Y luego se
quejan los medios de que la gente se ha “vuelto conspiranoica”. ¿Cómo podría
ser de otra manera si los encargados de informar cada vez convierten en más
opacas sus noticias? La “conspiranoia” no nace por casualidad, sino por el
hueco dejado por los medios de comunicación que huyen de la verdad si ésta les
puede restar subvenciones y si está opuesta a la corrección política. Hay
noticias que nos quedan muy lejos (¿tiene Alzheimer Joe Biden o solamente es un
pasmao?), pero, sobre lo que ocurre en nuestro entorno sí podemos conocerlo a
poco que nos asomemos a la calle. Todo esto viene a cuenta de una oleada de
robos con violencia extrema que se han producido en Barcelona en los últimos
días. Finalmente, la policía ha detenido a “tres jóvenes de nacionalidad española”
…
Primera norma
para considerar las noticias en tiempos de “post-verdad”: la nacionalidad de un
delincuente no se dice, salvo cuando sea “española”.
Primera norma
que debe utilizar el buen desencriptador de noticias: hoy la nacionalidad ya no
es indicativa de nada, porque desde hace veinte años está tan depreciada que se
entrega incluso a personas que ni siquiera hablan castellano (el examen que se
hace para otorgarla es casi simbólico).
Segunda norma
a utilizar por el buen desencriptador: cuando se dice que el delincuente es “de
nacionalidad española” hay que fijarse en su apellido. Éste sugerirá su
origen: no es lo mismo llamarse José María o Adolfo que Mohamed, Cha-Lao, Putachenko
o Walter Claudio. Los dos primeros podrían ser “castellanos viejos”, sobre los
otros tres no nos puede caber la menor duda que son recién nacionalizados, esto
es, de una “españolidad administrativa”, pero no antropológica.
En ocasiones,
la prensa miente sobre la nacionalidad. Y lo hace con descaro. Sobre los
tres jóvenes delincuentes detenidos en Barcelona, por ejemplo, el digital barcelonaaldía
reconoce que los tres detenidos de 19, 20 y 21 años, “son marroquíes” (si
bien no menciona sus nombres) e incluso enumera sus hazañas: ¡una veintena de
antecedentes relacionados con robos con violencia en apenas año y medio”!
Vivian de okupas.
Sin embargo, la
noticia, tal como está redactada por EuropaPress
no menciona la nacionalidad y se limita a decir edades y a señalar su
multirreincidencia. No mienten, tan solo eluden la verdad. Pero hay actitudes
todavía peores: la mentira, por ejemplo.
Mentir es lo que
hace el digital crónicaglobal,
inadmisible aún más porque añaden datos que otros medios no registran. Este
digital, por ejemplo, dice que no son tres sino cinco los detenidos, e incluso
da las nacionalidades de todos ellos: “tres son de nacionalidad española,
con edades de 18 y 19 años. Un cuarto originario de Brasil de 18 años y el
quinto de nacionalidad rumana y 15 años”. Los marroquíes han dejado de
serlo. Incluso habla de un sexto de “nacionalidad hondureña que ya se encuentra
en un centro de menores”. El
Periódico, registra la misma noticia con los mismos datos entre aludes de
publicidad que animan solo a leer el encabezamiento y la introducción. Insisten
en la “nacionalidad española”. La
Vanguardia repite, con menos publicidad, la misma noticia insistiendo en la
“nacionalidad española”. El único dato nuevo sorprende: ¡los detenidos
fueron puestos en libertad “con cargos” en el mismo día de su detención! Y,
al final de la noticia, en caracteres destacados vuelven a recordar que “son de
nacionalidad española”. El
ABC de Madrid, sin duda, porque todo esto le cae lejos, repiten al dedillo
la monserga, demostrando además que conservadores y progres están de acuerdo en
adulterar la verdad.
Gracias a un
amigo me facilita la notica tal como la ve elcaso.elnacional.cat que también
insiste en dos ocasiones en la nacionalidad para terminar dando los nombres de
los tres detenidos “españoles”. Helos aquí: “Anass T., Maruan M. y
Abdellah R., de 22, 20 y 19 años y los tres de nacionalidad española”.
Así pues, ¿son
marroquíes? ¿son “de nacionalidad española”? ¿Es cierto que son MENAS que han
estado “tutelados por el Estado” desde que llegaron (y, por lo que parece, el “tutelaje”
no ha alcanzado su objetivo de hacer de ellos “españoles honestos”)?
A la vista de
esto, no puede extrañar el descrédito de los medios de comunicación, ni el que
la gente se eche al monte adoptando interpretaciones conspiranoicas.
En lo
personal, no creo que haya ninguna “conspiración”; se trata solamente de que la
estupidez humana está muy repartida y asumida por la “corrección política”.
Pero lo que sí
creo es que el periodismo digno y no el alimentario, debe seguir fiel a los
elementos básicos que debe contener una noticia: ¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo?
¿Cuándo? ¿Por qué? Si falta alguno de estos elementos, no os quepa la menor
duda de que se trata de información averiada. Así que cada vez que
consultéis ese medio, recordar que está ahí para intoxicar. ¡Fuera con él!