Tienen razón los falangistas, especialmente los de izquierda en que lo más próximo a ellos es la CNT. Nacional-sindicalismo y anarco-sindicalismo están muchísimo más próximos de que incluso los falangistas de izquierdas más conspicuos creen. He conocido bien a ambos sectores, así que sé de lo que estoy hablando. Las similitudes van mucho más allá de la mera casuística del nombre o del hecho de que José Antonio Primo de Rivera y Durruti murieran un 20-N con apenas un año de diferencia. La similitud es, fundamentalmente, caracterológica. He conocido a miembros de la CNT intercambiables con miembros de cualquiera de las falanges, y viceversa. Y aún operando el cambio, estoy seguro de que nadie lo advertiría. En el fondo de la personalidad del falangista de base siempre he advertido una irreprimible tendencia a deslizarse hacia la anarquía y en lo más profundo del alma libertaria hay un algo que remite al autoritarismo más duro: el querer, sino exigir, que otros actúen en función de principios libertarios. Así pues, no voy a ser yo quien niegue este parentesco entre la falange y la anarquía, prefiero centrarme en la personalidad falangista como algo insólito y que no he encontrado fuera del mundillo azul.
La continuación de éste texto se encuentra en el libro de Ultramemorias