¿Os acordáis del “procés”?
Es como la abuela que cumplió 114 años: se ha muerto. En efecto, el “procés” se
ha ido diluyendo en el año que termina y ahora solamente queda certificar su
defunción, retirar los trapos colgados de los balcones, esperar que los lazos
amarillos se los lleve el viento, los servicios de limpieza municipales o
ciudadanos hartos de ver sus ciudades afeadas por pobres diablos cuyo único
proyecto consiste en exteriorizar su existencia mediante el amarillo. En otras
ocasiones ya hemos dicho que, el otrora
llamado “procés”, se encuentra en una fase de sectarización y liquidación. Y,
como suele ocurrir en estos casos, los más prudentes han dado un paso atrás y
han dejado que los resortes de poder los ocupen los más irresponsables que,
suelen ser, al mismo tiempo, los más cenutrios. Ahí está Kim-il-Torra para
demostrar que con Puigdemont la “rauxa” catalana todavía no había tocado fondo.
El día 21 de diciembre -fecha en la que el irresponsable okupa de La Moncloa ha
convocado un consejo de ministros en Barcelona, dando la posibilidad a la
extrema-izquierda independentista para realizar su guerrilla urbana- vamos a ver
si hay algún elemento nuevo, o, incluso sus propios mentores, reconocen que ya
no hay mas cera que la que arde. Vale la pena realizar algunas consideraciones
sobre esta fase del “procés”, cuando ya no hay nadie con grado suficiente al
timón y “negras tormentas agitan los aires”…
DEL CENTRO A LO
EXCÉNTRICO: CDC -> ERC -> CUP
Recordemos: inicialmente
fue el “nacionalismo moderado” de CDC quien impulsó el “procés”, a la vista
de los juicios por corrupción que se acercaban contra sus cúpulas y de que el
Estado se encontraba en 2010-11 en su peor situación y ya no podía acceder al
chantaje permanente de CiU. Pero, poco después, cuando CiU ya sentía el aliento
de ERC en el cogote y se daba por cierto que iba a producirse el “sorpasso” de ésta, optó por el
radicalismo (que parecía estar en el ambiente con la aparición del movimiento
del 15-M y de “los indignados”).
Es falso que los procesos por corrupción no afectaran a CiU:
de hecho, culminaron en la desintegración de esta coalición y en la descomposición
de sus dos fracciones, una de las cuales, el PDCat es judicialmente considerado
como heredero y co-responsable de las medidas judiciales que afectan a CDC. Esto
hizo que, a poco de iniciado el proceso,
el eje fuera pasando, poco a poco, de CDC a ERC, partido con una línea política,
más minoritaria, pero más constante que los “nacionalistas moderados”. Además,
era lógico: la fecha-fetiche de 2014, trescientos aniversario de la entrada en Barcelona
de las tropas borbónicas, que había previsto su antiguo Secretario General
Carod-Rovira para alcanzar la independencia, estaba a la vuelta de la esquina.
A partir de 2014, ERC fue la que tiro del carro del “procés”.
La astucia parece haber sido la única herencia dejada por
Pujol a su partido y de ella se apropió un personaje, en condiciones normales,
irrelevante, gris, sin oficio ni beneficio, con un historial en el que no había
lugar a tesis doctorales plagiadas, sino que apenas tenía el COU, dos carreras empezadas
y abandonadas en el primer curso, procedente de la “Catalunya profona”. Cuando
ERC hubiera podido liderar en solitario el “procés” y anular por completo a exCDC,
Oriol Junqueras cometió el error de acceder a ir a las elecciones autonómicas
en una lista unitaria en la ERC renunciaba a la hegemonía política ¡porque
creía verdaderamente que era posible alcanzar la independencia y aspiraba a una
lista unitaria… encabezada por Puigdemont! La astucia pueblerina de Puigdemont,
legado del pujolato, lo encumbró a presidente de la Generalitat y luego a
residente permanente en Waterloo. Pero ERC, pronto, se dio cuenta del error y,
a partir de ese momento, se rompió el “frente unido independeta”.
A partir del segunda seudo-referéndum, en 2016, cuando los
tribunales entraron en acción, el “nacionalismo moderado” ya no existía: el
PDCat había asumido las tesis del aprendiz de pastelero encumbrado a “President”:
“ser más independentistas que ERC y
llevar la independencia a sus últimas consecuencias”. Los dirigentes de
ERC, presos desde hace algo más de un año, perdieron completamente el control
de la situación y permanecen a la espera de nuevas elecciones en las que han
manifestado, por activa y por pasiva, que nunca más irán en coalición con sus
competidores.
A partir de la “huelga
general” posterior al frustrado segundo seudo-referendum, se evidenció que el
motor de lo que quedaba del “procés” estaba pasando a manos de los sectores más
radicales. Y estos se engañaban sobre su fuerza: aquello no tuvo nada de “huelga
general”, sino que fue, tan solo, un embotellamiento.
Tras el levantamiento del artículo 155, Kim-il-Torra se hizo
cargo del poder. ¿Experiencia política? Nula. ¿Liderazgo sobre los grupos
independentistas? Cero. ¿Proyecto político? Independencia ultrancista. ¿Modelo?
Los sectores más minoritarios, extremistas y desaprensivos del independentismo
en los años 30… ¿Resultado? La pérdida absoluta de rumbo, la adopción de
posturas cada vez más irresponsables, la pérdida creciente de apoyos, la falta
de “autoridad” en la administración catalana, el hartazgo creciente de sectores
cada vez más amplios de la población, hartos de lacitos, hartos de un gobierno
incapaz de entender que hay una vía que permanece cada vez más cerrada y un
apoyo prácticamente sólo de la CUP (para la ocasión convertida en CDR) y del
asociacionismo que come de la mano de la Generalitat.
Y así es como se llega al órdago del próximo 21-D.
21-D, NUMANCIA EN BARCELONA: BUSCANDO EL MUERTO
Que la situación ya no puede alargarse mucho más parece
claro, incluso para la CUP. “O Caixa, o
faixa”, como se dice en Cataluña: o independencia ya o larga agonía (como
el proceso que ha desintegrado por completo al independentismo quebecois en
Canadá). Y para ello hace falta poner el pie en el acelerador. Pedro Sánchez les ha inspirado: el 21 de
diciembre (es decir, en una semana) tendrá
lugar el Consejo de Ministros en el edificio de la Lonja de Barcelona
(gótico por dentro, neoclásico por fuera… trampantojo arquitectónico que
encubre otro tanto en el plano político).
El porqué de esta estúpida iniciativa es algo que deriva del
resultado de las elecciones andaluzas: si Cs y Vox han obtenido excelentes
resultados en aquellas elecciones se debe a su postura inequívoca, clara y
diáfana sobre la cuestión catalana: Cs “aplíquese
la ley”, Vox “supresión de las
autonomías”. Y ha calado en el electorado andaluz harto de que sus familias
residentes en Cataluña les pinten el cuadro del país de Kim-il-Torra. De hecho,
lo que ha hundido al PSOE en Andalucía,
no ha sido la corrupción consuetudinaria al régimen socialista de aquella
comunidad, sino los hechos de Cataluña. Y el okupa de La Moncloa ha decidido contratacar con una batería de
medidas partidarias, la primera de las cuales consiste en convocar el consejo
de Ministros en Cataluña. Era la
ocasión que las CUP esperaba para una movilización que les puede aportar el
muerto que llevan meses buscando para lograr una “mayor sensibilización” (está claro que en Cataluña existe “libertad”
y que el Estado no es un régimen dictatorial, pero el muerto es lo que escenificaría
la “represión” de cara a la opinión pública internacional).
La jornada de incidentes está cantada y hará falta ver cómo soportan los Mossos d’Esquadra la ausencia de
órdenes de la “superioridad”, el dejarlos acartonados soportando insultos,
pedradas, lanzamientos de bolsas de pintura y demás lindezas y la perspectiva
de ser despreciados por las CUP-CDR y considerados como la policía más inútil
de todo el Estado por los otros, incapaz de restablecer la normalidad en la
ciudad. A los Mossos, les ha tocado el papel más ingrato en todo este embrollo.
Parece inevitable que se envíen a BCN a
dotaciones de la policía nacional para mantener el orden. Desde luego, el lugar
elegido para el Consejo es el más desafortunado de todos y favorable para que
se produzcan incidentes (las callejas estrechas del casco antiguo se
prestan para las acciones de guerrilla urbana.
Habrá un antes y un
después del 21-D. Para Sánchez, en ese instante empieza la campaña electoral.
Para los CDR, tener un muerto sería el regalo de Navidad sobre el que
justificarían más movilizaciones y la renovación del victimismo propia de cualquier
secta mesiánica.
LA CAMPAÑA ELECTORAL
DE SÁNCHEZ EMPIEZA EL 21-D
¿Hasta cuándo se podrá mantener Sánchez en el poder? Probablemente,
menos del que los restos de Franco tarden en ser trasladados fuera del Valle de
los Caídos. Las elecciones andaluzas han sido un primer toque: lo peor, no es solamente que haya perdido
el bastión andaluz (que junto con el también perdido bastión catalán garantizaban
las mayorías absolutas socialistas), lo peor es que el conjunto de la izquierda
se ha desplomado y, mucho peor aún que ha aparecido un “populismo” con Vox
que, si bien todavía incorpora solamente votos de la derecha, puede ocurrir que,
como ha ocurrido en toda Europa, suponga también un polo de atracción para
descontentos con la izquierda-de-toda-la-vida. Para colmo, las cosas no les van
mejor a los de Podemos, convertidos en casi la quintaesencia de la ineficacia
con el “Kichi” al frente, seguidos por la corrupción zaragozana, las decisiones
erróneas en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona y el desencanto general de
su electorado por lo que no ha terminado siendo más que una IU-bis.
Resumiendo: la única esperanza que tenía Kim-Il-Torra de
que unas próximas elecciones registraran una mayoría de izquierdas, se han
disipado y el escenario que, incluso, un cenutrio puede prever, es que las
próximas elecciones, sean cuando sean, las van a ganar los “unionistas”; y el PSOE
va a reforzarse esta etiqueta. El Consejo de Ministros de BCN es el primer acto
de Sánchez en esa dirección. Pero habrá otros.
Según cómo se desarrollen las cosas el 21-D, el artículo 155
puede aplicarse de nuevo. Sánchez
necesita presentarse ante el electorado como el garante de la “unidad nacional”,
o de lo contrario, no logrará remontar sus actuales insuficiencias electorales.
Todo sea por ganar unas elecciones, perdidas de antemano. Y va a tener que
esforzarse: Kim-il-Torra es el tonto
útil sobre el que podrá tomar como “chivo expiatorio” el okupa de la Moncloa.
Dependerá de las órdenes que dé la Conselleria de Interior a los Mossos d’Esquadra
el próximo 21-D que se ponga de nuevo en marcha el mecanismo del 155. Y este es
el drama: que Kim-il-Torra se verá presionado entre lo que le pide el cuerpo
(que los CDR asedien a los miembros del gobierno) y su obligación
constitucional de asegurar el mantenimiento del orden en Cataluña. Lo primero
implicará la aplicación del 155 en versión “hard”. Lo segundo, con los CDR
apalizados por los Mossos, implicará aumentar la brecha de Kim-il-Torra con los
que, hoy por hoy, son su único sostén: los independentistas de
extrema-izquierda.
OPOSICION AL
INDEPENDENTISMO VERSUS RECHAZO A LAS AUTONOMÍAS
Que los hados
protectores de la tierra catalana no lo quieran, pero mucho nos tememos que el
21-D un muerto convendría tanto a los CDR, por las razones dichas, como al
gobierno (para justificar la nueva aplicación del 155). Dramática esta siniestra
lotería pre-navideña ¿verdad?
El “procés” está más
que liquidado, pero falta enterrarlo. Ocurra lo que ocurra el 21-D, lo más
probable es que cada vez más españoles y, desde luego, más españoles de
Cataluña, se convenzan de que el “Estado de las Autonomías” es el gran fracaso
de la democracia española. Dicha propuesta, estaba en el ambiente, pero no
terminaba de coagularse: a fin de cuentas, centro-derecha y centro-izquierda
han sido los partidos más beneficiados, junto a los nacionalistas, por el régimen
de las taifas. Ahora la situación es
diferente: la aparición de Vox hace que exista un polo de referencia y de
protesta contra el desmadre autonómico. Por primera vez en 40 años, en las
próximas elecciones generales vamos a ver cuántos españoles están en contra del
sistema autonómico. El test será ilustrativo y puede generar en Vox ese
cambio que necesita: de recoger solamente votos procedentes del PP, el “anti-autonomismo” puede aportarle esa
transversalidad inherente a cualquier “populismo” del siglo XXI y que, por
el momento, todavía está ausente en la formación de Abascal.