jueves, 3 de julio de 2025

CRÓNICA NEGRA: LOS INCIDENTES DE LOS ÁNGELES, CIUDAD MARTIN DEL PROGRESISMO MUNDIALISTA

Los incidentes que se han producido a lo largo del mes de junio en la ciudad de Los Ángeles y se han extendido a otras ciudades de los EEUU, no son nuevos, han tenido varios precedentes. La excusa es lo de menos, lo importante es encontrar una excusa para manifestar el salvajismo, iniciar los saqueos y entrar en una orgía de destrucción. La ciudad “más progresista” de EEUU está sufriendo una crisis desde el año 1991, renovada en 2020 y revivida con las protestas contra las deportaciones de ilegales iniciada por Trump. Esta es la secuencia de los hechos.

RODNEY KING, NEGRO APALEADO. ESTA ES SU HISTORIA (COMPLETA)

El 3 de marzo de 1991 un delincuente de raza negra en situación de libertad condicional, acompañado por otros dos amigos, se negó a detenerse contraviniendo las órdenes de una patrulla de tráfico que había observado la alta velocidad a la que circulaba. Iniciada la persecución, en algunos momentos alcanzó la peligrosa velocidad de 188 km/h y se prolongó durante 13 km. Al salir de la autopista, la persecución siguió por una zona residencial. El conductor no quería ser detenido al conducir bajo los efectos del alcohol y haber violado, consiguientemente, la libertad condicional en la que se encontraba. Era Rodney King que al ser finalmente detenido, fue objeto de violencia policial que quedó registrada en vídeo por espectadores ocasionales. El análisis toxicológico del detenido confirmó que actuaba bajo los efectos del alcohol y de la marihuana. Amparado en el vídeo, King presentó denuncia contra la policía, consiguiendo 3,8 millones de dólares de indemnización y 1,7 millones en concepto de pago de abogados. Los agentes juzgados fueron declarados inocentes. Y, a partir de ese momento, la ciudad de Los Ángeles ardió durante seis días. El resultado fue 63 muertos, 2.383 heridos, 7.000 incendios, 3.100 negocios destruidos y más de mil millones de dólares en daños. Los disturbios se extendieron a otras ciudades como San Francisco, Las Vegas, Seattle, Atlanta y Nueva York.

El alcalde de Los Ángeles, Tom Bradley pidió a King que calmara los ánimos, ofreciéndole otros 200.000 dólares y cuatro años de educación universitaria pagada por la ciudad. Uno de los acompañantes de King en su huida, recibió 35.000 dólares en su demanda contra la ciudad y los herederos del segundo acompañante (que murió poco después en accidente) otros 20.000 dólares. Al parecer no empleó bien el dinero: creó un sello discográfico (Straight Alta-Pazz Records) que quebró poco después. Él siguió en la senda del alcoholismo y la drogadicción. Su historial delictivo prosiguió hasta su muerte: en 1991 fue detenido por intentar atropellas a un agente de policía, en 1992, volvió a ser arrestado por agredir violentamente a su esposa; un año después estrellaba su vehículo contra un bloque de cemento. Acusado de conducir ebrio se le ofreció permanecer en libertad condicional comprometiéndose a seguir un programa de rehabilitación alcohólica. En 1995 volvió a ser detenido por atropellar deliberadamente a su mujer con un vehículo y condenado a 90 días de cárcel por atropello y fuga. Pasado el tiempo, en 2003 volvió a recaer en el alcoholismo siendo detenido por conducir bajo los efectos. Atribuyó el alcoholismo en programas de máxima audiencia a los que fue invitado al “trauma” sufrido durante su detención de 1991… olvidando el hecho de que la detención se realizó, precisamente, por estar bajo los efectos del alcohol. El 3 de marzo de 2011, seguramente para celebrar el vigésimo aniversario de aquella detención que terminó ocasionando los incidentes de Los Ángeles, volvió a ser detenido por “conducción errática” y con el permiso caducado, lo que le acarreó una condena por “conducción imprudente”. Falleció al año siguiente con apenas 47 años. Solamente es recordado por el “progresismo” por ser víctima de violencia policial… Nunca nadie osa recordar todos los méritos posteriores al incidente, ni las circunstancias que llevaron a la absolución de los policías, ni mucho menos las consecuencias que pudo tener un vehículo a 188 km/h huyendo por los barrios de Los Ángeles. Gobernaba en Washington Bill Clinton.

Fue necesaria la intervención del ejército y de la Guardia Nacional para cortar los incidentes. A partir de ese momento, Guillaume Faye pudo escribir: “Todo sociedad multicultural es, por definición, multirracista”. En efecto: durante los incidentes, existía una incipiente minoría hispana en la ciudad que hizo causa común con los negros, mientras que estos se dedicaron especialmente a destruir (e intentar destruir) comercios propiedad de ciudadanos coreanos. Y, por supuesto, los revoltosos se dedicaron durante seis días al saqueo de comercios… bonita forma de protestar con la “violencia policial”.

En efecto, el “progresismo” norteamericano volvió a argumentar que los negros eran tratados con más dureza que los blancos o cualquier otro grupo étnico. Se les olvidaba decir que, habitualmente, los blancos y los asiáticos no solían ofrecer resistencia a su detención, pero que esto era, justamente, lo que había ocurrido con Rodney King. No es que la policía tenga un odio particular hacia la comunidad negra: en realidad, el número de policías negros es bastante alto en la ciudad de Los Ángeles; es, simplemente, que la comunidad negra tiene una tasa de delincuencia mucho más alta que cualquier otra comunidad.

GEORGE FLOYD, MUERTO EN EL CURSO DE SU DETENCION…
ESTA ES SU HISTORIA (COMPLETA)

Desde aquellos incidentes de 1992, Los Ángeles y el Estado de California han cambiado mucho. La comunidad hispana ha ido creciendo. El fentanilo ha hecho estragos entre la clase media blanca. La pobreza se ha enseñoreado de la ciudad, la delincuencia multiplicado hasta que, en el año 2020, volvieron a repetirse los incidentes. También en esta ocasión el detonante fue un delincuente de raza negra, George Floyd, muerto en el curso de una detención.

Solo entre 1997 y 2005, Floyd cumplió ocho condenas de prisión por diversos delitos: drogas, robo y allanamiento. En 2007 volvió a ser detenido por “robo agravado con arma mortal” y sentenciado a cinco años de prisión. Salió de prisión en 2013, fue ayudado por instituciones como el Ejército de Salvación y alternó períodos de adicción con temporadas de sobriedad. En 2019 fue detenido con analgésicos y en un estado de máxima excitación. Ese mismo año fue hospitalizado por sobredosis de drogas.

Finalmente, el 25 de mayo de 2020, su triste existencia culminó cuando el empleado de una tienda de comestibles, sospechó que Floyd le había pagado con un billete falso de 20 dólares. Personada la policía, Floyd resultó muerto cuando uno de los agentes le presionó el cuello con la rodilla. Extrañamente podía hablar, según los testigos… pero no respirar. El episodio fue considerado como homicidio y el ayuntamiento de Minneapolis acordó entregar a su familia 27 millones de dólares como compensación. Todo induce a pensar que su cuerpo estaba ya muy debilitado por años de drogadicción.

Floyd tenía 46 años, un año menos que Rodney King cuando falleció. La esperanza de vida de los afroamericanos en Estados Unidos es generalmente más baja que la de los blancos y la media nacional. En 2021, la esperanza de vida de las personas blancas no hispanas era de 76.4 años, mientras que para los negros era de 70.8 años. Esta desigualdad se atribuye a factores como las desigualdades socioeconómicas, acceso a la atención médica, condiciones de vida y las tasas de mortalidad por enfermedades crónicas y homicidios contribuyen a esta diferencia en la esperanza de vida. Por ejemplo, los negros tienen una mayor probabilidad de morir por homicidio en comparación con los blancos, especialmente en ciertos grupos de edad. Además, las disparidades en el acceso a la atención médica y la exposición a factores ambientales adversos también juegan un papel importante. 

Pero las relaciones entre grupo étnico y delincuencia están directa e inequívocamente relacionados con la raza: el Estado de Maine, por ejemplo, es el que tiene una tasa de criminalidad menor (103 incidentes violentos por cada 100.000 habitantes y 1.213 delitos contra la propiedad por cada 100.000 habitantes), pero las cifras se entienden mejor si tenemos en cuenta que en Maine el 94’7% de la población es blanca y solamente el 1,8% negra. En el otro extremo se encuentra St. Louis, considerada como la “ciudad más peligrosa” de los EEUU, con 2.082,29 delitos por cada 100.000 habitantes, cuatro veces más que la media del país… Allí, el 43,11% de la población es negra.

Las protestas por la muerte de George Floyd se iniciaron el 26 de mayo de 2020. Comenzaron en Mineápolis-Saint Paul y se extendieron rápidamente a 2.000 ciudades de los EEUU. Como es habitual se produjeron disturbios, saqueos y escaramuzas callejeras con la policía y con contramsnifetantes. En 200 ciudades de los EEUU se establecieron toques de queda mientras que más de treinta estados y Washington D. C. activaron a más de 96 000 miembros de la Guardia Nacional, Guardia Estatal, 82° División Aerotransportada y al 3° Regimiento de Infantería.

Hasta los recientes incidentes de Los Ángeles, el despliegue militar organizado para detener esta escalada de incidentes fue la mayor operación militar de los EEUU en tiempo de paz. Se produjeron 35 muertes, 14.000 detenciones y 2.000 millones de dólares en daños (la cifra más alta registrada en EEUU en tiempo de paz) y se prolongaron durante prácticamente un año. A nadie se le escapó que “alguien” mantuvo a los manifestantes en la calle para presionar sobre el resultado de las elecciones presidenciales que dieron el poder a George Biden (con toda seguridad, Soros y sus fundaciones).

El movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y la ola cultural “wokista” se inauguraron en el curso de estos incidentes: las estatuas de líderes sureños de la Guerra de Secesión fueron vandalizadas, así como las estatuas dedicadas a Colón y a otros conquistadores (Juan de Oñate, Ponce de León), incluso estatuas a Cervantes y a fray Junípero Serra resultaron destruidas. Pero también estatuas de pro-hombres yanquis (Roosevelt, Grant, Washington) sufrieron el mismo destino: el odio contra los blancos no hacía distinción. Los “blancos”, ni sus vidas parecían importar. En un momento dado, dio la sensación de que, a pesar de que se produjeron muchas manifestaciones sin incidentes, quedó claro que los agitadores formaban parte de grupos que aspiraban a generar problemas electorales para Trump y que eran, precisamente, esos grupos los que generaban mayores dosis de violencia.

JUNIO 2025: TODOS CONTRA LAS DEPORTACIONES DE TRUMP (¿TODOS?)

En junio de 2025, la política de deportaciones abordada por Donald Trump se tradujo en protestas que partieron de la ciudad de Los Ángeles. Los protagonistas fueron, por una parte, inmigrantes ilegales, y por otra, ciudadanos de color que protagonizaron saqueos y violencias con el mismo fin que en 2020: tratar de abrir un “frente interior” contra Donald Trump. Al mismo tiempo, tanto la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, como el gobernador de California, Gavin Newsom, trataron de hacer olvidar su catastrófica actuación durante los incendios de principios de año (ver artículo en INFO-KRISIS sobre el tema), relanzando sus carreras políticas. Newsom aspira al nombramiento como candidato para las próximas elecciones presidenciales y Bass ya ha intentado un puesto como congresista y no pierde la esperanza de volver.

Los incidentes de Los Ángeles han sido organizados por esta pareja que hace seis meses ya fue considerada responsable de los incendios que arrasaron los barrios periféricos de la ciudad. Como “ecolocos” y “wokistas” de estricta observancia, tanto Newsom como Bass, adoptaron medidas absolutamente irresponsables para “defender el medio ambiente”: eliminaron las balsas de reservas de agua que alimentaban las bombas de extinción de incendios, simplemente porque una especie de insecto local estaba amenazada de desaparición; para colmo, Bass, impenitente subvencionadora de la comunidad negra, falta de efectivo, redujo la dotación del cuerpo de bomberos de la ciudad… ¡en un área en donde los incendios son frecuentes todos los años! No solo eso: cuando se iniciaron los incendios, Bass estaba en Ghana asistiendo a la toma de posesión de John Mahama presidente del país (una especie de Pedro Sánchez a la africana que ya había protagonizado casos de corrupción desde 2016). Bass es la “alcaldesa woke” por excelencia de los EEUU.

Esta pareja de “liberales demócratas”, literalmente ha arruinado California… en aras, eso sí, del “progreso social”. Entre los desmanes de Newcom figura la no presentación de cargos contra ladrones que roban menos de 950 dólares. Si bien es cierto que en California robar por debajo de esa cantidad sigue siendo delito (como recordaban las agencias de verificación de información), la orden de que los tribunales no persigan a los que lo hacen ha sumido al centro de la ciudad en el caos más absoluto: tiendas de ropa y calzado, supermercados, especialmente, han abandonado el centro de Los Ángeles, que para colmo ha sido invadido por “zombies” consumidores de fentanilo y de otras drogas químicas. La polémica salto a la luz pública el día de Navidad de 2022 cuando dos individuos de raza negra robaron varios teléfonos en una tienda de Apple en Palo Alto, California, sin que intervinieran ni autoridades ni empleados.

La excusa para no perseguir estos delitos es que quien los comete lo hace “presionado por la pobreza”. En realidad, no es así: la delincuencia es una forma fácil de vivir que reporta diariamente buenos beneficios y escasos riesgos (la policía de California está acobardada por las acusaciones de “violencia policial” y “criminalización de la raza negra” a la hora de pedir identificaciones. Y, ciertamente esto último es rigurosamente cierto… precisamente porque la delincuencia protagonizada por negros es superior a la de otros grupos étnicos.

Newsom y Bass vieron una posibilidad de recuperar el prestigio dilapidado por los incendios de diciembre y enero de 2025 y 2025, oponiéndose a la política de detenciones abordada por Donald Trump desde el inicio de su segundo mandato. El 30 de abril de 2025, el gobierno federal había deportado a casi 200.000 inmigrantes ilegales. El éxito de esta medida no se hizo esperar: la inmigración ilegal se redujo en pocos días un 95%. Y son las primeras medidas: en la actualidad, el Pentágono está estudiando la recalificación de una franja fronteriza de California, Arizona y Nuevo México en “terreno militar”, lo que implica que atravesarla constituiría un delito federal.

Entre los primeros 160.000 detenidos figuran 2.288 miembros de “bandas étnicas” (los venezolanos del Tren de Aragua constituyen 600 detenidos, pero también hay cientos de miembros de las “maras”, del Barrio 18 y de la MS-13. De cada cuatro detenidos, tres son delincuentes habituales (1.300 por delitos sexuales, 6.300 por conducir en estado de embriaguez o por consumo de drogas, 9.000 por peleas con agresiones, 1.500 por posesión ilegal de armas). Trump anunció que se había detenido a “lo peor de lo peor”. Deliberadamente, la deportación de 300 venezolanos y salvadoreños, primero a Guantánamo y luego a la cárcel de Tecolula en El Salvador, han tenido su importancia en la desactivación de la inmigración ilegal.

Por supuesto, los “demócratas” se opusieron a estas medidas y las policías locales de ciudades gobernadas por ellos (Chicago, Boston, Denver, Los Ángeles…) no participaron en las redadas constituyéndose como “ciudades santuario”. Los alcaldes republicanos de estas ciudades establecieron leyes para avalar su “objeción de conciencia”. Véanse los nombres de esta legislación improvisada: Ley de Confianza de Illinois, Ley Camino a Seguir y la Ordenanza Ciudad Acogedora de Chicago… Pero una sentencia del Tribunal Supremo ha establecido que esta legislación “está diseñada para interferir y discriminar la aplicación de la ley federal de inmigración” y constituyen “violaciones de la Cláusula de Supremacía de la Constitución de Estados Unidos”, que establece que la ley federal prevalece sobre una estatal. Otra victoria trumpista.

EL DESENCADENAMIENTO DE LOS DISTURBIOS

Los Ángeles, con Karen Bass y el Estado de California con Gavin Newsom, formaban parte de la “red de santuarios” del Partido Demócrata. El 6 de junio de 2025, agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, inició una redada en el Distrito de la Moda de Los Ángeles y en varias empresas que contrataban a ilegales. Resultaron detenidos 100 inmigrantes, pero se produjeron varios incidentes y agresiones contra los agentes en el curso de los cuales resultaron detenidas otras 44 personas acusadas de “obstrucción”. En las horas siguientes, los enfrentamientos fueron en aumento. No se trató de manifestaciones pacíficas, sino de verdaderas operaciones de hostigamiento a las fuerzas de seguridad, alcanzándose momentos de gran violencia.

Al día siguiente, fueron detenidos otros 45 ilegales y se reprodujeron los incidentes aún más violentos que el día anterior. Por la tarde, los manifestantes quemaron por primera vez banderas norteamericanas y portaron banderas mexicanas en las manifestaciones y se habían lanzado los primeros cócteles molotov contra la policía. A última hora de la tarde, Tom Homan, director de Operaciones de Cumplimiento y Deportación de la Casa Blanca, anunció que el gobierno federal enviaría a la Guardia Nacional esa misma noche. Trump envió inicialmente 2.000 miembros de la Guardia Nacional de California a la ciudad, y el Secretario de Defensa Pete Hegseth declaró que los marines en servicio activo estaban en “alerta máxima” en Camp Pendleton, la base militar más próxima. Una nota del gobierno federal anunció que no se permitiría el uso de antifaces en las protestas y que todo aquel que los luciese sería detenido e internado.

El 8 de junio la Guardia Nacional ya estaba desplegada en la ciudad. Sin embargo, un pequeño partido, Partido por el Socialismo y la Liberación, que apenas había obtenido 7.000 votos en las últimas elecciones presidenciales convocó nuevas manifestaciones. Se trata de una formación “marxista-leninista” de la que apenas un mes antes un ex miembro, Elías Rodríguez, había asesinado a dos empleados de la embajada de Israel en Washington. Pues bien, este partido, se movilizó desde el primer momento para impulsar los incidentes de Los Ángeles.

La pareja “propietaria” del Estado (Newsom) y de la ciudad (Karen Bass) declararon que se oponían a la presencia de la Guardia Nacional calificándola de “grave violación de la soberanía nacional”. La respuesta del gobierno fue “estudiar la presentación de cargos federales” contra ambos por haber desafiado una orden federal al boicotear las redadas contra ilegales. Los incidentes fueron en aumento en los días siguientes con destrucción de propiedades particulares, vandalización de edificios públicos, incendios de instalaciones federales y agresiones a la policía y a la Guardia Nacional. Tiendas de Apple, Adidas, joyerías y farmacias, fueron saqueadas. Trump culpó al gobernador Newsom que la ciudad estuviera fuera de control. La alcaldesa Bass, visiblemente desbordada por el cariz de los acontecimientos, declaró el toque de queda en la ciudad entre las 22:00 p.m. y las 6:00 a.m., cuando ya habían llegado a la ciudad otros 2.000 miembros de la Guardia Nacional y 700 marines para proteger los edificios federales.

A todo esto, las redadas de ilegales no se habían detenido, desde el inicio de los incidentes 300 ilegales habían pasado a las oficinas de la agencia de extranjería camino a la deportación. El 20 de junio, con la visita de J.D. Vance, vicepresidente de los EEUU a la ciudad, los incidentes pudieron darse por concluidos. Vance se negó a entrevistarse con Newsom y Bass a quienes consideró responsables directos de las manifestaciones y saqueos. La revuelta se habia extinguido sin haber logrado sus objetivos: los incidentes en otras ciudades fueron pocos y de escasa entidad.

ASEGURARSE LA FIDELIDAD DE LOS MILITARES

No pasó desapercibido que el 10 de junio, cuando los incidentes de Los Ángeles estaban todavía en fase creciente, Trump se desplazara acompañado por su secretario de defensa, a la base de Fort Bragg, una de las mayores instalaciones militares del mundo con algo más de medio millón de efectivos, sede de la Delfa Force, de la 82º División Aerotransportada, del XVII Cuerpo Aerotransportado, del 1er. Comando de las fuerzas Especiales y del 75 º Regimiento de Rangers. La base, vale la pena recordarlo, está instalada en el condado de Mendocino en el Estado de California

Para evidente que la visita no fue ni ingenua, ni casual, sino que, más bien, era un mensaje a Newsom y a Bass, en el que diáfanamente se les estaba diciendo: “No se os ocurra seguir instigando o facilitando el aumento de los incidentes, o de lo contrario, el ejército intervendrá de manera enérgica y aplastante”. Porque, durante la visita, tanto la oficialidad como la tropas demostraron que estaban identificados con las posiciones de Trump y de su secretario de defensa, Peter Hegseht, antiguo militar voluntario a la guerra de Irak y Afganistán, condecorado con la Estrella de Bronce, que había sido retirado en 2021 por Joe Biden por ostentar en su cuerpo un tatuaje con la cruz potenzada y la leyenda “Deus vult” (Dios lo quiere) propia de los cruzados medievales, hechos que fueron considerados como muestras de “supremacismo blanco”. Frente al “multiculturalismo” de Newson y al wokismo de Bass, Hegseht es respetado por la oficialidad y la tropa de Fort Bragg. Obviamente, la visita del presidente y de su secretario de defensa eran un gesto teatral para neutralizar el intento de rebelión de Newsom/Brass y de las “ciudades santuario”.

Lo cierto es que, de todas las medidas asumidas por Trump en sus primeros seis meses de mandato, la expulsión de inmigrantes ilegales es la que cuenta con más apoyo popular. La conculcación del “ius soli” por el Tribunal Supremo norteamericano parece otro golpe de tuerca a la lucha contra los movimientos migratorios masivos de sur a norte. A partir de ahora, los hijos de extranjeros nacidos en los EEUU no adquirirán automáticamente la nacionalidad. Pero cuando el Supremo emitió esta sentencia, los “incidentes de Los Ángeles” ya habían extinguido.