domingo, 12 de agosto de 2018

365 QUEJÍOS (105) – PLAYAS NUDISTAS CONTRA LA LÍVIDO


Vaya por delante que no tengo ningún prevención contra las playas nudistas. Hubo un tiempo en el que yo mismo no tenía inconveniente en ir a algunos. Si hace mucho tiempo he dejado de hacerlo es al percibir que cada vez estaban más saturadas, ¿de nudistas?, sí de nudistas, de exhibicionistas, de mirones y de inmigrantes sorprendidos de que en Europa las mujeres no vayan disfrazadas de bombonas de butano y muestren algo más que el tobillo y la muñeca. Sigo reconociendo que es muy cómodo tirarse al mar en bolas… pero no lo suficientemente cómodo para aceptar que pueda convertirse en espectáculo de masas. Además me quejo de que las playas nudistas rebajan la lívido. De hecho, la pulverizan. Y no es que me quejo entre nosotros, entre amigos, sino que esta queja la puse ya de manifiesto hará unos años en un programa de COM Radio en el que el tema era el nudismo en las playas y me las tuve que ver con unos simpáticos directivos de no sé qué asociación nudista catalana. Buena gente, no vayan a creer. Les presenté los mismos argumentos que resumo aquí.

El nudismo estuvo presente en Europa desde que el romanticismo reapareció. Como se sabe, el nacionalismo catalán es hijo putativo del romanticismo alemán y todo lo que hacían los nacionalistas de las orillas del Rihn, se trasladaba con mejor o peor fortuna a Cataluña. El nudismo también siguió ese tránsito. Aquí, hacia principios de los años 20 se creó la asociación “Los Amigos del Sol”, que todavía existe. Eran chicos excursionistas que hacían salidas al monte. Tenían varios departamentos, uno de ellos era el de nudismo y el otro de gimnasia rítmica: las chicas iban con túnica transparente y los chicos con sucinto taparrabos. En los años 20 participaba en esta sección de rítmica Miquel Badía, uno de los popes del independentismo de la época, llamado por los suyos, alias “Capitá Collons” y cuya muerte se suele atribuir al president Companys (otro al que el título de “honorable” le cuadra como un guante a un manco), al parecer, por picarle a la novia y, de paso, por causarle problemas dentro de ERC. Hay fotos de Badía en poses tan viriles que uno podría incluso dudar de su alias. Pero, a lo que vamos…

Tras la guerra no hubo más nudismo que en los sobreáticos de "Núñez y Navarro". Fue en el período socialista cuando el nudismo irrumpió de nuevo. Empezó a autorizarse en unas pocas playas. Iba poca gente. A veces te enterabas de que aquella era una playa nudista porque te pasaba una pareja en bolas a 50 metros. El boom empezó en los años 90, cuando se reconstruyeron las redes asociativas y empezaron a ir de misioneros. No fueron los únicos: el hundimiento del marxismo hizo que la progresía se orientase hacia horizontes sorprendentes (ONGs, antitaurinos, amor a los animales, apoyo a los inmigrantes, nudismo…)

Soy de los que nunca impedirán a alguien suicidarse. Si un tipo se quiere tirar por la ventana, sus razones tendrá, a mí no me compete entenderlas ni ir de redentor. De la misma forma, si alguien quiere ser nudista es algo que es cosa suya. ¿Por qué no lo fui ni lo seré? Porque quiero que mi sexualidad funcione bien hasta el último momento. Lo esencial de la sexualidad tradicional es el misterio que despierta el otro sexo. Es uno de los motivos que generan atracción. A fuerza de ver tetonas y güevones en la playa, hombre y mujeres ven como su líbido se rebaja en la medida en que se diluye el misterio. Ese es el principal motivo y esa es la explicación cultural al pudor. Creo que la sociedad debe mantener el pudor, no porque sea una cualidad de la condición humana, ausente en los animales, sino porque el pudor hace que conservemos vivo el deseo sexual. Elimina el pudor y no es que el deseo vaya a desaparecer, pero si que la polaridad entre los sexos tiende a rebajarse.

Luego está, claro, el prurito estético. Está muy bien eso de ver cuerpos fibrados y en forma, pero lo normal en playas nudistas es ver acumulaciones de celulitis, tripas cerveceras, destrozos ocasionados por la edad y por los malos hábitos de vida. Dicho de otra manera: además de reducir la lívido, cabría advertir que puede, incluso, desaparecer en las arenas nudistas.

Yo no consigo entender cómo la causa nudista es tan importante para sus misioneros, especialmente para los que no están arrastrados por las parafilias, el voyerismo, ni son viciosos. No entiendo cómo de algo tan tontorrón como la lucha entre “el textil” y “el nudismo” (para ellos, “el textil” es todo el que utiliza bañador…) merece la atención de alguien. Y, sobre todo lo que no entiendo es cómo no se miden todas las implicaciones de la falta de pudor. Pero, sobre todo, lo que no entiendo es cómo hoy mismo, me ha pasado a la altura de la nariz un tipo cuyos parecían colgar de un yo-yo, en una playa que no es nudista. Me da la sensación de que el exhibicionismo para algunos es una necesidad y en las playas nudistas, ya no llaman la atención ni de los islamistas.  

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