Introducción
La reedición de
esta obra, publicada en castellano, inicialmente en 1930, traducida por
Cansinos-Assens y que hemos respetado, variando solamente algunos arcaísmos,
figura entre las menos conocidas y las más polémicas del genial novelista. Hoy
solamente se acuerdan de ella aquellos que, o bien están realizando una tesis
doctoral sobre H. G. Wells, o bien tienen algún tipo de curiosidad conspirativa
o conspiranoica. Es por esto, por lo que la hemos traído en la colección de
EMInves “Conspiranoia” y, sin duda, por lo que la hemos subtitulado “Los
verdaderos Protocolos de los Sabios de Sión” aludiendo a que todo lo que en
este libro está claro y asumido por su autor, original en su concepción, en el
documento que inspiró buena parte del antisemitismo contemporáneo es ambiguo
(se ignora su origen aunque pocos dudan que se trate de una mistificación), de
origen desconocido (si bien se ha tratado con bastante fundamento de echarlo a
la espalda de la Okrana, la policía zarista) y, en el fondo, no pasa de ser una
adaptación de una novela anterior, el llamado Diálogo en el infierno entre
Maquiavelo y Montesquieu. Así pues, uno es indubitablemente un documento
“auténtico” y el otro una falsificación. Ambos, en el fondo tienen un único
leit-motiv, definir cómo será el mundo futuro y de qué manera se marchará hacia
él. Las dos obras son consideradas como puntales del “nuevo orden mundial”,
pero sólo uno lo es verdaderamente: La Conspiración Abierta (cuyo título
original era The Open Conspiracy) escrito por Herbert George Wells.
Para situar esta
obra y establecer su importancia, consideramos absolutamente necesario
presentar esta introducción que tiende a valorar la obra en sí misma, la
personalidad de Wells y el contexto ideológico en el que se movió. Así se
comprenderá mucho mejor y se podrá situar de manera ponderada La Conspiración
Abierta, un libro que, además de estudiosos de la obra de Wells y
conspiranoicos empedernidos, también han leído y conocer los constructores del
“nuevo orden mundial”.
¿Quién fue
H.G.Wells?
El autor de La Conspiración Abierta es más conocido
por sus obras de ciencia ficción escritas en un inglés que mejora con las
traducciones. En efecto, Wells nunca tuvo un estilo literario excesivamente
brillante; su fama deriva, más bien, de lo original, polémico e innovador de
sus tramas. Si Julio Verne puede considerarse como el autor de novelas de
anticipación sobre el siglo XX, Wells, en cambio, es por derecho propio, el
fundador de la ciencia ficción moderna. Su obra La Guerra de los Mundos pasará
a la historia como la primera gran novela en la que los que seres procedentes
de un mundo exterior invaden la Tierra. Sin embargo, aun a pesar de que H.G.
Wells pase a la historia de la literatura universal por sus novelas de ciencia
ficción, en realidad, le correspondería un sitial preferente en el panteón de
quienes aportaron ideas para reorganizar a la humanidad en los siglos
venideros. Dos de sus obras, The New
World Order (El Nuevo Orden Mundial) y la que aquí presentamos, The Open Conspiracy (La conspiración
abierta o La Conspiración Abierta) diseñan con precisión el mundo del futuro:
el que estamos viviendo en 2018. Y fueron escritas respectivamente en 1940 y
1928…
Resumimos los
datos sobre un autor tan sorprendente como paradójico. Nació en Kent el 21 de
septiembre de 1866 en el seno de una familia antaño perteneciente a la
burguesía media que se había ido empobreciendo y que apenas se ganaba la vida
con una modesta tienda de pocos ingresos. Este origen social y las penurias que
recordó desde su infancia concedieron a su pensamiento un carácter “social” que
tuvo buena acogida en los ambientes que fue conquistando a medida que aumentó
su éxito como escritor y que explican la evolución y el destino de su
pensamiento político.
Cuando apenas
tenía ocho años, un accidente cambió su vida para siempre. Se rompió una pierna
y debió quedarse en cama durante varias semanas. Su padre le traía libros de la
biblioteca para que se entretuviera. A partir de ahí, entrevió su porvenir como
escritor. Poco después, su padre sufriría un accidente y toda la familia debió
buscar trabajo para asegurar ingresos en el hogar familiar. Los trabajos que
recuerda de esa época los plasmó en distintas novelas: en todos ellos demuestra
ese “sentido social” que había adquirido por su origen y situación económica.
En 1884 ingresó con una beca en el Royal College of Science, permaneciendo allí
tres años bajo la tutela de Henry Huxley. Sus estudios y lo exiguo de la beca
hicieron que los tres años que prolongó sus estudios en esa universidad fueran
extremadamente penosos por la falta de recursos económicos, retroalimentando su
afán de justicia social. De ahí su ingreso en la Debating Society, un club juvenil, en el que propone
transformaciones sociales profundas que, igualmente, postula en la revista The Science School Journal de la que fue
cofundador y en la que publicó por entregas su primera novela: La máquina del tiempo (1895). Ahí
demuestra que ya por entonces era un izquierdista convencido. La novela trataba
fundamentalmente la lucha de clases. Los hermosos Eloi eran descendientes de
los antiguos capitalistas, y los Morlocks de los proletarios, enterrados junto
con las máquinas y la industria y que, en la novela, acaban por dominar a sus
antiguos opresores. Las bases de la moderna ciencia ficción estaban lanzadas en
plena era victoriana. Unos años después Wells criticaría también la hipocresía
de la época victoriana.
Tras perder la
beca abandonó sus estudios de geología, pero luego pudo graduarse en zoología
en Londres. Tras establecerse en esta ciudad empezó a dar clases y fue uno de
los fundadores y primer presidente de la Royal College of Science Association,
siendo su primer presidente.
Se casó y tuvo
un hijo. Una dolencia pulmonar le obligó a abandonar sus tareas docentes y
dedicarse por entero a la literatura. En este sentido, cabe decir que fue un
prolijo escritor con más de cien títulos publicados. Entre sus obras más
famosas figuran La máquina del tiempo
(1895), su primera novela que constituyó un gran éxito y en la que ya realizaba
una mixtura entre política, ciencia y literatura; más éxito aún tuvo El hombre invisible (1897) y las dos que
siguieron: La guerra de los mundos
(1898) y Los primeros hombres en la luna
(1901). Sobre esta última, el ingeniero aeroespacial Werner Von Braun, director
del programa Apolo que llevó a un hombre a nuestro satélite, reconoció que se
había inspirado en ella para encontrar su vocación. En 1970, un cráter del lado
oscuro de la Luna recibió el nombre de “H. G. Wells”.
El elemento
esencial de estas cuatro novelas (que han sido llevadas al cine en varias
ocasiones y con distintas fortunas) es la anticipación, la ficción tecnológica
y lo que en la actualidad se conoce como “ciencia ficción”. Habitualmente este
género ha servido para realizar perífrasis simbólicas sobre el mundo futuro,
advertencias sobre los riesgos que corre la humanidad o bien ideas
político-sociales encubiertas con el manto de la ficción. Pero, como podía
esperarse por los antecedentes sociales y familiares de Wells, cuando hubo
asentado su fama, se dedicó particularmente a escribir novelas sobre problemas
sociales. Contra lo que cabría pensar, Wells no fue nunca un hombre de partido,
pocas veces se afilió a una organización con pretensiones reformistas, ni
cuando lo hizo, duró mucho tiempo. Su carácter era independiente e
individualista y, aún hoy se discute si era más “social” que “socialista”. En
cualquier caso, es rigurosamente cierto que perteneció a una corriente del
socialismo británico (del Labour Party): el “socialismo fabiano”.
Antes de
incorporarse a esa iniciativa, llamó la atención por publicar distintas novelas
en las que retrataba la inestabilidad de las clases medias, las más afectadas
en momentos de crisis y con cuyos problemas él, personalmente, se identificaba.
Los protagonistas de este ciclo (Love and
Mr. Lewisham en 1900, Kipps, the
Story of a Simple Soul cinco años después y Mr. Polly en 1910, son novelas protagonizadas por gentes que
aspiran a progresar socialmente, pero que, una y otra vez, fracasan y se
estrellan), novela de extenso retrato de los personajes en la que, como en
Kipps, describe con fina ironía el fracaso de las aspiraciones sociales de sus
protagonistas irremediablemente. Se trata de relatos, casi humorísticos o, más
precisamente, novelas de humor negro, a las que seguirán relatos amputados de
esa componente irónica y netamente anticapitalistas.
El primer relato
de este tipo es Ana Verónica (1909), una
extraña novela en la que se pone del lado de las sufraguistas y asume la
defensa de los derechos de la mujer. En ese momento, Wells se encontraba muy
cerca de Annie Besant, segunda presidenta de la Sociedad Teosófica que, además
de su vertiente ocultista, estaba caracterizada por ser una de las abanderadas
del protofeminismo de la época y se reconocía en posiciones “socialistas”.
Wells debía compartir también esas posiciones porque ese mismo año publica Tono Bungay que puede considerarse como
su primer gran ataque al capitalismo industrial. A pesar de estas tendencias,
lo cierto es que en su vida personal, las mujeres que “conquistó” las consideró
como simples objetos sexuales.
A continuación
manifestará sus reflexiones sobre la Primera Guerra Mundial en Mr. Britling va hasta el fondo (1916).
Luego, en 1920, publicará junto a Julian Huxley una ambiciosa Historia de la
Humanidad.
Al final de la
primera postguerra, Wells empieza a reflexionar sobre el futuro de la
humanidad. Es perfectamente consciente de que las destrucciones operadas a lo
largo del conflicto que ensombreció a Europa entre 1914 y 1918 pueden volver a
repetirse y, sin duda, serán todavía más destructivas. La supervivencia de la
sociedad se convierte en el llamado “período de las entreguerras” en una
verdadera obsesión para él. Y eso fue lo que le llevó a la Sociedad Fabiana.
A pesar de sus
propuestas en positivo, Wells no pudo evitar ver el futuro de la humanidad de
manera muy pesimista en sus últimos años de vida. De hecho, cuando murió, sólo
creía que el programa de regeneración mundial que había propuesto en La Conspiración Abierta, era el único
bálsamo que podría salvar a la humanidad de las fuerzas de destrucción que ella
misma había generado. De hecho, ese pesimismo creciente, fue lo que generó su
ruptura con la Sociedad Fabiana. Este pesimismo está implícito en sus últimos
libros (42 to 44 aparecido en 1944, El destino del homo sapiens publicado al
año siguiente). Murió el martes 13 de agosto de 1946 en Londres.
Segunda parte: ¿QUE ERA LA SOCIEDAD FABIANA?
Tercera parte: ¿QUE CONTIENE LA "CONSPIRACION ABIERTA"?
Cuarta PArte: ¿CÓMO HA INFLUIDO LA OBRA DE WELLS EN LA MODERNIDAD?