martes, 7 de agosto de 2018

385 QUEJÍOS (100) – EL PADRE ÁNGEL


Reconozco que la primera vez que oí hablar del “padre Ángel” fue sentado en el retrete cuando esperaba que la ley de la gravedad hiciera lo suyo y andaba leyendo maquinalmente un ejemplar de la revista Pronto (en mi opinión, la mejor que se está haciendo en España en estos momentos y desde hace mucho tiempo). Me sorprendió un reportaje de dos páginas sobre un cura que había montado en una parroquia madrileña un tinglado digno de encomio: alardeaba de que el agua bendita se daba mediante un dispensador o que los yonkis tenían allí un refugio (decía que la iglesia estaba abierta las 24 horas y que los yonkis se chutaban con el agua bendita), sus opiniones sobre la Iglesia y la religión se reducían a que la institución debería cuidarse de los pobres y avalaban sus palabras, unas fotos en las que se hacía acompañar del famoseo madrileño de altos vuelos. Pues bien, me quejo de que el “padre Ángel” es la muestra de lo que se ha convertido la religión crepuscular de nuestro ámbito geográfico: el catolicismo.

Me quedé dudando sobre si el tipo era una buena persona o un pinta, deseoso de salir en los medios mediante la coña humanitaria. Y seguramente no habría vuelto a pensar en él de no ser porque su nombre sonó como futuro ministro del nuevo gobierno de Pedro Sánchez hace un mes y medio… Lo querían nombrar “jefe del Alto Comisionado para la pobreza infantil”. Unos días antes se había autopromocionado presentándose como “un rebelde”. No está muy claro, lo reconozco, lo que hay de sinceridad en sus gestos y actitudes y lo que es pura impostación progre.

Leo que da comida gratuita a los pobres (bueno, en realidad, España 2000 también la da, aunque quizás la diferencia es que el “padre Ángel” tiene particular predisposición hacia los inmigrantes y los toxicómanos). Leo también que el famoseo le apoya y que se han presentado algunos en su parroquia para colaborar con él (pero ya se sabe que en grandísima medida estos gestos de solidaridad son de cara a la galería y que significan tan poco como las mises que se declaran “a favor de la paz mundial”). Cuando el “padre Ángel” se muestra a favor de los musulmanes y pide respeto para ellos, me parece muy bien… pero sería de desear que pidiera reciprocidad y que recordara lo que es la intolerancia islámica. Y luego está cuando habla de La Pasionaria y de Santa Teresa al mismo nivel: aquí no hay dudas, el tipo o es tonto o se lo hace. O una mezcla de ambos. Cuando llegó el Aquarius con 630 inmigrantes al puerto de Valencia, allí estaba el “padre Ángel” calificando el día como “precioso e histórico”. Ver llegar a los inmigrantes al puerto le pareció una “gozada”. Muy fino no anda el hombre.

¿Hay que decir que el “padre Ángel” es uno de los últimos mohicanos progres que quedan en este país? Aparecieron en los años 60. Todos ellos eran “rebeldes”. Les debo, entre otras cosas, el que –yo que iba a un colegio escolapio y casi todos los curas eran del PSUC- perdiera la fe y cambiara las historias del desierto contenidas en la Biblia por el Así habló Zaratustra. Eran “curas obreros”, estaban del lado de los menesterosos y de las víctimas de la injusticia. Eran demócratas y en la transición se pelearon por figurar en las listas del PCE. Luego, sus fieles cayeron en la cuenta de que para eso, no hacía falta ir a misa los domingos sino que se entretenían más en la Fiesta del PCE. Para todos ellos, la religión había quedado atrás. El “Cristo obrero” había sustituido al “Cristo rey” y ellos, sobre todo, estaban del lado de los obreros...

Hasta que se dieron cuenta de que habían conseguido vaciar las iglesias y que estaban solos. Por lo demás, ni siquiera quedaban obreros. Así que descubrieron a las “minorías”: primero fueron las minorías sexuales (por algún motivo hicieron de las reivindicaciones gays una causa) y luego, a partir de 1996, se centraron en la inmigración. A fin de cuentas, el fenómeno estaba subvencionado e iba en dirección a la corrección política: así que seguían siendo “rebeldes” pero con subvención y poco les importaba su oficio (algunos seguían siendo curas).

El resultado ha sido que las iglesias siguen vacías, cada vez más dramáticamente vacías y muchas parroquias se han convertido en tristes ONGs. Esta raza de curas progres nunca entendió ni lo que es la espiritualidad, ni siquiera lo que es el fenómeno religioso. El marxismo de los 60 les fundió algunas neuronas y se convencieron de que la tarea de la Iglesia es la defensa de cualquier marginado, pensando que tras todo marginado había una Magdalena potencial. Después de meditarlo, todavía no estoy muy seguro de si el “padre Ángel” es un listillo o bien un tontorrón bienintencionado con algún problema psicológico que le impide distinguir entre “causas justas” y “causas promovidas por el capitalismo globalizado”. Porque tiene castaña que la inmigración masiva, que es solamente, una de las dos vías a través de las cuales se concreta un mundo globalizado (la otra es la deslocalización empresarial), sea defendida a machamartillo por uno que va de “rebelde”. Lo verdaderamente "rebelde" sería irse a las misiones y tratar de eliminar la pobreza en África en lugar de importarla y que la paguemos usted y yo.

Hay algo todavía peor: gracias a despistados o listos como el “padre Ángel”, en el Estrecho han muerto decenas de miles de inmigrantes a los que ni los pesqueros, ni la marina, ni las autoridades costeras han podido salvar de su loca aventura en pos del subsidio público, los escaparates de consumo y las mujeres en top-less. ¿O es que el “padre Ángel” cree que lo que les trae aquí es la “pobreza” (todos llegan con móvil) o el “trabajo” (si no hay trabajo para gente cualificada ¿lo va a haber para otros que ni siquiera chapurrean el idioma, ni tienen capacitación laboral?). De lo que me quejo es de que se olvide que el “padre Ángel” parece ser un tipo con una psicología particular que merecería estar en la sala de espera del doctor Freud. No me quejo de nada más (y de nada menos).