El círculo Proudhon
(IV). El trabajo realizado
La revista del
grupo, los Cahiers du Cercle Proudhon,
estaban diseñados para aparecer a un ritmo trimestral a partir de enero de
1912. Los colaboradores que aportaron mayor volumen de material fueron Edouard
Berth, Henri Lagranje, Gilbert Maire y Georges Valois. También la Nouvelle
Librairie Nationale, vinculada a Action Française, publicó una colección
específica que ostentaba el nombre del Círculo. En realidad, los Cahiers aparecieron solamente en cuatro
ocasiones, dos de ellas como números dobles. El nº 3–4 estaba dedicado a Sorel
y el nº 5–6 fechado en septiembre–diciembre de 1913 y publicado al año
siguiente anunciaba la interrupción para aparecer bajo una nueva fórmula que
jamás vio la luz. Se tiraron 600 ejemplares de cada número, 100 de los cuales
se enviaban a los suscriptores; se estima que 2/3 de los lectores eran miembros
de Action Française. En total se publicaron –es Benoist quien realiza el
balance– veinticinco artículos de los que ocho estarán consagrados a Proudhon y
cuatro a Sorel. Un tercio de todo el material estaba escrito por Valois y el
resto, por este orden, por Edouard Berth, Henri Lagrange, Pierre Galland, Gilbert Maire, Albert Vincent, René de Marans,
Maurice Mayrel, etc. Berth escribió (por consejo de Sorel) bajo seudónimo, si
bien este era fácilmente reconocible.
El 3 de octubre de 1911 tuvo lugar la primera
reunión interior en la sede de Action Française y el 16 de diciembre se convocó
la primera conferencia pública en París a la que asistió el propio Maurras para
demostrar su apoyo a la síntesis que se pretendía elaborar. Sin embargo, pasada
la euforia de los primeros momentos, lo cierto es que la actividad del círculo
no fue demasiado lejos y lo que era peor, los artículos publicados no
consiguieron atraer mucho interés fuera de Action Française. Solamente cuatro
personas procedentes del ambiente obrerista de izquierdas colaboraron con el
Círculo además de Berth: Albert Vinces (republicano federalista), Maurice
Mayrel (procedente de la SFIO), Pierre Gallant (sindicalista y encargado de la
sección de noticias sobre el movimiento obrero en la revista) y Riquier, amigo
de Berth.
Valois anunció ya desde el primer número de la revista que el público lector no debería sorprenderse de las contradicciones que pudiera encontrar en sus páginas y reivindicaba el derecho de ser “revolucionario” y “contra–revolucionario” a la vez. A pesar de que Sorel se suscribió desde el primer número, Valois no consiguió atraerlo de manera activa, ni pudo evitar que recomendara a Berth “prudencia” en relación a sus nuevos asociados. Poco después de la fundación del círculo Sorel escribió a Berth: “He leído en Action Française que los realistas han fundado un Círculo Proudhon… Estoy persuadido de que los amigos de Maurras son muy frívolos. Una cosa es admirar a Proudhon reconociendo que ha llegado el tiempo de introducirlo en la literatura francesa y otra pretender anexionar a Proudhon a Action Française”, y poco después: “Reflexionando sobre el Círculo Proudhon estoy persuadido de que es una empresa condenada a no tener el menor éxito. Temo que ni siquiera contribuya a que los jóvenes comprendan a Proudhon porque para entenderlo es preciso hacer abstracción de todos los proyectos políticos y este círculo se encuentra bajo el patronazgo de Action Française (…) Creo que usted haría mejor en no asociarse a un asunto que no puede reportarle buenos resultados. Valois encontrará 4 ó 5 personas para seguirlo, pero serán antiproudhonianos”. De ahí que utilizara seudónimo.
Si la intención del Círculo era ganar para su causa a la figura de Sorel, es evidente que este proyecto fracasó estrepitosamente. El 27 de mayo de 1912, tuvo lugar la cena que conmemoraba el primer aniversario de la fundación del círculo tras la cual Henri Lagrange pronunció un discurso en el curso del cual volvió a citar a Sorel: “Sería profundamente ingrato por nuestra parte, felicitarnos de nuestra alianza y de sus consecuencias sin recordar la obra que la ha hecho posible […] Sin Georges Sorel, el Círculo Proudhon no podría existir; será pues siempre honrado y admirado como un maestro”. Pero Sorel no recogió el guante.
Desde otras esferas de la izquierda antimarxista
francesa, la acogida fue igualmente fría. No existió entusiasmo ni unanimidad.
Hubert Lagardelle, que entonces dirigía la revista Mouvement Socialista
denunció la revista como un intento de recuperación del movimiento obrero por
parte de la reacción. Si el estallido de la Primera Guerra Mundial no hubiera
liquidado la experiencia del Círculo, éste se hubiera difuminado por sí mismo y
habría desaparecido sin pena ni gloria.
El círculo Proudhon
(V). La conclusión de un experimento
Así pues, el Círculo Proudhon fue una experiencia
de síntesis, pero una experiencia, no lo olvidemos, frustrada: lo esencial en
relación al fascismo y a la organización posterior de Le Faisceau, es entender
que algunos cerebros ya tenían claro a principios del siglo XX que era preciso
unir “lo nacional” y “lo social”… pero no fueron ellos quienes lo consiguieron,
le correspondería a Mussolini llevarlo a la práctica.
Quedaría responder a una última pregunta: ¿por
qué esta experiencia llevó el apellido de Proudhon? Marx había criticado al
anarquismo de manera muy sintética: básicamente sostenía que las ideas de los
anarquistas eran las mismas de la pequeña burguesía de la época, empezando por
el individualismo y terminando por ausencia de doctrina orgánica… A diferencia
de Marx, Proudhon sostenía que los obreros sí tenían patria y quienes adolecían
de desarraigo eran precisamente los grandes capitalistas (idea que Berth
recupera en 1913 e incluso en un artículo publicado en el número 4–5 de los
Cahiers du Cercle Proudhon). De ahí que Proudhon defendiera el federalismo
frente al internacionalismo marxista. Así como para el marxismo tal como lo
formuló Marx, el sindicalismo tenía solamente una importancia accesoria, paro
Proudhon la lucha por los derechos de los trabajadores podía llevarse a cabo en
las fábricas y en los tajos y se trataba de promover cooperativas obreras y un
movimiento sindical como instrumentos de cambio económico–social. Marx escribió
a propósito de Proudhon cuando este murió y tras definir sus orientaciones: “El
charlatanismo en la ciencia y la contemporización en la política son compañeros
inseparables de semejante punto de vista. A tales individuos no les queda más
que un acicate: la vanidad; como todos los vanidosos, sólo les preocupa el
éxito momentáneo, la sensación”. Se percibe el “aprecio” que le tenía.
En el número 7 de L’Action Française, ya se había publicado un artículo elogioso sobre Proudhon a quien definieron como “uno de los maestros de la contra–revolución en el siglo XIX” comparándolo son De Maestre o Bonald, Taine y Renan. Maurras veía en Proudhon a un verdadero conservador. Más tarde, en enero de 1909, los miembros de Action Française depositaron una corona sobre su tumba cuando se cumplía el primer centenario de su nacimiento. El acto fue organizado por el Comité de Acción de los Sindicalistas Realistas y en la filacteria que acompañaba a la corona podía leerse: “A P.J. Proudhon, al patriota francés que combatió el principio de las nacionalidades en Europa, al justiciero socialista que denunció los crímenes sociales de al Revolución y las mentiras económicas del colectivismo judío, al inmortal autor de El Principio Federativo”. Y el propio Maurras –a pesar de experimentar por él, según Benoist, “una simpatía moderada”– dijo de él que se trataba de un “Rústico heroico de las Marcas de Borgoña (…) sólidamente establecido sobre su raza, fiel esposo y padre rígido”. El anti jacobinismo del que hizo gala Proudhon en beneficio del federalismo no podía sino despertar un fuerte sentimiento de simpatía en Action Française, al igual que su antidemocratismo. Pero de quien se trataba de atraer era a Georges Sorel que en 1982 publicó un ensayo sobre Proudhon en la Regué philosophique y, por tanto, si se trataba de hacerle un guiño el nombre que convenía utilizar era el del viejo revolucionario.
Los problemas que encontró el Cercle para adaptar
el pensamiento de Proudhon eran muchos. En general, el sector mayoritario de
Action Française tenía a René de La Tour du Pin como inspirador, era el teórico
del corporativismo cristiano que pretendía la “restauración de un orden social cristiano”. En varios artículos La
tour du Pin había calificado a Proudhon poco menos que de anticristo. Y en lo
que se refiere a Sorel tampoco existía unanimidad en el entorno de Maurras. La
escasa importancia que tuvo el Círculo Proudhon evitó que todos estos problemas
salieran a la superficie, pero de haber progresado no habrían tardado en
generar conflictos interiores. Benoist sintetiza muy bien el problema afirmando
que “Todos los miembros de Action
Française no se reconocían en las actividades del Círculo, Maurras, por su
parte, alimentó sentimientos mitigados pero, al menos a título experimental, le
aportó su apoyo”.
Ni siquiera en el interior del Círculo las
posiciones fueron siempre las mismas. A pesar de la amistad que Berth y Valois
mantenían en esa época, el primero reprochó al segundo actuar con “este ilusionismo voluntario y dogmático que
le caracteriza” para “querer
resucitar no sé que corporativismo apenas modernizado”. En cuanto a Valois,
en uno de sus excesos habló del socialismo de Berth como de “una antigualla que ni siquiera vale la pena
refutar”, mientras que éste sostenía que su camarada era incapaz de superar
el individualismo. Después de la experiencia común en el Círculo, Benoist
recuerda que entre 1918 y 1925 Berth y Valois se situaron en campos opuestos.
El primero seguía creyendo en la realidad de la lucha de clases, el segundo en
la “unión de las clases”.
La experiencia del Círculo Proudhon será un breve
punto de encuentro entre ambos, que proceden de campos opuestos, Berth del
anarquismo revolucionario, Valois del nacionalismo maurrasiano. Tras la guerra
sus caminos se separarán e incluso se opondrán: Valois experimentó la
“tentación del fascismo” siquiera brevemente y otro tanto hizo Berth ante el
bolchevismo. Pero ambos no detuvieron aquí su evolución. En 1935, el segundo ya
estaba de nuevo adscrito al sindicalismo revolucionario a través de la revista Clarté, mientras que Valois, se
adheriría a la misma corriente. Berth falleció en 1939 y Valois en el
cautiverio en 1945. El fascismo de izquierdas siempre fue algo inestable, las
oscilaciones de ambos demuestran que esa característica ya estaba presente en
el pre–fascismo de izquierdas…
GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (1 DE 4)
GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (2 DE 4)
GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (3 DE 4)
GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (4 DE 4)
GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (Anexo)