Los incidentes que se han producido a lo largo del mes de junio en
la ciudad de Los Ángeles y se han extendido a otras ciudades de los EEUU, no
son nuevos, han tenido varios precedentes. La excusa es lo de menos, lo
importante es encontrar una excusa para manifestar el salvajismo, iniciar los
saqueos y entrar en una orgía de destrucción. La ciudad “más progresista” de
EEUU está sufriendo una crisis desde el año 1991, renovada en 2020 y revivida
con las protestas contra las deportaciones de ilegales iniciada por Trump. Esta
es la secuencia de los hechos.
RODNEY KING, NEGRO APALEADO. ESTA ES SU HISTORIA (COMPLETA)
El 3 de marzo de 1991 un delincuente de raza negra en situación de
libertad condicional, acompañado por otros dos amigos, se negó a detenerse
contraviniendo las órdenes de una patrulla de tráfico que había observado la
alta velocidad a la que circulaba. Iniciada la persecución, en algunos momentos
alcanzó la peligrosa velocidad de 188 km/h y se prolongó durante 13 km. Al
salir de la autopista, la persecución siguió por una zona residencial. El
conductor no quería ser detenido al conducir bajo los efectos del alcohol y
haber violado, consiguientemente, la libertad condicional en la que se
encontraba. Era Rodney King que al ser finalmente detenido, fue objeto de
violencia policial que quedó registrada en vídeo por espectadores ocasionales.
El análisis toxicológico del detenido confirmó que actuaba bajo los efectos del
alcohol y de la marihuana. Amparado en el vídeo, King presentó denuncia contra
la policía, consiguiendo 3,8 millones de dólares de indemnización y 1,7
millones en concepto de pago de abogados. Los agentes juzgados fueron
declarados inocentes. Y, a partir de ese momento, la ciudad de Los Ángeles
ardió durante seis días. El resultado fue 63 muertos, 2.383 heridos, 7.000
incendios, 3.100 negocios destruidos y más de mil millones de dólares en daños.
Los disturbios se extendieron a otras ciudades como San Francisco, Las Vegas,
Seattle, Atlanta y Nueva York.
El alcalde de Los Ángeles, Tom Bradley pidió a King que calmara
los ánimos, ofreciéndole otros 200.000 dólares y cuatro años de educación
universitaria pagada por la ciudad. Uno de los acompañantes de King en su
huida, recibió 35.000 dólares en su demanda contra la ciudad y los herederos
del segundo acompañante (que murió poco después en accidente) otros 20.000
dólares. Al parecer no empleó bien el dinero: creó un sello discográfico (Straight
Alta-Pazz Records) que quebró poco después. Él siguió en la senda del
alcoholismo y la drogadicción. Su historial delictivo prosiguió hasta su
muerte: en 1991 fue detenido por intentar atropellas a un agente de policía, en
1992, volvió a ser arrestado por agredir violentamente a su esposa; un año después
estrellaba su vehículo contra un bloque de cemento. Acusado de conducir ebrio
se le ofreció permanecer en libertad condicional comprometiéndose a seguir un
programa de rehabilitación alcohólica. En 1995 volvió a ser detenido por
atropellar deliberadamente a su mujer con un vehículo y condenado a 90 días de
cárcel por atropello y fuga. Pasado el tiempo, en 2003 volvió a recaer en el
alcoholismo siendo detenido por conducir bajo los efectos. Atribuyó el
alcoholismo en programas de máxima audiencia a los que fue invitado al “trauma”
sufrido durante su detención de 1991… olvidando el hecho de que la detención se
realizó, precisamente, por estar bajo los efectos del alcohol. El 3 de marzo de
2011, seguramente para celebrar el vigésimo aniversario de aquella detención
que terminó ocasionando los incidentes de Los Ángeles, volvió a ser detenido
por “conducción errática” y con el permiso caducado, lo que le acarreó una
condena por “conducción imprudente”. Falleció al año siguiente con apenas 47
años. Solamente es recordado por el “progresismo” por ser víctima de violencia
policial… Nunca nadie osa recordar todos los méritos posteriores al incidente,
ni las circunstancias que llevaron a la absolución de los policías, ni mucho
menos las consecuencias que pudo tener un vehículo a 188 km/h huyendo por los
barrios de Los Ángeles. Gobernaba en Washington Bill Clinton.
Fue necesaria la intervención del ejército y de la Guardia
Nacional para cortar los incidentes. A partir de ese momento, Guillaume Faye
pudo escribir: “Todo sociedad multicultural es, por definición,
multirracista”. En efecto: durante los incidentes, existía una
incipiente minoría hispana en la ciudad que hizo causa común con los negros,
mientras que estos se dedicaron especialmente a destruir (e intentar destruir)
comercios propiedad de ciudadanos coreanos. Y, por supuesto, los revoltosos se
dedicaron durante seis días al saqueo de comercios… bonita forma de protestar
con la “violencia policial”.
En efecto, el “progresismo” norteamericano volvió a argumentar
que los negros eran tratados con más dureza que los blancos o cualquier otro
grupo étnico. Se les olvidaba decir que, habitualmente, los blancos y los
asiáticos no solían ofrecer resistencia a su detención, pero que esto era,
justamente, lo que había ocurrido con Rodney King. No es que la policía tenga
un odio particular hacia la comunidad negra: en realidad, el número de policías
negros es bastante alto en la ciudad de Los Ángeles; es, simplemente, que la
comunidad negra tiene una tasa de delincuencia mucho más alta que cualquier
otra comunidad.
GEORGE FLOYD, MUERTO EN EL CURSO DE SU DETENCION…
ESTA ES SU
HISTORIA (COMPLETA)
Desde aquellos incidentes de 1992, Los Ángeles y el Estado de
California han cambiado mucho. La comunidad hispana ha ido creciendo. El
fentanilo ha hecho estragos entre la clase media blanca. La pobreza se ha
enseñoreado de la ciudad, la delincuencia multiplicado hasta que, en el año
2020, volvieron a repetirse los incidentes. También en esta ocasión el
detonante fue un delincuente de raza negra, George Floyd, muerto en el curso de
una detención.
Solo entre 1997 y 2005, Floyd cumplió ocho condenas de prisión por
diversos delitos: drogas, robo y allanamiento. En 2007 volvió a ser detenido
por “robo agravado con arma mortal” y sentenciado a cinco años de prisión.
Salió de prisión en 2013, fue ayudado por instituciones como el Ejército de
Salvación y alternó períodos de adicción con temporadas de sobriedad. En 2019
fue detenido con analgésicos y en un estado de máxima excitación. Ese mismo año
fue hospitalizado por sobredosis de drogas.
Finalmente, el 25 de mayo de 2020, su triste existencia culminó
cuando el empleado de una tienda de comestibles, sospechó que Floyd le había
pagado con un billete falso de 20 dólares. Personada la policía, Floyd resultó
muerto cuando uno de los agentes le presionó el cuello con la rodilla.
Extrañamente podía hablar, según los testigos… pero no respirar. El episodio
fue considerado como homicidio y el ayuntamiento de Minneapolis acordó entregar
a su familia 27 millones de dólares como compensación. Todo induce a pensar que
su cuerpo estaba ya muy debilitado por años de drogadicción.
Floyd tenía 46 años, un año menos que Rodney King cuando falleció.
La esperanza de vida de los
afroamericanos en Estados Unidos es generalmente más baja que la de los blancos
y la media nacional. En 2021, la esperanza de vida de las personas blancas no
hispanas era de 76.4 años, mientras que para los negros era de 70.8 años. Esta
desigualdad se atribuye a factores como las desigualdades socioeconómicas,
acceso a la atención médica, condiciones de vida y las tasas de mortalidad por
enfermedades crónicas y homicidios contribuyen a esta diferencia en la
esperanza de vida. Por ejemplo, los negros tienen una mayor probabilidad
de morir por homicidio en comparación con los blancos, especialmente en ciertos
grupos de edad. Además, las disparidades en el acceso a la atención médica
y la exposición a factores ambientales adversos también juegan un papel
importante.
Pero las relaciones entre grupo étnico y
delincuencia están directa e inequívocamente relacionados con la raza: el
Estado de Maine, por ejemplo, es el que tiene una tasa de criminalidad menor
(103 incidentes violentos por cada 100.000 habitantes y 1.213 delitos contra la
propiedad por cada 100.000 habitantes), pero las cifras se entienden mejor si
tenemos en cuenta que en Maine el 94’7% de la población es blanca y solamente
el 1,8% negra. En el otro extremo se encuentra St. Louis, considerada como la
“ciudad más peligrosa” de los EEUU, con 2.082,29 delitos por cada 100.000
habitantes, cuatro veces más que la media del país… Allí, el 43,11% de la
población es negra.
Las protestas por la muerte de George Floyd se
iniciaron el 26 de mayo de 2020. Comenzaron en Mineápolis-Saint Paul y se
extendieron rápidamente a 2.000 ciudades de los EEUU. Como es habitual se
produjeron disturbios, saqueos y escaramuzas callejeras con la policía y con
contramsnifetantes. En 200 ciudades de los EEUU se establecieron toques de
queda mientras que más de treinta estados y
Washington D. C. activaron a más de 96 000 miembros de
la Guardia Nacional, Guardia Estatal, 82° División Aerotransportada y
al 3° Regimiento de Infantería.
Hasta los recientes incidentes de Los Ángeles, el despliegue
militar organizado para detener esta escalada de incidentes fue la mayor
operación militar de los EEUU en tiempo de paz. Se produjeron 35 muertes,
14.000 detenciones y 2.000 millones de dólares en daños (la cifra más alta
registrada en EEUU en tiempo de paz) y se prolongaron durante prácticamente un
año. A nadie se le escapó que “alguien” mantuvo a los manifestantes en la
calle para presionar sobre el resultado de las elecciones presidenciales que
dieron el poder a George Biden (con toda seguridad, Soros y sus fundaciones).
El movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y la
ola cultural “wokista” se inauguraron en el curso de estos incidentes: las estatuas de líderes sureños de la Guerra de Secesión fueron
vandalizadas, así como las estatuas dedicadas a Colón y a otros conquistadores
(Juan de Oñate, Ponce de León), incluso estatuas a Cervantes y a fray Junípero
Serra resultaron destruidas. Pero también estatuas de pro-hombres yanquis
(Roosevelt, Grant, Washington) sufrieron el mismo destino: el odio contra los
blancos no hacía distinción. Los “blancos”, ni sus vidas parecían importar. En
un momento dado, dio la sensación de que, a pesar de que se produjeron muchas
manifestaciones sin incidentes, quedó claro que los agitadores formaban parte
de grupos que aspiraban a generar problemas electorales para Trump y que eran,
precisamente, esos grupos los que generaban mayores dosis de violencia.
JUNIO 2025: TODOS CONTRA LAS DEPORTACIONES DE TRUMP (¿TODOS?)
En junio de 2025, la política de deportaciones abordada por Donald
Trump se tradujo en protestas que partieron de la ciudad de Los Ángeles. Los
protagonistas fueron, por una parte, inmigrantes ilegales, y por otra,
ciudadanos de color que protagonizaron saqueos y violencias con el mismo fin
que en 2020: tratar de abrir un “frente interior” contra Donald Trump. Al mismo
tiempo, tanto la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, como el gobernador de
California, Gavin Newsom, trataron de hacer olvidar su catastrófica actuación
durante los incendios de principios de año (ver artículo
en INFO-KRISIS sobre el tema), relanzando sus carreras políticas. Newsom
aspira al nombramiento como candidato para las próximas elecciones
presidenciales y Bass ya ha intentado un puesto como congresista y no pierde la
esperanza de volver.
Los incidentes de Los Ángeles han sido organizados por esta pareja
que hace seis meses ya fue considerada responsable de los incendios que
arrasaron los barrios periféricos de la ciudad. Como “ecolocos” y “wokistas” de
estricta observancia, tanto Newsom como Bass, adoptaron medidas absolutamente
irresponsables para “defender el medio ambiente”: eliminaron las balsas de
reservas de agua que alimentaban las bombas de extinción de incendios,
simplemente porque una especie de insecto local estaba amenazada de
desaparición; para colmo, Bass, impenitente subvencionadora de la comunidad
negra, falta de efectivo, redujo la dotación del cuerpo de bomberos de la
ciudad… ¡en un área en donde los incendios son frecuentes todos los años! No
solo eso: cuando se iniciaron los incendios, Bass estaba en Ghana asistiendo a
la toma de posesión de John Mahama presidente del país (una especie de Pedro
Sánchez a la africana que ya había protagonizado casos de corrupción desde
2016). Bass es la “alcaldesa woke” por excelencia de los EEUU.
Esta pareja de “liberales demócratas”, literalmente ha arruinado
California… en aras, eso sí, del “progreso social”. Entre los desmanes de Newcom figura la no presentación de cargos
contra ladrones que roban menos de 950 dólares. Si bien es cierto que en
California robar por debajo de esa cantidad sigue siendo delito (como
recordaban las agencias de verificación de información), la orden de que los
tribunales no persigan a los que lo hacen ha sumido al centro de la ciudad en
el caos más absoluto: tiendas de ropa y calzado, supermercados, especialmente,
han abandonado el centro de Los Ángeles, que para colmo ha sido invadido por
“zombies” consumidores de fentanilo y de otras drogas químicas. La polémica
salto a la luz pública el día de Navidad de 2022 cuando dos individuos de raza
negra robaron varios teléfonos en una tienda de Apple en Palo Alto, California,
sin que intervinieran ni autoridades ni empleados.
La excusa para no perseguir estos delitos es que quien los comete
lo hace “presionado por la pobreza”. En realidad, no es así: la delincuencia es
una forma fácil de vivir que reporta diariamente buenos beneficios y escasos
riesgos (la policía de California está acobardada por las acusaciones de
“violencia policial” y “criminalización de la raza negra” a la hora de pedir
identificaciones. Y, ciertamente esto último es rigurosamente cierto…
precisamente porque la delincuencia protagonizada por negros es superior a la
de otros grupos étnicos.
Newsom y Bass vieron una posibilidad de recuperar el prestigio
dilapidado por los incendios de diciembre y enero de 2025 y 2025, oponiéndose a
la política de detenciones abordada por Donald Trump desde el inicio de su
segundo mandato. El 30 de abril de 2025, el
gobierno federal había deportado a casi 200.000 inmigrantes ilegales. El éxito
de esta medida no se hizo esperar: la inmigración ilegal se redujo en pocos
días un 95%. Y son las primeras medidas: en la actualidad, el Pentágono
está estudiando la recalificación de una franja fronteriza de California,
Arizona y Nuevo México en “terreno militar”, lo que implica que atravesarla
constituiría un delito federal.
Entre los primeros 160.000 detenidos figuran 2.288
miembros de “bandas étnicas” (los venezolanos del Tren de Aragua constituyen
600 detenidos, pero también hay cientos de miembros de las “maras”, del Barrio
18 y de la MS-13. De cada cuatro detenidos, tres son delincuentes habituales
(1.300 por delitos sexuales, 6.300 por conducir en estado de embriaguez o por
consumo de drogas, 9.000 por peleas con agresiones, 1.500 por posesión ilegal
de armas). Trump anunció que se había detenido a “lo peor de lo peor”.
Deliberadamente, la deportación de 300 venezolanos y salvadoreños, primero a
Guantánamo y luego a la cárcel de Tecolula en El Salvador, han tenido su
importancia en la desactivación de la inmigración ilegal.
Por supuesto, los “demócratas” se opusieron a
estas medidas y las policías locales de ciudades gobernadas por ellos (Chicago,
Boston, Denver, Los Ángeles…) no participaron en las redadas constituyéndose
como “ciudades santuario”. Los alcaldes republicanos de estas ciudades
establecieron leyes para avalar su “objeción de conciencia”. Véanse los nombres
de esta legislación improvisada: Ley de
Confianza de Illinois, Ley Camino a Seguir y la Ordenanza Ciudad Acogedora de
Chicago… Pero una sentencia del Tribunal Supremo ha establecido que esta
legislación “está diseñada para interferir y discriminar la aplicación de la
ley federal de inmigración” y constituyen “violaciones de la Cláusula de
Supremacía de la Constitución de Estados Unidos”, que establece que la ley
federal prevalece sobre una estatal. Otra
victoria trumpista.
EL DESENCADENAMIENTO DE LOS DISTURBIOS
Los Ángeles, con Karen Bass y el Estado de California con Gavin
Newsom, formaban parte de la “red de santuarios” del Partido Demócrata. El 6 de
junio de 2025, agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, inició
una redada en el Distrito de la Moda de Los Ángeles y en varias empresas que
contrataban a ilegales. Resultaron detenidos 100 inmigrantes, pero se produjeron
varios incidentes y agresiones contra los agentes en el curso de los cuales
resultaron detenidas otras 44 personas acusadas de “obstrucción”. En las horas
siguientes, los enfrentamientos fueron en aumento. No se trató de
manifestaciones pacíficas, sino de verdaderas operaciones de hostigamiento a
las fuerzas de seguridad, alcanzándose momentos de gran violencia.
Al día siguiente, fueron detenidos otros 45 ilegales y se
reprodujeron los incidentes aún más violentos que el día anterior. Por la
tarde, los manifestantes quemaron por primera vez banderas norteamericanas y
portaron banderas mexicanas en las manifestaciones y se habían lanzado los
primeros cócteles molotov contra la policía. A última hora de la tarde, Tom
Homan, director de Operaciones de Cumplimiento y Deportación de la Casa
Blanca, anunció que el gobierno federal enviaría a la Guardia Nacional esa
misma noche. Trump envió inicialmente 2.000 miembros de la Guardia
Nacional de California a la ciudad, y el Secretario de Defensa Pete
Hegseth declaró que los marines en servicio activo estaban en “alerta
máxima” en Camp Pendleton, la base militar más próxima. Una nota del
gobierno federal anunció que no se permitiría el uso de antifaces en las
protestas y que todo aquel que los luciese sería detenido e internado.
El 8 de junio la Guardia Nacional ya estaba desplegada en la
ciudad. Sin embargo, un pequeño partido, Partido por el Socialismo y la
Liberación, que apenas había obtenido 7.000 votos en las últimas elecciones
presidenciales convocó nuevas manifestaciones. Se
trata de una formación “marxista-leninista” de la que apenas un mes antes un
ex miembro, Elías Rodríguez, había asesinado a dos empleados de la embajada de
Israel en Washington. Pues bien, este partido, se movilizó desde el primer
momento para impulsar los incidentes de Los Ángeles.
La pareja “propietaria” del Estado (Newsom) y de la ciudad (Karen
Bass) declararon que se oponían a la presencia de la Guardia Nacional
calificándola de “grave violación de la soberanía nacional”. La respuesta del
gobierno fue “estudiar la presentación de cargos federales” contra ambos por
haber desafiado una orden federal al boicotear las redadas contra ilegales. Los
incidentes fueron en aumento en los días siguientes con destrucción de
propiedades particulares, vandalización de edificios públicos, incendios de
instalaciones federales y agresiones a la policía y a la Guardia Nacional.
Tiendas de Apple, Adidas, joyerías y farmacias, fueron saqueadas. Trump culpó
al gobernador Newsom que la ciudad estuviera fuera de control. La alcaldesa
Bass, visiblemente desbordada por el cariz de los acontecimientos, declaró el
toque de queda en la ciudad entre las 22:00 p.m. y las 6:00 a.m., cuando ya
habían llegado a la ciudad otros 2.000 miembros de la Guardia Nacional y 700
marines para proteger los edificios federales.
A todo esto, las redadas de ilegales no se habían detenido, desde
el inicio de los incidentes 300 ilegales habían pasado a las oficinas de la
agencia de extranjería camino a la deportación. El 20 de junio, con la visita
de J.D. Vance, vicepresidente de los EEUU a la ciudad, los incidentes pudieron
darse por concluidos. Vance se negó a entrevistarse con Newsom y Bass a
quienes consideró responsables directos de las manifestaciones y saqueos. La
revuelta se habia extinguido sin haber logrado sus objetivos: los incidentes en
otras ciudades fueron pocos y de escasa entidad.
ASEGURARSE LA FIDELIDAD DE LOS MILITARES
No pasó desapercibido que el 10 de junio, cuando los incidentes de
Los Ángeles estaban todavía en fase creciente, Trump se desplazara
acompañado por su secretario de defensa, a la base de Fort Bragg, una de las
mayores instalaciones militares del mundo con algo más de medio millón de
efectivos, sede de la Delfa Force, de la 82º División Aerotransportada, del
XVII Cuerpo Aerotransportado, del 1er. Comando de las fuerzas Especiales y del
75 º Regimiento de Rangers. La base, vale la pena recordarlo, está instalada en
el condado de Mendocino en el Estado de California…
Para evidente que la visita no fue ni ingenua, ni casual, sino
que, más bien, era un mensaje a Newsom y a Bass, en el que diáfanamente se
les estaba diciendo: “No se os ocurra seguir instigando o facilitando el
aumento de los incidentes, o de lo contrario, el ejército intervendrá de manera
enérgica y aplastante”. Porque, durante la visita, tanto la
oficialidad como la tropas demostraron que estaban identificados con las
posiciones de Trump y de su secretario de defensa, Peter Hegseht, antiguo
militar voluntario a la guerra de Irak y Afganistán, condecorado con la
Estrella de Bronce, que había sido retirado en 2021 por Joe Biden por ostentar
en su cuerpo un tatuaje con la cruz potenzada y la leyenda “Deus vult” (Dios lo
quiere) propia de los cruzados medievales, hechos que fueron considerados como
muestras de “supremacismo blanco”. Frente al “multiculturalismo” de Newson y
al wokismo de Bass, Hegseht es respetado por la oficialidad y la tropa de Fort
Bragg. Obviamente, la visita del presidente y de su secretario de defensa eran
un gesto teatral para neutralizar el intento de rebelión de Newsom/Brass y de
las “ciudades santuario”.
Lo cierto es que, de todas las medidas asumidas por Trump en sus primeros seis meses de mandato, la expulsión de inmigrantes ilegales es la que cuenta con más apoyo popular. La conculcación del “ius soli” por el Tribunal Supremo norteamericano parece otro golpe de tuerca a la lucha contra los movimientos migratorios masivos de sur a norte. A partir de ahora, los hijos de extranjeros nacidos en los EEUU no adquirirán automáticamente la nacionalidad. Pero cuando el Supremo emitió esta sentencia, los “incidentes de Los Ángeles” ya habían extinguido.
