la
categoría de ley.