Iniciamos una serie de reflexiones sobre las próximas elecciones.
Vaya por delante que estamos convencidos de que la convocatoria del 23-J servirá,
como máximo, para cambiar algunos rostros, pero solo superficialmente se
alterarán las políticas cotidianas. Hoy, los gobiernos elegidos
democráticamente, aplican políticas procedentes de estructuras supranacionales
(UE, ONU, OTAN, consorcios financieros) que nadie ha elegido. Este es el verdadero
drama. Sin embargo, no podemos liquidar aquí el análisis. Hace falta conocer
los rasgos de nuestro tiempo y las tendencias nuevas que aparecen en el
escenario. Y a resumir estos elementos nos dedicaremos a partir de este post.
1. EL GOBIERNO DE LAS “5M”
Sánchez presentador de un ominoso programa de televisión desde el
plató del bunker de La Moncloa. Sánchez realizando una tournée por todos los
medios de comunicación, incluido el podcast de “La Pija y la Quinqui”. Las
ministras acudiendo a las manifestaciones del “orgullo gay”. La vicepresidente
del gobierno jugándose su futuro. Todos, preparando la lección del día: reunidos
con gabinetes electorales, asesores de imagen, grupos de crisis, preparar
ruedas de prensa e intervenciones mediáticas. El gobierno de las “5M” (Mentira,
Mendacidad, Miseria, Maldad, Malversación), no gobierna: está en
campaña. No hay nadie en el timón, quizás algún becario. ¡Que acabe pronto esta
feria de vanidades!
2. LA ESTRATEGIA ELECTORAL DEL PEDROSANCHISMO
Es una campaña que empezó
-por ponerle una fecha- a principios de año, cuando todos veían en las elecciones
municipales y autonómicas una posibilidad de “cambio de ciclo”. El gobierno de
las “5M” se ha empeñado en tratar de alterar la Matrix: como si muestro una mano
abierta y digo, “ved esta mano, está cerrada”. Y, a fuerza de repetir que está
cerrada, siempre habrá alguien que se lo creerá. Y si insistimos lo suficiente
y con la necesaria vehemencia, seguramente serán miles los que estarán
dispuestos a aceptar la nueva “verdad”: que lo blanco es negro y lo alto se
sitúa en lo bajo. Tal es la estrategia electoral del sanchismo.
3. HEMOS PASADO DEL BIPARTIDISMO A LA POLÍTICA DE BLOQUES
La constitución española se redactó para que, a lo largo de las
décadas, se fueran sucediendo una opción de centro-derecha y otra de
centro-izquierda, apoyados por nacionalistas catalanes y vascos cuando no
tuvieran mayoría absoluta. Era el “bipartidismo imperfecto”. Este modelo quebró
a partir de la crisis económica de 2008-2911: aparecieron Ciudadanos y Podemos.
Pero, diez años después, ambas opciones políticas ya habían desaparecido.
Apareció otro elemento -Vox-, pero no se volvió al “bipartidismo imperfecto”,
sino que se entró en la “política de bloques”. Y la realidad política
española actual hay que analizarla a partir de esta nueva situación.
4. LA POLÍTICA DE BLOQUES HA LLEGADO PARA QUEDARSE
Más vale que nos vayamos convenciendo de que, en el futuro,
solamente tendremos ocasión de votar a dos opciones: “el bloque de la derecha”
y el “bloque de la izquierda”. Los nacionalistas e indepes, antes o después
deberán comprender que el curso de la historia los ha apeado de la posibilidad
de ejercer cualquier protagonismo. Esta “política de bloques” es la
tendencia general en la política internacional: Francia, Italia, Estados
Unidos, Brasil, son ejemplos de esta tendencia. La distancia que separa a
los dos bloques es tal, que existe una imposibilidad conceptual para establecer
nuevos “centrismo” amortiguadores. La desaparición de Ciudadanos es la muestra
de que la “ambigüedad no paga”.
5. POLÍTICA DE BLOQUES ¿POR QUÉ?
¿Por qué esa tendencia? Por que hemos entrado en una nueva era: la
izquierda, huérfana de doctrina, ha asumido la proclamada por la ONU, Agenda
2030; la prisa por aplicarla, ha generado una reacción en la derecha que se ha
visto obligada a reafirmarse en sus posiciones conservadoras. No hay
posibilidades de encontrar un término medio: o se está embarazada o no se está,
o se está a favor de lo LGTBIQ+ con todo lo que implica o se está en contra; o
se está a favor de la inmigración masiva o se está en contra; o se está a favor
de la Agenda 2030 o se está en contra. No hay posibilidades de practicar el
eclecticismo, ni de establecer centrismos ni términos medios: el diálogo entre ambos
bloques es imposible e inviable.
6. NO ESTAMOS ANTE BLOQUES UNIDOS (1): LA IZQUIERDA ATOMIZADA
La izquierda es un mundo atomizado: todavía existe la sigla “PSOE”
como aglutinante de la mayor parte de la izquierda, pero, dentro incluso de
esta sigla maldita, ya se ha perdido la noción de “políticas de Estado”:
baronías contra poder central; cada parte tira a lo suyo. Ya no existe una
posición única en nada, salvo en la necesidad de derrotar al bloque de la
derecha. En cuando a lo que está a la izquierda del PSOE, existe un mundo de miríadas
de grupúsculos confederados en torno a distintas siglas, la mayoría de nivel
local, pocos integrantes y muchos chiringuitos subsidiados. Entre estos
grupos existen contradicciones y distintos puntos de vista, matices e
intensidades, pero lo que los une es la oposición al bloque de la derecha.
Eso y la convicción de que los grandes negocios se realizan a la sombra del
poder. Y que solamente el bloque de izquierdas garantiza la manutención de los
chiringuitos subvencionados.
7. NO ESTAMOS ANTE BLOQUES UNIDOS (2): LA DERECHA DIVERSA
En la derecha la situación es mucho más clara. Existen
contradicciones. Fundamentalmente tres: contradicción entre los que se oponen
frontalmente a la Agenda 2030 y los que solamente se oponen a algunos de los “17
objetivos”; entre la “derecha conservadora” y la “derecha progresista” (a lo
Casado o a lo María Guardiola); y entre “moderados” y “radicales”, esto es,
entre PP y Vox. A esto se añadiría una contradicción “transversal”: la
existente entre liberales de estricta observancia, neoliberales y
antiliberales. Existe una mayor homogeneidad en el bloque de la derecha, pero,
no hay que engañarse: también existen diferencias y lo que mantiene cierta
unidad es la oposición al bloque de la izquierda…
8. NO ESTAMOS ANTE BLOQUES UNIDOS (3): LOS INDEPES
El independentismo, como hemos dicho siempre, incluso en los
peores momentos del “procés”, es un residuo de aquel pasado decimonónico en
el que las burguesías locales aspiraban a tener un “estado” propio para
defender mejor sus intereses de clase. Eso ha quedado muy atrás en estos tiempos
de Cuarta Revolución Industrial. Cualquier iniciativa indepe es un canto del
cisne generado por su fanatismo y lo limitado de sus miras. Los indepes estuvieron
divididos entre “moderados” (PNV-CiU) y “radicales” (HB-ERC), pero esto también
es cosa de ayer: la desesperación ante la falta de viabilidad de los proyectos
indepes, ha generado cierto activismo y una tendencia a ver en el bloque de la
izquierda un ambiente más favorable para ellos que en el bloque de la derecha.
9. LAS ELECCIONES NO RESUELVEN PROBLEMAS: CAMBIAN ROSTROS (COMO
MÁXIMO)
Si alguien cree que las próximas elecciones van a cambiar algo el
fondo del panorama político español, se equivoca: de hecho, nunca, en ningún
momento, en casi ningún lugar del planeta, unas elecciones han servido para
rectificar 180º actitudes erróneas. Nuestra democracia tiene más de 40
años: el ciudadano ha perdido poder adquisitivo, la vida se ha encarecido, han
aparecido problemas sociales inéditos (inmigración, delincuencia, violencia,
adicciones), han aumentado las cargas fiscales, la UE y la ONU han hecho que ya
no sepamos ni donde empieza ni donde termina nuestra “soberanía”. Las elecciones
solo sirven para cambiar rostros, pero muy poco para cambiar políticas de
fondo.
10. EL GOBIERNO NO GOBIERNA, GOBIERNAN LOS TENEDORES DE LA DEUDA
El nivel de endeudamiento del Estado y el pago de los intereses que debe asumir (42.000 millones de euros para 2024) hacen que los “gobiernos no gobiernen”, al menos en lo esencial: quienes gobiernan son los propietarios de la deuda. Son ellos los que imponen políticas económicas: y no los ha elegido nadie. Como nadie ha elegido a los responsables de la UE, ni a los funcionarios de la ONU que redactaron la Agenda 2030. Vale la pena que asumamos esta realidad: las políticas no salen de los programas electorales, salen de las oficinas en las que se refugian los diosecillos de la economía, los Black Rock y los Carlyle Group. Todos los que “se dedican a la política” conocen y tienen asumida e interiorizada esta verdad.